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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Crónicas 10-23

Muerte de Saúl y de sus hijos

10 Los filisteos combatieron contra Israel, y los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el monte Gilboa. Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y a sus hijos; y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.

La batalla arreció contra Saúl, y los que tiran con el arco lo encontraron; y fue herido gravemente por los arqueros. Entonces Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí”. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. Al ver su escudero que Saúl estaba muerto, él también se dejó caer sobre su espada y murió. Así murió Saúl, y sus tres hijos y todos los de su casa murieron junto con él. Y al ver todos los hombres de Israel que estaban en el valle que los de Israel[a] habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos fueron y habitaron en ellas.

Aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gilboa. Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y clavaron su cabeza en el templo de Dagón.

11 Cuando todos los de Jabes, en Galaad, oyeron todo lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12 todos los hombres valientes se levantaron y tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Jabes. Enterraron sus restos debajo de la encina en Jabes y ayunaron siete días.

13 Así murió Saúl por la infidelidad que cometió contra el SEÑOR, respecto a la palabra del SEÑOR, la cual no guardó, y porque consultó a quien evoca a los muertos pidiendo consejo, 14 en lugar de pedir consejo al SEÑOR. Por esta causa él lo hizo morir y transfirió el reino a David hijo de Isaí.

David es proclamado rey de Israel

11 Entonces todos los de Israel acudieron a David, en Hebrón, y le dijeron: “He aquí, nosotros somos hueso tuyo y carne tuya. En tiempos pasados, cuando Saúl aún reinaba, tú eras quien sacaba y hacía volver a Israel. Y el SEÑOR tu Dios te dijo: ‘Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y serás el soberano de mi pueblo Israel’”.

Fueron, pues, todos los ancianos de Israel al rey, en Hebrón. Y David hizo un pacto con ellos en Hebrón, delante del SEÑOR. Entonces ungieron a David como rey sobre Israel, conforme a la palabra del SEÑOR por medio de Samuel.

David toma la fortaleza de Sion

Entonces David, con todo Israel, fue a Jerusalén, la cual es Jebús, donde estaban los jebuseos, habitantes de aquella tierra. Y los habitantes de Jebús dijeron a David: “Tú no entrarás acá”. Sin embargo, David tomó la fortaleza de Sion, que es la Ciudad de David. Y dijo David: “El que ataque primero a los jebuseos será cabeza y jefe”. Entonces Joab, hijo de Sarvia, subió primero y fue hecho jefe.

David habitó en la fortaleza, y por eso la llamaron la Ciudad de David. Él edificó la ciudad alrededor, desde Milo hasta los alrededores. Y Joab restauró el resto de la ciudad.

David iba engrandeciéndose más y más, y el SEÑOR de los Ejércitos estaba con él.

Los tres valientes de David

10 Estos son los principales de los valientes que tenía David, los que junto con todo Israel le dieron apoyo en su reinado, para hacerlo rey, conforme a la palabra del SEÑOR respecto a Israel. 11 Esta es la lista de los valientes que tenía David:

Jasobeam hijo de Hacmoni era jefe de los treinta[b]. Él blandió su lanza contra trescientos, y los mató de una sola vez.

12 Después de él estaba Eleazar hijo de Dodo, el ajojita. Él era uno de los tres valientes, 13 que estaba con David en Pas-damim cuando los filisteos se reunieron allí para la batalla.

Había una parcela de tierra llena de cebada. El pueblo había huido ante los filisteos, 14 pero él se puso firme en medio de la parcela y la defendió[c], derrotando a los filisteos. Y el SEÑOR les dio una gran victoria.

15 Tres de los treinta principales descendieron hasta la peña donde estaba David, en la cueva de Adulam, mientras el ejército de los filisteos acampaba en el valle de Refaím. 16 David estaba entonces en la fortaleza, y un destacamento de los filisteos estaba en Belén. 17 Entonces David sintió un vivo deseo y dijo: “¡Quién me diera de beber agua de la cisterna de Belén, que está junto a la puerta!”.

18 Entonces los tres irrumpieron en el campamento de los filisteos y sacaron agua de la cisterna de Belén, que estaba junto a la puerta. Se la llevaron y la presentaron a David. Pero David no la quiso beber, sino que la derramó como un sacrificio al SEÑOR, diciendo: 19 “¡Lejos esté de mí, oh Dios mío, el hacer esto! ¿He de beber yo la sangre de estos hombres que fueron con riesgo de sus vidas? Porque la han traído con riesgo de sus vidas”. Y no quiso beberla. Estas cosas hicieron los tres valientes.

Los treinta valientes de David

20 Abisai, hermano de Joab, era el jefe de los treinta[d]. Él blandió su lanza contra trescientos y los mató, y tuvo renombre junto con los tres. 21 Entre los treinta[e], él era el más respetado[f] y fue su jefe; pero no fue incluido entre los tres.

22 Benaías hijo de Joyada era hijo de un hombre valeroso de Cabseel, de grandes hazañas. Él mató a los dos héroes[g] de Moab. Él descendió y mató un león dentro de una cisterna, un día de nieve. 23 Él también mató a un egipcio, hombre de dos metros veinticinco centímetros de estatura. El egipcio tenía en su mano una lanza como un rodillo de telar, y Benaías salió a su encuentro con un palo, pero arrebató la lanza de la mano del egipcio y lo mató con su propia lanza. 24 Estas cosas hizo Benaías hijo de Joyada y tuvo renombre junto con los tres valientes. 25 He aquí que era el más respetado de los treinta, pero no llegó a estar entre los tres. David lo puso al frente de su guardia personal.

