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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 135 - Proverbios 6

La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos

¡Aleluya!

135 ¡Alabad el nombre de Jehová!
Alabadlo, siervos de Jehová,
los que estáis en la casa de Jehová,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad a Jah, porque él es bueno;
cantad salmos a su nombre, porque él es benigno,
porque Jah ha escogido a Jacob para sí,
a Israel por posesión suya.

Yo sé, ciertamente, que Jehová es grande,
y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos.
Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
hace los relámpagos para la lluvia;
saca de sus depósitos los vientos.

Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
desde el hombre hasta la bestia.
Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto,
contra el faraón y contra todos sus siervos.
10 Destruyó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:
11 A Sehón, rey amorreo,
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
en heredad a Israel su pueblo.

13 ¡Jehová, eterno es tu nombre;
tu memoria, Jehová, de generación en generación!
14 Jehová juzgará a su pueblo
y se compadecerá de sus siervos.

15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
obra de manos de hombres.
16 Tienen boca y no hablan;
tienen ojos y no ven;
17 tienen orejas y no oyen;
tampoco hay aliento en sus bocas.
18 Semejantes a ellos son los que los hacen
y todos los que en ellos confían.

19 Casa de Israel, ¡bendecid a Jehová!
Casa de Aarón, ¡bendecid a Jehová!
20 Casa de Leví, ¡bendecid a Jehová!
Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová!
21 Desde Sión sea bendecido Jehová,
que mora en Jerusalén.

¡Aleluya!

Alabanza por la misericordia eterna de Jehová

136 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
    porque para siempre es su misericordia.
Alabad al Dios de los dioses,
    porque para siempre es su misericordia.
Alabad al Señor de los señores,
    porque para siempre es su misericordia:

al único que hace grandes maravillas,
    porque para siempre es su misericordia;
al que hizo los cielos con entendimiento,
    porque para siempre es su misericordia;
al que extendió la tierra sobre las aguas,
    porque para siempre es su misericordia;
al que hizo las grandes lumbreras,
    porque para siempre es su misericordia:
el sol para que señoree en el día,
    porque para siempre es su misericordia;
la luna y las estrellas para que señoreen en la noche,
    porque para siempre es su misericordia.

10 Al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
    porque para siempre es su misericordia.
11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
    porque para siempre es su misericordia,
12 con mano fuerte y brazo extendido,
    porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió el Mar Rojo en partes,
    porque para siempre es su misericordia;
14 e hizo pasar a Israel por en medio de él,
    porque para siempre es su misericordia;
15 y arrojó al faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
    porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto,
    porque para siempre es su misericordia.

17 Al que hirió a grandes reyes,
    porque para siempre es su misericordia;
18 y mató a reyes poderosos,
    porque para siempre es su misericordia;
19 a Sehón, rey amorreo,
    porque para siempre es su misericordia:
20 y a Og, rey de Basán,
    porque para siempre es su misericordia.
21 Y dio la tierra de ellos en heredad,
    porque para siempre es su misericordia.
22 En heredad a Israel su siervo,
    porque para siempre es su misericordia.

23 Al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,
    porque para siempre es su misericordia;
24 y nos rescató de nuestros enemigos,
    porque para siempre es su misericordia.
25 Al que da alimento a todo ser viviente,
    porque para siempre es su misericordia.

26 ¡Alabad al Dios de los cielos,
porque para siempre es su misericordia!

Lamento de los cautivos en Babilonia

137 Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas.
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.»

¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová
en tierra de extraños?
Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.

Jehová, recuerda a los hijos de Edom
cuando el día de Jerusalén decían:
«¡Arrasadla, arrasadla
hasta los cimientos!»

Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.
¡Dichoso el que tome tus niños
y los estrelle contra la peña!

Acción de gracias por el favor de Jehová

Salmo de David

138 Te alabaré con todo mi corazón;
delante de los dioses te cantaré salmos.
Me postraré hacia tu santo Templo
y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad,
porque has engrandecido tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
El día que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma.

Te alabarán, Jehová, todos los reyes de la tierra,
porque han oído los dichos de tu boca.
Cantarán de los caminos de Jehová,
porque la gloria de Jehová es grande,
porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
pero al altivo mira de lejos.

