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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Job 25-41

Tercera intervención de Bildad

25 Entonces intervino Bildad el sujita

y dijo:

—El dominio y el terror son de Dios;
él hace la paz en sus alturas.
¿Tienen número sus tropas?
¿Sobre quién no se levanta su luz?
¿Cómo puede el hombre ser justo ante Dios?
¿Cómo será limpio el que nace de mujer?
Si ni la misma luna le resplandece
ni aun las estrellas son puras ante sus ojos,
¡cuánto menos el hombre,
que es una larva;
el ser humano, que es un gusano!

Job responde a Bildad

26 Entonces respondió Job y dijo:


—¿En qué has ayudado al que no tiene poder,
o librado al brazo que no tiene fuerza?
¿Qué has aconsejado al que no tiene
sabiduría?
¿Qué sano conocimiento has enseñado en plenitud?
¿Con la ayuda de quién has expresado palabras,
y de quién es el espíritu que habla en ti?
»Tiemblan las sombras de los muertos debajo de las aguas y de los que las habitan.
El Seol está desnudo delante de Dios,
y el Abadón[a] no tiene cubierta.
Él despliega el norte sobre el vacío
y suspende la tierra sobre la nada.
Él encierra las aguas en sus nubes,
y las nubes no se rompen a causa
de ellas.
Él cubre la faz de la luna llena
y sobre ella extiende una nube.
10 Él trazó el horizonte sobre la faz de
las aguas
hasta el límite de la luz con las tinieblas.
11 Las columnas de los cielos se estremecen y están atónitas ante su reprensión.
12 Él aquietó el mar con su poder,
y con su entendimiento aniquiló
a Rahab[b].
13 Con su soplo despejó los cielos,
y su mano atravesó a la serpiente furtiva[c].
14 »He aquí, estos son tan solo los bordes de sus caminos.
¡Cuán leve murmullo hemos oído de él! Pero el trueno de su poderío, ¿quién lo podrá comprender?

27 Job continuó su discurso y dijo:


—¡Vive Dios, quien ha quitado
mi derecho;
y el Todopoderoso, que ha amargado mi alma,
que mientras haya aliento en mí
y el hálito de Dios esté en mi nariz,
mis labios no hablarán perversidad
ni mi lengua proferirá engaño!
¡Lejos esté de mí el darles la razón! Hasta que muera, no renunciaré
a mi integridad.
Me he aferrado a mi rectitud y no la cederé.
No me reprochará mi corazón mientras viva.
»Sea como el impío mi enemigo,
y como el inicuo el que se levanta contra mí.
Porque, ¿qué esperanza tiene el impío, por mucho que gane,
si Dios le despoja de su vida?
¿Escuchará Dios su clamor
cuando le sobrevenga la calamidad?
10 ¿Se deleitará en el Todopoderoso? ¿Invocará a Dios en todo tiempo?
11 »Yo les enseñaré acerca del poder
de Dios;
no ocultaré lo que concierne al Todopoderoso.
12 Si todos ustedes lo han visto, ¿por qué se hacen tan vanos?
13 »Esta es la porción de parte de Dios para el hombre impío,
la heredad que los tiranos
recibirán de parte del Todopoderoso:
14 Aunque sus hijos se hayan multiplicado serán para la espada;
y sus vástagos no se saciarán de pan.
15 Sus sobrevivientes serán sepultados por la plaga,
y sus viudas no llorarán.
16 Si amontona plata como polvo,
y si prepara ropa como barro,
17 él la preparará pero el justo se vestirá con ella,
y el inocente repartirá la plata.
18 Como la araña[d] edifica él su casa, como la cabaña que hace un guardián.
19 Se acostará rico pero dejará de serlo[e]; abrirá sus ojos, y todo habrá
desaparecido.
20 Los terrores lo alcanzarán como aguas; el huracán lo arrebatará de noche.
21 El viento oriental lo levantará y se irá;
así lo arrancará de su lugar.
22 Dios descargará contra él
y no tendrá compasión,
y él se esforzará para escapar
de su poder.
23 Contra él batirá las manos,
y silbará contra él desde su lugar.

28 »Ciertamente la plata tiene su mina, y el oro un lugar donde lo refinan;

el hierro se extrae del polvo,
y el cobre es fundido de la piedra.
El hombre pone fin a la oscuridad,
y examina en los lugares más recónditos las piedras de la oscuridad
y de las tinieblas.
Lejos de las poblaciones,
en las minas, abre socavones
olvidados por el pie del ser humano, que se descuelgan y se balancean.
La tierra, de la cual proviene el pan, pero cuyo interior se transforma como con fuego,
es el lugar cuyas piedras son de zafiro
y cuyo polvo es de oro.
Es una senda que el ave de rapiña
no conoce
ni jamás ha mirado el ojo del halcón.
Nunca la han pisoteado fieras arrogantes ni por ella caminó el león.
El hombre extiende su mano hacia el pedernal,
y trastorna de raíz las montañas.
10 Abre canales en las rocas,
y sus ojos ven todo lo preciado.
11 Detiene[f] los ríos en sus fuentes,
y hace que lo secreto salga a la luz.
12 »Pero, ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?
13 El hombre no conoce el valor[g] de ella;
no se halla en la tierra de los vivientes.
14 El océano dice: “Ella no está en mí”.
El mar dice: “Tampoco está conmigo”.
15 Por ella no se dará oro fino
ni por su precio se pesará plata.
16 No se puede pagar por ella
con oro de Ofir
ni con ónice precioso ni con zafiro.
17 Ni el oro ni el cristal son comparables
a ella;
no será dada a cambio de objetos de oro fino.
18 El coral y el cristal de roca,
ni mencionarlos;
pues el valor de la sabiduría es mayor que el de las perlas.
19 No será comparado con ella el topacio de Etiopía
ni se puede pagar por ella con oro fino.
20 »¿De dónde, pues, proviene la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?
21 Está encubierto a los ojos de todo ser viviente;
les está oculto a todas las aves del cielo.
22 El Abadón[h] y la Muerte dicen: “Su fama hemos oído con
nuestros oídos”.
23 »Solo Dios entiende el camino de ella;
él conoce su lugar.
24 Porque él contempla los confines
de la tierra
y ve debajo de todos los cielos.
25 Cuando él le dio peso al viento
y determinó la medida de las aguas,
26 cuando le dio estatuto a la lluvia
y camino a relámpagos y truenos,
27 entonces él la vio y la declaró;
la estableció y también la escudriñó.
28 Y dijo al hombre:
“Ciertamente el temor del Señor es la sabiduría,
y el apartarse del mal es el entendimiento”.