26 Y los valientes eran: Asael, hermano de Joab; Eljanán hijo de Dodo, de Belén; 27 Samot el harorita; Heles el pelonita; 28 Ira hijo de Iques, de Tecoa; Abiezer, de Anatot; 29 Sibecai, de Husa; Ilai el ajojita; 30 Maharai, de Netofa; Heled hijo de Baaná, de Netofa; 31 Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín; Benaías, de Piratón; 32 Hurai, de los arroyos de Gaas; Abiel, de Arabá; 33 Azmávet el barjumita; Eliaba, de Saalbín; 34 los hijos de Hasem el gizonita; Jonatán hijo de Sage el hararita; 35 Ajiam hijo de Sacar el hararita; Elifal hijo de Ur; 36 Hefer el mequeratita; Ajías el pelonita; 37 Hezro, de Carmel; Naarai hijo de Ezbai; 38 Joel, hermano de Natán; Mibjar hijo de Hagrai; 39 Selec el amonita; Najarai, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia; 40 Ira, de Jatir; Gareb, de Jatir; 41 Urías el heteo; Zabad hijo de Ajlai; 42 Adina hijo de Siza el rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él; 43 Hanán, hijo de Maaca; Josafat el mitnita; 44 Uzías, de Astarot; Sama y Jeiel, hijos de Hotam, de Aroer; 45 Yediael hijo de Simri y su hermano Yoja el tizita; 46 Eliel, de Majanaim; Jeribai y Josavías, hijos de Elnaam; Itma el moabita; 47 Eliel, Obed y Jaasiel el mesobaíta.

Componentes de la tropa de David

12 Estos son los que fueron hasta David en Siclag, cuando él estaba exiliado por causa de Saúl hijo de Quis. Ellos estaban entre los valientes que le ayudaron en la batalla. Estaban armados con arcos y usaban tanto la mano derecha como la izquierda para tirar piedras con la honda y flechas con el arco.

De los hermanos de Saúl, de Benjamín: El jefe Ajiezer y Joás, hijos de Semaa, de Gabaa; Jeziel y Pelet, hijos de Azmávet; Beraca y Jehú el anatotita; Ismaías, de Gabaón, valiente entre los treinta y jefe de los treinta; Jeremías, Yajaziel, Johanán; Jozabad, de Gedera; Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harifita, Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, coreítas; Joela y Zebadías, hijos de Jerojam, de Gedor.

También de los de Gad se pasaron a David en la fortaleza en el desierto algunos guerreros valientes, hombres entrenados para la batalla, que manejaban el escudo y la lanza. Sus caras eran como caras de leones, y eran veloces como las gacelas sobre las montañas. Ellos eran: Ezer el jefe, Abdías el segundo, Eliab el tercero, 10 Mismana el cuarto, Jeremías el quinto, 11 Atai el sexto, Eliel el séptimo, 12 Johanán el octavo, Elzabad el noveno, 13 Jeremías el décimo, y Macbanai el undécimo. 14 Estos fueron jefes del ejército de los hijos de Gad. El menor podía hacer frente a cien hombres; y el mayor, a mil. 15 Estos fueron los que cruzaron el Jordán en el mes primero[h], cuando se había desbordado sobre todas sus riberas; e hicieron huir a todos los de los valles al oriente y al occidente.

16 Asimismo, algunos de los hijos de Benjamín y de Judá fueron a David, a la fortaleza. 17 David salió a recibirlos y les habló diciendo:

—Si han venido a mí con actitud pacífica y para ayudarme, estoy listo para tener alianza con ustedes. Pero si es para traicionarme a favor de mis enemigos, estando mis manos libres de violencia, que el Dios de nuestros padres lo vea y lo demande.

18 Entonces el Espíritu invistió a Amasai, jefe de los treinta, quien dijo:

—¡Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí! ¡Paz! ¡Paz contigo, y paz con los que te ayudan, porque tu Dios también te ayuda!

David los aceptó y los puso entre los jefes de la tropa.

19 También algunos de Manasés se pasaron a David, cuando este fue con los filisteos a la batalla contra Saúl. (Pero no les ayudaron, porque por consejo, los gobernantes de los filisteos lo despidieron, diciendo: “¡Con nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl!”). 20 Así que, al volver a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés: Adnaj, Jozabad, Yediael, Micael, Jozabad, Elihú y Ziletai, jefes de millares de Manasés. 21 Estos vinieron en ayuda de David contra la banda armada, porque todos eran hombres valientes. Y llegaron a ser jefes del ejército. 22 Porque día tras día llegaban a David para ayudarle, hasta que se hizo un gran ejército, como un ejército de Dios.

Los que hicieron rey a David en Israel

23 Estos son los totales de los hombres listos para la guerra, que fueron a David, en Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la palabra del SEÑOR:

24 De los hijos de Judá, seis mil ochocientos hombres listos para la guerra, los cuales portaban escudo y lanza.

25 De los hijos de Simeón, siete mil cien hombres valientes para la guerra.

26 De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos. 27 Asimismo, Joyada, jefe de los descendientes de Aarón, y con él, tres mil setecientos. 28 También Sadoc, un joven valiente, con veintidós jefes de su casa paterna.

29 De los hijos de Benjamín, hermanos de Saúl, tres mil, pues hasta aquel tiempo la mayor parte de ellos guardaban fidelidad a la casa de Saúl.

30 De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos hombres valientes e ilustres en sus casas paternas.

31 De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, que fueron designados por nombre para ir a proclamar rey a David.

32 De los hijos de Isacar, doscientos expertos en entender los tiempos, que sabían lo que Israel debía hacer y cuyas órdenes seguían todos sus hermanos.

33 De Zabulón, cincuenta mil hombres aptos para la guerra, listos para la batalla con todo tipo de armas de guerra, dispuestos a prestar ayuda a David con todo el corazón[i].

