Bible in 90 Days
22 ¶ No digas, yo me vengaré; espera al SEÑOR, y él te salvará.
23 ¶ Abominación son al SEÑOR las pesas dobles; y el peso falso no es bueno.
24 ¶ Del SEÑOR son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
25 ¶ Lazo es al hombre el devorar lo santo, y andar pesquisando después de los votos.
26 ¶ El rey sabio esparce los impíos; y sobre ellos hace rodar la rueda.
27 ¶ Lámpara del SEÑOR es el aliento del hombre que escudriña lo secreto del vientre.
28 ¶ Misericordia y verdad guardan al rey; y con misericordia sustenta su trono.
29 ¶ La gloria de los jóvenes es su fortaleza, y la hermosura de los viejos su vejez.
30 ¶ Las señales de las heridas pasadas son medicina para curar lo malo; y las vivas amonestaciones llegan a lo más secreto del vientre.
21 ¶ Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del SEÑOR; a todo lo que quiere lo inclina.
2 ¶ Todo camino del hombre es recto en su opinión; mas el SEÑOR pesa los corazones.
3 ¶ Hacer justicia y juicio es al SEÑOR más agradable que sacrificio.
4 ¶ Altivez de ojos, y orgullo de corazón, que es la lámpara de los impíos, es pecado.
5 ¶ Los pensamientos del solícito ciertamente van a abundancia; mas los de todo presuroso, indefectiblemente a pobreza.
6 ¶ Amontonar tesoros con lengua de mentira, es vanidad fugaz de aquellos que buscan la muerte.
7 ¶ La rapiña de los impíos los destruirá; por cuanto no quisieron hacer juicio.
8 ¶ El camino del hombre perverso es torcido y extraño; mas la obra del limpio es recta.
9 ¶ Mejor es vivir en un rincón del terrado que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.
10 ¶ El alma del impío desea mal; su prójimo no le parece bien.
11 ¶ Cuando el burlador es castigado, el simple se hace sabio; y enseñando al sabio, toma sabiduría.
12 ¶ Considera el justo la casa del impío; cómo los impíos son trastornados por el mal.
13 ¶ El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído.
14 ¶ El don en secreto amansa el furor, y el presente en el seno, la fuerte ira.
15 ¶ Alegría es al justo el hacer juicio; mas quebrantamiento a los que hacen iniquidad.
16 ¶ El hombre que yerra del camino de la sabiduría, vendrá a parar en la compañía de los muertos.
17 ¶ Hombre necesitado será el que ama el deleite; y el que ama el vino y el ungüento no enriquecerá.
18 ¶ El rescate del justo será el impío, y por los rectos el prevaricador.
19 ¶ Mejor es morar en tierra del desierto, que con la mujer rencillosa e iracunda.
20 ¶ Tesoro codiciable y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre loco lo disipará.
21 ¶ El que sigue la justicia y la misericordia, hallará la vida, la justicia, y la honra.
22 ¶ La ciudad de los fuertes tomó el sabio, y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23 ¶ El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.
24 ¶ Soberbio, arrogante y burlador es el nombre del que obra con la furia de la soberbia.
25 ¶ El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.
26 Hay quien todo el día codicia; mas el justo da, y sigue dando.
27 ¶ El sacrificio de los impíos es abominación; ¡cuánto más ofreciéndolo con maldad!
28 ¶ El testigo mentiroso perecerá; mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
29 ¶ El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.
30 ¶ No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra el SEÑOR.
31 El caballo se apareja para el día de la batalla; mas la salvación es del SEÑOR.
22 ¶ De más estima es la buena fama que las muchas riquezas; y la buena gracia más que la plata y el oro.
2 ¶ El rico y el pobre se encontraron; a todos ellos los hizo el SEÑOR.
3 ¶ El avisado ve el mal, y se esconde; mas los simples pasan, y reciben el daño.
4 ¶ Riquezas, y honra, y vida, son la remuneración de la humildad y del temor del SEÑOR.
5 ¶ Espinas y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se alejará de ellos.
