Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Job 8-24

Bildad proclama la justicia de Dios

Respondió Bildad, el suhita, y dijo:

«¿Hasta cuándo hablarás tales cosas
y las palabras de tu boca serán como un viento impetuoso?
¿Acaso torcerá Dios el derecho
o pervertirá el Todopoderoso la justicia?
Si tus hijos pecaron contra él,
él les hizo cargar con su pecado.
Si tú desde temprano buscas a Dios
y ruegas al Todopoderoso;
si eres puro y recto,
ciertamente él velará por ti
y hará prosperar la morada de tu justicia.
Y aunque tu principio haya sido pequeño,
tu estado, al final, será engrandecido.

»Pregunta tú ahora a las generaciones pasadas
y disponte a interrogar a los padres de ellas;
pues nosotros somos de ayer y nada sabemos,
ya que nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán
y sacarán palabras de su corazón?

11 »¿Crece el junco donde no hay lodo?
¿Crece el prado donde no hay agua?
12 Con todo, aun en su verdor y sin haber sido cortado
se seca antes que toda otra hierba.
13 Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios;
y así perecerá la esperanza del impío,
14 porque su esperanza es apenas como un hilo,
y su confianza, como una tela de araña.
15 Si se apoya en su casa, ella no permanecerá en pie;
si se agarra a ella, no resistirá.
16 Es como un árbol que está verde plantado al sol,
y cuyos renuevos salen por encima de su huerto;
17 se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente
y se enlazan hasta llegar al lugar pedregoso.
18 Pero si lo arrancan de su lugar,
éste lo negará, diciendo: “Nunca te había visto.”
19 Ciertamente así será el gozo de su camino,
y otros nacerán del polvo.

20 »Dios no desecha al íntegro
ni ofrece apoyo a la mano del maligno.
21 Él llenará aún tu boca de risas,
y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen serán cubiertos de confusión:
la morada de los impíos perecerá.»

La sabiduría y el poder de Dios

Respondió Job y dijo:

«Ciertamente yo sé que esto es así:
¿Cómo se justificará el hombre delante de Dios?
Si pretendiera discutir con él,
no podría responderle a una cosa entre mil.
Él es sabio de corazón y poderoso en fuerzas,
¿a quién, si quisiera resistirle, le iría bien?
Él arranca los montes con su furor,
sin que ellos sepan quién los trastornó.
Él remueve de su lugar la tierra,
y hace temblar sus columnas.
Si él lo ordena, el sol no sale,
y él es quien pone sello a las estrellas.
Él solo extiende los cielos,
y anda sobre las olas del mar.
Él hizo la Osa y el Orión,
las Pléyades y los más remotos lugares del sur.
10 Él hace cosas grandes e incomprensibles,
maravillosas y sin número.
11 Él pasa delante de mí, y yo no lo veo;
pasa junto a mí sin que yo lo advierta.
12 Si arrebata alguna cosa ¿quién hará que la restituya?
¿Quién le dirá: “Qué haces”?

13 »Dios no volverá atrás su ira,
y bajo él se postran los que ayudan a los soberbios;
14 pues ¿cuánto menos podré yo replicarle
y escoger mis palabras frente a él?
15 Aunque yo fuera justo, no podría responderle;
sólo puedo rogarle, a él que es mi juez.
16 Ni aun si lo invocara y él me respondiera,
creería yo que ha escuchado mi voz.
17 Porque él me quebranta con tempestad,
aumenta sin causa mis heridas
18 y no me concede que tome aliento,
sino que me llena de amarguras.
19 Si hablamos de su fuerza, por cierto que es poderosa;
si de juicio, ¿quién lo emplazará?
20 Aunque yo me justificara, mi propia boca me condenaría;
aunque fuera perfecto, él me declararía culpable.
21 Aun siendo yo íntegro, él no me tomaría en cuenta,
¡despreciaría mi vida!
22 Una cosa me resta por decir:
que al perfecto y al impío él los destruye.
23 Si un azote mata de repente,
él se ríe del sufrimiento de los inocentes.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos,
y él cubre el rostro de sus jueces.
Y si no es él, ¿quién es?, ¿dónde está?
25 Mis días han sido más ligeros que un correo;
huyeron sin haber visto el bien.
26 Pasaron cual naves veloces,
como el águila que se arroja sobre la presa.
27 Si digo: “Olvidaré mi queja,
cambiaré mi triste semblante y me esforzaré”,
28 entonces me turban todos mis dolores,
pues sé que no me tienes por inocente.
29 Y si soy culpable,
¿para qué trabajar en vano?
30 Aun cuando me lave con agua de nieve
y limpie mis manos con lejía,
31 aun así me hundirás en el hoyo,
y hasta mis propios vestidos me aborrecerán.

32 »Él no es un hombre como yo, para que yo le replique
y comparezcamos juntos en un juicio.
33 No hay entre nosotros árbitro
que ponga su mano sobre ambos,
34 para que él aparte de mí su vara,
y su terror no me espante.
35 Con todo, yo le hablaré sin temor,
porque me consta que no soy así.

