Bible in 90 Days
Job responde al SEÑOR
42 Entonces Job respondió al SEÑOR y dijo:
2 —Reconozco que tú todo lo puedes
y que no hay plan que te sea
irrealizable.
3 “¿Quién es ese que encubre el consejo, con palabras sin entendimiento?[a]”. Ciertamente dije cosas que no entendía, cosas demasiado maravillosas para mí,
las cuales jamás podré comprender.
4 Escucha, por favor, y hablaré: “Yo te preguntaré, y tú me lo harás saber”[b].
5 De oídas había oído de ti
pero ahora mis ojos te ven.
6 Por tanto, me retracto
y me arrepiento en polvo y ceniza.
El SEÑOR restaura y bendice a Job
7 Y aconteció, después que el SEÑOR habló estas palabras a Job, que el SEÑOR dijo a Elifaz el temanita:
—Mi ira se ha encendido contra ti y tus dos compañeros porque no han hablado lo recto acerca de mí, como mi siervo Job. 8 Ahora pues, tomen para ustedes siete toros y siete carneros, vayan a mi siervo Job y ofrezcan holocausto por ustedes. Entonces mi siervo Job orará por ustedes, porque a él atenderé para no tratarles con afrenta. Porque no han hablado lo recto acerca de mí, como mi siervo Job.
9 Entonces fueron Elifaz el temanita, Bildad el sujita y Zofar el namatita, e hicieron como el SEÑOR les había dicho. Y el SEÑOR atendió a Job.
10 El SEÑOR restauró a Job, cuando él oraba por sus amigos, y aumentó el SEÑOR al doble todo lo que le había pertenecido a Job. 11 Entonces vinieron a él todos sus hermanos, todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes, y comieron con él en su casa. Se compadecieron de él y lo consolaron por todo aquel mal que el SEÑOR había traído sobre él. Cada uno de ellos le dio una pieza de dinero[c] y un pendiente de oro.
12 El SEÑOR bendijo los últimos días de Job más que los primeros, y llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnos. 13 Tuvo también siete hijos y tres hijas. 14 A la primera le puso por nombre Jemima[d]; el nombre de la segunda era Quesia[e], y el nombre de la tercera, Queren-hapuj[f]. 15 No había en toda la tierra mujeres tan hermosas como las hijas de Job, y su padre les dio herencia entre sus hermanos.
16 Después de esto, Job vivió ciento cuarenta años y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones. 17 Y murió Job anciano y lleno de años.
Libro I: Salmos 1—41
El justo y los pecadores
1 Bienaventurado el hombre que
no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores
ni se sienta en la silla de los burladores.
2 Más bien, en la ley del SEÑOR está su delicia,
y en ella medita de día y de noche.
3 Será como un árbol
plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo
y su hoja no cae.
Todo lo que hace prosperará.
4 No sucede así con los impíos, que son como el tamo que arrebata
el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los impíos en el juicio
ni los pecadores en la congregación
de los justos.
6 Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos,
pero el camino de los impíos perecerá.
El ungido asume el trono
2 ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos traman cosas vanas?
2 Se presentan los reyes de la tierra,
y los gobernantes consultan unidos contra el SEÑOR y su ungido, diciendo:
3 “¡Rompamos sus ataduras!
¡Echemos de nosotros sus cuerdas!”.
4 El que habita en los cielos se reirá;
el Señor se burlará de ellos.
5 Entonces les hablará en su ira
y los turbará en su furor:
6 “¡Yo he instalado a mi rey
en Sion, mi monte santo!”.
7 Yo declararé el decreto:
el SEÑOR me ha dicho:
“Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por heredad
las naciones,
y por posesión tuya los confines de
la tierra.
9 Tú los quebrantarás con vara de hierro; como a vasija de alfarero los
desmenuzarás”.
10 Y ahora, oh reyes, sean sabios; acepten la corrección, oh gobernantes de la tierra.
11 Sirvan al SEÑOR con temor
y alégrense con temblor.
12 Besen al hijo, no sea que se enoje
y pierdan el camino;
pues se enciende de pronto su ira. ¡Bienaventurados todos los que en
él se refugian!
Oración para la hora de levantarse
3 Salmo de David compuesto cuando huía de su hijo Absalón.
¡Oh SEÑOR, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos son los que se levantan contra mí.
2 Muchos dicen acerca de mí:
“¡Dios no lo librará!”. Selah[g]
3 Pero tú, oh SEÑOR,
eres escudo alrededor de mí; eres mi gloria y el que levanta mi cabeza.