6 ¶ Instruye al niño en su carrera; aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
7 ¶ El rico se enseñoreará de los pobres, y el que toma prestado es esclavo del que presta.
8 ¶ El que sembrare iniquidad, iniquidad segará; y se consumirá la vara de su ira.
9 ¶ El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al menesteroso.
10 ¶ Echa fuera al burlador, y saldrá la contienda; y cesará el pleito y la afrenta.
11 ¶ El que ama la limpieza de corazón, y la gracia de sus labios; su compañero será el rey.
12 ¶ Los ojos del SEÑOR miran por la ciencia; mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.
13 ¶ Dice el perezoso: El león está afuera; en medio de la calle seré asesinado.
14 ¶ Sima profunda es la boca de las extrañas; aquel contra el cual estuviere el SEÑOR airado, caerá en ella.
15 ¶ La locura está ligada en el corazón del niño; mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
16 ¶ El que oprime al pobre para aumentarse él, y que da al rico, ciertamente será pobre.
17 ¶ Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, y pon tu corazón a mi sabiduría;
18 porque es cosa deleitable, si las guardares en tus entrañas; y que juntamente sean ordenadas en tus labios.
19 Para que tu confianza sea en el SEÑOR, te las he hecho saber hoy a ti también.
20 ¿No te he escrito tres veces en consejos y ciencia,
21 para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, para que puedas responder razones de verdad a los que a ti enviaren?
22 ¶ No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en el juicio al necesitado;
23 porque el SEÑOR juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren.
24 ¶ No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos;
25 para que no aprendas sus veredas, y tomes lazo para tu alma.
26 ¶ No estés entre los que tocan la mano, entre los que fían por deudas.
27 Si no tuvieres para pagar, ¿por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?
28 ¶ No traspases el término antiguo que pusieron tus padres.
29 ¶ ¿Has visto hombre solícito en su obra? Delante de los reyes estará; no estará delante de los oscuros.
23 ¶ Cuando te sentares a comer con algún señor, considera bien lo que estuviere delante de ti;
2 y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.
3 No codicies sus manjares, porque es pan engañoso.
4 ¶ No trabajes por ser rico; desiste de tu propia sabiduría.
5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.
6 ¶ No comas pan de hombre de mal ojo, ni codicies sus manjares;
7 porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo.
8 ¿Comiste tu parte? La vomitarás; y perderás tus suaves palabras.
9 ¶ No hables a oídos del loco; porque menospreciará la prudencia de tus razones.
10 ¶ No traspases el término antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos;
11 porque el redentor de ellos es el Fuerte, el cual juzgará la causa de ellos contra ti.
12 ¶ Aplica tu corazón al castigo, y tus oídos a las palabras de sabiduría.
13 No detengas el castigo del niño; porque si lo hirieres con vara, no morirá.
14 Tú lo herirás con vara, y librarás su alma del Seol.
15 Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón;
16 mis entrañas también se alegrarán, cuando tus labios hablaren cosas rectas.
17 ¶ No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor del SEÑOR en todo tiempo;
18 porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada.
19 ¶ Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino.
20 No estés con los borrachos de vino, ni con los glotones de carne;
21 porque el bebedor y el comilón empobrecerán; y el sueño hará vestir vestidos rotos.
22 Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
23 Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia.
24 Mucho se alegrará el padre del justo; y el que engendró sabio se gozará con él.
25 Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz.
26 Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
27 Porque sima profunda es la ramera, y pozo angosto la extraña.
28 También ella, como robador, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
29 ¶ ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el ay? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
30 Para los que se detienen junto al vino, para los que van buscando la mixtura.
31 No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en el vaso, se entra suavemente;
32 mas al fin morderá como serpiente, y como basilisco dará dolor.
33 Tus ojos mirarán las extrañas, y tu corazón hablará perversidades.
34 Y serás como el que duerme en medio del mar, y como el que se acuesta junto al timón.
35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aun lo volveré a buscar.
24 ¶ No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos;
2 porque su corazón piensa en robar, y maldad hablan sus labios.