29 Job continuó su discurso y dijo:


—¡Quién me concediese ser
como en los meses pasados,
como en los días cuando
Dios me guardaba!
Entonces él hacía resplandecer
su lámpara sobre mi cabeza,
y a su luz yo caminaba en la oscuridad.
Así fue en los días de mi vigor[i]. cuando la amistad íntima de Dios estaba sobre mi morada;
cuando el Todopoderoso aún estaba conmigo,
y mis hijos estaban alrededor de mí;
cuando mis pasos se bañaban en leche,
y la roca me vertía corrientes de aceite.
»Entonces yo iba al tribunal de la ciudad y alistaba mi asiento en la plaza.
Los jóvenes me veían
y se hacían a un lado;
los ancianos se levantaban
y permanecían de pie.
Los magistrados detenían sus palabras
y ponían la mano sobre su boca.
10 La voz de los nobles se apagaba
y su lengua se pegaba a su paladar.
11 Cuando los oídos me oían,
me llamaban: “¡Dichoso!”.
Cuando los ojos me veían,
daban testimonio en mi favor.
12 Porque yo libraba al pobre que clamaba y al huérfano que no tenía
quien le ayudara.
13 La bendición del moribundo caía sobre mí,
y yo daba alegría al corazón de la viuda.
14 Yo me vestía de rectitud,
y ella me vestía a mí;
como manto y turbante era mi justicia.
15 »Yo era ojos para el ciego
y pies para el cojo.
16 Era un padre para los necesitados,
e investigaba la causa que no conocía.
17 Yo rompía las quijadas del inicuo,
y de sus dientes arrancaba la presa.
18 »Yo me decía: “En mi nido expiraré,
y multiplicaré mis días como la arena”.
19 Mi raíz alcanzaba hasta las aguas,
y de noche el rocío se posaba en mis ramas.
20 Mi honra se mantenía nueva en mí,
y mi arco se renovaba en mi mano.
21 »Ellos me escuchaban y esperaban; ante mi consejo guardaban silencio.
22 Después de mi palabra no volvían
a hablar,
y mi discurso destilaba sobre ellos.
23 Me esperaban como a la lluvia,
y abrían su boca como a la lluvia tardía.
24 Cuando me reía con ellos, ¡no lo creían! No dejaban decaer la luz de mi rostro.
25 Yo escogía el camino para ellos
y me sentaba como su jefe.
Yo vivía como un rey
que está en medio de sus tropas, como el que consuela a los que están de duelo.

30 »Pero ahora se ríen de mí los que son en edad más jóvenes que yo,

aquellos a cuyos padres yo habría desdeñado poner junto con los
perros de mi rebaño.
¿Para qué habría necesitado
la fuerza de sus manos,
si su vigor se había ido de ellos?
Por la miseria y el hambre
están anémicos;
roen la tierra reseca,
la tierra asolada y desolada.
Recogen malvas entre los arbustos
y la raíz de la retama para calentarse.
Están expulsados de la comunidad,
y gritan contra ellos como a ladrones.
Habitan en los barrancos de los arroyos, en los huecos de la tierra y de las peñas.
Chillan entre los arbustos
y se apiñan debajo de los espinos.
¡Insensatos! ¡También gente sin nombre echados a golpes de la tierra!
»Pero ahora he llegado a ser su canción; soy el tema de su habladuría.
10 Me abominan y se alejan de mí;
no se refrenan de escupir mi cara.
11 Porque Dios ha aflojado la cuerda de mi arco[j] y me ha afligido,
ellos se han desenfrenado
en mi presencia.
12 A la derecha se levanta la chusma; empujan mis pies y preparan contra mí sus destructivos caminos.
13 Arruinan mi senda;
se aprovechan de mi destrucción. No hay quien los detenga.
14 Entran como por amplia brecha
y dan vueltas en medio de
la devastación.
15 Los terrores se han vuelto contra mí; mi honor es perseguido como
por el viento,
y ha pasado como la nube
mi prosperidad.
16 »Ahora mi alma se derrama en mí; los días de la aflicción
se han apoderado de mí.
17 La noche me taladra los huesos,
y los que me corroen no reposan.
18 Con gran fuerza es desfigurada mi vestidura;
me aprieta como el cuello de mi túnica.
19 Tú me has arrojado en el lodo,
y he llegado a ser como el polvo y la ceniza.
20 Clamo a ti, y tú no[k] me respondes; me presento, y tú no me atiendes.
21 Te has vuelto cruel para conmigo; con el poder de tu mano me persigues.
22 Me levantas, me haces cabalgar sobre el viento,
y luego me deshaces en la tormenta.
23 Porque sé que me conduces a la muerte, a la casa destinada para todos
los vivientes.
24 »Sin embargo, ¿no extenderá su mano el que está en la ruina?
¿No clamará a él en su infortunio?
25 ¿No he llorado por aquel cuya vida es difícil?
¿No ha tenido mi alma compasión por el necesitado?
26 Cuando esperaba el bien me vino el mal; cuando aguardaba la luz vino la oscuridad.
27 Mis entrañas hierven y no tienen sosiego;
los días de mi aflicción me han
alcanzado.
28 Ando enlutado y sin consuelo; me levanto en la asamblea y clamo.
29 He llegado a ser hermano de los chacales y compañero de los avestruces.
30 Mi piel ennegrecida se me cae,
y mis huesos arden de calor.
31 Mi arpa ha llegado a ser para el duelo,
y mi flauta para la voz de los que lloran.