Cuando ando en medio de la angustia,
tú me vivificas;
contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano
y me salva tu diestra.
Jehová cumplirá su propósito en mí.
Tu misericordia, Jehová, es para siempre;
¡no desampares la obra de tus manos!

Omnipresencia y omnisciencia de Dios

Al músico principal. Salmo de David

139 Jehová, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme.
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos,
pues aún no está la palabra en mi lengua
y ya tú, Jehová, la sabes toda.
Detrás y delante me rodeaste,
y sobre mí pusiste tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡alto es, no lo puedo comprender!

¿A dónde me iré de tu espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiera a los cielos, allí estás tú;
y si en el seol hiciera mi estrado, allí tú estás.
Si tomara las alas del alba
y habitara en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.
11 Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán»,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
¡lo mismo te son las tinieblas que la luz!

13 Tú formaste mis entrañas;
me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras;
estoy maravillado
y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
aunque en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
sin faltar ni una de ellas.
17 ¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena.
Yo despierto y aún estoy contigo.

19 De cierto, Dios, harás morir al impío.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!
20 Blasfemias dicen ellos contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, Jehová, a los que te aborrecen,
y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo,
los tengo por enemigos.
23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.
24 Ve si hay en mí camino de perversidad
y guíame en el camino eterno.

Súplica de protección contra los perseguidores

Al músico principal. Salmo de David

140 Líbrame, Jehová, del hombre malo;
guárdame de hombres violentos,
los cuales maquinan males en el corazón
y cada día provocan contiendas.
Aguzan su lengua como una serpiente;
veneno de víbora hay debajo de sus labios. Selah

Guárdame, Jehová, de manos del impío;
líbrame de hombres injuriosos,
que han planeado trastornar mis pasos.
Me han tendido lazo y cuerdas los soberbios;
han tendido red junto a la senda;
me han puesto lazos. Selah

He dicho a Jehová: «Dios mío eres tú;
escucha, Jehová, la voz de mis ruegos.
Jehová, Señor, potente salvador mío,
tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.»

No concedas, Jehová, al impío sus deseos;
no saques adelante sus pensamientos,
para que no se ensoberbezca. Selah
En cuanto a los que por todas partes me rodean,
la maldad de sus propios labios cubrirá sus cabezas.
10 Caerán sobre ellos brasas,
serán echados en el fuego,
en abismos profundos de donde no escaparán.
11 El hombre deslenguado no será firme en la tierra;
el mal cazará al hombre injusto para derribarlo.

12 Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido
y el derecho de los necesitados.
13 Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
¡los rectos morarán en tu presencia!

Oración a fin de ser guardado del mal

Salmo de David

141 Jehová, a ti he clamado; apresúrate a venir a mí;
escucha mi voz cuando te invoque.
Suba mi oración delante de ti como el incienso,
el don de mis manos como la ofrenda de la tarde.

Pon guarda a mi boca, Jehová;
guarda la puerta de mis labios.
No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
para hacer obras impías
con los que hacen maldad;
y no coma yo de sus deleites.

Que el justo me castigue y me reprenda será un favor;
pero que bálsamo de impíos no unja mi cabeza,
pues mi oración será continuamente contra sus maldades.
Serán despeñados sus jueces,
y oirán mis palabras, que son verdaderas.
Como quien hiende y rompe la tierra,
son esparcidos nuestros huesos a la boca del seol.

Por tanto, a ti, Jehová, Señor, miran mis ojos.
En ti he confiado: no desampares mi alma.
Guárdame de los lazos que me han tendido
y de las trampas de los que hacen maldad.
10 Caigan los impíos a una en sus redes,
mientras yo paso adelante.

Petición de ayuda en medio de la prueba

Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva.

142 Con mi voz clamaré a Jehová;
con mi voz pediré a Jehová misericordia.
Delante de él expondré mi queja;
delante de él manifestaré mi angustia.

Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí,
tú conocías mi senda.
En el camino en que andaba,
me escondieron lazo.
Mira a mi diestra y observa,
pues no hay quien quiera conocer.
¡No tengo refugio
ni hay quien cuide de mi vida!

Clamé a ti, Jehová;
dije: «¡Tú eres mi esperanza
y mi porción en la tierra de los vivientes!»

Escucha mi clamor,
porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen,
porque son más fuertes que yo.
Saca mi alma de la cárcel,
para que alabe tu nombre.
Me rodearán los justos,
porque tú me serás propicio.

