Bible in 90 Days
II.— REINADO DE DAVID (10—29)
Muerte de Saúl (10,1-14) (1 Sm 31,1-13)
10 Los filisteos lucharon contra Israel, y los israelitas se dieron a la fuga ante ellos y cayeron heridos de muerte en el monte Guilboa. 2 Los filisteos acosaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Malquisúa, los hijos de Saúl. 3 El peso del combate recayó entonces sobre Saúl. Cuando los arqueros lo descubrieron, lo hirieron con sus flechas. 4 Entonces le dijo a su escudero:
— Desenvaina tu espada y atraviésame, antes de que vengan esos incircuncisos y se ensañen conmigo.
Pero el escudero se negó, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl empuñó su espada y se arrojó sobre ella. 5 Cuando el escudero vio que Saúl había muerto, también él se arrojó sobre su espada y murió. 6 Y así murieron juntos Saúl, sus tres hijos y toda su familia.
7 Cuando todos los israelitas que vivían en el valle vieron que Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, huyeron también, abandonando sus ciudades. Entonces los filisteos llegaron y las ocuparon. 8 Al día siguiente, cuando los filisteos fueron a despojar a los muertos, encontraron a Saúl y a sus tres hijos, caídos en el monte Guilboa. 9 Lo despojaron, se apoderaron de su cabeza y de sus armas y enviaron mensajeros por todo el territorio filisteo, comunicando la noticia entre el pueblo y por los templos de sus ídolos. 10 Luego pusieron las armas de Saúl en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
11 Cuando todo Jabés de Galaad se enteró de lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12 todos los valientes se apresuraron, recogieron los cadáveres de Saúl y de sus hijos y los llevaron a Jabés. Luego enterraron sus huesos bajo la encina de Jabés y guardaron ayuno durante siete días.
13 Saúl murió a causa de la infidelidad que cometió contra el Señor, por no atender a su palabra y por haber consultado a una hechicera, 14 en lugar de consultar al Señor. Por eso el Señor lo hizo morir y entregó el reino a David, el hijo de Jesé.
David, rey en Jerusalén (11,1—12,41)
David, rey de Israel (2 Sm 5,1-3)
11 Todo Israel se reunió con David en Hebrón y le dijeron:
— Nosotros somos de tu misma raza. 2 Ya antes, cuando Saúl aún reinaba, eras tú el que dirigías a Israel. Además, el Señor tu Dios te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”.
3 Todos los ancianos de Israel llegaron, pues, a Hebrón ante el rey, y David hizo con ellos un pacto ante el Señor en Hebrón. Luego ungieron a David como rey de Israel, conforme había anunciado el Señor por medio de Samuel.
Conquista de Jerusalén (2 Sm 5,6-10)
4 David y todo Israel marcharon hacia Jerusalén, llamada Jebús, cuyo territorio estaba habitado por los jebuseos. 5 Los habitantes de Jebús dijeron a David:
— No entrarás aquí.
Pero David conquistó la fortaleza de Sión, la llamada Ciudad de David. 6 David había dicho:
— El primero que mate a un jebuseo será ascendido a capitán general.
Joab, el hijo de Seruyá, atacó en primer lugar y fue ascendido a capitán. 7 David se instaló en la fortaleza, por lo que la llamaron Ciudad de David. 8 Luego edificó la ciudad de alrededor, desde el terraplén hasta la muralla, mientras Joab restauraba el resto de la ciudad. 9 David iba haciéndose cada día más poderoso, pues el Señor del universo estaba con él.
Los héroes de David (2 Sm 23,8-39)
10 Estos son los principales héroes de David, los que lo afianzaron en su reinado junto con todo Israel, haciéndolo reinar conforme a la palabra anunciada por el Señor a Israel. 11 Esta es la lista de los héroes de David: Jasobán, hijo de Jacmoní y jefe de los Tres, que una vez mató a ochocientos con su lanza. 12 Después Eleazar, el hijo de Dodó el ajotita, que fue uno de los tres héroes. 13 Estaba con David en Pasdamín, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla y donde había un campo sembrado de cebada; cuando la gente huyó ante los filisteos, 14 él se plantó en medio del campo, lo defendió, derrotó a los filisteos y el Señor les consiguió una gran victoria.
15 En otra ocasión, en la época de la cosecha, tres de los Treinta bajaron a la peña y fueron a la cueva de Adulán, a ver a David, mientras un destacamento filisteo estaba acampado en el valle de Refaín. 16 David se encontraba en el refugio, al tiempo que una patrulla filistea estaba en Belén. 17 David formuló este deseo:
— ¡Quién me diera a beber agua del pozo que hay a las puertas de Belén!
18 Entonces los tres irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo que hay a las puertas de Belén y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla y la derramó como ofrenda al Señor, 19 diciendo:
— ¡Mi Dios me libre de beberla, pues sería como beber la sangre de los hombres que la han traído arriesgando sus vidas!
Y no quiso beberla. Eso es lo que hicieron los tres héroes.
20 Abisay, el hermano de Joab, era el jefe de los Treinta. Atacó con su lanza a trescientos hombres, los mató y adquirió fama con los Tres. 21 Recibió mayores honores que los Treinta y llegó a ser su jefe, pero no igualó a los Tres. 22 Benaías, hijo de Joyadá, era un valiente de Cabsel que realizó numerosas proezas: mató a los dos hijos de Ariel, de Moab, y en un día de nieve bajó a un aljibe a matar a un león. 23 También mató a un egipcio que medía unos dos metros y medio e iba armado con una lanza como el madero de un telar. Él lo atacó con un palo, arrebató al egipcio la lanza de las manos y lo mató con su propia lanza. 24 Esto hizo Benaías, el hijo de Joyadá, y adquirió fama con los tres héroes. 25 Pero, aunque recibió más honores que los Treinta, no llegó a igualar a los Tres. David lo puso al frente de su guardia personal.