31 »He hecho un pacto con mis ojos;

¿cómo, pues, hubiera podido fijar la mirada en una virgen?
¿Cuál sería entonces la porción que Dios me daría desde arriba,
la heredad que da el Todopoderoso desde lo alto?
¿Acaso no habrá desgracia para el maligno
e infortunio para los que obran
iniquidad?
¿Acaso no ve él mis caminos
y cuenta todos mis pasos?
»Si he andado con la vanidad
y mi pie se ha apresurado al engaño,
entonces que Dios me pese
en la balanza de justicia
y conozca así mi integridad.
Si mi paso se apartó del camino
y mi corazón se fue en pos de mis ojos, o si alguna mancha se pegó
a mis manos,
entonces que otro coma lo que yo siembre,
y sea desarraigado lo que plante.
»Si mi corazón ha sido seducido con respecto a una mujer,
y si he acechado a la puerta de mi prójimo,
10 entonces que muela para otro mi mujer, y sean otros los que se inclinen sobre ella.
11 Porque aquello sería una infamia
y un delito digno de castigo.
12 Sería un fuego que devoraría hasta la completa destrucción,
y desarraigaría toda mi producción.
13 »Si he menospreciado el derecho
de mi siervo o de mi sierva
cuando tuvieron litigio conmigo,
14 ¿qué haré cuando Dios se levante? ¿Qué le responderé cuando me pida cuentas?
15 El que me hizo a mí en el vientre, ¿no lo hizo también a él?
¿No nos formó uno mismo en la matriz?
16 »Si he estorbado los anhelos
de los pobres
y he hecho desfallecer los ojos
de la viuda,
17 si he comido mi bocado yo solo
y no ha comido de él también el huérfano
18 (aunque desde mi juventud
yo lo crié como un padre,
y desde mi nacimiento la guié),
19 si he visto a alguien perecer por falta de vestido
o que el necesitado carezca de abrigo,
20 si no me bendijeron sus lomos
ni se abrigó con el vellón de mis ovejas,
21 si he alzado mi mano contra el huérfano cuando me vi apoyado en el tribunal,
22 entonces desgájese del hombro mi brazo, y sepárese mi brazo de mi antebrazo.
23 Porque he temido el castigo de Dios contra cuya majestad yo no
podría actuar.
24 »Si puse al oro como objeto
de mi confianza,
y al oro fino dije: “Tú eres mi seguridad”,
25 si me he alegrado porque era grande
mi riqueza
o porque mi mano haya logrado tanto,
26 si he mirado al sol cuando resplandece
y a la luna desplazándose en su esplendor,
27 si en secreto fue seducido mi corazón
y mi boca les envió un beso con la mano,
28 esto también habría sido
un delito digno de castigo;
porque habría negado al Dios de lo alto.
29 »¿Acaso me he alegrado por el
infortunio del que me aborrece,
o me regocijé cuando le alcanzó el mal?
30 Yo no he entregado mi boca al pecado
pidiendo su vida con imprecación.
31 ¿Acaso los hombres de mi morada
no decían:
“No se podrá hallar a alguien que no se haya saciado con su carne”?
32 El forastero no pasaba la noche
en la calle
pues yo abría mis puertas al caminante.
33 ¿Acaso cual Adán[l] he encubierto mis transgresiones
escondiendo en mi seno mi iniquidad?
34 Pues estaba alarmado de la
gran multitud
y me atemorizaba el desprecio de las familias,
de modo que callé y no salí
a mi puerta…
35 ¡Oh, si yo tuviera quién me oyera!
»He aquí mi firma.
¡Que el Todopoderoso me responda! ¡Que mi adversario escriba un acta contra mí!
36 Ciertamente yo la llevaría sobre el hombro,
y me la ceñiría cual corona.
37 Yo le rendiría cuentas de todos mis pasos;
como un príncipe me acercaría a él.
38 Si mi tierra clama contra mí
y junto con ella lloran sus surcos,
39 si he comido de su fuerza sin pagarlo
o he hecho expirar a sus dueños,
40 entonces que me broten cardos en lugar de trigo
y cizaña en lugar de cebada.
Terminaron las palabras de Job.