Job lamenta su condición

10 »¡Mi alma está hastiada de mi vida!
Voy a dar libre curso a mi queja,
hablaré con amargura de mi alma.
Diré a Dios: “No me condenes,
sino hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Te parece bien oprimirme,
desechar la obra de tus manos
y favorecer los designios de los impíos?
¿Acaso son de carne tus ojos?
¿Ves tú las cosas como las ve el hombre?
¿Son tus días como los días del hombre,
o tus años como el tiempo de los seres humanos,
para que estés al acecho de mi iniquidad
y andes indagando tras mi pecado,
aun sabiendo que no soy impío
y que nadie podría librarme de tu mano?
Tus manos me hicieron y me formaron,
¿y luego te vuelves y me deshaces?
Acuérdate de que como a barro me diste forma,
¿y en polvo me has de volver?
10 ¿No me vertiste como leche,
y como queso me cuajaste?
11 Me vestiste de piel y carne,
me tejiste con huesos y nervios,
12 me concediste vida y misericordia,
y tu cuidado ha guardado mi espíritu.
13 Pero tú ocultas algo en tu corazón,
y yo sé que lo tienes presente:
14 observar si yo pecaba,
y no tenerme por limpio de mi iniquidad.
15 Si soy malo, ¡ay de mí!,
y si soy justo, no levantaré la cabeza,
hastiado cual estoy de deshonra y de verme afligido.
16 Si alzo la cabeza, como un león, me das caza
y haces contra mí maravillas.
17 Renuevas tus pruebas contra mí,
y contra mí aumentas tu furor como tropas de relevo.

18 »”¿Por qué me sacaste de la matriz?
Habría expirado y nadie me habría visto.
19 Sería como si nunca hubiera existido,
llevado del vientre a la sepultura.
20 ¿No son pocos mis días?
¡Déjame, pues! Apártate de mí, para que pueda consolarme un poco
21 antes que vaya para no volver,
a la tierra de las tinieblas y la sombra de muerte,
22 a la tierra de la oscuridad y el desorden,
lóbrega como sombra de muerte,
donde la luz es como densas tinieblas.”»

Acusaciones de Zofar

11 Respondió Zofar, el naamatita, y dijo:

«¿Las muchas palabras no habrán de tener respuesta?
El hombre que habla mucho, ¿será por ello justificado?
¿Harán tus falacias callar a los hombres?
¿Te burlarás, sin que nadie te avergüence?
Tú dices: “Mi doctrina es recta,
y yo soy puro delante de tus ojos.”
Mas ¡ah, quién diera que Dios hablara,
que abriera para ti sus labios
y te declarara los secretos de la sabiduría,
que son de doble valor que las riquezas!
Sabrías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

»¿Descubrirás tú los secretos de Dios?
¿Llegarás a la perfección del Todopoderoso?
Es más alta que los cielos: ¿qué harás?
Es más profunda que el seol: ¿cómo la conocerás?
En longitud sobrepasa a la tierra,
y es más ancha que el mar.
10 Si él pasa y aprisiona, y si llama a juicio,
¿quién podrá oponérsele?
11 Y si él conoce a los hombres vanos,
al ver asimismo la iniquidad, ¿no hará caso?
12 Pero un hombre vano será inteligente
cuando la cría del asno montés nazca hombre.

13 »Si tú dispones tu corazón,
y tiendes hacia Dios las manos;
14 si alguna iniquidad hay en tus manos, pero la apartas de ti,
y no consientes que en tu casa more la injusticia,
15 entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
serás fuerte y nada temerás.
16 Olvidarás tu miseria,
o te acordarás de ella como de aguas que pasaron.
17 La vida te será más clara que el mediodía;
aunque oscurezca, será como la mañana.
18 Tendrás confianza, porque hay esperanza;
mirarás alrededor y dormirás seguro.
19 Te acostarás y no habrá quien te espante;
y muchos suplicarán tu favor.
20 Pero los ojos de los malos se consumirán;
no encontrarán refugio,
y toda su esperanza será dar su último suspiro.»

El gobierno universal de Dios

12 Respondió entonces Job diciendo:

«Ciertamente vosotros sois el pueblo,
y con vosotros morirá la sabiduría.
Pero yo también tengo entendimiento, lo mismo que vosotros;
¡no soy menos que vosotros!
¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
Yo soy uno de quien su amigo se mofa;
uno que invoca a Dios, y él le responde;
uno justo e íntegro que es escarnecido.
Aquel cuyos pies están a punto de resbalar
es como una lámpara despreciada
por el que se siente seguro.
Prosperan las casas de los ladrones
y viven seguros los que provocan a Dios,
que ha puesto en sus manos todo lo que tienen.

»Pregunta ahora a las bestias y ellas te enseñarán;
a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán;
o habla a la tierra y ella te enseñará;
y los peces del mar te lo declararán también.
¿Cuál entre todos ellos no entiende
que la mano de Jehová lo hizo?
10 En su mano está el alma de todo viviente
y el hálito de todo el género humano.