26 Lista de guerreros valerosos: Asael, hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; 27 Samot, el jarodita, Jeles, el paltita; 28 Irá, hijo de Iqués, de Tecoa; Abiezer, de Anatot; 29 Sibcay, el jusita; Ilay, el ajojita; 30 Maharay, de Netofá; Jéled, hijo de Baaná, también de Netofá; 31 Itay, hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín; Benaías, de Piratón; 32 Juray, de los arroyos de Gaás; Abiel, el arbateo; 33 Azmávet, de Bajurín; Elyajbá, el saalbonita; 34 Hasén, el guizonita; Jonatán, hijo de Sagué, el ararita; 35 Ajiab, hijo de Sacar, también ararita; Elifal, hijo de Ur; 36 Jéfer, el mequeratita; Ajías, el pelonita; 37 Jesró, de Carmel; Naaray, hijo de Ezbay; 38 Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí; 39 Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, el hijo de Seruyá; 40 Irá, el jitrita; Garreb, también jitrita; 41 Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlay; 42 Adiná, el de Sizá, el rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él; 43 Janán, hijo de Maacá; Josafat, el mitnita; 44 Uzías, de Asterot; Samá y Jehiel, hijos de Jotán, de Aroer; 45 Jediael, hijo de Simrí; y su hermano Jojá, el tisita; 46 Eliel, el majavita; Jeribay y Josavías, hijos de Elnaán; Jitmá, el moabita; 47 Eliel, Obed y Jaasiel, de Sobá.
Los guerreros de David
12 Lista de los que se unieron con David en Siclag, cuando estaba proscrito de Saúl, el hijo de Quis, engrosando las filas de los guerreros que le ayudaron en sus batallas. 2 Eran arqueros, capaces de lanzar piedras o disparar flechas con ambas manos.
Benjaminitas, parientes de Saúl: 3 El jefe Ajiecer y Joás, hijos de Semaá, de Guibeá; Jeciel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, de Anatot; 4 Jismaías, el gabaonita, héroe de los Treinta y jefe de treinta; 5 Jeremías, Jajaciel, Yojanán y Jozabad, de Guederot; 6 Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías y Sefatías, de Jarif; 7 Elcaná, Jisías, Azarel, Joécer y Jasobán, corajitas; 8 Joelá y Zebadías, hijos de Jerotán, de Guedor.
9 También se retiraron con David al refugio del desierto algunos gaditas valerosos, guerreros expertos, armados de lanza y escudo, fieros como leones y ligeros como gacelas: 10 el primero era Ézer; el segundo, Abdías; el tercero, Eliab; 11 el cuarto, Mismaná; el quinto, Jeremías; 12 el sexto, Atay; el séptimo, Eliel; 13 el octavo, Yojanán; el noveno, Elzabad; 14 el décimo, Jeremías y el undécimo, Macbanay. 15 Estos gaditas eran jefes del ejército: el menor solo valía por cien y el mayor por mil. 16 Ellos fueron los que cruzaron el Jordán en el primer mes, cuando se desborda por ambas márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles oriental y occidental.
17 Llegaron también al refugio, con David, algunos de Benjamín y de Judá. 18 Cuando David salió a recibirlos, les advirtió:
— Si vienen a mí como amigos y colaboradores, los acepto de todo corazón. Pero si vienen para entregarme a mis enemigos, siendo yo inocente, que el Dios de nuestros antepasados sea testigo y haga justicia.
19 Entonces Amasay, invadido por el espíritu, exclamó:
¡Tuyos somos, David!
¡Estamos contigo, hijo de Jesé!
¡Paz! ¡Paz a ti y paz a tus aliados,
pues tu Dios es tu auxilio!
David los acogió y los nombró jefes de tropa.
20 Algunos de Manasés se pasaron a David, cuando iba con los filisteos a luchar contra Saúl (aunque no llegó a ayudarlos, pues los príncipes filisteos, tras deliberar, decidieron expulsarlo, pensando: “Se pasará a su señor Saúl con riesgo de nuestras propias cabezas”). 21 Y cuando volvía a Siclag se pasaron a él de Manasés: Adnaj, Jozabad, Jediael, Miguel, Jozabad, Elihú y Siltay, jefes de millar en la tribu de Manasés. 22 Ellos ayudaron a David en sus incursiones, pues todos eran guerreros valerosos y se convirtieron en capitanes del ejército. 23 Y día tras día llegaban a David nuevos refuerzos, hasta formar un gran ejército, un ejército inmenso.
Censo del ejército
24 Número de soldados útiles para la guerra que se reunieron con David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme al mandato del Señor: 25 Seis mil ochocientos de Judá, útiles para la guerra, armados de escudo y lanza. 26 Siete mil cien de Simeón, guerreros valerosos para la guerra. 27 Cuatro mil seiscientos de Leví, 28 más tres mil setecientos al mando del príncipe aaronita Joyadá 29 y veintidós jefes de la familia de Sadoc, joven y valeroso guerrero. 30 Tres mil benjaminitas, parientes de Saúl, la mayoría de los cuales hasta entonces se habían mantenido fieles a la dinastía de Saúl. 31 Veinte mil ochocientos de Efraín, guerreros valientes y famosos en sus clanes. 32 Dieciocho mil de media tribu de Manasés, elegidos personalmente para ir a entronizar a David. 33 Doscientos jefes de Isacar al frente de todos sus hermanos. Eran expertos conocedores de los momentos y estrategias de actuación de Israel. 34 Cincuenta mil de Zabulón, que salían de campaña equipados con toda clase de armamento, prestos a la lucha y a ayudar a David con total lealtad. 35 Mil jefes de Neftalí con treinta y siete mil soldados armados de escudo y lanza. 36 Veintiocho mil seiscientos de Dan, prestos a la lucha. 37 Cuatro mil de Aser, que salían de campaña prestos a la lucha. 38 Y de Transjordania ciento veinte mil de Rubén, Gad y la otra mitad de Manasés, equipados con toda clase de armamento.