34 De Neftalí, mil principales, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza.

35 De Dan, veintiocho mil seiscientos hombres dispuestos para la batalla.

36 De Aser, cuarenta mil hombres aptos para la guerra, dispuestos para la batalla.

37 Del otro lado del Jordán, de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil hombres armados con todo tipo de armas de guerra.

38 Todos estos hombres de guerra, listos para la batalla, fueron a Hebrón con corazón sincero para proclamar a David rey sobre todo Israel. Todos los demás de Israel participaban también del mismo sentir para proclamar rey a David. 39 Y estuvieron allí con David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos habían provisto para ellos. 40 También los que les eran vecinos, hasta Isacar, Zabulón y Neftalí, llevaron alimentos en asnos, camellos, mulos y bueyes, provisiones de harina, tortas de higos, tortas de pasas, vino, aceite, vacas y ovejas en abundancia, porque había alegría en Israel.

Intento de llevar el arca a Jerusalén

13 Entonces David consultó con los jefes de millares y de centenas y con todos los oficiales. Y dijo David a toda la congregación de Israel: “Si les parece bien y si es la voluntad del SEÑOR nuestro Dios, enviemos mensajeros a todas partes, para llamar a nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel y con ellos a los sacerdotes y levitas que están en sus ciudades y campos de alrededor, para que se reúnan con nosotros, y traigamos hasta nosotros el arca de nuestro Dios, porque desde el tiempo de Saúl no le consultamos”.

Toda la congregación dijo que se hiciera así, porque el asunto pareció bien a todo el pueblo. Entonces David reunió a todo Israel, desde Sijor en Egipto hasta Lebo-hamat, para traer de Quiriat-jearim el arca de Dios.

David subió con todo Israel a Baala, es decir, a Quiriat-jearim, que pertenece a Judá, para subir desde allí el arca de Dios, el SEÑOR, que tiene su trono entre los querubines, sobre la cual es invocado su nombre. Luego colocaron el arca de Dios sobre una carreta nueva, y se la llevaron de la casa de Abinadab. Uza y Ajío guiaban la carreta. David y todo Israel se regocijaban delante de Dios, con todas sus fuerzas, con canciones, arpas, liras, panderetas, címbalos y trompetas.

Cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sujetarla, porque los bueyes tropezaron. 10 Entonces el furor del SEÑOR se encendió contra Uza, y lo hirió porque había extendido su mano al arca. Y murió allí, delante de Dios.

11 David se disgustó porque el SEÑOR había irrumpido contra Uza, y llamó aquel lugar Perez-uza[j], hasta el día de hoy. 12 Aquel día David tuvo temor de Dios y dijo: “¿Cómo he de traer a mí el arca de Dios?”. 13 No llevó, pues, David el arca consigo, a la Ciudad de David. Más bien, la desvió a la casa de Obed-edom el geteo. 14 El arca de Dios quedó con la familia de Obed-edom, en su casa, durante tres meses. Y el SEÑOR bendijo a la familia de Obed-edom y todo lo que tenía.

David edifica su casa

14 Entonces Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David; también madera de cedro, albañiles y carpinteros para edificarle una casa. Entonces David comprendió que el SEÑOR lo había confirmado como rey sobre Israel y que había enaltecido su reino por amor a su pueblo Israel.

Hijos de David nacidos en Jerusalén

Entonces David tomó más mujeres en Jerusalén y engendró más hijos e hijas. Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibjar, Elisúa, Elpelet, Noga, Néfeg, Jafía, Elisama, Beeliada y Elifelet.

David derrota a los filisteos

Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Cuando David oyó esto, salió contra ellos. Los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refaím. 10 Entonces David consultó a Dios diciendo:

—¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano?

Y el SEÑOR le respondió:

—Sube, porque los entregaré en tu mano.

11 Subieron a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Entonces dijo David:

—¡Dios ha irrumpido contra mis enemigos por mi mano, como irrumpen las aguas!

Por eso llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim[k]. 12 Los filisteos abandonaron allí sus dioses, y David ordenó que fueran quemados.

13 Los filisteos volvieron a extenderse por el valle. 14 Entonces David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo:

—No subas tras ellos, sino rodéalos y alcánzalos frente a los árboles de bálsamo. 15 Y sucederá que cuando escuches el sonido de una marcha en las copas de los árboles, sal a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.

16 David hizo como Dios le había mandado, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer. 17 La fama de David se divulgó por todos los países. Y el SEÑOR hizo que todas las naciones temieran a David.

David traslada el arca a Jerusalén

15 David construyó casas para sí en la Ciudad de David, y edificó un lugar para el arca de Dios y le levantó una tienda. Entonces dijo David: “El arca de Dios no debe ser traída sino por los levitas, porque a ellos ha elegido el SEÑOR para que lleven el arca del SEÑOR y le sirvan perpetuamente”.

David congregó a todo Israel en Jerusalén para hacer subir el arca del SEÑOR al lugar que había preparado para ella. David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas: De los hijos de Cohat el principal era Uriel, y sus hermanos eran ciento veinte. De los hijos de Merari, el principal era Asaías, y sus hermanos, doscientos veinte. De los hijos de Gersón, el principal era Joel, y sus hermanos, ciento treinta. De los hijos de Elizafán, el principal era Semaías, y sus hermanos, doscientos. De los hijos de Hebrón, el principal era Eliel, y sus hermanos, ochenta. 10 De los hijos de Uziel, el principal era Aminadab, y sus hermanos, ciento doce.

11 Entonces David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: “Ustedes que son los jefes de las casas paternas de los levitas, purifíquense junto con sus hermanos, y hagan subir el arca del SEÑOR Dios de Israel al lugar que le he preparado. 13 Porque por no haber estado ustedes la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios irrumpió contra nosotros; pues no lo consultamos de acuerdo con lo establecido”.