La intervención de Elihú

32 Estos tres hombres cesaron de responder a Job porque él era justo ante sus propios ojos. Entonces se encendió contra Job la ira de Elihú hijo de Beraquel el buzita, de la familia de Ram. Se encendió su ira contra Job por cuanto se justificaba más a sí mismo que a Dios. Igualmente, se encendió su ira contra los tres amigos porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job. Elihú había esperado para hablar a Job porque ellos eran mayores que él en edad. Pero al ver Elihú que no había respuesta en la boca de aquellos tres hombres, se encendió en ira. Entonces intervino Elihú hijo de Beraquel el buzita y dijo:

—Yo soy menor en años,
y ustedes son ancianos;
por eso tuve miedo
y temí declararles mi opinión.
Pensé que hablarían los días,
y los muchos años darían
a conocer sabiduría.
No obstante, es el espíritu en el hombre, el soplo del Todopoderoso, que le hace entender.
No son los mayores los sabios
ni los viejos los que disciernen lo justo.
10 Por eso digo: Escúchenme[m],
yo también expresaré mi parecer.
11 He aquí, he esperado las palabras de ustedes;
he escuchado sus razones
mientras rebuscaban qué decir.
12 Yo les he prestado atención,
pero he aquí que ninguno de ustedes
ha logrado reprobar a Job
o responder a sus dichos.
13 No sea que digan:
“Hemos hallado la sabiduría; Dios lo refutará, no el hombre”.
14 Él no dirigió sus palabras a mí,
ni yo le responderé con los dichos de ustedes.
15 »Se desconcertaron;
no volvieron a responder;
se les fueron los razonamientos.
16 ¿He de esperar porque ellos no hablan, porque pararon y no respondieron más?
17 Yo también responderé mi parte;
yo también expresaré mi parecer.
18 Porque estoy lleno de palabras,
y me impulsa mi espíritu dentro de mí.
19 He aquí que mi interior es como vino sin respiradero,
y, como odres nuevos, va a reventar.
20 Hablaré, pues, y hallaré desahogo;
abriré mis labios y responderé.
21 Yo no haré distinción de personas,
a ningún hombre adularé.
22 Porque nunca he sabido adular;
mi Hacedor me llevaría en breve.

33 »No obstante, oh Job, escucha, por favor, mis razones;

atiende a todas mis palabras.
He aquí, yo abro mi boca;
mi lengua habla en mi paladar.
Mis dichos declaran mi rectitud de corazón;
lo que mis labios saben lo dicen con sinceridad.
El Espíritu de Dios me hizo;
el aliento del Todopoderoso me da vida.
Si acaso puedes, respóndeme. Alístate y preséntate ante mí.
He aquí que yo estoy, como tú, ante Dios;
yo también fui formado del barro.
He aquí, mi terror no te ha de espantar
ni mi mano pesará demasiado sobre ti.
»En verdad, tú hablaste a oídos míos;
yo oí el sonido de tus palabras:
“Yo soy limpio y sin transgresión; soy inocente, y no hay maldad en mí.
10 He aquí, Dios halla pretextos contra mí y me considera su enemigo.
11 Puso mis pies en el cepo
y vigila todas mis sendas”[n].
12 »He aquí yo te respondo
que en esto no tienes razón
porque Dios es más grande que el hombre.
13 ¿Por qué contiendes contra él, siendo que él no da cuenta
de ninguna de sus palabras?
14 Porque Dios habla de una manera
y de otra, pero nadie lo nota.
15 Habla por sueños, en visión nocturna, cuando el sopor cae sobre los hombres, cuando uno se adormece sobre la cama.
16 Entonces abre el oído de los hombres
y sella la instrucción para ellos,
17 para apartar al hombre de lo que hace, para destruir la arrogancia del varón,
18 para librar su alma de la fosa
y su vida de ser traspasada por la lanza.
19 »Él es reprendido con dolor sobre
su lecho
y con constante dolor en sus huesos.
20 Hacen que su vida aborrezca el alimento;
y su alma, su comida favorita.
21 Su carne se consume hasta dejar de ser vista,
y aparecen sus huesos que no se veían.
22 Su alma se acerca a la fosa,
y su vida a los que causan la muerte.
23 »Oh, si hubiese a su lado un ángel,
un intercesor, uno entre mil,
para declarar al hombre lo que le
es recto,
24 y que, al ser favorecido por la gracia,
dijese: “Líbralo de descender a la fosa, pues le he hallado rescate”.
25 Entonces su carne volvería a ser más tierna que en su adolescencia,
y volvería a los días de su juventud.
26 Oraría a Dios, y le sería favorable. Vería su rostro con gritos de júbilo,
y Dios restituiría al hombre su justicia.
27 Cantaría entre los hombres diciendo: “Yo había pecado y pervertido lo recto, y no me fue retribuido.
28 Él libró mi alma de pasar a la fosa,
y mi vida verá la luz”.
29 »He aquí, Dios hace todas estas cosas con el hombre, dos y tres veces,
30 para restaurar su alma de la fosa
y para iluminarlo con la luz de la vida.
31 »Atiende, oh Job; escúchame. Calla, y yo hablaré.
32 Si tienes palabras, respóndeme. Habla, porque yo quiero justificarte.
33 Y si no, escúchame.
Calla, y yo te enseñaré sabiduría.

