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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina-Valera Antigua (RVA)
Version
1 Crónicas 11:1-12:18

11 ENTONCES todo Israel se juntó á David en Hebrón, diciendo: He aquí nosotros somos tu hueso y tu carne.

Y además antes de ahora, aun mientras Saúl reinaba, tú sacabas y metías á Israel. También Jehová tu Dios te ha dicho: Tú apacentarás mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel mi pueblo.

Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos alianza delante de Jehová; y ungieron á David por rey sobre Israel, conforme á la palabra de Jehová por mano de Samuel.

Entonces se fué David con todo Israel á Jerusalem, la cual es Jebus; y allí era el Jebuseo habitador de aquella tierra.

Y los moradores de Jebus dijeron á David: No entrarás acá. Mas David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

Y David había dicho: El que primero hiriere al Jebuseo, será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fué hecho jefe.

Y David habitó en la fortaleza, y por esto le llamaron la ciudad de David.

Y edificó la ciudad alrededor, desde Millo hasta la cerca: y Joab reparó el resto de la ciudad.

Y David iba adelantando y creciendo, y Jehová de los ejércitos era con él.

10 Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme á la palabra de Jehová.

11 Y este es le número de los valientes que David tuvo: Jasobam hijo de Hachmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, á los cuales mató.

12 Tras de éste fué Eleazar hijo de Dodo, Ahohita, el cual era de los tres valientes.

13 Este estuvo con David en Pasdammin, estando allí juntos en batalla los Filisteos: y había allí una suerte de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los Filisteos,

14 Pusiéronse ellos en medio de la haza, y la defendieron, y vencieron á los Filisteos; y favoreciólos Jehová con grande salvamento.

15 Y tres de los treinta principales descendieron á la peña á David, á la cueva de Adullam, estando el campo de los Filisteos en el valle de Raphaim.

16 Y David estaba entonces en la fortaleza, y había á la sazón guarnición de Filisteos en Beth-lehem.

17 David deseó entonces, y dijo: ­Quién me diera á beber de las aguas del pozo de Beth-lehem, que está á la puerta!

18 Y aquellos tres rompieron por el campo de los Filisteos, y sacaron agua del pozo de Beth-lehem, que está á la puerta, y tomaron y trajéronla á David: mas él no la quiso beber, sino que la derramó á Jehová, y dijo:

19 Guárdeme mi Dios de hacer esto: ¿había yo de beber la sangre de estos varones con sus vidas, que con peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.

20 Y Abisai, hermano de Joab, era cabeza de los tres, el cual blandió su lanza sobre trescientos, á los cuales hirió; y fué entre los tres nombrado.

21 De los tres fué más ilustre que los otros dos, y fué el principal de ellos: mas no llegó á los tres primeros.

22 Benaías hijo de Joiada, hijo de varón de esfuerzo, de grandes hechos, de Cabseel: él venció los dos leones de Moab: también descendió, é hirió un león en mitad de un foso en tiempo de nieve.

23 El mismo venció á un Egipcio, hombre de cinco codos de estatura: y el Egipcio traía una lanza como un enjullo de tejedor; mas él descendió á él con un bastón, y arrebató al Egipcio la lanza de la mano, y matólo con su misma lanza.

24 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y fué nombrado entre los tres valientes.

25 Y fué el más honrado de los treinta, mas no llegó á los tres primeros. A este puso David en su consejos.

26 Y los valientes de los ejércitos: Asael hermano de Joab, y Elchânan hijo de Dodo de Beth-lehem;

27 Samoth de Arori, Helles Pelonita;

28 Ira hijo de Acces Tecoita, Abiezer Anathothita;

29 Sibbecai Husatita, Ilai Ahohita;

30 Maharai Nethophathita, Heled hijo de Baana Nehtophathita;

31 Ithai hijo de Ribai de Gabaath de los hijos de Benjamín, Benaías Phirathita;

32 Hurai del río Gaas, Abiel Arbathonita;

33 Azmaveth Baharumita, Eliaba Saalbonita;

34 Los hijos de Asem Gizonita, Jonathán hijo de Sajé Hararita;

35 Ahiam hijo de Sachâr Ararita, Eliphal hijo de Ur;

36 Hepher Mechêrathita, Ahía Phelonita;

37 Hesro Carmelita, Nahari hijo de Ezbai;

38 Joel hermano de Nathán, Mibhar hijo de Agrai;

39 Selec Ammonita, Naarai Berothita, escudero de Joab hijo de Sarvia;

40 Ira Ithreo, Yared Ithreo;

41 Uría Hetheo, Zabad hijo de Ahli;

42 Adina hijo de Siza Rubenita, príncipe de los Rubenitas, y con él treinta;

43 Hanán hijo de Maachâ, y Josaphat Mithnita;

44 Uzzías Astarothita, Samma y Jehiel hijos de Hotham Arorita;

45 Jedaiel hijo de Simri, y Joha su hermano, Thisaita;

46 Eliel de Mahavi, Jeribai y Josabía hijos de Elnaam, e Ithma Moabita;

47 Eliel, y Obed, y Jaasiel de Mesobia.

12 ESTOS son los que vinieron á David á Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes ayudadores de la guerra.

Estaban armados de arcos, y usaban de ambas manos en tirar piedras con honda, y saetas con arco. De los hermanos de Saúl de Benjamín:

El principal Ahiezer, después Joas, hijos de Semaa Gabaathita; y Jeziel, y Pheleth, hijos de Azmaveth, y Beracah, y Jehú Anathothita;

E Ismaías Gabaonita, valiente entre los treinta, y más que los treinta; y Jeremías, Jahaziel, Joanán, Jozabad Gederathita,

Eluzai, y Jeremoth, Bealías, Semarías, y Sephatías Haruphita;

Elcana, é Isías, y Azareel, y Joezer, y Jasobam, de Coré;

Y Joela, y Zebadías, hijos de Jeroham de Gedor.