11 »Ciertamente el oído distingue las palabras
y el paladar saborea las viandas.
12 En los ancianos está la ciencia
y en la mucha edad la inteligencia.
13 Pero con Dios están la sabiduría y el poder:
suyo es el consejo y la inteligencia.
14 Si él derriba, no hay quien edifique;
si encierra al hombre, no hay quien le abra.
15 Si detiene las aguas, todo se seca;
si las suelta, arrasan la tierra.
16 Con él están el poder y la sabiduría;
suyos son el que yerra y el que hace errar.
17 Lleva despojados de consejo a los consejeros
y entontece a los jueces.
18 Rompe las cadenas de los tiranos
y ata una soga a su cintura.
19 Lleva despojados a los sacerdotes
y trastorna a los poderosos.
20 Quita la palabra a los que hablan con seguridad
y priva de discernimiento a los ancianos.
21 Derrama desprecio sobre los príncipes
y desata el cinto de los fuertes.
22 Descubre las profundidades de las tinieblas
y saca a luz la sombra de muerte.
23 Multiplica las naciones y las destruye;
las dispersa y las vuelve a reunir.
24 Quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra,
los hace vagar como por un desierto en el que no hay camino,
25 y van a tientas, como en tinieblas, sin luz;
y los hace errar como borrachos.

Job defiende su integridad espiritual

13 »Todas estas cosas han visto mis ojos,
y han oído y entendido mis oídos.
Como vosotros lo sabéis, lo sé yo:
no soy menos que vosotros.
Mas yo querría hablar con el Todopoderoso,
querría razonar con Dios.
Vosotros, ciertamente, sois fraguadores de mentira;
todos vosotros sois médicos inútiles.
¡Ojalá os callarais por completo,
pues así demostraríais sabiduría!
Escuchad ahora mi razonamiento;
estad atentos a los argumentos de mis labios.
¿Hablaréis iniquidad por defender a Dios?
¿Hablaréis con engaño por defenderle?
¿Seréis, para favorecerlo, parciales con las personas?
¿Lucharéis vosotros en defensa de Dios?
¡Bueno sería que él os examinara!
¿Os burlaréis de él como quien se burla de un hombre?
10 Él sin duda os reprochará,
si de manera solapada sois parciales con las personas.
11 De cierto su majestad os habría de espantar;
su pavor habría de caer sobre vosotros.
12 ¡Vuestras máximas son refranes de ceniza
y vuestros baluartes son baluartes de lodo!

13 »Escuchadme, yo hablaré,
y que me venga después lo que venga.
14 ¿Por qué he de arrancar mi carne con mis dientes
y he de tomar mi vida en mis manos?
15 Aunque él me mate, en él esperaré.
Ciertamente delante de él defenderé mis caminos,
16 y él mismo será mi salvación,
porque el impío no podrá entrar en su presencia.
17 Escuchad con atención mi razonamiento,
y mi declaración penetre en vuestros oídos.
18 Si yo ahora expongo mi causa,
sé que seré justificado.
19 ¿Quién quiere contender conmigo?
Porque si ahora callo, moriré.

20 »Haz conmigo tan sólo dos cosas,
y entonces no me esconderé de tu rostro:
21 Aparta de mí tu mano,
y que no me espante tu terror.
22 Llámame luego y yo responderé;
o yo hablaré y tú me responderás.
23 ¿Cuántas son mis iniquidades y pecados?
Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
24 ¿Por qué escondes tu rostro
y me tienes por enemigo?
25 ¿Vas a quebrantar la hoja que arrebata el viento,
y a perseguir una paja seca?
26 ¿Por qué dictas amarguras contra mí
y me cargas con los pecados de mi juventud?
27 Pones además mis pies en el cepo,
vigilas todos mis caminos
y pones cerco a las plantas de mis pies.
28 Así mi cuerpo se va gastando como comido de carcoma,
como un vestido que roe la polilla.

Job discurre sobre la brevedad de la vida

14 »El hombre, nacido de mujer,
corto de días y hastiado de sinsabores,
brota como una flor y es cortado,
huye como una sombra y no permanece.
¿Sobre él abres tus ojos
y lo traes a juicio contigo?
¿Quién hará puro lo inmundo?
¡Nadie!
Ciertamente sus días están determinados
y tú has fijado el número de sus meses:
le has puesto límites, que no traspasará.
Si tú lo abandonas, él dejará de ser;
entre tanto, como el jornalero, disfrutará de su jornada.