4 Con mi voz clamé al SEÑOR,
y él me respondió desde su
santo monte. Selah[h]
5 Yo me acosté y dormí.
Desperté, porque el SEÑOR me sostuvo.
6 No temeré a las decenas de millares del pueblo que han puesto sitio contra mí.
7 ¡Levántate, oh SEÑOR!
¡Sálvame, Dios mío!
Porque a todos mis enemigos has golpeado en la mejilla,
y has quebrantado los dientes de los impíos.
8 Del SEÑOR viene la salvación. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! Selah[i]
Oración para la hora de acostarse
4 Al músico principal. Con Neguinot[j]. Salmo de David.
¡Respóndeme cuando clamo,
oh Dios de mi justicia[k]!
Tú que en la angustia ensanchaste
mi camino,
ten misericordia de mí
y oye mi oración.
2 Oh hijos del hombre,
¿hasta cuándo convertirán mi honra en infamia, amarán la vanidad y buscarán el engaño? Selah[l]
3 Sepan que el SEÑOR ha apartado al piadoso para sí;
el SEÑOR oirá cuando yo clame a él.
4 Tiemblen y no pequen.
Reflexionen en su corazón sobre
su cama y estén en silencio. Selah[m]
5 Ofrezcan sacrificios de justicia
y confíen en el SEÑOR.
6 Muchos dicen:
“¿Quién nos mostrará el bien?”. Haz brillar sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.
7 Tú has dado tal alegría a mi corazón que sobrepasa a la alegría que ellos tienen con motivo de su siega y de su vendimia.
8 En paz me acostaré y dormiré; porque solo tú, oh SEÑOR,
me haces vivir seguro.
Oración para comenzar el día
5 Al músico principal. Para Nejilot[n]. Salmo de David.
Escucha, oh SEÑOR, mis palabras; considera mi suspiro.
2 Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
3 Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti
y esperaré.
4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la perversidad;
la maldad no habitará junto a ti.
5 Los arrogantes no se presentarán ante tus ojos;
aborreces a los que obran iniquidad.
6 Destruirás a los que hablan mentira;
al hombre sanguinario y engañador abomina el SEÑOR.
7 Pero yo, por la abundancia de tu gracia, entraré en tu casa
y en tu temor me postraré hacia
tu santo templo.
8 Guíame, oh SEÑOR, en tu justicia
a causa de mis enemigos.
Endereza tu camino delante de mí.
9 Porque no hay sinceridad en su boca; sus entrañas están llenas de destrucción. Su garganta es un sepulcro abierto,
y con su lengua hablan lisonjas.
10 Decláralos culpables, oh Dios; caigan por sus propios consejos. Échalos por la multitud
de sus rebeliones,
porque se rebelaron contra ti.
11 Se alegrarán todos los que confían en ti;
para siempre gritarán de júbilo, pues tú los proteges.
Los que aman tu nombre se
regocijarán en ti,
12 porque tú, oh SEÑOR, bendecirás
al justo;
como un escudo lo rodearás con
tu favor.
Oración en tiempo de prueba
6 Al músico principal. Con Neguinot[o]. Sobre Seminit[p]. Salmo de David.
Oh SEÑOR, no me reprendas
en tu furor
ni me castigues en tu ira.
2 Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque desfallezco.
Sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están abatidos.
3 También mi alma está muy turbada;
y tú, oh SEÑOR, ¿hasta cuándo?
4 Vuelve, oh SEÑOR; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia
5 porque en la muerte no hay
memoria de ti;
¿quién te alabará en el Seol?
6 Me he agotado de tanto gemir. Toda la noche inundo mi cama
y con mis lágrimas empapo mi lecho.
7 Mis ojos están debilitados por el pesar;
se han envejecido a causa de todos mis adversarios.
8 Apártense de mí todos los que obran iniquidad,
porque el SEÑOR ha oído la voz de mi llanto.
9 ¡El SEÑOR ha escuchado mi ruego!
¡El SEÑOR ha aceptado mi oración!
10 Todos mis enemigos se avergonzarán
y se aterrarán.
Retrocederán y, de repente, serán avergonzados.
Oración pidiendo vindicación
7 Sigayón[q] de David, que cantó al SEÑOR con respecto a las palabras de Cus el benjamita.
Oh SEÑOR, Dios mío, en ti me he
refugiado.
Sálvame de todos los que me persiguen y líbrame.
2 No sea que arrebaten mi alma como el león que despedaza,
sin que haya quien libre.