39 Todos estos soldados, formados en orden de batalla, llegaron a Hebrón plenamente decididos a entronizar a David como rey de todo Israel. Los demás israelitas estaban también unánimemente de acuerdo en entronizar a David. 40 Y estuvieron allí tres días con David, comiendo y bebiendo lo que sus compatriotas les habían preparado. 41 Además, sus vecinos hasta Isacar, Zabulón y Neftalí habían llevado en asnos, camellos, mulos y bueyes abundantes provisiones de harina, tortas de higos y pasas, vino y aceite, vacas y ovejas, pues Israel estaba de fiesta.
Traslado del Arca (13—17)
Traslado del Arca a Jerusalén (2 Sm 6,2-11)
13 David consultó a todos los capitanes y mandos de millares y centurias 2 y propuso a toda la asamblea de Israel:
— Si les parece bien, y Dios nuestro Señor lo permite, vamos a avisar a nuestros compatriotas de todas las regiones de Israel, junto con los sacerdotes y levitas que viven en sus ciudades y aldeas, a que se reúnan con nosotros 3 para traer a nuestro lado el Arca de nuestro Dios, pues durante el reinado de Saúl no nos hemos preocupado de ella.
4 Toda la asamblea aprobó el proyecto, pues la idea agradaba a toda la gente.
5 David convocó a todo Israel, desde el torrente Sijor en los límites de Egipto hasta la entrada de Jamat, para traer desde Quiriat Jearín el Arca de Dios. 6 David subió, pues, con todo Israel a Baalá, es decir, Quiriat Jearín, de Judá, para subir desde allí el Arca de Dios, sobre la que se invoca el nombre del Señor todopoderoso entronizado sobre querubines. 7 Cargaron el Arca de Dios desde la casa de Abinadab en una carreta nueva, en la que iban conduciendo Uzá y Ajió. 8 David y todo Israel iban bailando ante Dios con todas sus fuerzas y cantando al son de cítaras, arpas, panderos, timbales y trompetas. 9 Cuando llegaron a la era de Quidón, los bueyes tropezaron y Uzá tendió la mano para sujetar el Arca. 10 Pero el Señor se enfureció con Uzá, lo fulminó por haber tendido su mano sobre el Arca y murió allí mismo ante él. 11 David se disgustó porque el Señor había mandado a Uzá a la fosa y llamó a aquel lugar Fares Uzá, nombre que perdura hasta el día de hoy. 12 David sintió miedo del Señor aquel día y se dijo:
— ¿Cómo voy a llevar conmigo el Arca de Dios?
13 Por ello, no se llevó consigo el Arca a la ciudad de David y la dejó en casa de Obededón, el de Gat. 14 El Arca de Dios permaneció tres meses en casa de Obededón, el de Gat, y el Señor bendijo a la familia de Obededón y todas sus posesiones.
David en Jerusalén (2 Sm 5,11-16)
14 Jirán, rey de Tiro, envió emisarios a David con madera de cedro, albañiles y carpinteros, para construirle un palacio. 2 Entonces David comprendió que el Señor lo había consolidado como rey de Israel y que había engrandecido su reino por amor a su pueblo Israel.
3 David tomó en Jerusalén otras esposas y tuvo nuevos hijos e hijas. 4 He aquí los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5 Jibjar, Elisúa, Elpélet, 6 Nogá, Néfeg, Jafía, 7 Elisamá, Beelyadá y Elifélet.
Victorias sobre los filisteos (2 Sm 5,17-25)
8 Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos para atacarlo. David se enteró y salió a su encuentro. 9 Los filisteos llegaron e invadieron el valle de Refaín. 10 Entonces David consultó a Dios:
— ¿Debo atacar a los filisteos? ¿Me los vas a entregar?
El Señor le respondió:
— Atácalos, que yo los pondré en tus manos.
11 Los filisteos subieron a Baal Faresín y David los derrotó allí. Entonces dijo:
— Con mi intervención Dios ha abierto brecha entre mis enemigos, como una vía de agua.
Por eso aquel lugar se llama Baal Faresín. 12 Los filisteos abandonaron allí a sus dioses y David los mandó quemar.
13 Los filisteos volvieron a insistir e invadieron el valle. 14 David consultó de nuevo a Dios que le respondió:
— No ataques de frente. Primero rodéalos por detrás y luego atácalos por el lado de las moreras. 15 Y cuando oigas rumor de pasos por encima de las moreras, entonces lánzate al ataque, pues en ese momento Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército filisteo.
16 David actuó como Dios le había ordenado y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta la entrada de Guézer. 17 La fama de David corrió por todos los países y el Señor lo hizo temible a todas las naciones.
Preparativos para el Arca
15 David se construyó edificios en la Ciudad de David. Luego preparó un lugar para el Arca de Dios y le levantó una Tienda. 2 Entonces David ordenó:
— Sólo los levitas podrán transportar el Arca de Dios, pues a ellos los ha elegido el Señor para transportar su Arca y servirle siempre.