14 Los sacerdotes y los levitas se purificaron para traer el arca del SEÑOR Dios de Israel. 15 Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios sobre sus hombros, puesta en las varas, como había mandado Moisés, conforme a la palabra del SEÑOR.

16 Asimismo, David dijo a los principales de los levitas que designaran de sus hermanos a cantores, con instrumentos musicales: liras, arpas y címbalos resonantes, y que levantasen la voz con alegría. 17 Entonces los levitas nombraron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari, sus hermanos, a Eitán hijo de Cusaías. 18 Con ellos estaban sus hermanos, de segundo orden: los porteros Zacarías[l], Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Benaías, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel.

19 Los músicos Hemán, Asaf y Eitán hacían sonar címbalos de bronce. 20 Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaías tocaban liras sobre Alamot[m]. 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tocaban arpas sobre Seminit[n], para dirigir. 22 Quenanías, jefe de los levitas, daba instrucciones en el canto, porque era entendido en ello.

23 Berequías y Elcana eran guardianes del arca. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed-edom y Yejías eran también guardianes del arca.

25 Entonces David, los ancianos de Israel y los jefes de los millares fueron para hacer subir con regocijo el arca del pacto del SEÑOR desde la casa de Obed-edom. 26 Y sucedió que cuando Dios ayudó a los levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, ellos sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David estaba vestido con una túnica de lino fino, así como todos los levitas que llevaban el arca, los cantores y Quenanías, el director del canto de los cantores. David llevaba también un efod de lino sobre sí. 28 De esta manera, todo Israel subía el arca del pacto del SEÑOR con gritos de júbilo y con sonido de corneta, con trompetas, con címbalos resonantes, con liras y con arpas.

29 Y sucedió que cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl miró por la ventana; y al ver al rey David bailando y regocijándose, lo menospreció en su corazón.

16 Así trajeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había erigido para ella. Luego ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.

Cuando David acabó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR. Entonces repartió a todos los de Israel, tanto a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una de dátiles[o] y una de pasas.

También puso delante del arca del SEÑOR a servidores de entre los levitas para que invocaran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR Dios de Israel: Asaf era el jefe; el segundo después de él era Zacarías; y luego Jeiel, Semiramot, Yejiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed-edom y Jeiel, con instrumentos, arpas y liras. Asaf tocaba los címbalos resonantes. También los sacerdotes Benaías y Yajaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.

Aquel mismo día, por primera vez, David ordenó cantar este salmo de acción de gracias al SEÑOR, por medio de Asaf y sus hermanos:

Salmo de acción de gracias

¡Den gracias al SEÑOR!

¡Invoquen su nombre!

Den a conocer entre los pueblos sus hazañas.

Cántenle, cántenle salmos;

hablen de todas sus maravillas.

10 Gloríense en su santo nombre;

alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR.

11 Busquen al SEÑOR y su poder;

busquen continuamente su rostro.

12 Acuérdense de las maravillas que

ha hecho,

de sus prodigios y de los juicios de

su boca,

13 oh ustedes, descendientes de Israel[p],

su siervo;

hijos de Jacob, sus escogidos.

14 Él es el SEÑOR, nuestro Dios;

en toda la tierra están sus juicios.

15 Acuérdense[q] para siempre de su pacto

—de la palabra que mandó para mil generaciones—,

16 el cual hizo con Abraham,

y de su juramento a Isaac.

17 Él lo confirmó a Jacob por estatuto,

como pacto sempiterno a Israel,

18 diciendo: “A ti daré la tierra de Canaán, como la porción que poseerán”.

19 Cuando eran[r] pocos en número,

muy pocos y forasteros en ella;

20 cuando andaban de nación en nación

y de un reino a otro pueblo,

21 no permitió que nadie los oprimiera;

más bien, por causa de ellos castigó

a reyes.

22 Dijo: “¡No toquen a mis ungidos

ni hagan mal a mis profetas!”.

23 ¡Canten al SEÑOR, toda la tierra!

Anuncien de día en día su salvación.

24 Cuenten entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillas;

25 porque grande es el SEÑOR

y digno de suprema alabanza.

Él es temible sobre todos los dioses;

26 porque todos los dioses de los pueblos son ídolos,

pero el SEÑOR hizo los cielos.

27 Gloria y esplendor hay delante de él; poder y alegría hay en su morada.

28 Den al SEÑOR, oh familias de pueblos, den al SEÑOR la gloria y el poder.

29 Den al SEÑOR la gloria debida a

su nombre;

traigan ofrendas y vengan ante su presencia;

adoren al SEÑOR en la hermosura de la santidad,

30 tiemble ante su presencia toda la tierra. Ciertamente ha afirmado el mundo,

y no será movido.

31 ¡Alégrense los cielos, y gócese la tierra! Que digan entre las naciones:

“¡El SEÑOR reina!”.

32 ¡Ruja el mar y su plenitud!

¡Regocíjese el campo

y todo lo que hay en él!

33 Entonces cantarán con júbilo

los árboles del bosque

delante del SEÑOR,

porque él viene para juzgar la tierra.

34 ¡Alaben al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su

misericordia!

35 Y digan: “¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación!

Reúnenos y líbranos de las naciones, para que confesemos tu santo nombre, para que nos gloriemos en tus alabanzas”.

36 ¡Bendito sea el SEÑOR

Dios de Israel,

desde la eternidad hasta la eternidad!

Y todo el pueblo dijo: “¡ Amén!”. Y alabó al SEÑOR.

Los que servían en el tabernáculo

37 David dejó allí, delante del arca del pacto del SEÑOR, a Asaf y a sus hermanos, para que sirvieran continuamente delante del arca, e hicieran cada cosa en su día; 38 también a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos. Y puso como porteros a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa.