34 Elihú continuó diciendo:

—Oigan, oh sabios, mis palabras; ustedes, los que saben, atiéndanme.
Porque el oído distingue las palabras,
y el paladar prueba la comida.
Escojamos lo que es correcto; conozcamos entre nosotros lo bueno.
Pues Job ha dicho: “Yo soy justo, pero Dios me ha quitado mi derecho[o].
¿He de mentir respecto a mi derecho? Mi herida es incurable
a pesar de que no hubo transgresión”.
»¿Qué hombre hay como Job, que bebe el escarnio como agua[p],
que va en compañía con los que obran iniquidad
y anda con los hombres impíos?
Pues ha dicho:
“El hombre no sacará provecho
de estar de acuerdo con Dios”[q].
10 »Por tanto, óiganme, hombres entendidos.
¡Lejos esté de Dios la impiedad,
y del Todopoderoso la iniquidad!
11 Porque él retribuye al hombre
de acuerdo con sus obras,
y hace que cada uno halle
lo que corresponde a sus caminos.
12 Realmente, Dios no hará injusticia;
el Todopoderoso no pervertirá el derecho.
13 ¿Quién le ha puesto a cargo de su tierra? ¿Quién le ha encomendado el mundo entero?
14 Si él se propusiera en su corazón
y retirara su espíritu y su aliento,
15 toda carne perecería juntamente
y el hombre volvería al polvo.
16 »Si has entendido, oye esto;
escucha la voz de mis palabras:
17 ¿Acaso gobernará el que aborrece
el derecho?
¿Condenarás al Justo y Poderoso?
18 Él es el que dice al rey: “¡Perverso!”,
o a los nobles: “¡Impíos!”.
19 Él no hace distinción de los príncipes
ni favorece al rico ante el pobre, pues todos son obra de sus manos.
20 En un momento morirán,
a medianoche.
La gente será sacudida y pasará;
los poderosos serán eliminados, y no por mano.
21 »Porque los ojos de Dios están sobre los caminos del hombre;
él puede ver todos sus pasos.
22 No hay tinieblas ni oscuridad para que allí se puedan esconder los que hacen iniquidad.
23 Pues Dios no impone plazo al hombre para que vaya a juicio ante él.
24 Él quebranta a los fuertes sin consulta,
y en lugar de ellos establece a otros.
25 Por cuanto conoce los hechos de ellos,
en una noche los trastorna
y son aplastados.
26 Por sus maldades los castiga
en un lugar donde lo vean.
27 Porque dejaron de seguirle
y no consideraron ninguno de sus caminos
28 haciendo que el clamor del pobre llegase ante él
y que él oyera el clamor de los afligidos.
29 Si él calla, ¿quién le inculpará?
Si esconde su rostro, ¿quién lo contemplará?
Él está igualmente sobre pueblos
e individuos,
30 para evitar que reine el hombre impío
y que ponga trampas al pueblo.
31 »Porque, ¿quién ha dicho a Dios: “Ya he llevado mi castigo;
no volveré a ofender.
32 Enséñame tú lo que yo no puedo ver;
y si hice maldad, no lo volveré a hacer”?
33 ¿Acaso ha de retribuir según
tus condiciones
porque tú rechazas las suyas? Pues tú eres quien escoge, y no yo; habla entonces lo que sabes.
34 »Los hombres entendidos
y el varón sabio que me escucha me
lo dirán:
35 “Job no habla sabiamente;
sus palabras no son con entendimiento”.
36 ¡Oh, que Job fuera examinado a fondo pues responde como los hombres inicuos!
37 Porque a su pecado añade la rebelión; aplaude en medio de nosotros
y multiplica sus palabras contra Dios.

35 Elihú continuó diciendo:


—¿Piensas que es correcto que digas: “Soy más justo que Dios?”.
Porque has dicho: “¿Qué te importa a ti la ventaja que yo saque de mi pecado[r]?”.
Yo te responderé con argumentos,
a ti y a tus amigos contigo:
Mira los cielos y observa;
contempla las nubes
las cuales están más altas que tú.
Si pecas, ¿qué logras tú contra él?
Si tus rebeliones se multiplican, ¿qué le podrás hacer a él?
Si eres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá él de tu mano?
Tu impiedad es para un hombre como tú,
y tu justicia para el ser humano.
»Claman a causa de la mucha opresión; gritan a causa del poderío de los grandes.
10 Sin embargo, nadie pregunta: “¿Dónde está Dios, mi Hacedor, que da canciones en la noche,
11 que nos enseña por medio de los animales de la tierra,
y que nos hace sabios mediante las aves de los cielos?”.
12 Allí claman, pero él no responde,
a causa de la soberbia de los malos.
13 Ciertamente Dios no escucha la falsedad;
el Todopoderoso ni la mira.
14 ¡Cuánto menos cuando dices que, aunque no lo veas,
tu causa está delante de él
y que a él tú esperas[s]!
15 »Ahora bien, porque su ira
no ha castigado,
ni ha considerado de veras la rebelión,
16 vanamente ha abierto Job su boca,
y sin conocimiento multiplica palabras.