3 Luego convocó en Jerusalén a todo Israel para trasladar el Arca del Señor al lugar que le había preparado. 4 Reunió también a los descendientes de Aarón y a los levitas: 5 Uriel al frente de ciento veinte parientes descendientes de Queat; 6 Asaías al frente de doscientos veinte parientes descendientes de Merarí; 7 Joel al frente de ciento treinta parientes descendientes de Guersón; 8 Semaías al frente de doscientos parientes descendientes de Elisafán; 9 Eliel al frente de ochenta parientes descendientes de Hebrón; 10 y Aminadab al frente de ciento doce parientes descendientes de Uziel. 11 David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo:
— Ustedes, que son los jefes de los clanes levitas, habrán de purificarse, junto con sus parientes, para poder trasladar el Arca del Señor, Dios de Israel al lugar que le he preparado; 13 pues por no estar ustedes la vez anterior, el Señor nuestro Dios nos castigó, porque no cumplimos con la norma.
14 Los sacerdotes y levitas se purificaron para poder trasladar el Arca del Señor Dios de Israel.
15 Los levitas cargaron el Arca de Dios con los varales sobre sus hombros, como lo había dispuesto Moisés por orden del Señor. 16 David ordenó también a los jefes de los levitas que organizasen a sus parientes cantores con instrumentos musicales, salterios, cítaras y platillos, para que los tocasen con ímpetu y júbilo. 17 Los levitas eligieron a Hemán, hijo de Joel, y a sus parientes Asaf, hijo de Berequías, y Etán, hijo de Cusaías y descendiente de Merarí. 18 Y con ellos, como porteros, a sus parientes de segundo orden: Zacarías, Aziel, Semiramot, Jejiel, Uní, Eliab, Benaías, Maasías, Matatías, Eliflehu, Micneías, Obededón y Jeiel. 19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán tocaban los platillos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jejiel, Uní, Eliab, Maasías y Benaías tocaban los salterios en tonos agudos. 21 Matatías, Eliflehu, Micneías, Obededón, Jeiel y Azazías tocaban cítaras en tonos graves para entonar los cantos. 22 Quenanías, jefe de los levitas encargados del transporte, dirigía el traslado, pues era muy experto. 23 Berequías y Elcaná eran los guardianes del Arca. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas ante el Arca de Dios; y Obededón y Jejías eran también guardianes del Arca.
Reanudación del traslado (2 Sm 6,14-16)
25 Entonces David con los ancianos de Israel y los capitanes del ejército fueron a trasladar el Arca de Dios desde la casa de Obededón con gran alegría. 26 Y como Dios protegía a los levitas portadores del Arca de la alianza, se sacrificaron siete novillos y siete carneros. 27 David iba revestido de un manto de lino, como todos los levitas portadores del Arca, los músicos y Quenanías, el director del traslado. David llevaba también una túnica de lino. 28 Todo Israel subía el Arca de la alianza del Señor entre vítores, al son de cuernos, trompetas y platillos, y haciendo sonar arpas y cítaras. 29 Cuando el Arca de la alianza del Señor entraba en la ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, que estaba asomada a la ventana, vio al rey David brincando y bailando, y sintió un profundo desprecio por él. 16 1 Introdujeron el Arca de Dios y la colocaron dentro de la Tienda que David había preparado al efecto. Luego ofrecieron a Dios holocaustos y sacrificios de comunión. 2 Cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor 3 y repartió a todos los israelitas, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y otro de pasas a cada uno.
Organización del servicio del Arca
4 David puso al servicio del Arca del Señor a algunos levitas encargados de invocar, dar gracias y alabar al Señor Dios de Israel. 5 Asaf era el jefe, Zacarías el segundo, y luego Aziel, Semiramot, Jejiel, Matitías, Eliab, Benaías, Obededón y Jeiel con salterios y cítaras, mientras Asaf hacía sonar los platillos. 6 Los sacerdotes Benaías y Jajaziel tocaban siempre las trompetas ante el Arca de la alianza de Dios. 7 Y aquel día fue la primera vez que David encargó a Asaf y a sus parientes de alabar al Señor.
Himno de David (Sal 105,1-15; 96; 106,1.47-48)
8 Alaben al Señor, aclamen su nombre,
proclamen entre los pueblos sus hazañas.
9 Canten y toquen para él,
pregonen todas sus maravillas,
10 enorgullézcanse de su nombre santo;
¡que se alegren los que buscan al Señor!
11 Recurran al poder del Señor,
busquen constantemente su presencia.
12 Recuerden sus acciones portentosas,
sus prodigios y sus justas decisiones;
13 ustedes, estirpe de Israel, su siervo,
descendencia de Jacob, su elegido.
14 Él es el Señor, nuestro Dios,
sus leyes dominan toda la tierra.
15 Él recuerda eternamente su alianza,
la promesa hecha por mil generaciones,
16 el pacto que selló con Abrahán,
el juramento que hizo a Isaac
17 y que confirmó como ley para Jacob,
como alianza perpetua para Israel
18 diciendo: “Te daré el país de Canaán
como propiedad hereditaria”.
19 Cuando eran sólo unos pocos,
un puñado de emigrantes en el país
20 que iban vagando de nación en nación,
pasando de un reino a otro reino,
21 no permitió que nadie los maltratara,
y por su causa castigó a algunos reyes:
22 “No toquen a mis ungidos,
no hagan daño alguno a mis profetas”.
23 Cante al Señor toda la tierra,
pregonen día a día su salvación.
24 Pregonen su gloria entre las naciones,
sus prodigios entre todos los pueblos,
25 porque es grande el Señor,
es digno de alabanza,
y más admirable que todos los dioses.
26 Todos los dioses paganos son nada,
pero el Señor ha hecho los cielos.
27 Gloria y esplendor hay en él,
poder y alegría en su morada.
28 Rindan al Señor, familias de los pueblos,
rindan al Señor gloria y poder;
29 reconozcan que es glorioso su nombre;
tráiganle ofrendas y entren en su presencia;
adoren al Señor en su hermoso Templo.
30 Que tiemble ante él toda la tierra,
asentó el universo y no se mueve.