39 Asimismo, puso al sacerdote Sadoc y a sus hermanos los sacerdotes delante del tabernáculo del SEÑOR que estaba en el lugar alto de Gabaón, 40 para que ofrecieran holocaustos al SEÑOR continuamente en el altar del holocausto, al amanecer y al atardecer, conforme a todo lo que está escrito en la ley del SEÑOR que él mandó a Israel. 41 Con ellos estaban Hemán, Jedutún y otros escogidos que fueron designados por nombre, para alabar al SEÑOR, porque para siempre es su misericordia. 42 Con ellos estaban Hemán y Jedutún con trompetas, címbalos resonantes y otros instrumentos para el canto de Dios. Y los hijos de Jedutún fueron designados para la puerta.

43 Después todo el pueblo se fue, cada uno a su casa, y David se volvió para bendecir su casa.

Dios promete a David una casa estable

17 Aconteció que cuando David ya habitaba en su casa, David dijo al profeta Natán:

—He aquí, yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca del pacto del SEÑOR está bajo una tienda.

Y Natán dijo a David:

—Haz todo lo que hay en tu corazón, porque Dios está contigo.

Pero aconteció que aquella noche vino la palabra de Dios a Natán, diciendo: “Ve y di a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR: ‘No serás tú el que me edifique una casa en la que yo habite’. Ciertamente no he habitado en una casa desde el día en que hice subir a Israel, hasta el día de hoy. Más bien, he estado de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo[s]. Dondequiera que he peregrinado con todo Israel, ¿acaso he dicho una palabra a alguno de los jueces de Israel, al que comisioné para apacentar a mi pueblo, preguntando: ‘¿Por qué no me han edificado una casa de cedro?’.

“Ahora pues, dirás a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Yo te tomé del prado, de detrás del rebaño, para que fueras el soberano de mi pueblo Israel. He estado contigo por dondequiera que has andado. He eliminado a todos tus enemigos de tu presencia, y haré que tu nombre sea como el nombre de los grandes de la tierra. Asimismo, dispondré un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré para que habite en su lugar sin que sea molestado más ni los inicuos vuelvan a consumirlo como al comienzo, 10 desde los días en que constituí jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo doblegaré a todos tus enemigos.

“‘Además, te declaro que el SEÑOR te edificará casa a ti. 11 Sucederá que cuando se cumplan tus días para que vayas a estar con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, que será uno de tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Él me edificará una casa, y yo estableceré su trono para siempre. 13 Yo seré para él, padre; y él será para mí, hijo. Y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que te antecedió. 14 Lo estableceré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será estable para siempre”.

15 Natán habló a David conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión.

David alaba a Dios por su promesa

16 Entonces entró el rey David, se sentó delante del SEÑOR y dijo: “Oh SEÑOR Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? 17 Y esto te ha parecido poco, oh Dios, pues has hablado del futuro de la casa de tu siervo, y me has mirado a mí como a uno de los hombres más excelsos, oh SEÑOR Dios. 18 ¿Qué más puede añadir David ante ti, por haber honrado a tu siervo? Pues tú conoces a tu siervo, 19 oh SEÑOR. A favor de tu siervo y conforme a tu corazón, has realizado toda esta gran cosa para dar a conocer todas estas grandezas. 20 Oh SEÑOR, no hay nadie como tú ni hay Dios aparte de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

21 “¿Y qué otra[t] nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue para rescatarlo como pueblo para sí, a fin de darte renombre mediante hechos grandes y temibles, al expulsar las naciones ante tu pueblo que rescataste de Egipto? 22 Has puesto a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, has venido a ser su Dios.

23 “Ahora pues, oh SEÑOR, sea firme para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, y haz tal como has dicho. 24 Sea firme y engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: ‘El SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, es Dios de Israel’. Que la casa de tu siervo David sea estable delante de ti; 25 porque tú, oh Dios mío, has revelado al oído de tu siervo que le has de edificar casa. Por esto, tu siervo ha hallado valor para orar en tu presencia. 26 Ahora pues, oh SEÑOR, tú eres Dios, y has prometido este bien a tu siervo. 27 Y ahora, ten a bien bendecir a la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti. Porque tú, oh SEÑOR, la has bendecido, y será bendita para siempre”.

Victorias militares de David

18 Aconteció después de esto que David derrotó a los filisteos y los sometió. Entonces tomó Gat y sus aldeas de mano de los filisteos.

También derrotó a los moabitas, y los moabitas fueron hechos siervos de David y le llevaban tributo.

También derrotó David a Hadad-ezer, rey de Soba, en Hamat, cuando este iba a establecer su dominio hasta el río Éufrates. David le capturó mil carros, siete mil hombres de a caballo y veinte mil hombres de infantería. Y David dejó cojos todos los caballos de los carros, pero dejó de ellos los de cien carros. Los sirios de Damasco fueron para ayudar a Hadad-ezer, rey de Soba; y David hirió a veintidós mil hombres de los sirios. Después David instaló puestos militares[u] entre los sirios de Damasco. Así llegaron los sirios a ser siervos de David y le llevaban tributo.

Y el SEÑOR daba la victoria a David por dondequiera que iba.

David tomó los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadad-ezer y los trajo a Jerusalén. Asimismo, David tomó gran cantidad de bronce de Tibjat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, con que Salomón hizo la fuente de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.