36 Y Elihú siguió diciendo:

—Espérame un poco, y te informaré, pues aún tengo palabras a favor de Dios.
Desde lejos traeré mi saber
y atribuiré justicia a mi Hacedor.
Pues, ciertamente, mis palabras no son mentira;
contigo está alguien que es completo en conocimiento.
»He aquí que Dios es poderoso pero no desprecia a nadie.
Es poderoso en la fuerza del entendimiento.
No otorga vida al impío,
pero a los afligidos concede justicia.
No aparta sus ojos de los justos; los hace sentar en tronos
junto con los reyes para siempre,
y los enaltece.
Aunque estén presos con grilletes
y atrapados con cuerdas de aflicción,
él les declara lo que han hecho
y sus transgresiones,
pues ellos mismos se enaltecieron.
10 Él abre el oído de ellos a la corrección
y manda que se vuelvan de la iniquidad.
11 Si ellos escuchan y le sirven
acabarán sus días con bienestar
y sus años con prosperidad.
12 Pero si no escuchan
serán traspasados por la lanza
y perecerán en su ignorancia.
13 Pues los impíos de corazón
acumulan ira;
no clamarán cuando él los ate.
14 Ellos mismos morirán en la juventud,
y acabarán su vida entre
los pervertidos[t].
15 »Él libra al afligido en su aflicción;
en medio de la opresión abre sus oídos.
16 También te induce a salir
de las fauces de la tribulación
a un lugar espacioso, libre de restricciones
al solaz de tu mesa llena de abundancia.
17 »Pero a ti, por estar lleno del juicio que merece el impío,
el juicio y la justicia te echarán mano.
18 Por lo cual teme, no sea que te tiente la abundancia
ni el mucho soborno te desvíe.
19 En la desgracia no te ayudará tu clamor ni todos tus esfuerzos.
20 No anheles la noche,
cuando los pueblos se desvanecen en su lugar.
21 Cuídate de no volver a la iniquidad, porque eso escogiste más que la aflicción.
22 »He aquí que Dios es exaltado
en su poder.
¿Quién hay que enseñe como él?
23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Quién le dirá: “Has hecho maldad”?
24 Acuérdate de engrandecer su obra
la cual cantan los hombres.
25 Todos los hombres la han visto;
el ser humano la mira de lejos.
26 He aquí que Dios es tan sublime que nosotros no le podemos conocer.
Es inescrutable el número de sus años.
27 »Él atrae las gotas del agua
y a la lluvia convierte en vapor
28 el cual destilan las nubes
y chorrean en abundancia sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá comprender de veras
el despliegue de las nubes
y el tronar de su bóveda?
30 He aquí que sobre ella despliega su luz
y cubre las profundidades del mar.
31 Pues por medio de ellos
gobierna a los pueblos
y da comida en abundancia.
32 Con sus manos cubre el rayo
y le manda dar en su blanco.
33 Su trueno anuncia su presencia; ciertamente tiene celo contra
la iniquidad[u].

37 »También por esto tiembla mi corazón y salta fuera de su lugar.

Oigan atentamente el estruendo de su voz, el retumbo que sale de su boca.
Debajo de todos los cielos lo desencadena
y su relámpago cubre los confines de la tierra.
Después de él ruge el trueno; truena con su majestuosa voz. Cuando se oye su sonido, él no lo detiene.
Dios truena maravillosamente con su voz;
hace grandes cosas que no las podemos comprender.
Pues a la nieve dice:
“¡Desciende a la tierra!”;
y a la lluvia y al aguacero:
“¡Sean impetuosos, oh lluvia y aguaceros!”.
»Pone su sello en la mano de todo hombre,
para que todos los hombres reconozcan la obra suya.
La fiera entra en su escondrijo permanece en su guarida.
El huracán viene de su cámara;
y el frío, de los vientos del norte.
10 Por el soplo de Dios se forma el hielo,
y se solidifica la extensión de las aguas.
11 Él también recarga las nubes de humedad, y la nube dispersa sus relámpagos.
12 Por su designio las hace girar alrededor para que realicen todo lo que les ordene sobre la faz de su mundo habitado.
13 Unas veces como azote,
otras veces por causa de su tierra
y otras veces por misericordia, él
las hace aparecer.
14 »Presta atención a esto, oh Job; detente y reflexiona
en las obras maravillosas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo las pone Dios
y hace aparecer su nube luminosa?
16 ¿Sabes tú cómo flotan las nubes,
las maravillas de aquel
que es perfecto en conocimiento?
17 Tú, cuyas ropas quedan calientes cuando la tierra es silenciada
a causa del viento del sur,
18 ¿has extendido con él la bóveda celeste, firme cual espejo de metal laminado?
19 Muéstranos qué le hemos de decir pues no podemos organizar nuestras ideas a causa de las tinieblas.
20 ¿Habrá que informarle que yo he de hablar?
¿Se le ha de referir lo que diga el hombre?
21 »Y ahora, nadie puede mirar el sol que resplandece entre las nubes, cuando pasa el viento y las despeja.
22 Del norte viene un dorado esplendor;
alrededor de Dios hay una temible majestad.
23 El Todopoderoso, a quien no podemos alcanzar,
es sublime en poder y en justicia.
Es grande en rectitud; no oprime.
24 Por tanto, le temen los hombres.
Él no mira a ninguno de los que se creen sabios.