3 ¶ Con sabiduría se edificará la casa, y con inteligencia se afirmará;
4 y con ciencia se llenarán las cámaras de todas las riquezas preciosas y hermosas.
5 El hombre sabio es fuerte; y el hombre entendido es valiente de fuerza.
6 Porque con sabios consejos harás la guerra; y la salvación está en la multitud de consejeros.
7 ¶ Alta está para el loco la sabiduría; en la puerta no abrirá él su boca.
8 Al que piensa mal hacer le llamarán hombre de malos pensamientos.
9 El pensamiento del loco es pecado; y abominación a los hombres el burlador.
10 ¶ Si fueres flojo en el día de tribulación, tu fuerza será reducida.
11 ¶ Si dejares de librar los que son tomados para la muerte, y los que son llevados al degolladero;
12 si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras.
13 ¶ Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal dulce a tu paladar;
14 tal será el conocimiento de la sabiduría a tu alma, si la hallares; y al fin tu esperanza no será cortada.
15 ¶ Oh impío, no aceches la tienda del justo, no saquees su cámara;
16 porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal.
17 ¶ Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes; y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
18 para que el SEÑOR no lo mire, y le desagrade, y aparte de sobre él su enojo.
19 ¶ No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos;
20 porque para el malo no habrá buen fin, y la lámpara de los impíos será apagada.
21 ¶ Teme al SEÑOR, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los veleidosos;
22 porque su quebrantamiento se levantará de repente; y el quebrantamiento de ambos, ¿quién lo comprenderá?
23 ¶ También estas cosas pertenecen a los sabios. Tener acepción de personas en el juicio no es bueno.
24 El que dijere al malo: Justo eres, los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;
25 mas los que lo reprenden, serán agradables, y sobre ellos vendrá bendición de bien.
26 Besados serán los labios del que responde palabras rectas.
27 ¶ Prepara tus labores de afuera, y disponlas en tu heredad; y después edificarás tu casa.
28 ¶ No seas testigo falso contra tu prójimo; y no lisonjees con tus labios.
29 No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al varón según su obra.
30 ¶ Pasé junto a la heredad del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
31 y he aquí que por toda ella habían ya crecido espinas, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida.
32 Y yo miré, y lo puse en mi corazón; lo vi, y tomé castigo.
33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
34 así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre de escudo.
25 ¶ También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá.
2 ¶ Honra de Dios es encubrir la palabra; mas honra del rey es escudriñar la palabra.
3 Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, y para el corazón de los reyes, no hay investigación.
4 ¶ Quita las escorias de la plata, y saldrá vaso al fundidor.
5 Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afirmará en justicia.
6 ¶ No te alabes delante del rey, ni estés en el lugar de los grandes;
7 porque mejor es que se te diga: Sube acá, que no que seas abajado delante del príncipe a quien han mirado tus ojos.
8 ¶ No salgas a pleito presto, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado.
9 Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro;
10 para que no te deshonre el que lo oyere, y tu infamia no pueda repararse.
11 ¶ Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.
12 Como zarcillo de oro y joyel de oro fino, es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
13 ¶ Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían; pues al alma de su señor da refrigerio.
14 ¶ Como nubes y vientos sin lluvia, así es el hombre que se jacta en don de mentira.
15 ¶ Con larga paciencia se aplaca el príncipe; y la lengua blanda quebranta los huesos.
16 ¶ ¿Hallaste la miel? Come lo que te basta; no sea que hastiado de ella, la vomites.
17 ¶ Detén tu pie de la casa de tu prójimo, no sea que hastiado de ti te aborrezca.
18 ¶ Martillo y cuchillo y saeta aguda, es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.
19 ¶ Diente quebrado y pie resbalador, es la confianza en el prevaricador en el tiempo de angustia.
20 ¶ El que canta canciones al corazón afligido, es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre.
21 ¶ Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; y si tuviere sed, dale de beber agua;
22 porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y el SEÑOR te lo pagará.
23 ¶ El viento del norte ahuyenta la lluvia, y el rostro airado la lengua detractora.
24 ¶ Mejor es estar en un rincón del terrado, que con la mujer rencillosa en casa espaciosa.