Cuando Tou, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, 10 envió a su hijo Adoram al rey David para saludarlo y felicitarlo por haber combatido contra Hadad-ezer y por haberlo derrotado, porque Tou estaba en guerra con Hadad-ezer. Le envió toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, 11 que el rey David también consagró al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había tomado de todas las naciones: de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

12 También Abisai, hijo de Sarvia, derrotó a dieciocho mil hombres de Edom en el valle de la Sal. 13 Él instaló puestos militares en Edom, y todos los edomitas llegaron a ser siervos de David.

Y el SEÑOR daba la victoria a David por dondequiera que iba.

Oficiales de David

14 David reinaba sobre todo Israel y practicaba el derecho y la justicia con todo su pueblo. 15 Joab, hijo de Sarvia, estaba al mando del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el cronista. 16 Sadoc hijo de Ajitob y Abimelec hijo de Abiatar eran los sacerdotes; Savsa era el escriba; 17 Benaías hijo de Joyada estaba al mando de los quereteos y de los peleteos. Y los hijos de David eran los primeros al lado del rey.

El rey de Amón afrenta a David

19 Aconteció después de esto que murió Najas, rey de los hijos de Amón, y su hijo reinó en su lugar. Entonces David pensó: “Mostraré bondad a Hanún hijo de Najas, porque su padre mostró bondad conmigo”.

David envió mensajeros para darle el pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón, para dar el pésame a Hanún, los jefes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: “¿Te parece que David está honrando a tu padre, porque te ha enviado personas que te den el pésame? ¿No habrán venido a ti sus servidores para reconocer, explorar[v] y espiar el país?”.

Entonces Hanún tomó a los servidores de David, los rapó, cortó sus vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despidió.

Fueron e informaron a David acerca de aquellos hombres, y él envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. El rey mandó que les dijeran: “Permanezcan en Jericó hasta que les crezca la barba, y entonces vuelvan”.

Derrota de la coalición siroamonita

Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron treinta y tres mil kilos de plata para tomar a sueldo carros y jinetes de Siria mesopotámica y de los sirios de Maaca y de Soba. Alquilaron treinta y dos mil carros y al rey de Maaca con su pueblo, los cuales vinieron y acamparon frente a Medeba. Los hijos de Amón se reunieron desde sus ciudades y fueron a la batalla. Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.

Los hijos de Amón salieron y dispusieron la batalla a la entrada de la ciudad. Y los reyes que habían venido estaban aparte, en el campo.

10 Al ver Joab que el frente de batalla estaba delante y detrás de él, eligió a algunos de entre todos los escogidos de Israel y los dispuso para enfrentar a los sirios. 11 Puso al resto de la gente bajo el mando de su hermano Abisai, y se dispusieron para enfrentar a los hijos de Amón. 12 Y Joab dijo: “Si los sirios son más fuertes que yo, tú me darás auxilio; pero si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo te auxiliaré. 13 Esfuérzate, y luchemos valientemente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que el SEÑOR haga lo que le parezca bien”.

14 Entonces se acercó Joab, con la gente que estaba con él, para combatir contra los sirios; pero estos huyeron ante él. 15 Al ver que los sirios habían huido, los hijos de Amón también huyeron ante su hermano Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.

16 Los sirios, al verse derrotados por Israel, enviaron mensajeros y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Río, al frente de los cuales estaba Sofac, jefe del ejército de Hadad-ezer.

17 Cuando se le informó a David, este reunió a todo Israel; y cruzando el Jordán, fue hacia ellos y dispuso sus escuadrones contra ellos. David dispuso la batalla para enfrentarse con los sirios, y estos combatieron contra él. 18 Pero los sirios huyeron ante Israel, y David mató de los sirios a siete mil hombres de los carros y a cuarenta mil hombres de infantería. También mató a Sofac, jefe del ejército.

19 Al ver los servidores de Hadad-ezer que habían sido derrotados por Israel, hicieron la paz con David y le sirvieron. Y los sirios no quisieron volver a socorrer a los hijos de Amón.

David captura Rabat-amón

20 Aconteció al año siguiente, en el tiempo en que los reyes suelen salir a la guerra, que Joab condujo las fuerzas del ejército, destruyó la tierra de los hijos de Amón y fue a sitiar Rabá. Pero David se había quedado en Jerusalén.

Joab atacó Rabá, y la destruyó. Entonces David tomó la corona de la cabeza de su rey, y halló que pesaba treinta y tres kilos de oro y tenía piedras preciosas. Y fue puesta sobre la cabeza de David. También sacó mucho botín de la ciudad. A la gente que estaba en ella la sacó y la puso a trabajar con sierras, trillos de hierro y hachas[w]. Lo mismo hizo David con todas las ciudades de los hijos de Amón. Luego David regresó con todo el pueblo a Jerusalén.

Otras campañas contra

los filisteos

Aconteció después de esto que hubo en Gezer otra batalla contra los filisteos. Entonces Sibecai, de Husa, mató a Sipai, uno de los descendientes de los refaítas. Y ellos fueron sometidos.

Hubo otra batalla contra los filisteos. Entonces Eljanán hijo de Jaír mató a Lajmi, hermano de Goliat el geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.

Y hubo otra batalla en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro en total. Él también era un descendiente de Harafa. Él desafió a Israel, pero lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David.

Estos eran descendientes de Harafa en Gat, y cayeron por mano de David y por mano de sus servidores.

Censo militar de David

21 Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a que hiciera un censo de Israel. David dijo a Joab y a los jefes del ejército:

—Vayan, cuenten a los de Israel desde Beerseba hasta Dan, y tráiganme el número de ellos para que yo lo sepa.

Pero Joab respondió:

—¡Que el SEÑOR añada a su pueblo cien veces más! Oh rey y señor mío, ¿no son todos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor hacer esto? ¿Por qué ha de ser motivo de culpabilidad para Israel?