31 Que se alegren los cielos y exulte la tierra;
que se diga en las naciones: “¡El Señor es rey!”.
32 Que retumbe el mar y cuanto lo llena,
que el campo entero se llene de gozo.
33 Que griten de júbilo los árboles del bosque
ante el Señor que viene a gobernar la tierra.
34 Alaben al Señor por su bondad,
porque es eterno su amor.
35 Y proclamen: “Sálvanos, Dios, Salvador nuestro.
Reúnenos y rescátanos de entre las naciones,
para que alabemos tu santo nombre
y nos llene de orgullo tu alabanza”.
36 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
Y todo el pueblo dijo:
— ¡Amén! ¡Aleluya!
Conclusión (2 Sm 6,19b-20a)
37 David dejó allí ante el Arca de la alianza del Señor a Asaf y a sus hermanos, para su servicio permanente, según el ritual cotidiano. 38 Y designó como porteros a Obededón y a sesenta y ocho de sus familiares, junto con Obededón, hijo de Jedutún, y Josá. 39 Al sacerdote Sadoc y a sus familiares sacerdotes los encargó de la Tienda del Señor que había en el santuario de Gabaón, 40 para que ofreciesen holocaustos permanentemente al Señor sobre el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según lo prescrito en la ley que el Señor dictó a Israel. 41 Con ellos estaban Hemán, Jedutún y el resto de los escogidos y designados nominalmente para alabar al Señor, cuyo amor no tiene fin. 42 Hemán y Jedutún hacían sonar trompetas, timbales y los instrumentos de la alabanza divina. Los hijos de Jedutún eran porteros.
43 Finalmente todo el pueblo se marchó, cada cual a su casa, mientras David regresaba también a bendecir su casa.
La promesa dinástica de Natán (2 Sm 7)
17 Una vez que David se hubo instalado en su casa dijo al profeta Natán:
— Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras que el Arca de la alianza del Señor está bajo una lona.
2 Natán le respondió:
— Haz lo que estás pensando, que Dios está contigo.
3 Pero aquella misma noche Natán recibió este mensaje del Señor:
4 — Di a mi siervo David: “Esto dice el Señor: No serás tú quien me construya a mí una casa para vivir en ella. 5 Yo nunca he vivido en una casa desde el día en que hice subir a Israel hasta hoy, sino que he estado de tienda en tienda y de santuario en santuario. 6 Y en todo el tiempo en que estuve viajando de un sitio a otro con todo Israel, a ninguno de los jueces que elegí para pastorear a mi pueblo le hablé de construirme una casa de cedro”. 7 Ahora, pues, dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor del universo: Yo te saqué de los pastos y de cuidar rebaños para ser el jefe de mi pueblo, Israel; 8 te he acompañado en todas tus andanzas, te he quitado de la vista a tus enemigos y pienso hacerte tan famoso como los más famosos de la tierra. 9 Asignaré un lugar a mi pueblo, Israel, y lo asentaré en él para que lo habite sin sobresaltos y sin que los malvados vuelvan a humillarlo, como al principio 10 cuando nombré jueces en mi pueblo, Israel; también someteré a todos tus enemigos. Además, te anuncio que el Señor te edificará una dinastía. 11 Y cuando tu vida se acabe para irte con tus antepasados, mantendré después de ti a tu descendencia, a uno de tus hijos, y consolidaré su reino. 12 Él me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. 13 Yo seré su padre y él será mi hijo, y no le retiraré mi fidelidad, como se la retiré a tu predecesor. 14 Lo estableceré en mi casa y en mi reino eternamente y su trono quedará consolidado para siempre”.
15 Natán comunicó a David todas estas palabras y visiones.
16 Entonces el rey David entró a presentarse ante el Señor y dijo:
— ¿Quién soy yo, Dios, el Señor, y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 17 Y por si te pareciera poco, oh Dios, te has referido a la dinastía de tu siervo para el futuro y me has tratado como a una persona importante, Dios, el Señor. 18 ¿Qué más podría yo añadirte en relación con el honor de que has revestido a tu siervo, si tú me conoces de sobra? 19 Señor, por amor a tu siervo y según tu voluntad has realizado toda esta gran obra, para dar a conocer todas tus maravillas. 20 Señor, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, por todo lo que ha llegado a nuestros oídos. 21 ¿Qué otra nación hay en la tierra que sea como tu pueblo, Israel, a quien Dios haya ido a rescatar para convertirlo en su pueblo y hacerte famoso con grandes hazañas y prodigios y expulsando a las naciones ante tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 22 Has hecho a tu pueblo, Israel, pueblo tuyo para siempre y tú, Señor, te has convertido en su Dios. 23 Así, pues, Señor, que se confirme para siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su familia, y cumple cuanto has dicho. 24 Que se confirme, para que tu nombre sea siempre famoso y puedan decir: “El Señor del universo es el Dios de Israel”. Y que la casa de tu siervo David se mantenga en tu presencia. 25 Puesto que tú, mi Dios, has revelado a tu siervo que le edificarás una dinastía, por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 26 Tú, Señor, eres Dios y has prometido esta dicha a tu siervo. 27 Dígnate, pues, bendecir la dinastía de tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia. Ya que lo que tú bendices, Señor, bendito queda para siempre.
Las guerras de David (18—20)
Victorias de David (2 Sm 8,1-14)
18 Después de esto, David derrotó a los filisteos, los sometió y les arrebató Gat y sus dominios. 2 También derrotó a Moab y quedó sometido a David como vasallo tributario. 3 Más tarde derrotó a Adadézer, rey de Sobá en Jamat, cuando iba a establecer su dominio en el río Éufrates. 4 David le capturó mil carros, siete mil soldados de caballería y veinte mil de infantería, y quebró las patas de todos los caballos de tiro, dejando sólo cien carros. 5 Los arameos de Damasco acudieron a socorrer a Adadézer, rey de Sobá, pero David mató a veinte mil de sus hombres. 6 Luego David puso gobernadores sobre los arameos de Damasco, que le quedaron sometidos como vasallos tributarios. Y el Señor hacía triunfar a David en todas sus campañas.