25 ¶ Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras.
26 ¶ Como fuente turbia y manantial corrompido, es el justo que se inclina delante del impío.
27 ¶ Comer mucha miel no es bueno; ni inquirir de su propia gloria es gloria.
28 ¶ Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
26 ¶ Como la nieve en el verano, y la lluvia en la siega, así conviene al loco la honra.
2 ¶ Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición sin causa nunca vendrá.
3 ¶ El látigo para el caballo, y el cabestro para el asno, y la vara para el cuerpo del loco.
4 ¶ Nunca respondas al loco en conformidad a su locura, para que no seas tú también como él.
5 Responde al loco mostrándole su locura, para que no se estime sabio en su opinión.
6 ¶ El que da un cargo al que no tiene facultad para ejercitarlo, es el que envía algo por mano del loco; y beberá el daño.
7 Así como camina el cojo; es el proverbio en la boca del loco.
8 Como quien liga la piedra en la honda, así es el que da honra al loco.
9 Espinas hincadas en mano del embriagado, tal es el proverbio en la boca de los locos.
10 ¶ El gran Dios cría todas las cosas; y al loco da la paga, y a los transgresores da el salario.
11 ¶ Como perro que vuelve a su vómito, así el loco que repite su locura.
12 ¶ ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del loco que de él.
13 ¶ Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles.
14 ¶ Las puertas se revuelven en sus quicios; así el perezoso en su cama.
15 ¶ Esconde el perezoso su mano en el seno; se cansa de volverla a su boca.
16 ¶ Más sabio es el perezoso en su propia opinión que siete que le den consejo.
17 ¶ El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, es como el que toma al perro por las orejas.
18 ¶ Como el que enloquece, y echa llamas, y saetas, y muerte,
19 tal es el hombre que daña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma.
20 ¶ Sin leña se apaga el fuego; y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
21 El carbón para brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda.
22 Las palabras del chismoso parecen blandas; mas ellas entran hasta lo secreto del vientre.
23 ¶ Como escoria de plata echada sobre el tiesto, son los labios enardecidos y el corazón malo.
24 ¶ El que odia disimula con sus labios; mas en su interior maquina engaño.
25 Cuando hablare amigablemente, no le creas; porque siete abominaciones hay en su corazón.
26 Aunque su odio se encubre en el desierto; su malicia será descubierta en la congregación.
27 ¶ El que cavare sima, caerá en ella; y el que revuelve la piedra, a él volverá.
28 ¶ La falsa lengua aborrece al que atormenta; y la boca lisonjera hace resbaladero.
27 ¶ No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.
2 ¶ Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios.
3 ¶ Pesada es la piedra, y la arena pesa; mas la ira del loco es más pesada que ambas cosas.
4 Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién parará delante de la envidia?
5 ¶ Mejor es la reprensión manifiesta que el amor oculto.
6 Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece.
7 ¶ El alma saciada desprecia el panal de miel; mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.
8 ¶ Como el ave se va de su nido, así es el hombre que se va de su lugar.
9 ¶ El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma.
10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
11 ¶ Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me deshonrare.
12 ¶ El avisado ve el mal, y se esconde, mas los simples pasan, y llevan el daño.
13 ¶ Quítale su ropa al que fio al extraño; y al que fio a la extraña, tómale prenda.
14 ¶ El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, por maldición se le contará.
15 ¶ Gotera continua en tiempo de lluvia, y la mujer rencillosa, son semejantes;
16 el que la escondió, escondió el viento; porque el aceite en su mano derecha clama.
17 ¶ Hierro con hierro se aguza; y el hombre le da ánimo a su amigo.
18 ¶ El que guarda la higuera, comerá su fruto; y el que guarda a su señor, será honrado.
19 ¶ Como en agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al hombre.
20 ¶ El Seol y el infierno nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
21 ¶ El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; y al hombre la boca del que lo alaba.
22 ¶ Aunque majes al loco en un mortero entre granos de trigo a pisón majados, no se quitará de él su locura.