Pero la palabra del rey prevaleció contra Joab. Entonces salió Joab y recorrió todo Israel, y regresó a Jerusalén. Luego Joab dio a David el resultado del censo del pueblo: Todos los hombres de Israel que sacaban espada eran un millón cien mil. (Los hombres de Judá que sacaban espada eran cuatrocientos setenta mil). Joab no incluyó entre estos a los levitas ni a los hijos de Benjamín, porque el mandato del rey era detestable a Joab.

El censo provoca la ira del SEÑOR

Este mandato también era malo a los ojos de Dios, quien hirió a Israel. Y David dijo a Dios:

—He pecado gravemente al haber hecho esto. Pero ahora, quita, por favor, el pecado de tu siervo, porque he actuado muy neciamente.

Entonces el SEÑOR habló a Gad, vidente de David, diciendo:

10 —Ve y di a David que así ha dicho el SEÑOR: “Tres cosas te propongo; escoge para ti una de ellas, y yo te la haré”.

11 Entonces Gad fue a David y le dijo:

—Así ha dicho el SEÑOR: 12 “Elige para ti tres años de hambre; o ser derrotado durante tres meses ante tus adversarios y que la espada de tus enemigos te alcance; o tres días la espada del SEÑOR, es decir, que haya epidemia en el país y el ángel del SEÑOR cause destrucción en todo el territorio de Israel”. Ahora pues, mira qué he de responder al que me ha enviado.

13 Entonces David dijo a Gad:

—Estoy muy angustiado. Por favor, caiga yo en mano del SEÑOR, porque grande en extremo es su misericordia. Y no caiga yo en mano de los hombres.

14 Así que el SEÑOR envió una epidemia a Israel, y cayeron setenta mil hombres de Israel.

Se aplaca la ira contra el pueblo

15 Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando iba a destruirla, el SEÑOR miró y cambió de parecer acerca de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía:

—¡Basta ya! ¡Detén tu mano!

El ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Ornán el jebuseo. 16 Entonces David alzó sus ojos y vio al ángel del SEÑOR que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio. 17 Y David dijo a Dios:

—¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo soy el que ha pecado, y en verdad he actuado mal. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Oh SEÑOR, Dios mío, por favor, sea tu mano contra mí y contra mi casa paterna, pero no haya epidemia en tu pueblo.

18 Entonces el ángel del SEÑOR ordenó a Gad decir a David que subiera y erigiera un altar al SEÑOR en la era de Ornán el jebuseo. 19 David subió, conforme a la palabra que Gad le había hablado en nombre del SEÑOR. 20 Ornán se volvió y vio al ángel, y sus cuatro hijos que estaban con él se escondieron. Ornán estaba trillando trigo. 21 Cuando David llegó hasta Ornán, este miró y vio a David, y saliendo de la era se postró ante David con el rostro en tierra. 22 Entonces David dijo a Ornán:

—Dame el lugar de la era para que edifique en él un altar al SEÑOR. Dámelo por su justo precio, a fin de que cese la epidemia en el pueblo.

23 Ornán respondió a David:

—Tómalo para ti, y haga mi señor el rey lo que le parezca bien. Mira, yo doy los bueyes para el holocausto, los trillos para leña y el trigo para la ofrenda vegetal. Todo lo doy.

24 Pero el rey David respondió a Ornán:

—No, sino que por su justo precio lo compraré; porque no tomaré para el SEÑOR lo que es tuyo ni ofreceré un holocausto que no me cueste nada.

25 Entonces David dio a Ornán por el lugar el peso de seis kilos y medio de oro. 26 David edificó allí un altar al SEÑOR, y ofreció holocaustos y sacrificios de paz. E invocó al SEÑOR, y él le respondió con fuego desde los cielos sobre el altar del holocausto. 27 El SEÑOR habló al ángel, y este volvió su espada a la vaina.

David destina el lugar para el templo

28 En aquel tiempo, al ver David que el SEÑOR lo había oído en la era de Ornán el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Por aquel entonces, el tabernáculo del SEÑOR que Moisés había hecho en el desierto y el altar del holocausto estaban en el lugar alto de Gabaón. 30 David no pudo ir delante de él para consultar a Dios, porque estaba espantado a causa de la espada del ángel del SEÑOR.

22 Entonces David dijo: “Aquí estará la casa del SEÑOR Dios, y aquí estará el altar del holocausto para Israel”.

Preparativos para el templo

Después David mandó que se reunieran los extranjeros que habitaban en la tierra de Israel, y designó canteros que labraran piedras para edificar la casa de Dios. También preparó David una gran cantidad de hierro para los clavos de las hojas de las puertas y para las junturas, y bronce en tal cantidad que no se podía pesar. La madera de cedro era incalculable, porque los sidonios y los tirios habían llevado a David gran cantidad de madera de cedro.

Entonces dijo David: “Mi hijo Salomón es joven e inmaduro, y la casa que se ha de edificar al SEÑOR ha de ser grande y sublime, para renombre y gloria en todos los países. Yo, pues, haré los preparativos para él”. Y antes de su muerte David hizo muchísimos preparativos.

Entonces David llamó a su hijo Salomón y le mandó que edificara una casa al SEÑOR Dios de Israel. David dijo a Salomón: “Hijo mío, he tenido en mi corazón el anhelo de edificar una casa al nombre del SEÑOR mi Dios; pero vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: ‘Tú has derramado mucha sangre y has llevado a cabo grandes guerras. No edificarás una casa a mi nombre, porque has derramado delante de mí mucha sangre en la tierra. Pero he aquí, te nacerá un hijo que será un hombre pacífico[x], y yo le daré reposo de todos sus enemigos de alrededor. Ciertamente su nombre será Salomón[y], y en sus días yo daré paz y tranquilidad a Israel. 10 Él edificará una casa a mi nombre. Él será para mí, hijo; y yo seré para él, padre. Y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre’.