3 Oh SEÑOR, Dios mío,
si yo he hecho esto,
si hay en mis manos iniquidad,
4 si recompensé mal al que estaba en paz conmigo,
si despojé sin razón a mi adversario,
5 entonces persiga el enemigo a mi alma, y que la alcance;
pise en tierra mi vida,
y mi honor eche por tierra. Selah[r]
6 ¡Levántate, oh SEÑOR, con tu furor! Álzate contra la ira de mis angustiadores, y despierta, Dios mío, el juicio que has ordenado.
7 Entonces te rodeará la congregación de los pueblos,
y hacia ella vuélvete en lo alto.
8 El SEÑOR juzgará a los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, de acuerdo con mi justicia y mi integridad.
9 Acábese ya la maldad de los impíos,
y establece al justo;
pues el Dios justo pone a prueba
los corazones y las conciencias.
10 Mi escudo está en Dios,
quien salva a los de recto corazón.
11 Dios es el que juzga al justo;
es un Dios que emite sentencia cada día.
12 Si el impío no se arrepiente
afilará su espada;
ha dispuesto su arco y lo ha preparado.
13 También ha alistado para sí
armas de muerte
y ha hecho incendiarias sus flechas.
14 He aquí que gesta maldad,
concibe afanes y da a luz mentira.
15 Cava un pozo y lo ahonda;
pero en la fosa que hace caerá.
16 Su afán se volverá contra su propia cabeza;
y la violencia que ha practicado
recaerá sobre su coronilla.
17 Pero yo alabaré al SEÑOR
por su justicia,
y cantaré al nombre del SEÑOR
el Altísimo.
La gloria divina y la dignidad humana
8 Al músico principal. Sobre Guititc. Salmo de David.
Oh SEÑOR, Dios[s] nuestro,
¡cuán grande es tu nombre
en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos.
2 De la boca de los pequeños
y de los que todavía maman
has establecido la alabanza
frente a tus adversarios
para hacer callar al enemigo
y al vengativo.
3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas
que tú has formado,
4 digo: “¿Qué es el hombre,
para que de él te acuerdes;
y el hijo de hombre,
para que lo visites?”.
5 Lo has hecho un poco menor que los ángeles,
y lo has coronado de gloria y de
esplendor.
6 Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos;
todo lo has puesto debajo de sus pies:
7 ovejas y vacas, todo ello,
y también los animales del campo,
8 las aves de los cielos y los peces del mar:
todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 Oh SEÑOR, Dios[t] nuestro,
¡cuán grande es tu nombre en toda
la tierra!
Alabanza al Dios de justicia
9 [u] Al músico principal. Sobre Mut-laben[v]. Salmo de David.
Te alabaré, oh SEÑOR, con todo
mi corazón;
contaré todas tus maravillas.
2 Me alegraré y me regocijaré en ti;
cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
3 Cuando mis enemigos volvieron atrás, cayeron y perecieron ante ti.
4 Porque has defendido mi juicio y
mi causa;
te has sentado en el trono del Juez
de justicia.
5 Reprendiste a las naciones;
destruiste a los impíos;
el nombre de ellos has borrado para siempre.
6 El enemigo ha sucumbido para siempre; sus ciudades has destruido;
con ellas pereció su recuerdo.
7 Pero el SEÑOR permanecerá para siempre;
ha dispuesto su trono para juicio.
8 Él juzgará al mundo con justicia;
hará juicio a los pueblos con rectitud.
9 El SEÑOR será un alto refugio para el oprimido,
un refugio en los tiempos de angustia.
10 En ti confiarán los que conocen
tu nombre
pues tú, oh SEÑOR, no abandonaste
a los que te buscaron.
11 Canten al SEÑOR, que habita en Sion; cuenten en los pueblos sus hechos.
12 Porque el Vengador de la sangre
se acordó de ellos;
no se olvidó del clamor de los pobres.
13 Ten compasión de mí, oh SEÑOR.
Mira la aflicción que me han causado los que me aborrecen;
tú, que me levantas de las puertas de la muerte,
14 para que cuente todas tus alabanzas
en las puertas de la hija de Sion
y me goce en tu salvación.
15 Las naciones se hundieron en la fosa que hicieron;
en la red que escondieron fue atrapado su pie.
16 El SEÑOR se dio a conocer por el juicio que hizo;
los impíos fueron atrapados en la obra de sus propias manos.
Higayón[w], Selah[x]
17 Los impíos serán trasladados al Seol, todas las naciones que se olvidan
de Dios.
18 Porque el necesitado no será olvidado para siempre
ni la esperanza de los pobres perecerá eternamente.
19 ¡Levántate, oh SEÑOR!
¡Que no prevalezca el hombre!
Sean juzgadas las naciones delante
de ti.