Súplica de liberación y dirección

Salmo de David

143 Jehová, oye mi oración,
escucha mis ruegos.
¡Respóndeme por tu verdad, por tu justicia!
No entres en juicio con tu siervo,
porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.

El enemigo ha perseguido mi alma,
ha postrado en tierra mi vida,
me ha hecho habitar en tinieblas
como los que han muerto.
Mi espíritu se angustió dentro de mí;
está desolado mi corazón.

Me acordé de los días antiguos;
meditaba en todas tus obras;
reflexionaba en las obras de tus manos.
Extendí mis manos hacia ti,
mi alma te anhela como la tierra sedienta. Selah

Respóndeme pronto, Jehová,
porque desmaya mi espíritu;
no escondas de mí tu rostro,
no venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
Hazme oír por la mañana tu misericordia,
porque en ti he confiado.
Hazme saber el camino por donde ande,
porque hacia ti he elevado mi alma.
Líbrame de mis enemigos, Jehová;
en ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe
a tierra de rectitud.

11 Por tu nombre, Jehová, me vivificarás;
por tu justicia sacarás mi alma de la angustia.
12 Por tu misericordia disiparás a mis enemigos
y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
porque yo soy tu siervo.

Oración pidiendo socorro y prosperidad

Salmo de David

144 ¡Bendito sea Jehová, mi roca,
quien adiestra mis manos para la batalla
y mis dedos para la guerra!
Misericordia mía y mi castillo,
fortaleza mía y mi libertador,
escudo mío, en quien he confiado;
el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.

Jehová, ¿qué es el hombre para que en él pienses,
o el hijo de hombre para que lo estimes?
El hombre es como un soplo;
sus días son como la sombra que pasa.

Jehová, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes, y humeen.
Despide relámpagos y disípalos;
envía tus saetas y túrbalos.
Extiende tu mano desde lo alto;
redímeme y sácame de las muchas aguas,
de manos de los hombres extraños,
cuya boca habla falsedad
y cuya diestra es diestra de mentira.

A ti, Dios, cantaré un cántico nuevo;
con salterio, con decacordio cantaré a ti.
10 Tú, el que da victoria a los reyes,
el que rescata de maligna espada a David tu siervo.
11 Rescátame, y líbrame
de manos de los hombres extraños,
cuya boca habla falsedad
y cuya diestra es diestra de mentira.

12 Sean nuestros hijos como plantas
crecidas en su juventud,
nuestras hijas como esquinas
labradas cual las de un palacio;
13 nuestros graneros llenos,
provistos de toda suerte de grano;
nuestros ganados, que se multipliquen a millares
y decenas de millares en nuestros campos;
14 nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;
no tengamos asalto, ni que hacer salida,
ni grito de alarma en nuestras plazas.

15 ¡Bienaventurado el pueblo que tiene todo esto!
¡Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová!

Alabanza por la bondad y el poder de Dios

Salmo de alabanza; de David

145 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es Jehová y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.

Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.
Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.
Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.

Clemente y misericordioso es Jehová,
lento para la ira y grande en misericordia.
Bueno es Jehová para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.

10 ¡Te alaben, Jehová, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!
11 La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,
12 para hacer saber sus poderosos hechos a los hijos de los hombres
y la gloria de la magnificencia de su reino.
13 Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.

14 Sostiene Jehová a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.
15 Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.
16 Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.
17 Justo es Jehová en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.
18 Cercano está Jehová a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.
19 Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.
20 Jehová guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.

21 La alabanza de Jehová proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!

Alabanza por la justicia de Dios

¡Aleluya!

146 ¡Alaba, alma mía, a Jehová!
Alabaré a Jehová en mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras viva.

No confiéis en los príncipes
ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación,
pues sale su aliento y vuelve a la tierra;
en ese mismo día perecen sus pensamientos.

Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está en Jehová su Dios,
el cual hizo los cielos y la tierra,
el mar, y todo lo que en ellos hay;
que guarda la verdad para siempre,
que hace justicia a los agraviados,
que da pan a los hambrientos.

Jehová liberta a los cautivos;
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.
Jehová guarda a los extranjeros;
al huérfano y a la viuda sostiene,
y el camino de los impíos trastorna.

10 Reinará Jehová para siempre;
tu Dios, Sión, de generación en generación.

¡Aleluya!