11 “Ahora pues, hijo mío, el SEÑOR sea contigo. Sé prosperado y edifica la casa del SEÑOR tu Dios, como él ha hablado de ti. 12 Que el SEÑOR te dé inteligencia y entendimiento, para que cuando te comisione sobre Israel guardes la ley del SEÑOR tu Dios. 13 Entonces serás prosperado, si cuidas de poner por obra las leyes y los decretos que el SEÑOR mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y sé valiente. ¡No temas ni desmayes! 14 He aquí que con grandes esfuerzos he provisto para la casa del SEÑOR tres millones trescientos mil kilos de oro y treinta y tres mil kilos de plata. El bronce y el hierro no pueden ser calculados por su cantidad. También he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás. 15 Tienes contigo muchos obreros: canteros, albañiles, carpinteros y hombres expertos en toda obra. 16 El oro, la plata, el bronce y el hierro son incalculables. ¡Levántate y actúa! Y que el SEÑOR sea contigo”.

17 Asimismo, David mandó a todos los principales de Israel que dieran ayuda a su hijo Salomón. Y dijo: 18 “¿No está con ustedes el SEÑOR su Dios? ¿No les ha dado paz por todas partes? Ciertamente él ha entregado en mi mano a los habitantes del país, y la tierra ha sido sometida delante del SEÑOR y delante de su pueblo. 19 Dediquen, pues, su corazón y su alma a buscar al SEÑOR su Dios. Levántense y edifiquen el santuario del SEÑOR Dios, para traer el arca del pacto del SEÑOR y los utensilios sagrados de Dios a la casa que ha de ser edificada al nombre del SEÑOR”.

Levitas para las tareas del templo

23 Siendo David anciano y lleno de años, proclamó a su hijo Salomón rey sobre Israel. Reunió a todos los principales de Israel, a los sacerdotes y a los levitas. Fueron contados los levitas de treinta años para arriba, y su número, contados uno por uno, fue de treinta y ocho mil hombres. Entonces dijo David: “De estos, veinticuatro mil serán para supervisar la obra de la casa del SEÑOR, seis mil para ser oficiales y jueces, y cuatro mil para ser porteros. Otros cuatro mil han de alabar al SEÑOR con los instrumentos que he hecho para rendir alabanza”.

David los distribuyó en grupos, de acuerdo con los hijos de Leví: Gersón, Cohat y Merari.

De los gersonitas, Ladán y Simei. Los hijos de Ladán fueron tres: Yejiel fue el jefe, y después Zetam y Joel. Los hijos de Simei fueron tres: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los jefes de las casas paternas de Ladán. 10 Los hijos de Simei fueron: Yajat, Ziza[z], Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei. 11 Yajat fue el primero, y Ziza el segundo. Pero Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron considerados como una casa paterna con una sola función.

12 Los hijos de Cohat fueron cuatro: Amram, Izjar, Hebrón y Uziel. 13 Los hijos de Amran fueron Aarón y Moisés. Aarón fue separado para ser dedicado para siempre, él y sus hijos, a las cosas más sagradas, para que ofrecieran incienso delante del SEÑOR y para que le sirvieran y bendijeran en su nombre para siempre. 14 Los hijos de Moisés, hombre de Dios, fueron contados entre la tribu de Leví. 15 Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliezer. 16 Sebuel hijo de Gersón fue el jefe. 17 Rejabías hijo de Eliezer fue el jefe. Eliezer no tuvo otros hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos. 18 Selomit hijo de Izjar fue el jefe. 19 Los hijos de Hebrón fueron: Jerías el primero, Amarías el segundo, Yajaziel el tercero y Jecamán el cuarto. 20 Los hijos de Uziel fueron Micaías el primero e Isías el segundo.

21 Los hijos de Merari fueron Majli y Musi. Los hijos de Majli fueron Eleazar y Quis. 22 Eleazar murió sin tener hijos, sino solo hijas; y los hijos de Quis, sus primos, las tomaron por mujeres. 23 Los hijos de Musi fueron tres: Majli, Eder y Jeremot.

24 Estos fueron los hijos de Leví según sus casas paternas; todos jefes de casas paternas, según fueron contados, en la lista de nombres, uno por uno. Desde los veinte años para arriba, llevaban a cabo la obra del servicio de la casa del SEÑOR.

25 David dijo: “El SEÑOR Dios de Israel ha dado reposo a su pueblo y habitará en Jerusalén para siempre. 26 Y también los levitas no tendrán que transportar el tabernáculo ni ninguno de sus utensilios para su servicio”.

27 Así que, conforme a las últimas palabras de David, los hijos de Leví fueron contados, de veinte años para arriba.

28 Ciertamente su deber es estar al lado de los hijos de Aarón, para servir en la casa del SEÑOR, en los atrios y en las cámaras, en la purificación de toda cosa consagrada y en lo que se debe hacer en el servicio de la casa de Dios. 29 Ellos disponen los panes de la presentación, la harina fina para la ofrenda vegetal, las galletas sin levadura, lo que se prepara en la sartén, lo que se mezcla y toda medida de capacidad y de longitud. 30 Ejercen su servicio cada amanecer, y asimismo al atardecer, para dar gracias y alabar al SEÑOR, 31 y para ofrecer todos los holocaustos al SEÑOR los sábados, las lunas nuevas y las demás festividades, continuamente delante del SEÑOR, en el número necesario y de acuerdo con lo que ha sido establecido para ellos. 32 Así tienen a su cargo el cuidado del tabernáculo de reunión, el cuidado del santuario y el cuidado de sus hermanos, los hijos de Aarón, en el servicio de la casa del SEÑOR.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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