20 Infúndeles pánico, oh SEÑOR.
Que sepan las naciones que no son más que hombres. Selah[y]
Clamor por causa de los impíos
10 [z] Oh SEÑOR, ¿por qué te mantienes lejos
y te escondes en los tiempos de angustia?
2 Con arrogancia el impío persigue
al pobre.
¡Sean atrapados en los artificios que han maquinado!
3 Porque el impío se gloría del apetito de su alma,
y el codicioso maldice y desprecia
al SEÑOR.
4 El impío, por la altivez de su rostro, no le busca;
no está Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 En todo tiempo son torcidos sus caminos;
tus juicios están muy por encima de su vista,
y a todos sus adversarios desprecia.
6 Dice en su corazón: “No seré movido;
de generación en generación nunca
estaré en infortunio”.
7 Su boca está llena de maldición, engaño y fraude;
debajo de su lengua hay vejación
e iniquidad.
8 Pone emboscadas a las aldeas;
en los escondrijos mata a los inocentes; sus ojos vigilan a los desdichados.
9 Acecha desde un escondite,
como el león desde la espesura.
Acecha para arrebatar al pobre;
arrebata al pobre atrayéndolo a su red.
10 Se agacha, lo aplasta;
y en sus fuertes garras caen los desdichados.
11 Dice en su corazón:
“Dios se ha olvidado.
Ha ocultado su rostro; nunca lo verá”.
12 ¡Levántate, oh SEÑOR Dios;
alza tu mano!
No te olvides de los pobres.
13 ¿Por qué desprecia el impío a Dios? En su corazón piensa que tú no
lo llamarás a cuenta.
14 Ciertamente tú ves la vejación
y la provocación;
las miras para dar la recompensa.
A tus manos se acoge el desdichado;
tú eres el amparo del huérfano.
15 Quebranta el brazo del impío y del malo;
castígalos por su perversidad
hasta que desistan de ella.
16 ¡El SEÑOR es Rey para siempre!
De su tierra desaparecerán
las naciones.
17 El deseo de los humildes escuchas,
oh SEÑOR;
tú dispones su corazón
y tienes atento tu oído
18 para juzgar al huérfano y al oprimido,
a fin de que el hombre de la tierra
no vuelva más a hacer violencia.
El SEÑOR, refugio del justo
11 Al músico principal. Salmo de David.
En el SEÑOR me he refugiado. ¿Por qué, pues, dicen a mi alma:
“Escapa cual pájaro al monte[aa]”?
2 Pues he aquí, los impíos han preparado su arco, y han colocado las flechas en la cuerda para atravesar en oculto
a los rectos de corazón.
3 Si son destruidos los fundamentos,
¿qué podrá hacer el justo?
4 El SEÑOR está en su santo templo;
el SEÑOR tiene su trono en los cielos. Sus ojos ven;
sus párpados examinan a los hijos del hombre.
5 El SEÑOR prueba al justo,
pero su alma aborrece al impío
y al que ama la violencia.
6 Sobre los impíos hará llover brasas; fuego, azufre y vientos huracanados serán la porción de la copa de ellos.
7 Porque el SEÑOR es justo y ama la justicia;
los rectos contemplarán su rostro.
El SEÑOR, protector de los pobres
12 Al músico principal. Sobre Seminit[ab]. Salmo de David.
Salva, oh SEÑOR,
porque se han acabado los piadosos. Han desaparecido los fieles de entre los hijos del hombre.
2 Cada uno habla falsedad con su prójimo, con labios lisonjeros; hablan con doblez de corazón.
3 El SEÑOR destruirá todos los labios lisonjeros,
la lengua que habla grandezas.
4 Dijeron: “Por nuestra lengua prevaleceremos.
Si nuestros labios están a nuestro favor, ¿quién más se hará nuestro señor?”.
5 Dice el SEÑOR: “Por la opresión
de los pobres,
por el gemido de los necesitados me levantaré ahora.
Los pondré a salvo del que se ensaña contra ellos”.
6 Las palabras del SEÑOR son palabras puras
como plata purificada en horno
de tierra, siete veces refinada.
7 Tú, oh SEÑOR, los guardarás. Guárdalos para siempre de esta generación.
8 Los impíos andan alrededor, pero tú desprecias a los hijos del hombre.
Petición de ayuda en la desesperación
13 Al músico principal. Salmo de David.
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR?
¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo tendré conflicto
en mi alma
y todo el día angustia en mi corazón? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
3 ¡Mira; respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío!
Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte.
4 No sea que mi enemigo diga: “¡Lo vencí!”.
Mis enemigos se alegrarán si
yo resbalo.