Alabanza por el favor de Dios hacia Jerusalén

147 Alabad a Jah,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.
Jehová edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.
Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.
Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.
Grande es el Señor nuestro, y mucho su poder,
y su entendimiento es infinito.
Jehová exalta a los humildes
y humilla a los impíos hasta la tierra.

Cantad a Jehová con alabanza,
cantad con arpa a nuestro Dios.
Él es quien cubre de nubes los cielos,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.
Él da a la bestia su mantenimiento
y a los hijos de los cuervos que claman.
10 No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.
11 Se complace Jehová en los que lo temen
y en los que esperan en su misericordia.

12 ¡Alaba a Jehová, Jerusalén;
Sión, alaba a tu Dios!,
13 porque fortificó los cerrojos de tus puertas;
bendijo a tus hijos dentro de ti.
14 Él da en tus territorios la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.
15 Él envía su palabra a la tierra;
velozmente corre su palabra.
16 Da la nieve como lana
y derrama la escarcha como ceniza.
17 Echa su hielo como pedazos;
ante su frío, ¿quién resistirá?
18 Enviará su palabra y los derretirá;
soplará su viento y fluirán las aguas.
19 Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.
20 No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;
y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.

¡Aleluya!

Exhortación a la creación, para que alabe a Jehová

¡Aleluya!

148 Alabad a Jehová desde los cielos;
alabadlo en las alturas.
Alabadlo, vosotros todos sus ángeles;
alabadlo, vosotros todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, todas vosotras, lucientes estrellas.
Alabadlo, cielos de los cielos
y las aguas que están sobre los cielos.
Alaben el nombre de Jehová,
porque él mandó, y fueron creados.
Los hizo ser eternamente y para siempre;
les puso ley que no será quebrantada.

Alabad a Jehová desde la tierra,
los monstruos marinos y todos los abismos,
el fuego y el granizo, la nieve y el vapor,
y el viento de tempestad que ejecuta su palabra;
los montes y todos los collados,
el árbol de fruto y todos los cedros;
10 la bestia y todo animal,
reptiles y volátiles.
11 Los reyes de la tierra y todos los pueblos,
los príncipes y todos los jueces de la tierra;
12 los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos y los niños.

13 Alaben el nombre de Jehová,
porque sólo su nombre es enaltecido.
Su gloria es sobre tierra y cielos.
14 Él ha exaltado el poderío de su pueblo;
¡alábenlo todos sus santos, los hijos de Israel,
el pueblo a él cercano!

¡Aleluya!

Exhortación a Israel, para que alabe a Jehová

¡Aleluya!

149 Cantad a Jehová un cántico nuevo;
su alabanza sea en la congregación de los santos.

Alégrese Israel en su Hacedor;
los hijos de Sión se gocen en su Rey.
Alaben su nombre con danza;
con pandero y arpa a él canten,
porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
hermoseará a los humildes con la salvación.
Regocíjense los santos por su gloria
y canten aun sobre sus camas.

Exalten a Dios con sus gargantas
y con espadas de dos filos en sus manos,
para ejecutar venganza entre las naciones,
castigo entre los pueblos;
para aprisionar a sus reyes con grillos
y a sus nobles con cadenas de hierro;
para ejecutar en ellos el juicio decretado.
Gloria será esto para todos sus santos.

¡Aleluya!

Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música

¡Aleluya!

150 Alabad a Dios en su santuario;
alabadlo en la magnificencia de su firmamento.
Alabadlo por sus proezas;
alabadlo conforme a la muchedumbre de su grandeza.
Alabadlo a son de bocina;
alabadlo con salterio y arpa.
Alabadlo con pandero y danza;
alabadlo con cuerdas y flautas.
Alabadlo con címbalos resonantes;
alabadlo con címbalos de júbilo.
¡Todo lo que respira alabe a Jah!

¡Aleluya!