7 David se apoderó de los escudos de oro que llevaban los oficiales de Adadézer y los llevó a Jerusalén. 8 Y en Tébaj y Cun, ciudades de Adadézer, David se incautó de una gran cantidad de bronce, con el que Salomón fabricó el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9 Cuando Tou, el rey de Jamat se enteró de que David había derrotado a todo el ejército del rey de Sobá, Adadézer, 10 envió a su hijo Hadorán al rey David para saludarlo y felicitarlo por su victoria en la guerra contra Adadézer, pues este era enemigo de Tou. Hadorán llevaba toda clase de objetos de oro, plata y bronce. 11 El rey David consagró estos objetos al Señor, junto con la plata y el oro requisados a todas las naciones: Edom, Moab, los amonitas, los filisteos y Amalec.
12 Abisay, hijo de Seruyá, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 13 Luego puso gobernadores en Edom, quedando los edomitas sometidos a David. Y el Señor hacía triunfar a David en todas sus campañas.
Organización de la corte (2 Sm 8,15-18)
14 David reinó sobre todo Israel, administrando el derecho y la justicia para todo su pueblo. 15 Joab, hijo de Seruyá, era el jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo; 16 Sadoc, hijo de Ajitub, y Abimélec, hijo de Abiatar, eran los sacerdotes; Sausá era el secretario; 17 Banaías, hijo de Joyadá, era el jefe de los quereteos y peleteos; y los hijos de David eran los principales ayudantes del rey.
Primera campaña amonita (2 Sm 10)
19 Después de esto murió Najás, el rey de los amonitas, y le sucedió en el trono su hijo Janún. 2 David dijo:
— Quiero mostrar a Janún, el hijo de Najás, la misma lealtad que su padre tuvo conmigo.
Y envió embajadores para darle el pésame por su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron al país amonita a dar el pésame a Janún, 3 los dignatarios amonitas dijeron a Janún:
— ¿Crees que David ha enviado emisarios sólo para darte el pésame y mostrarte su estima por tu padre? ¿No habrán venido sus servidores a explorar, espiar y destruir el país?
4 Entonces Janún apresó a los servidores de David, los afeitó, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas y luego los expulsó. 5 Cuando fueron a contar a David lo de estos hombres, él envió mensajeros a su encuentro, pues se sentían muy avergonzados, para decirles:
— Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba y entonces regresan.
6 Los amonitas comprendieron que habían provocado a David, por lo que Janún y los amonitas enviaron mil talentos de plata para contratar carros y jinetes de Aram Najaráin, de Aram Maacá y de Sobá. 7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros y al rey de Maacá con su ejército, que acamparon delante de Madabá. Los amonitas por su parte se reunieron en sus ciudades, dispuestos para la batalla. 8 Cuando David se enteró, envió a Joab con todo el ejército de guerreros. 9 Los amonitas salieron y formaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras los reyes aliados se quedaban aparte, en el campo. 10 Cuando Joab se vio envuelto en un doble frente, por delante y por detrás, escogió un grupo selecto de soldados israelitas y tomó posiciones frente a los arameos. 11 Puso el resto del ejército bajo el mando de su hermano Abisay para que tomara posiciones frente a los amonitas 12 y le dijo:
— Si los arameos me superan, vienes en mi ayuda; y si los amonitas te superan, yo iré a ayudarte. 13 ¡Ánimo y a luchar por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! Y el Señor hará lo que le plazca.
14 Joab y su gente se lanzaron al ataque contra los arameos, pero estos salieron huyendo ante él. 15 Cuando los amonitas vieron que los arameos huían, también ellos salieron huyendo ante su hermano Abisay y se metieron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.
16 Al verse derrotados por Israel, los arameos enviaron emisarios para hacer venir a los arameos del otro lado del Éufrates, al mando de Sofac, jefe del ejército de Adadézer. 17 Informado de ello, David movilizó a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó donde estaban y tomó posiciones frente a ellos. David formó sus tropas contra los arameos y estos le presentaron batalla. 18 Pero finalmente se dieron a la fuga ante Israel y David dio muerte a siete mil jinetes y cuarenta mil infantes. También mató a Sofac, jefe del ejército. 19 Al verse derrotados por Israel, los vasallos de Adadézer sellaron la paz con David y le quedaron sometidos. Y a partir de entonces los arameos se negaron a seguir ayudando a los amonitas.
Segunda campaña amonita (2 Sm 11,1; 12,26.30-31)
20 Al año siguiente, en la época en que los reyes salen de campaña, Joab condujo al grueso del ejército para devastar el territorio amonita. Llegó a Rabá y le puso cerco, mientras David se quedaba en Jerusalén. Joab conquistó Rabá y la destruyó. 2 David se apoderó de la corona real que pesaba un talento de oro y tenía una piedra preciosa, que David puso sobre su cabeza. También se llevó de la ciudad un inmenso botín. 3 Sacó luego a la gente que había en la ciudad y la puso a trabajar con sierras, picos y hachas de hierro. Y lo mismo hizo con todas las ciudades amonitas. Después David regresó con todo el ejército a Jerusalén.