5 Pero yo confío en tu misericordia;
mi corazón se alegra en tu salvación.
6 Cantaré al SEÑOR
porque me ha colmado de bien.
El hombre necio y corrupto
14 Al músico principal. Salmo de David.
Dijo el necio en su corazón:
“No hay Dios”.
Se han corrompido;
han hecho cosas abominables. No hay quien haga el bien.
2 El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos del hombre
para ver si había algún sensato que buscara a Dios.
3 Pero todos se habían desviado;
a una se habían corrompido. No había quien hiciera el bien;
no había ni siquiera uno.
4 ¿Acaso todos los que obran iniquidad no saben que comen a mi pueblo como si fuera pan,
y que al SEÑOR no invocan?
5 Allí temblarán de espanto
porque Dios está con la generación
de los justos.
6 Del consejo del pobre se han mofado pero el SEÑOR es su refugio.
7 ¡Quién hiciera que de Sion viniese
la salvación de Israel!
Cuando el SEÑOR restaure de la cautividad a su pueblo
se gozará Jacob; se alegrará Israel.
El hombre piadoso
15 Salmo de David.
Oh SEÑOR, ¿quién habitará
en tu tabernáculo?
¿Quién residirá en tu santo monte?
2 El que anda en integridad y hace justicia,
el que habla verdad en su corazón,
3 el que no calumnia con su lengua
ni hace mal a su prójimo
ni hace agravio a su vecino;
4 aquel ante cuyos ojos es
menospreciado el vil
pero que honra a los que temen
al SEÑOR;
aquel que, a pesar de haber jurado
en perjuicio suyo, no por eso cambia;
5 aquel que no presta su dinero con usura
ni contra el inocente acepta soborno. ¡El que hace estas cosas no será movido jamás!
Expresión de fidelidad y confianza
16 Mictam[ac] de David
Guárdame, oh Dios, porque en ti me he refugiado.
2 Oh alma mía, dijiste al SEÑOR:
“¡Tú eres el Señor!
Para mí no hay bien aparte de ti.
3 Para con los santos que están
en la tierra
y para con los íntegros
es toda mi complacencia”.
4 Se multiplicarán los dolores
de quienes se apresuran tras otro dios[ad]. Yo no ofreceré sus sacrificios de sangre
ni con mis labios mencionaré sus nombres.
5 Oh SEÑOR, porción de mi herencia, y mi copa,
¡tú sustentas mi destino!
6 Los linderos me han tocado en lugar placentero;
es hermosa la heredad que me
ha tocado.
7 Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja;
aun en las noches me corrige mi conciencia.
8 Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi mano derecha
no seré movido.
9 Por tanto, se alegró mi corazón
y se gozó mi lengua[ae].
También mi cuerpo descansará en
seguridad.
10 Pues no dejarás mi alma en el Seol
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11 Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre.
La oración de un hombre justo
17 Oración de David.
Escucha, oh SEÑOR, una causa justa; atiende a mi clamor.
Presta oído a mi oración que es
de labios sin engaño.
2 Proceda de tu presencia mi
vindicación;
vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has examinado mi corazón; me has visitado de noche.
Me has probado y nada infame has hallado
porque me he propuesto que mi boca no se exceda.
4 En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios me he guardado de las sendas de los violentos.
5 Mis pasos se han mantenido en tus caminos
para que mis pies no resbalen.
6 Yo te invoco, porque tú oirás, oh Dios. Inclina a mí tu oído; escucha mi palabra.
7 Muestra tus maravillosos actos
de misericordia,
tú que, a los que confían, libras con tu diestra de los que se levantan contra ti.
8 Guárdame como a la niña de tu ojo;
escóndeme bajo la sombra de tus alas
9 de la vista de los impíos que
me oprimen,
y de mis enemigos mortales que me rodean.
10 Ellos están protegidos con su propio sebo;
con su boca hablan con soberbia.
11 Han rodeado nuestros pasos; sobre nosotros ponen sus ojos para echarnos por tierra.
12 Se parecen al león que anhela la presa,
o al cachorro de león que se agacha en secreto.
13 ¡Levántate, oh SEÑOR!
¡Hazle frente! ¡Somételo!
Con tu espada libra mi alma de los impíos.
14 Oh SEÑOR, líbrame con tu mano
de los hombres,
de los hombres de este mundo cuya parte está en esta vida;
cuyos vientres llenas con tus tesoros, cuyos hijos se sacian
y aun dejan para sus pequeños.