»El árbol, aunque lo corten,
aún tiene la esperanza de volver a retoñar,
de que no falten sus renuevos.
Aunque en la tierra envejezca su raíz
y muera su tronco en el polvo,
al percibir el agua reverdecerá
y hará copa como una planta nueva.
10 En cambio el hombre muere y desaparece.
Perece el hombre, ¿y dónde estará?
11 Como se evaporan las aguas en el mar,
y el río se agota y se seca,
12 así el hombre yace y no vuelve a levantarse.
Mientras exista el cielo, no despertará
ni se levantará de su sueño.
13 ¡Ojalá me escondieras en el seol,
me ocultaras hasta apaciguarse tu ira!
¡Ojalá me pusieras plazo para acordarte de mí!
14 El hombre que muere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi vida esperaré,
hasta que llegue mi liberación.
15 Entonces llamarás y yo te responderé;
tendrás afecto a la obra de tus manos.
16 Pero ahora cuentas mis pasos
y no das tregua a mi pecado;
17 tienes sellada en un saco mi transgresión,
encerrada mi iniquidad.

18 »Un monte derrumbado ciertamente se deshace,
las peñas son removidas de su lugar
19 y las piedras se desgastan con el agua
que impetuosa arrastra el polvo de la tierra.
De igual manera, tú haces que perezca la esperanza del hombre.
20 Para siempre prevalecerás sobre él, y él se irá;
demudarás su rostro y lo despedirás.
21 Si sus hijos reciben honores, no lo sabrá;
si son humillados, no se enterará.
22 Pero sentirá el dolor de su propia carne,
y se afligirá en él su alma.»

Elifaz reprende a Job

15 Respondió Elifaz, el temanita, y dijo:

«¿Responderá el sabio con vana sabiduría
y llenará su vientre de viento del este?
¿Disputará con palabras inútiles
y con razones sin provecho?
Tú también destruyes el temor a Dios,
y menoscabas la oración delante de él.
Por cuanto tu boca ha revelado tu iniquidad,
habiendo escogido el hablar con astucia,
tu propia boca te condenará, no yo;
y tus labios testificarán contra ti.

»¿Acaso naciste tú antes que Adán?
¿Fuiste formado antes que los collados?
¿Oíste tú acaso el secreto de Dios?
¿Está limitada a ti la sabiduría?
¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos?
¿Qué entiendes tú que nosotros no entendamos?
10 Cabezas canas hay entre nosotros, y hombres muy ancianos,
mucho más avanzados en días que tu padre.
11 ¿En tan poco tienes el consuelo que viene de Dios
y las amables palabras que se te dicen?
12 ¿Por qué tu corazón te arrebata
y por qué guiñan tus ojos,
13 para que contra Dios vuelvas tu espíritu,
y lances tales palabras por tu boca?
14 ¿Qué cosa es el hombre para que sea puro,
para que se justifique el nacido de mujer?
15 Dios en sus santos no confía,
y ni aun los cielos son puros delante de sus ojos;
16 ¿cuánto menos el hombre, este ser abominable y vil
que bebe la iniquidad como agua?

17 »Escúchame, pues yo te voy a mostrar
y a contar lo que he visto,
18 lo que los sabios nos contaron
de sus padres, y no lo ocultaron:
19 que únicamente a ellos fue dada la tierra,
y que ningún extraño pasó por en medio de ellos.
20 Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,
y el número de sus años le está escondido al violento.
21 Estruendos espantosos resuenan en sus oídos,
y en la prosperidad el asolador vendrá sobre él.
22 Él no cree que volverá de las tinieblas,
y está descubierto frente a la espada.
23 Vaga errante, tras el pan, diciendo: “¿Dónde está?”
Sabe que le está preparado el día de tinieblas.
24 Tribulación y angustia lo turban,
y se lanzan contra él como rey dispuesto para la batalla,
25 por cuanto él extendió su mano contra Dios
y se portó con soberbia contra el Todopoderoso.
26 Corrió contra él con el cuello erguido,
tras la espesa barrera de sus escudos.
27 Aunque la grasa cubra su rostro
y haga pliegues en sus costados,
28 habitará en ciudades asoladas,
en casas desiertas y en ruinas.
29 No prosperará, ni durarán sus riquezas,
ni extenderá sus bienes por la tierra.
30 No escapará de las tinieblas,
la llama secará sus ramas
y perecerá con el aliento de la boca de Dios.
31 No confíe el iluso en la vanidad,
porque ella será su recompensa.
32 Él será cortado antes de tiempo
y sus renuevos no reverdecerán.
33 Como la vid, perderá sus uvas antes de madurar,
y esparcirá su flor como el olivo.
34 Porque la reunión de los impíos será asolada
y el fuego consumirá la casa del que soborna.
35 Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad
y en sus entrañas traman engaño.»

Lamentaciones de Job

16 Respondió Job y dijo:

«Muchas veces he oído cosas como éstas,
¡Consoladores molestos sois todos vosotros!
¿Tendrán fin las palabras vacías?
¿Qué es lo que te anima a responder?
También yo podría hablar como vosotros,
si vuestra alma estuviera en lugar de la mía.
Yo podría hilvanar contra vosotros palabras,
y sobre vosotros mover la cabeza.
Pero os alentaría con mis palabras,
y el consuelo de mis labios calmaría vuestro dolor.