Finalidad de los proverbios

Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel,

para aprender sabiduría y doctrina,
para conocer razones prudentes,
para adquirir instrucción y prudencia,
justicia, juicio y equidad;
para dar sagacidad a los ingenuos,
y a los jóvenes inteligencia y cordura.
El sabio los escucha y aumenta su saber,
y el inteligente adquiere capacidad
para entender los proverbios y sentencias,
las palabras de los sabios y sus enigmas.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Amonestaciones de la sabiduría

«Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre,
porque adorno de gracia serán en tu cabeza,
y collares en tu cuello.
10 Hijo mío, si los pecadores intentan engañarte,
no lo consientas.
11 Si te dicen: “Ven con nosotros,
pongamos asechanzas para derramar sangre,
acechemos sin motivo al inocente;
12 los tragaremos vivos, como el seol,
y enteros, como los que caen en la fosa;
13 hallaremos toda clase de riquezas,
llenaremos nuestras casas con el botín.
14 Ven, une tu suerte a la nuestra
y hagamos una bolsa común entre todos”,
15 tú, hijo mío, no vayas en el camino con ellos,
sino aparta tu pie de sus veredas,
16 porque sus pies corren hacia el mal,
se apresuran a derramar sangre.
17 En vano es tender una red
ante los ojos del ave,
18 pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas,
contra sí mismos tienden la trampa.
19 Así son las sendas de todo el que es dado a la codicia,
la cual quita la vida de sus poseedores.

20 »La sabiduría clama en las calles,
alza su voz en las plazas;
21 Clama en los principales lugares de reunión,
a la entrada de las puertas de la ciudad dice sus razones:
22 “¿Hasta cuándo, ingenuos, amaréis la ingenuidad?
¿Hasta cuándo los burlones desearán burlarse
y los insensatos aborrecerán el conocimiento?
23 ¡Volveos a mi reprensión!,
pues ciertamente yo derramaré mi espíritu sobre vosotros
y os haré saber mis palabras.
24 Yo os llamé, pero no quisisteis escuchar;
tendí mi mano, pero no hubo quien atendiera,
25 sino que desechasteis todos mis consejos
y rechazasteis mi reprensión;
26 por eso, también yo me reiré en vuestra calamidad,
me burlaré cuando os venga lo que teméis,
27 cuando venga como una destrucción lo que teméis
y vuestra calamidad llegue como un torbellino;
cuando sobre vosotros venga tribulación y angustia.

28 »”Entonces me llamarán, pero no responderé;
me buscarán de mañana, pero no me hallarán.
29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría
y no escogieron el temor de Jehová,
30 sino que rechazaron mi consejo
y menospreciaron todas mis reprensiones,
31 comerán del fruto de su camino
y se hastiarán de sus propios consejos.
32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,
la prosperidad de los necios los echará a perder;
33 pero el que me escuche vivirá confiadamente,
estará tranquilo, sin temor del mal.”

Excelencia de la sabiduría

»Hijo mío, si recibes mis palabras
y guardas en ti mis mandamientos,
haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
si inclinas tu corazón a la prudencia,
si invocas a la inteligencia
y pides que la prudencia te asista;
si la buscas como si fuera plata
y la examinas como a un tesoro,
entonces entenderás el temor de Jehová
y hallarás el conocimiento de Dios,
porque Jehová da la sabiduría
y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.
Él provee de sana sabiduría a los rectos:
es escudo para los que caminan rectamente.
Él es quien guarda las veredas del juicio
y preserva el camino de sus santos.
Entonces comprenderás qué es justicia, juicio
y equidad, y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría penetre en tu corazón
y el conocimiento sea grato a tu alma,
11 la discreción te guardará
y te preservará la inteligencia,
12 para librarte del mal camino,
de los hombres que hablan perversamente,
13 de los que abandonan los caminos rectos
para andar por sendas tenebrosas,
14 de los que disfrutan haciendo el mal
y se gozan con las perversiones del vicio,
15 las veredas de los cuales son torcidas,
y torcidos sus caminos.

16 »Serás así librado de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras,
17 que abandona al compañero de su juventud
y se olvida del pacto de su Dios,
18 por lo cual su casa se desliza hacia la muerte,
y sus veredas hacia los muertos.
19 De los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni seguirá de nuevo los senderos de la vida.

20 »Tú así andarás por el camino de los buenos
y seguirás las sendas de los justos;
21 porque los rectos habitarán la tierra
y los íntegros permanecerán en ella.
22 En cambio, los malvados serán eliminados de la tierra,
y de ella serán arrancados los prevaricadores.

Exhortación a la obediencia

»Hijo mío, no te olvides de mi Ley,
y que tu corazón guarde mis mandamientos,
porque muchos días y años de vida
y de paz te aumentarán.
Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad:
átalas a tu cuello,
escríbelas en la tabla de tu corazón
y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.