15 En cuanto a mí,
en justicia veré tu rostro;
quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Cántico de liberación
18 Al músico principal. De David, siervo del SEÑOR, quien dirigió al SEÑOR las palabras de este cántico el día que el SEÑOR le libró de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Él dijo:
Te amo, oh SEÑOR, fuerza mía.
2 El SEÑOR es mi roca,
mi fortaleza y mi libertador.
Mi Dios es mi peña; en él me refugiaré. Él es mi escudo, el poder de mi
liberación y mi baluarte.
3 Invocaré al SEÑOR, quien es digno de ser alabado,
y seré librado de mis enemigos.
4 Me rodearon los dolores de la muerte,
y los torrentes de la perversidad me atemorizaron.
5 Me rodearon las ligaduras del Seol; me confrontaron los lazos de la muerte.
6 En mi angustia invoqué al SEÑOR
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su templo,
y mi clamor llegó delante de él,
a sus oídos.
7 La tierra se estremeció y tembló;
se conmovieron los cimientos
de las montañas.
Se estremecieron porque él se airó.
8 Humo subió de su nariz;
de su boca salió fuego consumidor,
y carbones encendidos saltaban de él.
9 Inclinó los cielos y descendió; una densa oscuridad había debajo
de sus pies.
10 Cabalgó sobre un querubín y voló;
se remontó sobre las alas del viento.
11 Puso tinieblas alrededor de sí como su morada secreta;
su cubierta es oscuridad de aguas
y densas nubes.
12 Por el resplandor de su presencia fueron atravesadas las nubes
por el granizo y los carbones de fuego.
13 El SEÑOR tronó en los cielos;
el Altísimo dio su voz:
granizo y carbones de fuego.
14 Envió sus flechas y los dispersó; arrojó relámpagos y los desconcertó.
15 A tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del aliento de tu nariz
se hicieron visibles los lechos
de las aguas,
y se descubrieron los cimientos del mundo.
16 Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas.
17 Me libró de mi poderoso enemigo
y de los que me aborrecían,
pues eran más fuertes que yo.
18 Se enfrentaron a mí el día de mi desgracia
pero el SEÑOR fue mi apoyo.
19 Él me sacó a un lugar espacioso; me libró porque se agradó de mí.
20 El SEÑOR me ha pagado conforme
a mi justicia;
conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
21 Porque he guardado los caminos del SEÑOR
y no me he apartado impíamente
de mi Dios.
22 Porque delante de mí han estado todos sus juicios,
y no he apartado de mí sus estatutos.
23 Fui íntegro para con él
y me guardé de mi maldad.
24 Por tanto, el SEÑOR me ha
recompensado conforme a mi justicia,
conforme a la limpieza de mis manos ante sus ojos.
25 Con el misericordioso
te muestras misericordioso,
e íntegro con el hombre íntegro.
26 Con el limpio te muestras limpio,
y eres sagaz con el perverso.
27 Salvas al pueblo humilde,
y humillas los ojos altivos.
28 Ciertamente haces que
mi lámpara alumbre.
El SEÑOR, mi Dios, ilumina
mis tinieblas.
29 Contigo desbarataré ejércitos; con mi Dios saltaré murallas.
30 Perfecto es el camino de Dios; probada es la palabra del SEÑOR.
Él es escudo a todos los que en él
se refugian.
31 Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR?
¿Quién es Roca aparte de nuestro Dios?
32 Dios es el que me ciñe de vigor
y hace perfecto mi camino.
33 Hace que mis pies sean ágiles como los del venado,
y me mantiene firme sobre
mis alturas[af].
34 Adiestra mis manos para la batalla;
así mis brazos pueden tensar el arco de bronce.
35 Me has dado el escudo de tu salvación; tu mano derecha me ha sustentado,
y tu condescendencia me ha engrandecido.
36 Tú has ensanchado mis pasos debajo de mí
para que no tiemblen mis tobillos.
37 Perseguí a mis enemigos y los alcancé;
no volví sino hasta acabarlos.
38 Los golpeé, y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.
39 Me ceñiste de poder para la batalla; doblegaste a mis enemigos debajo
de mí.
40 Hiciste que mis enemigos me dieran las espaldas,
y destruí a los que me aborrecían.
41 Clamaron pero no hubo quien los salvara.
Clamaron al SEÑOR pero él no
les respondió.
42 Los desmenucé como polvo ante
el viento;
los deshice[ag] como lodo de la calle.
43 Tú me libraste de las contiendas del pueblo
y me pusiste como jefe de las naciones. Aun los pueblos que yo no conocía me sirvieron.
44 Apenas oían de mí, me rendían obediencia.
Los hijos de los extranjeros me adulaban.