»Pero en mí, aunque yo hable, el dolor no cesa;
y aunque deje de hablar, no se aparta de mí.
Porque ahora él me ha fatigado;
ha asolado toda mi compañía.
Me ha llenado de arrugas: testigo es mi delgadez,
la cual se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Su furor me ha destrozado, me ha sido contrario;
cruje sus dientes contra mí:
contra mí aguza sus ojos mi enemigo.
10 Ellos han abierto contra mí su boca,
y han herido mis mejillas con afrenta:
¡contra mí se han juntado todos!
11 Dios me ha entregado al mentiroso,
en las manos de los impíos me ha hecho caer.
12 Yo vivía en prosperidad, y me desmenuzó;
me arrebató por la cerviz, me despedazó
y me puso por blanco suyo.
13 Me rodearon sus flecheros,
y él partió mis riñones sin compasión
y derramó mi hiel por tierra.
14 Me quebrantó de quebranto en quebranto;
corrió contra mí como un gigante.
15 Entonces cosí sobre mi piel tejidos ásperos
y puse mi cabeza en el polvo.
16 Mi rostro está hinchado por el llanto
y mis párpados entenebrecidos,
17 a pesar de no haber iniquidad en mis manos
y de ser pura mi oración.

18 »¡Tierra, no cubras mi sangre
ni haya en ti lugar para mi clamor!
19 En los cielos está mi testigo
y mi testimonio en las alturas.
20 Disputadores son mis amigos,
mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21 ¡Ojalá pudiera disputar el hombre con Dios
como con su prójimo!
22 Mas vienen los años, que están contados,
y yo me iré por el camino sin regreso.

17 Mi aliento se agota, se acortan mis días
y me está preparado el sepulcro.
No hay conmigo sino burladores;
en su provocación se fijan mis ojos.

»Sé tú, Dios, mi fiador, y sea junto a ti mi protección;
porque ¿quién, si no tú, querría responder por mí?
Pues del corazón de estos has escondido la inteligencia
y, por tanto, no los exaltarás.
¡Desfallecerán los ojos de los hijos
del que por recompensa denuncia a sus amigos!

»Pero él me ha puesto por refrán de pueblos,
y delante de ellos he sido como un tamboril.
Mis ojos se han oscurecido de dolor
y todos mis pensamientos son como sombra.
Los rectos se asombrarán de esto
y el inocente se levantará contra el impío.
A pesar de todo, proseguirá el justo su camino
y el puro de manos aumentará la fuerza.
10 ¡Volved todos vosotros! ¡Venid ahora,
que no hallaré entre vosotros un solo sabio!
11 Han pasado mis días y han sido arrancados mis pensamientos,
los anhelos de mi corazón.
12 Ellos cambian la noche en día;
dicen que la luz se acerca después de las tinieblas.
13 Por más que yo espere, el seol es mi casa,
y yo haré mi cama en las tinieblas.
14 A la corrupción le digo: “Mi padre eres tú”,
y a los gusanos: “Sois mi madre y mi hermana.”
15 ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la verá?
16 A la profundidad del seol descenderán,
y descansaremos juntos en el polvo.»

Bildad describe la suerte de los malos

18 Respondió Bildad, el suhita, y dijo:

«¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Pensad, y después hablemos.
¿Por qué somos tenidos por bestias
y a vuestros ojos somos viles?
Tú, que te destrozas en tu furor,
¿será abandonada la tierra por tu causa,
o serán removidas de su lugar las peñas?

»Ciertamente la luz del impío se apaga
y no resplandecerá la llama de su fuego.
La luz se oscurece en su casa
y se apaga sobre él su lámpara.
Sus pasos vigorosos se acortan
y sus propios planes le hacen tropezar;
porque un lazo está puesto a sus pies
y entre redes camina;
un cepo atrapa su talón
y una trampa se afirma contra él.
10 La cuerda está escondida en la tierra
y la trampa lo aguarda en la senda.
11 De todas partes lo asaltan temores
y lo hacen huir desconcertado.
12 El hambre desgasta sus fuerzas
y a su lado está dispuesta la ruina.
13 La enfermedad roe su piel
y sus miembros devora el primogénito de la muerte.
14 De la confianza de su hogar es arrancado
y es conducido al rey de los espantos.
15 En su hogar mora como si no fuera suyo;
piedra de azufre es esparcida sobre su morada.
16 Por abajo se secan sus raíces
y por arriba son cortadas sus ramas.
17 Su recuerdo se borra de la tierra
y no tiene nombre en las calles.
18 De la luz es lanzado a las tinieblas
y es arrojado fuera del mundo.
19 No tiene hijo ni nieto en su pueblo,
ni quien le suceda en sus moradas.
20 De su día se espantan los de occidente,
y el pavor caerá sobre los de oriente.
21 Tales son ciertamente las moradas del impío,
y ése es el lugar del que no conoce a Dios.»