El SEÑOR interpela a Job

38 Entonces el SEÑOR respondió a Job desde un torbellino y dijo:


—¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento?
Cíñete, pues, los lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes entendimiento.
¿Quién determinó sus medidas?
Porque tú lo debes saber.
¿O quién extendió sobre ella un cordel?
¿Sobre qué están afirmados sus cimientos? ¿O quién puso su piedra angular
cuando aclamaban juntas las estrellas del alba
y gritaban de júbilo todos los hijos
de Dios?
»¿Quién contuvo mediante compuertas el mar
cuando, irrumpiendo, salió del vientre;
cuando le puse las nubes por vestido
y la oscuridad como pañal?
10 Yo establecí sobre él un límite,
y le puse cerrojos y puertas.
11 Le dije: “Hasta aquí llegarás y no
seguirás adelante.
Aquí cesará la soberbia de tus olas”.
12 »¿Alguna vez en tu vida diste órdenes
a la mañana?
¿Has mostrado a la aurora su lugar,
13 para que, al tomar por los extremos
la tierra,
sean sacudidos de ella los impíos?
14 Ella se transforma cual la arcilla en
el molde
y se presenta como una vestidura.
15 Entonces la luz es quitada a los impíos y es quebrantado el brazo enaltecido.
16 »¿Has penetrado hasta las fuentes del mar?
¿Has andado escudriñando el abismo?
17 ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte?
¿Has visto las puertas de la densa oscuridad?
18 ¿Has reflexionado acerca de la amplitud de la tierra?
¡Decláralo, si sabes todo esto!
19 »¿Dónde está el camino hacia la morada de la luz?
¿Y dónde está el lugar de las tinieblas
20 para que las repliegues a su territorio
y para que disciernas el camino a su morada?
21 Tú lo debes saber,
porque entonces ya habías nacido
y es muy grande el número de tus días.
22 »¿Has entrado en los depósitos de
la nieve,
o has visto los depósitos del granizo
23 que tengo reservados
para el tiempo de la angustia, para el día de la batalla y de la guerra?
24 ¿Dónde está el camino
por el cual se distribuye la luz
y se desplaza sobre la tierra
el viento oriental?
25 ¿Quién abre cauce al aluvión,
y camino a relámpagos y truenos
26 haciendo llover sobre la tierra sin hombres,
sobre el desierto donde no hay
un ser humano;
27 para saciar la tierra asolada y desolada, y para hacer brotar la hierba?
28 ¿Acaso la lluvia tiene un padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?
29 ¿Del vientre de quién salió el hielo?
A la escarcha del cielo,
¿quién la dio a luz?
30 Las aguas se congelan como piedra,
y se endurece la superficie del océano.
31 »¿Podrás unir con cadenas a las Pléyades o aflojar las cuerdas de Orión?
32 ¿Harás salir las constelaciones
en su respectivo tiempo?
¿Guiarás a la Osa Mayor junto con sus hijos?
33 ¿Conoces las leyes de los cielos? ¿Podrás establecer su dominio en
la tierra?
34 »¿Alzarás a las nubes tu voz
para que te cubra abundancia de aguas?
35 ¿Enviarás los relámpagos
de modo que vayan y te digan: “¡Aquí nos tienes!”?
36 ¿Quién puso sabiduría en el interior del ser?
¿Quién dio inteligencia al gallo?
37 ¿Quién puede contar las nubes con
sabiduría?
¿Quién puede hacer que se inclinen
las tinajas de los cielos
38 cuando el polvo se endurece como sólido
y los terrones se pegan unos con otros?
39 »¿Cazarás presa para la leona? ¿Saciarás el apetito de sus cachorros
40 cuando se recuestan en sus guaridas
y se quedan en la espesura,
en sus escondrijos?
41 »¿Quién prepara al cuervo su comida cuando sus polluelos claman a Dios
y andan errantes por falta de alimento?

39 »¿Conoces tú el tiempo en que paren las cabras monteses?

¿Has observado el parto de las gacelas?
¿Has contado los meses que cumplen? ¿Conoces el tiempo cuando han
de parir?
Se encorvan, expulsan sus crías
y luego se libran de sus dolores.
Sus hijos se fortalecen
y crecen en campo abierto;
luego se van y no vuelven más a ellas.
»¿Quién dejó libre al asno montés? ¿Quién soltó las ataduras del onagro?
Yo puse el Arabá como su casa,
y las tierras saladas como su morada.
Se burla del bullicio de la ciudad;
no escucha los gritos del arriero.
Explora los montes tras su pasto,
y busca todo lo que es verde.
»¿Consentirá en servirte el toro salvaje
y pasar la noche junto a tu pesebre?
10 ¿Atarás al toro salvaje con coyundas para el surco?
¿Rastrillará los valles tras de ti?
11 ¿Confiarás en él por ser grande su fuerza y descargarás sobre él el peso de tu labor?
12 ¿Crees que él ha de regresar
para recoger el grano de tu era?
13 »Se agitan alegremente las alas del avestruz;
¿pero acaso sus alas y su plumaje son los de la cigüeña?
14 Porque ella abandona sus huevos en
la tierra,
y sobre el polvo los deja calentarse.
15 Y se olvida de que un pie los puede aplastar
o que los animales del campo los pueden pisotear.
16 Trata con dureza a sus hijos, como si no fueran suyos,
sin temor de que su trabajo haya sido en vano.
17 Es que Dios le hizo olvidar la sabiduría y no le repartió inteligencia.
18 Pero cuando levanta las alas para correr se ríe del caballo y del jinete.
19 »¿Diste bravura al caballo?
¿Engalanaste de crines su cuello ?
20 ¿Lo harás brincar como a una langosta? El resoplido de su nariz es temible.
21 Escarba[v] en el valle
y se regocija con fuerza;
sale al encuentro de las armas.
22 Se ríe del miedo y no se espanta;
no vuelve atrás ante la espada.
23 Sobre él resuenan la aljaba,
la hoja de la lanza y la jabalina.
24 Con estrépito y furor devora la distancia y no se detiene aunque suene la corneta.
25 Relincha cada vez que suena la corneta y desde lejos olfatea la batalla,
la voz tronadora de los oficiales
y el grito de guerra.
26 »¿Es por tu inteligencia
que el halcón emprende el vuelo
y extiende sus alas hacia el sur?
27 ¿Es por tu mandato que el águila se eleva y pone en lo alto su nido?
28 En las peñas habita
y pernocta en la cumbre de la peña,
en lugar inaccesible.
29 Desde allí acecha la presa;
sus ojos la observan de muy lejos.
30 Luego sus polluelos chupan la sangre. Donde haya cadáveres, allí estará ella.