23 ¶ Considera atentamente el rostro de tus ovejas; pon tu corazón al ganado;
24 porque las riquezas no son para siempre; ¿Y será la corona para perpetuas generaciones?
25 Saldrá la grama, aparecerá la hierba, y se segarán las hierbas de los montes.
26 Los corderos son para tus vestidos, y los cabritos son para el precio del campo;
27 y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, y para sustento de tus criadas.
28 ¶ Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo está confiado como un leoncillo.
2 ¶ Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos; mas por el hombre entendido y sabio permanecerá estable.
3 ¶ El hombre pobre y robador de los pobres, es lluvia de avenida que deja sin pan.
4 ¶ Los que dejan la ley, alaban al impío; mas los que la guardan, contenderán con ellos.
5 ¶ Los hombres malos no entienden el juicio; mas los que buscan al SEÑOR, entienden todas las cosas.
6 ¶ Mejor es el pobre que camina en su perfección, que el de perversos caminos, aunque sea rico.
7 ¶ El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones, avergüenza a su padre.
8 ¶ El que aumenta sus riquezas con usura e interés, para que se dé a los pobres las amontona.
9 ¶ El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también será abominable.
10 ¶ El que hace errar a los rectos por el mal camino, él caerá en su misma sima; mas los perfectos heredarán el bien.
11 ¶ El hombre rico es sabio en su opinión; mas el pobre entendido es más sabio que él.
12 ¶ Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; mas cuando los impíos son levantados, el hombre cuerdo se esconderá.
13 ¶ El que encubre sus pecados, no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.
14 ¶ Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas el que endurece su corazón, caerá en mal.
15 ¶ León rugiente y oso hambriento, es el príncipe impío sobre el pueblo pobre.
16 ¶ El príncipe falto de inteligencia multiplicará los agravios; mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.
17 ¶ El hombre que hace violencia con sangre de persona, huirá hasta el sepulcro, y nadie le sustentará.
18 ¶ El que camina en integridad, será salvo; mas el de perversos caminos caerá en alguno.
19 ¶ El que labra su tierra, se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos, se llenará de pobreza.
20 ¶ El hombre de la verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecer, no será absuelto.
21 ¶ Tener acepción de personas en el juicio, no es bueno; hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.
22 ¶ Se apresura a ser rico el hombre de mal ojo; y no conoce que le ha de venir pobreza.
23 ¶ El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua.
24 ¶ El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, compañero es del hombre destruidor.
25 ¶ El altivo de ánimo suscita contiendas; mas el que en el SEÑOR confía, será engordado.
26 ¶ El que confía en su corazón es loco; mas el que camina en sabiduría, será salvo.
27 ¶ El que da al pobre, nunca tendrá pobreza; mas el que del pobre aparta sus ojos, tendrá muchas maldiciones.
28 ¶ Cuando los impíos son levantados, el hombre cuerdo se esconderá; mas cuando perecen, los justos se multiplican.
29 ¶ El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado; y no habrá para él medicina.
2 ¶ Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime.
3 ¶ El hombre que ama la sabiduría, alegra a su padre; mas el que mantiene rameras, perderá la hacienda.
4 ¶ El rey con el juicio afirma la tierra; mas el hombre amigo de presentes la destruirá.
5 ¶ El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende delante de sus pasos.
6 ¶ En la prevaricación del hombre malo hay lazo; mas el justo cantará y se alegrará.
7 ¶ Conoce el justo el derecho de los pobres; mas el impío no entiende sabiduría.
8 ¶ Los hombres burladores enlazan la ciudad; mas los sabios apartan la ira.
9 ¶ Si el hombre sabio contendiere con el loco, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo.
10 ¶ Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto; mas los rectos buscan su alma.
11 ¶ El loco da rienda suelta a todo su espíritu; mas el sabio al fin lo sosiega.
12 ¶ Del señor que escucha la palabra mentirosa, todos sus ministros son impíos.
13 ¶ El pobre y el usurero se encontraron; el SEÑOR alumbra los ojos de ambos.
14 ¶ El rey que juzga con verdad a los pobres, su trono será firme para siempre.
15 ¶ La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho suelto avergonzará a su madre.