»Confía en Jehová con todo tu corazón
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos
y él hará derechas tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión,
sino teme a Jehová y apártate del mal,
porque esto será medicina para tus músculos
y refrigerio para tus huesos.

»Honra a Jehová con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos;
10 entonces tus graneros estarán colmados con abundancia
y tus lagares rebosarán de mosto.

11 »No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
no te canses de que él te corrija,
12 porque Jehová al que ama castiga,
como el padre al hijo a quien quiere.

13 »¡Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría
y obtiene la inteligencia,
14 porque su ganancia es más que la ganancia de la plata,
sus beneficios más que los del oro fino!
15 Más preciosa es que las piedras preciosas:
¡nada que puedas desear se puede comparar con ella!
16 Larga vida hay en su mano derecha,
y en su izquierda, riquezas y honra.
17 Sus caminos son caminos deleitosos;
todas sus veredas, paz.
18 Es árbol de vida para los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.

19 »Jehová fundó la tierra con sabiduría,
afirmó los cielos con inteligencia.
20 Con su ciencia, los mares fueron divididos
y destilan rocío los cielos.

21 »Hijo mío, no se aparten de tus ojos estas cosas:
guarda la Ley y el consejo,
22 que serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.
23 Entonces andarás por tu camino confiadamente
y tu pie no tropezará.
24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,
sino que te acostarás y tu sueño será grato.
25 No tendrás temor de un pavor repentino
ni de la ruina de los impíos, cuando llegue,
26 porque Jehová será tu confianza:
él evitará que tu pie quede atrapado.

27 »Si tienes poder para hacer el bien,
no te rehúses a hacérselo a quien lo necesite;
28 no digas a tu prójimo: “Vete, vuelve de nuevo,
mañana te daré”,
cuando tengas contigo qué darle.
29 No intentes hacer daño a tu prójimo
que vive confiado junto a ti.
30 No pleitees sin razón con nadie,
a no ser que te hayan agraviado.
31 No envidies al hombre injusto
ni escojas ninguno de sus caminos.
32 Porque Jehová abomina al perverso;
su comunión íntima es con los justos.
33 La maldición de Jehová está en la casa del malvado,
pero bendice la morada de los justos.
34 Ciertamente él escarnece a los escarnecedores
y da gracia a los humildes.
35 Los sabios heredan la honra,
pero los necios cargan con su ignominia.

Beneficios de la sabiduría

»Escuchad, hijos, la enseñanza de un padre;
estad atentos, para adquirir cordura.
Yo os doy buena enseñanza;
por eso, no descuidéis mi instrucción.
Yo también fui un hijo para mi padre,
delicado y único a los ojos de mi madre.
Él me enseñaba, diciendo:
“Retén mis razones en tu corazón,
guarda mis mandamientos y vivirás.”
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia,
no te olvides de ella ni te apartes de las razones de mi boca;
No la abandones, y ella te guardará;
Ámala, y te protegerá.
Sabiduría ante todo, ¡adquiere sabiduría!
Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
te honrará, si tú la abrazas.
Un adorno de gracia pondrá en tu cabeza;
una corona de belleza te entregará.

10 »Escucha, hijo mío, recibe mis razones
y se te multiplicarán los años de tu vida.
11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
por veredas derechas te he hecho andar.
12 Cuando andes, no se acortarán tus pasos;
si corres, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la dejes;
guárdala, porque ella es tu vida.
14 No entres en la vereda de los impíos
ni vayas por el camino de los malos.
15 Déjala, no pases por ella;
apártate de ella, pasa de largo.
16 Pues ellos no duermen si no hacen el mal;
pierden el sueño si no hacen caer a alguno.
17 Porque su comida es pan de maldad,
y su bebida, vino de violencia.
18 La senda de los justos es como la luz de la aurora,
que va en aumento hasta que el día es perfecto;
19 pero el camino de los malvados es como la oscuridad,
y no saben en qué tropiezan.

20 »Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones.
21 Que no se aparten de tus ojos;
guárdalas en lo profundo de tu corazón,
22 porque son vida para los que las hallan
y medicina para todo su cuerpo.
23 Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida.
24 Aparta de ti la perversidad de la boca,
aleja de ti la iniquidad de los labios.
25 Que tus ojos miren lo recto
y que tus párpados se abran a lo que tienes delante.
26 Examina la senda que siguen tus pies
y sean rectos todos tus caminos.
27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.