Job confía en que Dios lo justificará

19 Respondió entonces Job y dijo:

«¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma
y me moleréis con palabras?
Ya me habéis insultado diez veces,
¿no os avergonzáis de injuriarme?
Aun siendo verdad que yo haya errado,
sobre mí recaería mi error.
Pero si vosotros os jactáis contra mí,
y contra mí alegáis mi oprobio,
sabed ahora que Dios me ha derribado,
y me ha atrapado en su red.
Yo grito: “¡Agravio!”, pero no se me oye;
doy voces, pero no se me hace justicia.
Dios ha cercado con valla mi camino y no puedo pasar;
y sobre mis veredas ha tendido tinieblas.
Me ha despojado de mi gloria
y ha quitado la corona de mi cabeza.
10 Por todos lados me ha arruinado, y perezco;
ha hecho que pase mi esperanza como un árbol arrancado.
11 Hace arder contra mí su furor
y me tiene por uno de sus enemigos.
12 A una vienen sus ejércitos, se atrincheran contra mí,
y acampan en derredor de mi morada.

13 »Hace que de mí se alejen mis hermanos,
y que mis conocidos, como extraños, se aparten de mí.
14 Mis parientes se detienen;
mis conocidos me olvidan.
15 Los moradores de mi casa y mis criadas me tienen por extraño;
forastero soy yo ante sus ojos.
16 Llamo a mi siervo y no responde,
aun cuando con mi propia boca le suplico.
17 Mi aliento ha venido a ser extraño a mi mujer,
aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18 Incluso los muchachos me desprecian,
y al levantarme hablan contra mí.
19 Todos mis íntimos amigos me aborrecen;
los que yo amo se vuelven contra mí.
20 Mi piel y mi carne se han pegado a mis huesos,
y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
21 ¡Vosotros, mis amigos, tened compasión de mí!
¡Tened compasión de mí,
porque la mano de Dios me ha tocado!
22 ¿Por qué vosotros me perseguís, lo mismo que Dios,
y ni aun de mi carne os saciáis?

23 »¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas!
¡Quién diera que se escribiesen en un libro,
24 o que con cincel de hierro y con plomo
fueran esculpidas en piedra para siempre!
25 Pero yo sé que mi Redentor vive,
y que al fin se levantará sobre el polvo,
26 y que después de deshecha esta mi piel,
en mi carne he de ver a Dios.
27 Lo veré por mí mismo;
mis ojos lo verán, no los de otro.
Pero ahora mi corazón se consume dentro de mí.

28 »Deberíais decir: “¿Por qué lo perseguimos,
si la raíz de su situación está en él mismo?”
29 ¡Temed vosotros delante de la espada,
porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias!
¡Sabed, pues, que hay un juicio!»

Zofar describe las calamidades de los malos

20 Respondió Zofar, el naamatita, y dijo:

«Por cierto mis pensamientos me hacen responder,
y por eso me apresuro.
He escuchado una reprensión afrentosa
y mi inteligencia me inspira la respuesta.
¿No sabes que siempre fue así,
que desde el tiempo en que el hombre fue puesto sobre la tierra,
la alegría de los malos es breve
y el gozo del impío sólo dura un momento?
Aunque se enaltezca hasta el cielo
y su cabeza toque las nubes,
como su estiércol, perecerá para siempre;
y los que lo hayan visto dirán: “¿Qué es de él?”
Como un sueño volará y no será hallado;
se disipará como una visión nocturna.
El ojo que lo veía, nunca más lo verá,
ni su lugar lo conocerá más.
10 Sus hijos solicitarán el favor de los pobres
y sus manos devolverán lo que él robó.
11 Sus huesos, llenos aún de su juventud,
yacerán con él en el polvo.
12 Si el mal era dulce en su boca,
si lo ocultaba debajo de su lengua,
13 si lo saboreaba y no lo dejaba,
sino que lo retenía y paladeaba,
14 su comida se corromperá en sus entrañas
y será veneno de áspides dentro de él.
15 Devoró riquezas, pero las vomitará;
Dios las sacará de su vientre.
16 Veneno de áspides chupará;
lo matará la lengua de la víbora.
17 No verá más los arroyos, los ríos,
los torrentes de miel y de leche.
18 Restituirá sus ganancias y sus bienes
sin haberlos tragado ni gozado de ellos.
19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres,
y robó casas no edificadas por él,
20 por eso no tendrá sosiego su vientre
ni salvará nada de lo que codiciaba.
21 Nada quedó que él no devorara,
y por eso su bienestar no será duradero.
22 En la plenitud de su abundancia padecerá estrechez;
la mano de todos los malvados caerá sobre él.
23 Cuando se ponga a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor de su ira,
y la hará llover sobre él y sobre su comida.
24 Huirá de las armas de hierro
y el arco de bronce lo atravesará.
25 La saeta lo traspasará, atravesará su cuerpo;
la punta reluciente saldrá por su hiel.
¡Sobre él vendrán terrores!
26 Una total tiniebla está reservada para sus tesoros;
un fuego no atizado los consumirá
y devorará lo que quede en su morada.
27 Los cielos descubrirán su iniquidad,
y la tierra se levantará contra él.
28 Los renuevos de su casa serán llevados de allí,
serán esparcidos en el día de su furor.
29 Ésta es la suerte que Dios prepara para el hombre impío,
la herencia que Dios le señala por su palabra.»