16 ¶ Cuando los impíos son muchos, mucha es la prevaricación; mas los justos verán la ruina de ellos.
17 ¶ Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará deleite a tu alma.
18 ¶ Sin visión profética el pueblo perecerá; mas el que guarda la ley es bienaventurado.
19 ¶ El esclavo no se castigará con palabras; porque entiende, mas no hace caso.
20 ¶ ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del loco que de él.
21 ¶ El que regala a su esclavo desde su niñez, a la postre será su hijo.
22 ¶ El hombre iracundo levanta contiendas; y el furioso muchas veces peca.
23 ¶ La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
24 ¶ El cómplice del ladrón aborrece su vida; oirá maldiciones, y no lo denunciará.
25 ¶ El temor a los hombres es peligroso; mas el que confía en el SEÑOR será levantado.
26 ¶ Muchos buscan el favor del príncipe; mas del SEÑOR viene el juicio de cada uno.
27 ¶ Abominación es a los justos el hombre inicuo; y abominación es al impío el de rectos caminos.
30 ¶ Palabras de Agur, hijo de Jaqué: La profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, ni tengo entendimiento de hombre.
3 Yo ni aprendí sabiduría, ni conozco la teología.
4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
5 Toda palabra de Dios es limpia; es escudo a los que en él esperan.
6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.
7 ¶ Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera:
8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;
9 para que no me sacie, y te niegue, y diga, ¿Quién es el SEÑOR? O no sea que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
10 ¶ No acuses al esclavo ante su señor, para que no te maldiga, y peques.
11 Hay generación que maldice a su padre, y a su madre no bendice.
12 Hay generación limpia en su opinión, y nunca se ha limpiado su inmundicia.
13 Hay generación cuyos ojos son altivos, y cuyos párpados son alzados.
14 Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar de la tierra a los pobres, y de entre los hombres a los menesterosos.
15 ¶ La sanguijuela tiene dos hijas que se llaman, dame, dame. Tres cosas hay que nunca se sacian; aun la cuarta nunca dice, basta:
16 El Seol, y la matriz estéril, la tierra que no se sacie de aguas, y el fuego que jamás dice: Basta.
17 El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos lo saquen del río, y lo devoren los hijos del águila.
18 ¶ Tres cosas me son ocultas; aun tampoco sé la cuarta:
19 El rastro del águila en el aire; el rastro de la culebra sobre la peña; el rastro de la nave en medio del mar; y el rastro del hombre en la doncella.
20 Tal es el rastro de la mujer adúltera, come, y limpia su boca, y dice: No he hecho maldad.
21 Por tres cosas se alborota la tierra, y la cuarta no puede sufrir:
22 Por el esclavo cuando reinare; y por el loco cuando se saciare de pan;
23 por la mujer aborrecida cuando se casare; y por la esclava cuando heredare a su señora.
24 ¶ Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios:
25 Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida;
26 los conejos, pueblo no fuerte, y ponen su casa en la piedra;
27 las langostas, no tienen rey, y salen todas acuadrilladas;
28 la araña, ase con las manos, y está en palacios de rey.
29 ¶ Tres cosas hay de hermoso andar, y la cuarta pasea muy bien:
30 El león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nadie;
31 el lebrel ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; y el rey contra el cual ninguno se levanta.
32 Si caíste, fue porque te enalteciste; y si mal pensaste, pon el dedo sobre la boca.
33 Ciertamente el que exprime la leche, sacará manteca; y el que recio se suena las narices, sacará sangre; y el que provoca la ira, causará contienda.
31 ¶ Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
2 ¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?
3 No des a las mujeres tu fuerza ni tus caminos, que es para destruir los reyes.
4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes la cerveza.
5 No sea que bebiendo olviden la ley, y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos.
6 Dad la cerveza al que perece, y el vino a los de amargo ánimo.
7 Beban, y se olviden de su necesidad, y de su miseria no se acuerden más.
8 Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los hijos de muerte.
9 Abre tu boca, juzga justicia, y el derecho del pobre y del menesteroso.
Alef
10 ¶ Mujer valiente, ¿quién la hallará? Porque su valor pasa largamente a la de las piedras preciosas.