Anécdotas de las guerras filisteas (2 Sm 21,18-22)
4 Después de esto, se entabló en Guézer una batalla contra los filisteos y el jusita Sibcay derrotó a Sifay, de la raza de los gigantes. Los filisteos quedaron sometidos. 5 En otra batalla contra los filisteos Eljanán, hijo de Jaír, derrotó a Lajmí, hermano de Goliat, el de Gat, que tenía una lanza con un asta como el madero de un telar. 6 Hubo otra batalla en Gat. Un hombre muy alto con seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en total, que también era de la raza de los gigantes, 7 desafió a Israel; pero Jonatán, hijo de Simá, el hermano de David, lo mató. 8 Todos ellos eran de la raza de los gigantes de Gat y cayeron a manos de David y sus hombres.
El proyecto del Templo (21—29)
El censo de David (2 Sm 24)
21 Satán se enfrentó a Israel e instigó a David a censar a Israel. 2 Y David, pues, ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:
— Vayan a hacer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y tráiganmelo, para que conozca su número.
3 Joab replicó al rey:
— Que el Señor multiplique a su pueblo por cien. ¿Acaso, majestad, no son todos ellos servidores de mi señor? ¿Qué pretende con esto mi señor? ¿Cargar con las culpas a Israel?
4 Pero la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab, que salió a recorrer todo el territorio de Israel. Cuando regresó a Jerusalén 5 Joab entregó al rey las cifras del censo de la población: en todo Israel había un millón cien mil hombres, diestros con la espada; y en Judá, cuatrocientos setenta mil. 6 Sin embargo, Joab no incluyó en el censo a Leví y a Benjamín, porque le había disgustado la orden del rey. 7 Lo del censo desagradó a Dios, que castigó a Israel.
8 Entonces David dijo a Dios:
— He cometido un grave delito haciendo esto. Ahora, perdona la culpa de tu siervo, pues he sido muy insensato.
9 El Señor dijo a Gad, vidente de David:
10 — Ve a decir a David: “Esto dice el Señor: Te propongo tres cosas; elige una de ellas y yo la llevaré a cabo”.
11 Gad fue a decir a David:
— Esto dice el Señor: “¿Qué prefieres: 12 Tres años de hambre, tres meses de huida ante los enemigos, perseguido por la espada de tu adversario, o tres días de espada del Señor y peste en el país con el ángel del Señor aniquilando todo el territorio de Israel?”. Ahora, decide qué debo responder a quien me ha enviado.
13 David respondió a Gad:
— Me pones en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos del Señor, que es muy compasivo, a caer en manos humanas.
14 El Señor envió la peste sobre Israel y cayeron setenta mil israelitas. 15 Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando vio cómo la destruía, el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel exterminador:
— ¡Basta ya! ¡Retira tu mano!
El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Al levantar la vista, David vio al ángel del Señor entre la tierra y el cielo, empuñando su espada desenvainada y extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de sayal, cayeron rostro en tierra, 17 y David dijo a Dios:
— ¡Fui yo quien mandó censar al pueblo! ¡Soy yo el que ha pecado, yo soy el culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? Señor, Dios mío, descarga tu mano contra mí y contra mi familia, ¡pero no azotes a tu pueblo!
18 Entonces Gad, por encargo del ángel del Señor, dijo a David que subiera a construir un altar al Señor en la era de Ornán, el jebuseo. 19 Y David fue a hacer lo que le había dicho Gad en nombre del Señor. 20 Ornán, que estaba trillando trigo, se volvió y vio al ángel. Entonces los cuatro hijos que lo acompañaban se escondieron. 21 David se acercó hasta Ornán y este, al ver a David, salió de la era y le hizo una reverencia con su rostro hacia el suelo. 22 David dijo a Ornán:
— Dame el terreno de la era para construirle un altar al Señor, a ver si se aleja del pueblo esta plaga. Véndemelo en su justo precio.
23 Ornán le dijo:
— Tómalo y que mi señor el rey haga lo que le parezca mejor. Mira, también te doy los bueyes para el holocausto, las trillas para el fuego y el trigo para la ofrenda. Todo te lo doy.
24 Pero el rey David respondió a Ornán:
— No. Quiero comprarla por su justo precio. No quiero tomar para el Señor lo que es tuyo, ni ofrecer sacrificios de balde.
25 Y David pagó a Ornán la suma de seiscientos siclos de oro por el terreno. 26 Luego David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión e invocó al Señor, que le respondió enviando fuego del cielo sobre el altar del holocausto. 27 Luego el Señor ordenó al ángel que envainara la espada. 28 Viendo David que el Señor le había respondido en la era de Ornán el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Pues, aunque la Tienda del Señor que había levantado Moisés en el desierto y el altar del holocausto estaban a la sazón en el santuario de Gabaón 30 David no había podido ir allí personalmente a consultar al Señor, porque estaba asustado por la espada del ángel del Señor.
22 Y David dijo:
— Este será el Templo del Señor Dios y este el altar de los holocaustos de Israel.
Preparativos de David para el Templo
2 David mandó reunir a los extranjeros residentes en territorio israelita y los utilizó como canteros para labrar piedras con las que edificar el Templo de Dios. 3 Preparó también hierro en abundancia para los clavos de las hojas de las puertas y para los empalmes, una cantidad incalculable de bronce, 4 e incontable madera de cedro que sidonios y tirios traían a David en gran cantidad. 5 Pues David pensaba:
— Mi hijo Salomón es todavía joven e inexperto; por otra parte, el Templo que hay que edificarle al Señor ha de ser magnífico, famoso y admirable en todos los países. Voy a hacerle, pues, los preparativos.
Así que David hizo grandes preparativos antes de su muerte 6 y luego llamó a su hijo Salomón y le encargó edificar un Templo al Señor Dios de Israel.