45 Los hijos de los extranjeros se desvanecían
y salían temblando de sus escondrijos.
46 ¡Viva el SEÑOR! ¡Bendita sea mi Roca! Sea ensalzado el Dios de mi salvación,
47 el Dios que ejecuta mi venganza; sujeta a los pueblos debajo de mí
48 y me libra de mis enemigos.
Tú me has enaltecido sobre mis adversarios
y me has librado del hombre violento.
49 Por eso te confesaré entre las naciones,
oh SEÑOR,
y cantaré salmos a tu nombre.
50 Él engrandece las victorias de su rey
y muestra misericordia a su ungido:
a David y a sus descendientes, para siempre.
Las obras y la palabra de Dios
19 Al músico principal. Salmo de David.Los cielos cuentan la gloria de Dios,
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día comunica su mensaje al otro día,
y una noche a la otra declara sabiduría.
3 No es un lenguaje de palabras
ni se escucha su voz;
4 pero por toda la tierra salió su voz[ah]
y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso un tabernáculo
para el sol;
5 y este, como un novio que sale
de su dosel,
se alegra como un valiente que emprende la carrera.
6 En un extremo del cielo está su salida, y en el otro está su punto de retorno. ¡Nada hay que se esconda de su calor!
7 La ley del SEÑOR es perfecta; restaura el alma.
El testimonio del SEÑOR es fiel; hace sabio al ingenuo.
8 Los preceptos del SEÑOR son rectos; alegran el corazón.
El mandamiento del SEÑOR es puro; alumbra los ojos.
9 El temor del SEÑOR es limpio; permanece para siempre.
Los juicios del SEÑOR son verdad; son todos justos.
10 Son más deseables que el oro; más que mucho oro fino.
Son más dulces que la miel que destila del panal.
11 Además, con ellos es amonestado
tu siervo;
en guardarlos hay grande galardón.
12 ¿Quién entenderá los errores? ¡Líbrame de los que me son ocultos!
13 Asimismo, guarda a tu siervo de los arrogantes;
que ellos no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y limpio de gran rebelión.
14 Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR,
Roca mía y Redentor mío.
Anhelo de liberación y victoria
20 Al músico principal. Salmo de David.El SEÑOR te responda en el día
de angustia;
el nombre del Dios de Jacob te defienda.
2 Él te envíe ayuda desde su santuario
y te sostenga desde Sion.
3 Tenga él memoria de tus ofrendas
y acepte tu holocausto. Selah[ai]
4 Él te dé conforme a tu corazón
y cumpla todos tus planes.
5 Nosotros nos alegraremos por tu salvación,
y en el nombre de nuestro Dios
alzaremos bandera.
Cumpla el SEÑOR todos tus anhelos.
6 Ahora reconozco que el SEÑOR da la victoria a su ungido;
le responderá desde su santo cielo con la fuerza liberadora de su diestra.
7 Estos confían en carros,
y aquellos en caballos;
pero nosotros confiamos
en el nombre del SEÑOR nuestro Dios.
8 Ellos se doblegan y caen,
pero nosotros nos levantamos
y estamos firmes.
9 ¡Salva, oh SEÑOR!
¡Que el Rey nos oiga el día en que
le invoquemos!
El SEÑOR da vida y liberación
21 Al músico principal. Salmo de David.¡Oh SEÑOR, el rey se alegra
en tu poder!
¡Cuánto se goza en tu salvación!
2 Le has concedido el deseo de su corazón y no le has negado la petición de sus labios. Selah[aj]
3 Le has salido al encuentro con las mejores bendiciones;
corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
4 Te pidió vida, y se la concediste; vida extensa, eternamente
y para siempre.
5 Gloria grande halla en tu liberación; honra y esplendor has puesto sobre él.
6 Porque le has dado bendiciones para siempre
y le has colmado con la alegría
de tu rostro.
7 Por eso el rey confía en el SEÑOR; por la misericordia del Altísimo no será removido.
8 Tu mano alcanzará a todos
tus enemigos;
tu diestra alcanzará a los
que te aborrecen.
9 Los pondrás como horno de fuego
en el tiempo en que te presentes.
El SEÑOR los destruirá en su furor, y el fuego los consumirá.
10 Destruirás el fruto de ellos en la tierra; sus descendientes de entre
los hijos del hombre.
11 Porque se volvieron contra ti para hacerte daño;
idearon maquinaciones pero no prevalecerán.
12 En la cuerda de tu arco alistarás las flechas contra la cara de ellos; ciertamente les harás volver la espalda.
13 ¡Enaltécete, oh SEÑOR, con tu poder! Cantaremos y alabaremos tu poderío.