También de los de Gad se huyeron á David, estando en la fortaleza en el desierto, muy valientes hombres de guerra para pelear, dispuestos á hacerlo con escudo y pavés: sus rostros como rostros de leones, y ligeros como las cabras monteses.

Eser el primero, Obadías el segundo, Eliab el tercero,

10 Mismana el cuarto, Jeremías el quinto,

11 Attai el sexto, Eliel el séptimo,

12 Johanán el octavo, Elzabad el nono,

13 Jeremías el décimo, Machbani el undécimo.

14 Estos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor tenía cargo de cien hombres, y el mayor de mil.

15 Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando había salido sobre todas sus riberas; é hicieron huir á todos los de los valles al oriente y al poniente.

16 Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron á David á la fortaleza.

17 Y David salió á ellos, y hablóles diciendo: Si habéis venido á mí para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si para engañarme en pro de mis enemigos, siendo mis manos sin iniquidad, véalo el Dios de nuestros padres, y demándelo.

18 Entonces se envistió el espíritu en Amasai, príncipe de treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores; pues que también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y púsolos entre los capitanes de la cuadrilla.

Hechos 28

28 Y CUANDO escapamos, entonces supimos que la isla se llamaba Melita.

Y los bárbaros nos mostraron no poca humanidad; porque, encendido un fuego, nos recibieron á todos, á causa de la lluvia que venía, y del frío.

Entonces habiendo Pablo recogido algunos sarmientos, y puéstolos en el fuego, una víbora, huyendo del calor, le acometió á la mano.

Y como los bárbaros vieron la víbora colgando de su mano, decían los unos á los otros: Ciertamente este hombre es homicida, á quien, escapado de la mar, la justicia no deja vivir.

Mas él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún mal padeció.

Empero ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, ó caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, mudados, decían que era un dios.

En aquellos lugares había heredades del principal de la isla, llamado Publio, el cual nos recibió y hospedó tres días humanamente.

Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disentería: al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó:

Y esto hecho, también otros que en la isla tenían enfermedades, llegaban, y eran sanados:

10 Los cuales también nos honraron con muchos obsequios; y cuando partimos, nos cargaron de las cosas necesarias.

11 Así que, pasados tres meses, navegamos en una nave Alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña á Cástor y Pólux.

12 Y llegados á Siracusa, estuvimos allí tres días.

13 De allí, costeando alrededor, vinimos á Regio; y otro día después, soplando el austro, vinimos al segundo día á Puteolos:

14 Donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que quedásemos con ellos siete días; y luego vinimos á Roma;

15 De donde, oyendo de nosotros los hermanos, nos salieron á recibir hasta la plaza de Appio, y Las Tres Tabernas: á los cuales como Pablo vió, dió gracias á Dios, y tomó aliento.

16 Y como llegamos á Roma, el centurión entregó los presos al prefecto de los ejércitos, mas á Pablo fué permitido estar por sí, con un soldado que le guardase.

17 Y aconteció que tres días después, Pablo convocó á los principales de los Judíos; á los cuales, luego que estuvieron juntos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra los ritos de la patria, he sido entregado preso desde Jerusalem en manos de los Romanos;

18 Los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar; por no haber en mí ninguna causa de muerte.

19 Mas contradiciendo los Judíos, fuí forzado á apelar á César; no que tenga de qué acusar á mi nación.

20 Así que, por esta causa, os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy rodeado de esta cadena.

21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido cartas tocante á tí de Judea, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado ó hablado algún mal de ti.

22 Mas querríamos oir de ti lo que sientes; porque de esta secta notorio nos es que en todos lugares es contradicha.

23 Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde.

24 Y algunos asentían á lo que se decía, mas algunos no creían.

25 Y como fueron entre sí discordes, se fueron, diciendo Pablo esta palabra: Bien ha hablado el Espíritu Santo por el profeta Isaías á nuestros padres,

26 Diciendo: Ve á este pueblo, y di les: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis:

27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y de los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos taparon; Porque no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.

28 Séaos pues notorio que á los Gentiles es enviada esta salud de Dios: y ellos oirán.

29 Y habiendo dicho esto, los Judíos salieron, teniendo entre sí gran contienda.

30 Pablo empero, quedó dos años enteros en su casa de alquiler, y recibía á todos los que á él venían,

31 Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento.

Salmos 9:1-12

Al Músico principal: sobre Muth-labben: Salmo de David. TE alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas.

Alegraréme y regocijaréme en ti: Cantaré á tu nombre, oh Altísimo;

Por haber sido mis enemigos vueltos atrás: Caerán y perecerán delante de ti.

Porque has hecho mi juicio y mi causa: Sentástete en silla juzgando justicia.

Reprendiste gentes, destruiste al malo, Raíste el nombre de ellos para siempre jamás.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; Y las ciudades que derribaste, Su memoria pereció con ellas.

Mas Jehová permanecerá para siempre: Dispuesto ha su trono para juicio.

Y él juzgará el mundo con justicia; Y juzgará los pueblos con rectitud.

Y será Jehová refugio al pobre, Refugio para el tiempo de angustia.

10 Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste á los que te buscaron.

11 Cantad á Jehová, que habita en Sión: Noticiad en los pueblos sus obras.

12 Porque demandando la sangre se acordó de ellos: No se olvidó del clamor de los pobres.

Proverbios 19:1-3

19 MEJOR es el pobre que camina en su sencillez, Que el de perversos labios y fatuo.

El alma sin ciencia no es buena; Y el presuroso de pies peca.

La insensatez del hombre tuerce su camino; Y contra Jehová se aira su corazón.