7 David dijo a Salomón:
— Hijo mío, yo tenía proyectado edificar un Templo en honor del Señor mi Dios. 8 Pero el Señor me comunicó lo siguiente: “Tú has derramado mucha sangre y has librado grandes batallas. No podrás, pues, edificar un Templo en mi honor, porque has derramado mucha sangre ante mí. 9 Pero te nacerá un hijo que será un hombre apacible y yo le daré tranquilidad con todos sus enemigos circundantes. Se llamará Salomón, y en sus años concederé paz y descanso a Israel. 10 Él edificará un Templo en mi honor. Él será mi hijo y yo seré su padre, y consolidaré para siempre su reinado sobre Israel”. 11 Ahora, hijo mío, que el Señor te acompañe para que aciertes a edificar el Templo del Señor tu Dios, tal y como te lo ha predicho. 12 Sólo precisas que Dios te conceda sensatez e inteligencia para que, cuando él te encargue gobernar a Israel, guardes la ley del Señor tu Dios. 13 Tendrás éxito si procuras practicar los mandatos y normas que el Señor prescribió a Israel por medio de Moisés. ¡Ten ánimo y valor! ¡No temas ni te acobardes! 14 Mira, con qué sacrificio yo he preparado para el Templo del Señor cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata y una cantidad tan abundante de bronce y hierro que resulta incalculable. He preparado además madera y piedra que tú podrás aumentar. 15 También tienes a tu disposición un gran número de obreros, albañiles, maestros carpinteros y canteros, y a especialistas en cualquier tipo de trabajo. 16 El oro, la plata, el bronce y el hierro son incalculables. Así que, manos a la obra y que el Señor te acompañe.
17 David ordenó a todos los dignatarios de Israel que ayudasen a su hijo Salomón:
18 — El Señor su Dios está con ustedes y ha pacificado las fronteras de ustedes, pues ha entregado en mi poder a los habitantes del país, ahora sometido al Señor y a su pueblo. 19 Dispónganse, pues, a servir al Señor su Dios con todo su ser y empiecen a construir su santuario, para poder llevar el Arca del Señor y los objetos sagrados al Templo construido en honor del Señor.
Organización de los levitas
23 Siendo ya un anciano de edad avanzada, David designó a su hijo Salomón como rey de Israel. 2 Luego reunió a todos los dignatarios de Israel, a los sacerdotes y levitas, 3 y se hizo el censo de los levitas mayores de treinta años, cuyo número ascendía a treinta y ocho mil hombres. 4 De ellos, veinticuatro mil supervisarían las obras del Templo; seis mil serían secretarios y jueces; 5 cuatro mil, porteros; y cuatro mil, cantores para alabar al Señor acompañados de los instrumentos creados por David al efecto. 6 David los distribuyó por clanes, correspondientes a los hijos de Leví: Guersón, Queat y Merarí.
7 Descendientes de Guersón: Ladán y Simeí. 8 Descendientes de Ladán, tres: el primogénito Jejiel, Zetán y Joel. 9 Descendientes de Simeí, tres: Selomit, Jaciel y Harán, que fueron los cabezas de familia de Ladán. 10 También eran descendientes de Simeí estos cuatro: Jájat, Ziná, Jeús y Beriá. 11 Jájat era el primogénito y Ziná, el segundo. Jehús y Beriá no tuvieron muchos descendientes, por lo que fueron registrados como una sola familia.
12 Descendientes de Queat, cuatro: Amrán, Jisar, Hebrón y Uziel. 13 Descendientes de Amrán: Aarón y Moisés. Aarón y sus descendientes fueron escogidos para el servicio perpetuo de lo más sagrado, para quemar incienso ante el Señor, servirlo y bendecir su nombre por siempre. 14 Los descendientes de Moisés, el hombre de Dios, fueron incluidos en la tribu de Leví. 15 Descendientes de Moisés: Guersón y Eliezer. 16 El primogénito de Guersón fue Sebuel. 17 El primogénito de Eliezer fue Rejabías. Eliezer ya no tuvo más descendientes, pero los de Rejabías fueron muy numerosos. 18 El primogénito de Jisar fue Selomit. 19 Descendientes de Hebrón: el primogénito Jerías, el segundo Amarías, el tercero Jajaciel y el cuarto Jecamán. 20 Descendientes de Uziel: el primogénito Micá y el segundo Jisías.
21 Descendientes de Merarí: Majlí y Musí. Descendientes de Majlí: Eleazar y Quis. 22 Eleazar murió sin hijos; sólo tuvo hijas que se casaron con sus parientes, los descendientes de Quis. 23 Descendientes de Musí, tres: Majlí, Éder y Jeremot.
24 Estos eran los descendientes de Leví, distribuidos por clanes, y los cabezas de familia, según el registro nominal de cada uno, que se dedicaban al servicio del Templo a partir de los veinte años, 25 pues David había dicho:
— Puesto que el Señor, Dios de Israel, ha concedido reposo a su pueblo y ha fijado su morada definitiva en Jerusalén, 26 los levitas ya no tendrán que transportar la Tienda y todos los objetos de culto.
27 Y según estas últimas disposiciones de David, los levitas eran inscritos en el censo a partir de los veinte años, 28 y estaban a las órdenes de los descendientes de Aarón para el servicio del Templo del Señor en los patios y habitaciones, en la limpieza de los objetos sagrados y otras tareas del servicio del Templo de Dios. 29 Se encargaban también de los panes de la ofrenda, de la harina selecta para las ofrendas, de las obleas de pan sin levadura, de las frituras y cocciones y de toda clase de medidas y pesos. 30 Tenían que presentarse diariamente por la mañana y por la tarde para alabar y dar gracias al Señor, 31 y ofrecer siempre en presencia del Señor los holocaustos de los sábados, lunas nuevas y fiestas, según sus números y ritos respectivos. 32 Y se encargaban también de atender la Tienda del encuentro, al santuario y a sus hermanos, los hijos de Aarón, en el servicio del Templo.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España