Testimonio de sufrimiento y victoria
22 Al músico principal. Sobre Ayélet ha-sájar[ak]. Salmo de David.
¡Dios mío, Dios mío!
¿Por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación
y de las palabras de mi clamor?
2 Dios mío, clamo de día y no respondes; clamo de noche y no hay sosiego para mí.
3 Pero tú eres santo.
¡Tú, que habitas entre las alabanzas de Israel!
4 Nuestros padres esperaron en ti: Esperaron, y tú los libraste.
5 Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron
defraudados.
6 Pero yo soy un gusano y no un hombre, objeto de la afrenta de los hombres
y despreciado del pueblo.
7 Todos los que me ven se burlan de mí. Estiran los labios y mueven
la cabeza diciendo:
8 “En el SEÑOR confió; que él lo rescate.
Que lo libre, ya que de él se agradó”.
9 Pero tú eres el que me sacó del vientre; me has hecho estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
10 Sobre ti fui echado desde la matriz; desde el vientre de mi madre
tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien ayude.
12 Muchos toros me han rodeado; fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Contra mí abrieron su boca,
como león voraz y rugiente.
14 Soy derramado como el agua; todos mis huesos se han desarticulado. Mi corazón está como cera
y se ha derretido en medio
de mis entrañas.
15 Mi vigor se ha secado como un tiesto,
y mi lengua se ha pegado a mi paladar. Me has puesto en el polvo de la muerte.
16 Los perros me han rodeado;
me ha cercado una pandilla
de malhechores,
y horadaron[al] mis manos y mis pies.
17 Puedo contar todos mis huesos; ellos me miran y me observan.
18 Reparten entre sí mis vestidos,
y sobre mi ropa echan suertes.
19 Pero tú, oh SEÑOR, no te alejes. Fortaleza mía, apresúrate para ayudarme.
20 Libra mi alma de la espada;
libra mi única vida de las garras
de los perros.
21 Sálvame de la boca del león
y de los cuernos de los toros salvajes.
¡Me has respondido!
22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.
23 Los que temen al SEÑOR, alábenle; glorifíquenle todos los descendientes de Jacob.
Teman ustedes, todos los descendientes de Israel.
24 Porque no despreció ni desdeñó la aflicción del afligido
ni de él escondió el rostro.
Más bien, le oyó cuando clamó a él.
25 Tuya es mi alabanza en la gran congregación.
Mis votos pagaré delante de los que le temen.
26 Los pobres comerán y serán saciados. Alabarán al SEÑOR los que le buscan. ¡Que viva su corazón para siempre!
27 Ellos se acordarán y volverán al SEÑOR de todos los confines de la tierra. Delante de ti se postrarán
todas las familias de las naciones.
28 Porque del SEÑOR es el reino,
y él se enseñoreará de las naciones.
29 Ciertamente ante él[am] se postrarán
todos los ricos de la tierra.
Se doblegarán ante él todos los que descienden al polvo,
los que no pueden conservar la vida a su propia alma.
30 La posteridad le servirá;
esto le será referido al SEÑOR por generaciones.
31 Vendrán y anunciarán su justicia
a un pueblo que ha de nacer: “¡Él hizo esto!”.
El SEÑOR: el buen pastor
23 Salmo de David.
El SEÑOR es mi pastor;
nada me faltará.
2 En prados de tiernos pastos
me hace descansar.
Junto a aguas tranquilas me conduce.
3 Confortará mi alma
y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra
de muerte
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo.
Tu vara y tu cayado
me infundirán aliento.
5 Preparas mesa delante de mí
en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del SEÑOR
moraré por días sin fin.
El SEÑOR: el Rey de gloria
24 Salmo de David.
Del SEÑOR es la tierra y todo lo que hay en ella;
el mundo y los que lo habitan.
2 Porque él la fundó sobre los mares
y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Quién permanecerá en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón que no ha elevado su alma a la vanidad ni ha jurado con engaño.
5 Él recibirá la bendición del SEÑOR
y la justicia del Dios de su salvación.
6 Tal es la generación de los que
le buscan,
de los que buscan tu rostro,
oh Dios de Jacob. Selah[an]
7 ¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas,
y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR, el fuerte y poderoso! ¡El SEÑOR, el poderoso en la batalla!
9 ¡Levanten, oh puertas, su cabeza! Levántense, oh puertas eternas,
y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es este Rey de gloria? ¡El SEÑOR de los Ejércitos!
¡Él es el Rey de gloria! Selah[ao]
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