40 El SEÑOR continuó y dijo a Job:

—¿Desistirá el que contiende con el Todopoderoso?
El que argumenta con Dios, que responda a esto.

Job responde al SEÑOR

Entonces Job respondió al SEÑOR y dijo:
—He aquí que yo soy insignificante. ¿Qué te he de responder?
Pongo mi mano sobre mi boca.
Una vez hablé y no volveré a responder; aun dos veces, pero no continuaré.

El SEÑOR vuelve a interpelar a Job

Entonces el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino y dijo:
—Cíñete, pues, los lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
¿Acaso invalidarás mi juicio? ¿Me condenarás a mí para justificarte tú?
¿Tienes tú un brazo como el de Dios?
¿Y truenas con una voz como la de él?
10 Adórnate, pues, de majestad y alteza; vístete de gloria y esplendor.
11 Difunde la indignación de tu furor; mira a todo soberbio y humíllalo.
12 Mira a todo soberbio y somételo;
pisotea a los impíos en su sitio.
13 Entiérralos juntos en el polvo; encierra sus rostros en lugares ocultos.
14 Entonces yo también reconoceré que tu mano derecha te dará la victoria.
15 »He allí el Behemot[w],
al cual yo hice junto contigo. Come hierba como el buey.
16 He aquí que su fuerza está en sus lomos y su vigor en los músculos de su vientre.
17 Pone su cola tensa como un cedro,
y los nervios de sus muslos están entretejidos.
18 Sus huesos son como tubos de bronce,
y su osamenta como barras de hierro.
19 Es una obra maestra de Dios.
Solo su Hacedor le puede acercar
su espada.
20 Pues los montes producen hierba para él, donde retozan todos los animales del campo.
21 Se recuesta debajo del loto,
en lo oculto del cañaveral y del pantano.
22 Las plantas de loto lo cubren con su sombra;
lo rodean los sauces del arroyo.
23 He aquí que cuando el río se desborda
él no se apresura a escapar.
Estará confiado aunque todo el Jordán se arroje contra su boca.
24 ¿Lo atrapan cuando está vigilando? ¿Le perforan la nariz con garfios?

41 »¿Sacarás tú al Leviatána con anzuelo? ¿Sujetarás con una cuerda su lengua? ¿Pondrás soga de juncos en sus narices? ¿Horadarás con gancho su quijada?

¿Acaso te colmará de ruegos? ¿Te hablará con palabras suaves?
¿Hará un trato contigo
para que lo tomes por siervo perpetuo?
¿Jugarás con él como con un pájaro? ¿Lo atarás para tus niñas?
¿Negociarán por él los grupos de pescadores?
¿Se lo repartirán entre sí los mercaderes?
¿Podrás llenar de arpones su piel,
o su cabeza con lanza de pescar?
Pon sobre él tu mano:
Te acordarás de la batalla,
¡y nunca volverás a hacerlo!
He aquí que toda esperanza
del hombre se frustra
porque ante su solo aspecto
uno cae hacia atrás.
10 Nadie hay tan osado que lo despierte. ¿Quién podrá presentarse delante de él[x]?
11 ¿Quién me ha dado primero para que yo le restituya?
¡Todo lo que hay debajo del cielo, mío es!
12 »No guardaré silencio acerca de sus miembros,
ni de sus proezas, ni de su gallarda
figura.
13 ¿Quién podrá levantar la superficie de su vestidura?
¿Quién se acercará a él con su doble coraza[y]?
14 ¿Quién abrirá sus fauces?
Hay terror alrededor de sus dientes.
15 Su espalda está recubierta de hileras
de escamas
herméticamente unidas entre sí.
16 La una se junta con la otra
de modo que ni el aire puede pasar entre ellas.
17 Pegadas están unas con otras; están trabadas entre sí y no se podrán separar.
18 Sus estornudos lanzan destellos de luz; sus ojos son como los párpados del alba.
19 De su boca salen llamaradas;
escapan chispas de fuego.
20 De sus narices sale humo,
como de olla que hierve al fuego[z].
21 Su aliento enciende los carbones,
y de su boca salen llamaradas.
22 Su poderío reside en su cuello; ante su presencia surge el desaliento.
23 Los pliegues de su carne son apretados; son sólidos e inamovibles.
24 Su corazón es sólido como una roca, sólido como la piedra inferior de un molino.
25 Cuando él se levanta
los poderosos sienten pavor
y retroceden ante el quebrantamiento.
26 La espada que lo alcanza no lo afecta; tampoco la lanza ni el dardo ni
la jabalina.
27 Al hierro estima como paja,
y a la madera como a la corrosión del cobre.
28 Las flechas no le hacen huir;
las piedras de la honda le son como rastrojo.
29 Al garrote considera hojarasca;
se ríe del blandir de la jabalina.
30 Por debajo tiene escamas puntiagudas; deja huellas como un trillo sobre el lodo.
31 Hace hervir el abismo como caldera
y convierte el mar en una olla de ungüentos.
32 Tras de sí hace resplandecer un sendero; como si el océano tuviera blanca cabellera.
33 No existe sobre la tierra algo semejante; está hecho exento de temor.
34 Menosprecia todo lo que es alto;
es el rey de todas las fieras arrogantes.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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