Bet
11 El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo.
Guímel
12 Ella le dará bien y no mal, todos los días de su vida.
Dálet
13 Buscó lana y lino, y con voluntad labró con sus manos.
He
14 Fue como navío de mercader; trae su pan de lejos.
Vau
15 Se levantó aun de noche, y dio comida a su familia, y ración a sus criadas.
Zain
16 Consideró la heredad, y la compró; y plantó viña del fruto de sus manos.
Het
17 Ciñó sus lomos de fortaleza, y esforzó sus brazos.
Tet
18 Gustó que era buena su granjería; su lámpara no se apagó de noche.
Yod
19 Aplicó sus manos al huso, y sus manos tomaron la rueca.
Caf
20 Alargó su mano al pobre, y extendió sus manos al menesteroso.
Lámed
21 No tendrá temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Mem
22 Ella se hizo tapices; de lino fino y púrpura es su vestido.
Nun
23 Conocido es su marido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Sámec
24 Hizo telas, y vendió; y dio cintos al mercader.
Ayin
25 Fortaleza y gloria es su vestidura; y en el día postrero reirá.
Pe
26 Abrió su boca con sabiduría; y la ley de misericordia está en su lengua.
Tsade
27 Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.
Cof
28 Se levantaron sus hijos, y la llamaron bienaventurada; y su marido también la alabó.
Res
29 Muchas mujeres son valientes; mas tú las sobrepasas a todas.
Sin
30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme al SEÑOR, esa será alabada.
Tau
31 Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.
1 ¶ Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4 ¶ Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
5 Y sale el sol, y se pone el sol, y con deseo retorna a su lugar donde vuelve a nacer.
6 El viento va al mediodía, y rodea al norte; va rodeando de continuo, y por sus rodeos vuelve el viento de nuevo hasta completar su ciclo.
7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
8 Todas las cosas andan en trabajo más de lo que el hombre pueda decir; los ojos nunca se sacian de ver, ni los oídos de oír.
9 ¶ ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
10 ¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11 No hay memoria de los primeros, ni tampoco de los postreros habrá memoria en los que serán después.
12 ¶ Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén.
13 Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo (este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, en que se ocupen).
14 Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15 Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse.
16 Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
17 Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y la ciencia; y las locuras y los desvaríos conocí al fin que aun esto era aflicción de espíritu.
18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha tristeza; y quien añade ciencia, añade dolor.
2 ¶ Dije yo también en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?
3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que mi corazón anduviera en sabiduría, y retuviera la locura, hasta ver cuál fuera el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos.
6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
7 Poseí esclavos y esclavas, y tuve hijos de familia; también tuve posesión grande de vacas y ovejas, sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
8 Amontoné también plata y oro, y tesoro preciado de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, y todos los deleites de los hijos de los hombres, instrumentos músicos y de todas suertes.
9 Y fui engrandecido, y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto perseveró conmigo mi sabiduría.
10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
11 Al fin miré yo todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
12 ¶ Después volví yo a mirar para ver la sabiduría, y los desvaríos; y la locura (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?)
13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la locura, como la luz a las tinieblas.
14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el loco anda en tinieblas. Y también entendí yo que un mismo suceso acaecerá al uno que al otro.
15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al loco me sucederá también a mí. ¿Para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.
16 Porque ni del sabio ni del loco habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el loco.
17 ¶ Aborrecí por tanto la vida, porque toda obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo era vanidad y aflicción de espíritu.
18 Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual dejaré a otro que vendrá después de mí.
19 ¿Y quién sabe si será sabio, o loco, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que me hice sabio debajo del sol? Esto también es vanidad.
20 Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que trabajé, y en que me hice sabio debajo del sol.
21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.
22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón, en que él trabajó debajo del sol?
23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus ocupaciones molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.
24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?
26 Porque al hombre que es bueno delante de Dios, él le da sabiduría y ciencia y alegría, mas al pecador le dio la ocupación de que recoja y amontone, para que dé al bueno delante de él. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
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