Prosperidad y miseria de los malos

21 Entonces respondió Job y dijo:

«Oíd atentamente mi palabra
y, al menos, dadme consuelo.
Toleradme, y yo hablaré;
y burlaos después que haya hablado.
¿Acaso me quejo yo de algún hombre?
¿Por qué mi espíritu no habrá de angustiarse?
Miradme, espantaos
y tapaos la boca con la mano.
Aun yo mismo me horrorizo al acordarme
y el temblor estremece mi cuerpo.

»¿Por qué viven los impíos
y envejecen, y aun crecen sus riquezas?
Su linaje se robustece ante su vista
y sus descendientes están delante de sus ojos.
Sus casas están libres de temor,
ningún azote de Dios viene sobre ellos.
10 Sus toros engendran sin fallar
y sus vacas paren sin que su cría se malogre.
11 Salen sus pequeñuelos como en manada,
sus hijos andan saltando.
12 Saltan al son del tamboril y de la cítara,
se regocijan al son de la flauta.
13 Pasan sus días en prosperidad
y en paz descienden al seol,
14 pese a que dicen a Dios: “Apártate
porque no queremos conocer tus caminos.
15 ¿Quién es el Todopoderoso para que lo sirvamos?
¿De qué nos aprovechará que oremos a él?”
16 Pero el bien de ellos no está en sus propias manos.
¡Lejos esté de mí el consejo de los malvados!

17 »¡Cuántas veces apagada es la lámpara de los impíos
y sobre ellos viene su quebranto,
y Dios en su ira les reparte dolores!
18 Son como la paja delante del viento,
como el tamo que arrebata el torbellino.
19 ¡Dios guarda su violencia para los hijos de ellos!
¡Él le dará su merecido, para que aprenda!
20 Verá con sus propios ojos su quebranto
y beberá de la ira del Todopoderoso.
21 ¿Qué deleite tendrá él de su casa después de sí,
cuando se haya cortado la cuenta de sus meses?
22 ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría,
cuando es él quien juzga a los que están elevados?
23 Uno muere en la plenitud de su vigor,
del todo próspero y en paz;
24 sus vasijas están llenas de leche
y sus huesos rellenos de tuétano.
25 Otro, en cambio, muere con el ánimo amargado,
sin haber comido jamás con gusto.
26 Pero ambos por igual yacerán en el polvo,
cubiertos de gusanos.

27 »Yo conozco vuestros pensamientos
y lo que en vuestra imaginación forjáis contra mí.
28 Porque decís: “¿Qué hay de la casa del príncipe
y de la morada donde viven los malvados?”
29 ¿No habéis preguntado a los que pasan por el camino?
¿No habéis conocido su respuesta,
30 que el malo es preservado en el día de la destrucción
y que estará a salvo en el día de la ira?
31 ¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Por lo que él hizo, ¿quién le dará su merecido?
32 ¡Lo llevarán al cementerio
y velarán sobre su túmulo!
33 Los terrones del valle le serán dulces;
en pos de él desfila todo el mundo,
y antes de él, una muchedumbre incontable.
34 ¡Cuán vano es el consuelo que me dais!
Vuestras respuestas son pura falacia.»

Acusaciones de Elifaz

22 Respondió Elifaz, el temanita, y dijo:

«¿Podrá el hombre ser de provecho a Dios?
Si acaso, sólo para sí mismo es provechoso el hombre sabio.
¿Le satisface al Omnipotente que tú seas justo?
¿Le aprovecha de algo que tú hagas perfectos tus caminos?
¿Acaso por tu piedad te castiga
o entra a juicio contigo?
Por cierto, tu maldad es grande
y tus iniquidades no tienen fin.
Sin razón tomabas prenda de tus hermanos
y despojabas de sus ropas a los desnudos.
No dabas de beber agua al cansado
y negaste el pan al hambriento.
¡Tú, el hombre pudiente que poseía la tierra,
el distinguido que habitaba en ella,
a las viudas enviabas vacías
y quebrabas los brazos de los huérfanos!
10 Por eso estás rodeado de lazos
y te turba un espanto repentino;
11 estás en tinieblas, de modo que no ves,
y te cubre un torrente de agua.

12 »¿No está Dios en lo alto de los cielos?
¡Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están!
13 Y tú has dicho: “¿Qué sabe Dios?
¿Cómo juzgará a través de la oscuridad?
14 Rodeado de nubes, no puede ver
mientras pasea por los bordes del cielo.”
15 ¿Quieres tú acaso seguir la senda antigua,
la que siguieron los hombres perversos
16 que fueron cortados antes de tiempo,
cuyos cimientos se derramaron como un río?
17 Ellos decían a Dios: “¡Apártate de nosotros!”
¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
18 Había colmado de bienes sus casas.
¡Lejos de mí sea el consejo de ellos!
19 Lo verán los justos y se gozarán,
y el inocente se burlará de ellos diciendo:
20 “¡Nuestros adversarios fueron destruidos
y el fuego consumió lo que de ellos había quedado!”