Amonestación contra la impureza

»Hijo mío, está atento a mi sabiduría
e inclina tu oído a mi inteligencia,
para que guardes discreción
y tus labios conserven la ciencia.
Los labios de la mujer extraña destilan miel
y su paladar es más suave que el aceite,
pero su final es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos se dirigen al seol.
Sus caminos no son firmes: no los conoce,
ni considera el camino de la vida.

»Ahora pues, hijos, escuchadme
y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino
y no te acerques a la puerta de su casa,
no sea que des tu honor a extraños,
y tus años a alguien cruel;
10 o no sea que los extraños se sacien de tu fuerza,
que tus trabajos queden en casa ajena
11 y que gimas al final,
cuando se consuma tu carne y todo tu cuerpo,
12 y digas: “¡Cómo pude aborrecer el consejo?
¡Cómo pudo mi corazón menospreciar la reprensión?
13 ¡No escuché la voz de los que me instruían,
ni a los que me enseñaban incliné mi oído!
14 Casi en el colmo del mal he estado,
en medio de la sociedad y de la congregación.”

15 »Bebe el agua de tu propia cisterna,
los raudales de tu propio pozo.
16 ¿Acaso han de derramarse tus fuentes por las calles
y tus corrientes de aguas por las plazas?
17 Sean ellas para ti solo,
no para los extraños que estén contigo.
18 ¡Sea bendito tu manantial
y alégrate con la mujer de tu juventud,
19 cierva amada, graciosa gacela!
Que sus caricias te satisfagan en todo tiempo
y recréate siempre en su amor.
20 ¿Por qué, hijo mío, has de andar ciego con la mujer ajena
y abrazar el seno de la extraña?
21 Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
y él considera todas sus veredas.
22 Apresarán al malvado sus propias iniquidades,
retenido será con las ligaduras de su pecado.
23 Él morirá por falta de disciplina
y errará por lo inmenso de su locura.

Amonestación contra la pereza y la falsedad

»Hijo mío, si has salido fiador por tu amigo
o le has empeñado tu palabra a un extraño,
te has enredado con las palabras de tu boca
y has quedado atrapado en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, para librarte,
ya que has caído en manos de tu prójimo:
Ve, humíllate, importuna a tu amigo,
no des sueño a tus ojos
ni dejes que tus párpados se cierren;
escápate como una gacela de manos del cazador,
como un ave, de manos del que tiende trampas.

»Mira la hormiga, perezoso,
observa sus caminos y sé sabio:
Ella, sin tener capitán,
gobernador ni señor,
prepara en el verano su comida,
recoge en el tiempo de la siega su sustento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás del sueño?
10 Un poco de sueño, dormitar otro poco,
y otro poco descansar mano sobre mano:
11 así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.

12 »El hombre malo, el hombre depravado,
es el que anda en perversidad de boca;
13 que guiña los ojos, que habla con los pies,
que hace señas con los dedos.
14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
siembra las discordias.
15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 »Seis cosas aborrece Jehová,
y aun siete le son abominables:
17 los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que maquina pensamientos inicuos,
los pies que corren presurosos al mal,
19 el testigo falso, que dice mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 »Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Átalos siempre a tu corazón,
enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando camines,
te guardarán cuando duermas
y hablarán contigo cuando despiertes.
23 Porque el mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
24 para guardarte de la mala mujer,
de la suave lengua de la mujer extraña.
25 No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te prenda ella con sus ojos,
26 porque la ramera pretende del hombre sólo un bocado de pan,
pero la adúltera busca la vida del hombre.
27 ¿Pondrá el hombre fuego en su seno
sin que ardan sus vestidos?
28 ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
29 Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo,
pues no quedará impune ninguno que la toque.
30 ¿No se desprecia al ladrón,
aunque sólo robe por comer cuando tiene hambre?
31 Y si es sorprendido, pagará siete veces:
tendrá que entregar cuanto tiene en su casa.
32 También al que comete adulterio le falta sensatez;
el que tal hace corrompe su alma.
33 Heridas y vergüenza hallará,
y su afrenta nunca será borrada.
34 Porque el hombre enfurecido por los celos
no perdonará en el día de la venganza;
35 no aceptará compensación alguna,
ni querrá perdonar aunque le aumentes el pago.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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