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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Job 31-33

31 »Hice un pacto solemne con mis ojos:
    no mirar con deseo a una muchacha.
¿Y qué es lo que Dios le da a uno?
    ¿Qué le toca de herencia desde el cielo?
¿Acaso la ruina no está destinada para el malo?
    ¿No es el desastre para el perverso?
¿No está viendo Dios lo que yo hago?
    ¿No está al tanto de todos mis movimientos?

»Si yo he actuado deshonestamente
    o me he apresurado a engañar a alguien,
que me pese Dios en la balanza de la justicia
    y comprobará que soy inocente.
Si yo me he extraviado,
    si mis ojos me han hecho pecar
    o si me he dejado llevar por la codicia,
que siembre yo y otro coma,
    que sean arrancadas mis cosechas.

»Si he sido seducido por una mujer
    o he esperado a que mi vecino salga para pecar con su mujer,
10 entonces que mi esposa cocine para otro hombre,
    y que otros hombres se acuesten con ella.
11 Si yo fuera seducido,
    sería una vergüenza.
Pero si me acostara con la mujer de otro,
    sería un crimen digno de castigo.
12 Porque tal maldad es un fuego que todo consume.
    Destruiría de raíz toda mi producción.

13 »Si rehusé impartir justicia a mis esclavos y a mis esclavas
    cuando traían alguna queja de mí,
14 ¿qué haré entonces cuando deba enfrentar a Dios?
    ¿Con qué le salgo a Dios cuando me pida explicaciones?
15 El mismo Dios que me creó a mí en el vientre de mi madre,
    los creó a ellos;
    a todos nos dio la vida desde antes de nacer.

16 »Nunca me he negado a ayudar a los pobres
    ni he dejado que las viudas pasen hambre.
17 Nunca he sido egoísta con mi comida,
    siempre la he compartido con los huérfanos.
18 Incluso desde que era joven, he sido como un papá para ellos.
    Toda mi vida he cuidado de las viudas.
19 Cuando he visto sufriendo a quien no tenía ropa
    o al necesitado que no tenía con qué cubrirse,
20     siempre le di vestido,
y usé la lana de mis propias ovejas para cobijarlo.
    Y él me bendijo de todo corazón.
21 Nunca maltraté a un huérfano
    aprovechándome de mi influencia en el tribunal[a].
22 Si hice alguna de esas cosas,
    que mi brazo sea arrancado de su lugar
    y se desprenda del hombro.
23 Porque lo que más temo es el castigo de Dios.
    Ante su grandeza no puedo sostenerme.

24 »Nunca he confiado en las riquezas,
    ni le he dicho al oro: “En ti he depositado toda mi confianza”.
25 Nunca presumí de mis riquezas
    ni de todo lo que poseía.
26 Observé el bello esplendor del sol
    y a la luna moviéndose radiante,
27 pero no a tal grado que mi mente
    me hiciera adorarlos.
28 Eso sí sería un crimen digno de castigo
    porque le hubiera fallado al Dios del cielo.
29 Nunca me alegré de la ruina de mis enemigos
    ni me burlé de sus sufrimientos.
30 Jamás me permití hablar mal de mis enemigos
    ni desearles la muerte.
31 La gente de mi casa decía: “No hay nadie que haya quedado insatisfecho
    con la carne que Job le ha dado”.
32 El que ha llegado de otra parte no tuvo que dormir en la calle;
    yo abría mis puertas al viajero.
33 Nunca he tratado de ocultar mi pecado
    como hace la gente.
Tampoco he mantenido mis faltas en secreto,
34     por temor a una gran multitud
o por miedo a lo que mis familiares pudieran decir,
    y me tocara guardar silencio y no salir de mi carpa.

35 »¿Quién hiciera posible que alguien me escuchara?
    Aquí está mi defensa,
que el Todopoderoso me responda.
    Que mi oponente escriba en un documento sus acusaciones.
36 Entonces yo me pondría ese documento en la espalda;
    lo colocaría en mi cabeza como una corona.
37 Yo le informaría de todo lo que he hecho;
    me acercaría a él como a un príncipe.

38 »Mi tierra no grita en contra mía
    y sus surcos no lloran a una voz.
39 No he comido de sus frutos sin pagarlos,
    ni he afligido a sus dueños.
40 Si alguna vez hice alguna de esas maldades,
    entonces que las espinas y la maleza crezcan en mis campos».

Aquí finaliza lo dicho por Job.

Eliú interviene

32 Entonces los tres amigos de Job dejaron de discutir con él porque se consideraba a sí mismo inocente. Pero Eliú hijo de Baraquel el buzita, de la familia de Ram, estaba muy enojado con Job porque Job se consideraba a sí mismo más justo que Dios. Eliú también estaba enojado con los tres amigos de Job porque acusaban a Job de culpable pero no podían contradecir sus argumentos. Eliú había tenido que esperar a intervenir para responder a Job porque los amigos de Job eran de mayor edad que Eliú. Pero cuando vio que los tres amigos de Job no tenían nada más que decir, entonces Eliú hijo de Baraquel respondió:

«Yo soy joven y ustedes viejos, por eso vacilé
    y tuve temor de expresar mi opinión.
Yo me dije: “Que hablen los mayores
    y que los de avanzada edad enseñen su sabiduría”.
Pero es el espíritu de Dios el que da sabiduría al ser humano;
    y el aliento del Todopoderoso hace que la gente entienda.
El anciano no es el único que es sabio,
    ni los viejos los únicos que pueden impartir justicia.

10 »Así que he dicho: “Escúchenme,
    yo también voy a expresar mis conocimientos”.
11 Esperé pacientemente a que ustedes hablaran.
    Escuché sus razonamientos y sus argumentos.
12 Escuché con cuidado lo que ustedes dijeron,
    y a decir verdad, ninguno de ustedes refutó a Job.
    No hubo ninguno entre ustedes que le contestara sus argumentos.
13 No vayan a salir con que “hemos hallado la sabiduría,
    que lo refute Dios, no los hombres”.
14 Job no me habló a mí,
    y yo no le voy a responder con los argumentos que ustedes tres han usado.

15 »Se han dado por vencidos;
    no van a responder una vez más;
    no tienen nada más que decir.
16 He esperado hasta que dejaran de hablar;
    hasta que terminaron y no volvieron a tomar la palabra.
17 Yo también haré mi intervención,
    yo también voy a expresar mis conocimientos.
18 Es que tengo tanto que decir,
    dentro de mí, el espíritu me incita a hablar.
19 Mi interior es como vino sin escape,
    como cueros de vino nuevos a punto de explotar.
20 Así que déjenme hablar para que me pueda desahogar.
    Déjenme abrir la boca para dar una respuesta.
21 Voy a ser imparcial con todos
    y no voy a inclinarme a favor de ninguno.
22 No soy experto en adular,
    pues mi Creador me castigaría.

33 »Pero ahora, Job, escucha mis argumentos
    y presta atención a mis palabras.
En verdad voy a abrir mi boca
    y me expresaré claramente.
Hablo con honestidad
    y soy sincero en lo que digo.
El Espíritu de Dios me creó
    y el aliento del Todopoderoso me dio vida.
Respóndeme si puedes
    y prepárate para enfrentarme.
Ante Dios, los dos somos iguales.
    Yo también fui sacado del barro.
Ciertamente no hay razón para que me temas;
    el peso de mi mano no te abrumará.

»Pero yo escuché lo que dijiste,
    oí tu argumentación.
Dijiste: “Soy puro e inocente;
    estoy limpio, libre de culpa.
10 Pero así y todo, él encuentra razones para atacarme.
    Me trata como a un enemigo.
11 Pone mis pies en el cepo,
    vigila todos mis pasos”.

12 »En verdad, tú estás equivocado;
    porque Dios es más grande que el ser humano.
13 ¿Por qué entablas juicio contra él
    quejándote de que no responde a tus acusaciones?
14 Pues Dios habla de una manera y de otra,
    aunque no nos demos cuenta.
15 Dios le habla a la gente en sueños,
    en visiones nocturnas,
cuando están en sueño profundo,
    dormidos en su lecho.
16 En esos momentos habla con los seres humanos.
    Cuando los corrige, ellos se atemorizan.
17 Aparta a los hombres del mal que están haciendo
    y pone así una barrera entre el hombre y su orgullo.
18 Así lo salva de ir al lugar de la muerte,
    quiere evitar que lo destruyan.

19 »Corrige al hombre haciéndolo caer en cama por el dolor,
    y con dolor permanente en sus huesos.
20 Entonces odia la comida, pierde el apetito
    y ya no quiere comer ni la comida más deliciosa.
21 Adelgaza y se asoman sus huesos,
    que antes no se veían.
22 Su vida está al borde del abismo[b],
    al borde de donde están los que causan la muerte.

23 »A veces hay un ángel que toma su caso como mediador.
    Una en mil veces le declara a uno lo que es correcto.
24 Él le tiene misericordia, y dice:
    “Líbralo de ir al abismo
    porque le conseguí su rescate”.
25 Entonces su cuerpo recobrará el vigor juvenil;
    él rejuvenecerá.
26 Hace oración a Dios,
    y Dios está contento con él.
Adorará a Dios gritando de gozo
    y devolverá al hombre a su justa situación.
27 Entonces el hombre confesará ante la gente diciendo:
“He pecado, he torcido lo recto,
    pero eso no me sirvió para nada”.
28 Él salvó mi alma de cruzar al abismo.
    Ahora puedo disfrutar nuevamente de la vida.

29 »En verdad Dios hace todo eso,
    una y otra vez, por un ser humano.
30 Lo hace para traerlo de vuelta del abismo,
    para con luz darle luz a su vida.
31 Pon atención, Job, escúchame.
    Guarda silencio y déjame hablar.
32 Si tienes algo que responderme, dilo,
    porque deseo que estés en lo correcto.
33 Pero si no tienes nada qué decir, entonces escúchame.
    Cállate y te enseñaré sabiduría».

2 Corintios 3

Siervos del nuevo pacto de Dios

¿Acaso parece que estuviéramos alabándonos a nosotros mismos de nuevo? ¿Acaso es que necesitamos presentarles o pedirles una carta de recomendación como lo hacen otros? Ustedes mismos son la carta escrita en nuestro corazón, que toda la gente lee y conoce. Ustedes demuestran que son una carta de Cristo escrita por nosotros, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está escrita en tablas de piedra,[a] sino en el corazón de los hombres.

Por medio de Cristo, confiamos en Dios cuando decimos esto. No queremos decir que nos creemos capaces de hacer algo gracias a nosotros mismos, pues Dios es quien nos da la capacidad para hacer todo lo que hacemos. Sólo Dios nos hace capaces de ser sus siervos del nuevo pacto que él ha hecho con su pueblo. Este nuevo pacto no está basado en una ley escrita, sino en el Espíritu, porque la ley escrita lleva a la muerte, en cambio el Espíritu lleva a la vida.

El nuevo pacto trae más gloria

El antiguo pacto que llevaba a la muerte y que estaba escrito sobre piedras llegó con tanto esplendor que la gente de Israel no podía mirar el rostro de Moisés por mucho tiempo. Su rostro brillaba con una gloria inmensa que, sin embargo, estaba destinada a desaparecer. ¿Acaso no tendría más gloria el trabajo al servicio del nuevo pacto que lleva al Espíritu? Pues si tiene gloria aquello que lleva a la condena de los pecadores, ¿cuánta más gloria tendrá lo que hace que los pecadores puedan ser aprobados ante Dios? 10 Aquello que alguna vez tuvo esplendor, ahora ya no lo tiene, pues el nuevo esplendor que ha llegado es mucho más grande. 11 Si aquello que estaba destinado a desaparecer tenía gloria, aun mucha más gloria debe tener aquello que es permanente.

12 Ya que esa es nuestra esperanza, hablamos abiertamente. 13 Nosotros no somos como Moisés. Él se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no se fijaran en el final de aquello que estaba destinado a desaparecer. 14 El pueblo tenía la mente cerrada, e incluso hoy, cuando leen el antiguo pacto, los cubre el mismo velo. Todavía tienen ese velo ya que es sólo por medio de Cristo como puede ser retirado. 15 Aun hoy, cuando leen la ley de Moisés tienen un velo sobre su corazón, 16 y cuando alguno vuelve al Señor,[b] el velo es retirado.[c] 17 En este caso, «el Señor» significa el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 18 Con la cara descubierta, todos nos quedamos mirando fijamente la gloria del Señor, y así somos transformados en su imagen cada vez con más gloria. Este cambio viene del Señor, es decir, del Espíritu.

Salmos 43

Confiaré en Dios

Dios mío, hazme justicia
    y demuestra que soy inocente.
Protégeme de los que no son tu gente fiel,
    de esa gente perversa y mentirosa.
Dios mío, tú eres mi refugio,
    ¿por qué me abandonaste?
¿Por qué tengo que andar triste
    y oprimido por el enemigo?
Envía tu luz y tu verdad
    para que me guíen.
Me llevarán hasta tu monte santo,
    el lugar donde vives.
Así llegaré al altar de Dios,
    del Dios que me da tanta felicidad
y le cantaré canciones de alabanza
    al ritmo de la cítara.

¿Por qué tengo que estar tan angustiado
    y sufrir tanto?
Confía en Dios.
    Volveré alabarlo por haberme salvado.

Proverbios 22:8-9

El que siembra dificultades, cosechará desgracias;
    terminará destruido por el mal que les causó a los demás.
El que es generoso recibirá bendición
    por compartir su alimento con los pobres.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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