21 »Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz;
y la prosperidad vendrá a ti.
22 Toma ahora la Ley de su boca
y pon sus palabras en tu corazón.
23 Si te vuelves al Omnipotente, serás edificado
y alejarás de tu morada la aflicción.
24 Tendrás más oro que tierra:
como piedras de arroyo, oro de Ofir.
25 ¡El Todopoderoso será tu oro
y tendrás plata en abundancia!
26 Entonces te deleitarás en el Omnipotente
y alzarás a Dios tu rostro.
27 Orarás a él y él te oirá;
y tú cumplirás tus votos.
28 Asimismo se realizará lo que tú determines,
y sobre tus caminos resplandecerá la luz.
29 Cuando ellos estén abatidos, dirás tú: “¡Sean enaltecidos!”
Entonces Dios salvará al de mirada humilde.
30 Él libertará al inocente;
por la pureza de tus manos será liberado.»

Job defiende su causa delante de Dios

23 Respondió Job y dijo:

«Hoy también hablaré con amargura,
porque es más grave mi llaga que mi gemido.
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su morada,
expondría mi causa delante de él
y llenaría mi boca de argumentos.
Yo sabría lo que él me respondiese
y entendería lo que me dijera.
¿Contendería conmigo con la grandeza de fuerza?
¡No, sino que él me atendería!
Allí el justo razonaría con él
y yo escaparía para siempre de mi juez.

»Si me dirijo al oriente, no lo encuentro;
si al occidente, no lo descubro.
Si él muestra su poder en el norte, yo no lo veo;
ni tampoco lo veo si se oculta en el sur.
10 Mas él conoce mi camino:
si me prueba, saldré como el oro.
11 Mis pies han seguido sus pisadas;
permanecí en su camino, sin apartarme de él.
12 Nunca me separé del mandamiento de sus labios,
sino que guardé las palabras de su boca más que mi comida.

13 »Pero si él decide una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Lo que desea, lo realiza.
14 Él, pues, llevará a término lo que ha decidido en cuanto a mí,
y muchas cosas semejantes que tiene en su propósito.
15 Por eso, me espanto en su presencia;
cuando lo considero, tiemblo a causa de él.
16 Dios ha enervado mi corazón;
me ha aterrado el Omnipotente.
17 ¿Por qué no fui aniquilado por las tinieblas?
¿Por qué no fue cubierto por la oscuridad mi rostro?

24 »Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso,
¿por qué los que lo conocen no ven sus días?
Los malvados violan los linderos,
roban los ganados y los apacientan.
Se llevan el asno de los huérfanos
y toman en prenda el buey de la viuda.
Hacen apartar del camino a los necesitados
y todos los pobres de la tierra tienen que esconderse.
Como asnos monteses en el desierto,
salen los pobres, madrugando en busca de presa.
¡El desierto les da el sustento de sus hijos!
En el campo recogen sus espigas,
pero los malvados vendimian la viña ajena.
Al desnudo fuerzan a dormir sin ropa,
sin cobertura contra el frío.
En los montes se empapan con la lluvia
y se abrazan a las peñas faltos de refugio.
Quitan del pecho a los huérfanos,
y del pobre toman en prenda.
10 Al desnudo hacen caminar sin ropas
y a los hambrientos quitan las gavillas.
11 Dentro de sus muros exprimen el aceite;
pisan los lagares, pero mueren de sed.
12 En la ciudad gimen los moribundos
y clama el alma de los heridos de muerte,
pero Dios no atiende su oración.

13 »Ellos son los que, rebeldes a la luz,
no conocen sus caminos,
ni permanecen en sus sendas.
14 Al amanecer se levanta el asesino,
el que mata al pobre y al necesitado
y de noche es como un ladrón.
15 La noche está aguardando el ojo del adúltero,
del que dice: “No me verá nadie”,
y esconde su rostro.
16 En las tinieblas minan las casas
que de día para sí señalaron.
No conocen la luz.
17 La mañana es para todos ellos como sombra de muerte;
pues, si son reconocidos, terrores de sombra de muerte los asaltan.

18 »Huyen ligeros como corriente de aguas,
su porción es maldita en la tierra
y no andarán por el camino de las viñas.
19 Como la sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve,
así también el seol a los pecadores.
20 De ellos se olvidará el seno materno;
de su dulzor gustarán los gusanos;
nunca más habrá de ellos memoria:
¡Como un árbol serán talados los impíos!

21 »Afligió a la mujer estéril, la que no concebía,
y nunca se portó bien con la viuda.
22 En cambio, aventaja en poder a los fuertes.
¡Cuando se levanta, nadie está seguro de su vida!

23 »Dios les da seguridad y confianza,
pero sus ojos vigilan los caminos de ellos.
24 Por un momento son exaltados, pero pronto desaparecen
y son abatidos como todos los demás:
encerrados son y cortados como cabezas de espiga.
25 ¿O no es esto así? ¿Quién me desmentirá ahora
o reducirá a nada mis palabras?»

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies