Bible in 90 Days
Explicación de la desolación y promesa de restauración
36 En cuanto a ti, hijo de hombre, profetiza así sobre los montes de Israel: ¡Montes de Israel, escuchen la palabra del Señor! 2 Esto dice el Señor Dios: Por haber dicho el enemigo de ustedes: “¡Epa!, estas alturas eternas han pasado a ser posesión nuestra”, 3 profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Puesto que todos cuantos los rodean los han devastado y codiciado, hasta el punto de convertirlos en propiedad de las restantes naciones, blanco de las habladurías y de la difamación de la gente, 4 escuchen, montes de Israel, la palabra del Señor Dios. Esto dice el Señor Dios a los montes, a las colinas, a los valles y vaguadas, a las ruinas devastadas y a las ciudades abandonadas, convertidas en botín y hazmerreír ante las naciones que los rodean. 5 Sí, esto dice el Señor Dios: Movido por el fuego de mi celo, hablo contra las demás naciones y contra todo Edom, que, con el corazón rebosante de gozo y con el alma henchida de desprecio, se apoderaron de mi país como si fuera posesión suya, para entregar su pastizal al pillaje. 6 Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel; di a los montes, a las colinas, a las vaguadas y a los valles: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy, hablando lleno de celo y de cólera, pues ustedes han tenido que soportar el ultraje de las naciones.
7 Por eso, así dice el Señor Dios: Juro solemnemente que las naciones que los rodean tendrán que soportar sus propios ultrajes. 8 Pero ustedes, montes de Israel, echarán follaje y producirán frutos para mi pueblo Israel, pues está a punto de volver. 9 Aquí me tienen, vuelto hacia ustedes: serán cultivados y sembrados. 10 Multiplicaré los habitantes de Israel; las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas. 11 Multiplicaré personas y animales, que serán numerosos y fecundos. Haré que pueblen el país como antaño y mejoraré la situación que tenían antes; así reconocerán que yo soy el Señor. 12 Haré que por ustedes —pueblo mío de Israel— transiten personas. Tomarán posesión de ti, te convertirás en su heredad y no volverás a dejarlos sin hijos. 13 Esto dice el Señor Dios: Puesto que dicen de ti que devoras a la gente y que has dejado a tu nación sin hijos, 14 ten presente que ya no devorarás más gente y que tu nación no quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—. 15 No permitiré que se vuelvan a oír los ultrajes que te dirigen las naciones ni que tengas que soportar los insultos de los pueblos; tampoco tu nación se quedará sin hijos —oráculo del Señor Dios—.
16 El Señor me dirigió la palabra:
17 — Hijo de hombre, los israelitas contaminaron su tierra con su conducta y sus acciones; su conducta me resultaba impura como una menstruación femenina. 18 Entonces derramé sobre ellos mi cólera, a causa de la sangre que derramaron sobre el país, al que contaminaron con sus acciones. 19 Los dispersé por las naciones y los aventé por otras tierras: los juzgué como merecía su conducta y sus acciones. 20 Cuando llegaron a esas naciones profanaron mi santo nombre hasta el punto de que se decía de ellos: “Son el pueblo del Señor y han tenido que salir de su tierra”. 21 Así que tuve que defender mi santo nombre, profanado por Israel en todas las naciones por donde había ido. 22 Por eso, di a los israelitas: Esto dice el Señor Dios: No hago esto por consideración a ustedes, pueblo de Israel, sino por mi santo nombre, que han profanado en las naciones por donde han ido. 23 Santificaré mi nombre glorioso, profanado por ustedes entre las naciones, y reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios— cuando vean que me sirvo de ustedes para manifestar mi santidad. 24 Los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los traeré a su tierra. 25 Los rociaré con agua pura y los purificaré de todas sus impurezas; pienso purificarlos de todos sus ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo y derramaré un espíritu nuevo en medio de ustedes; les arrancaré del cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. 27 Derramaré mi espíritu en medio de ustedes y haré que se porten conforme a mis normas: respetarán y cumplirán mis leyes. 28 Habitarán en el país que di a sus antepasados; serán mi pueblo y yo seré su Dios. 29 Los pondré a salvo de todas sus inmundicias; haré que el grano abunde y se multiplique, y no dejaré que pasen hambre. 30 Multiplicaré los frutos de los árboles y la cosecha del campo, para que no tengan que soportar de nuevo entre las naciones el oprobio que supone pasar hambre. 31 Entonces se acordarán de su conducta indigna y de sus malas acciones, y sentirán asco de ustedes mismos, de sus pecados y de sus abominaciones. 32 Que quede claro que no haré eso por consideración a ustedes —oráculo del Señor Dios—; avergüéncense y abochórnense de su conducta, pueblo de Israel.
33 Esto dice el Señor Dios: El día en que los purifique de todos sus pecados, repoblaré las ciudades y serán reconstruidas las ruinas; 34 la tierra devastada será cultivada, dejará de ser aquella desolación que contemplaban todos cuantos pasaban. 35 Y la gente dirá: Aquella tierra devastada se ha convertido en un jardín de Edén, y las ciudades arruinadas, devastadas y demolidas se han transformado en fortalezas habitadas. 36 Y las naciones que han sobrevivido en torno a ustedes reconocerán que yo, el Señor, he reconstruido lo demolido y he replantado lo devastado. Yo, el Señor, lo digo y lo hago.
37 Esto dice el Señor Dios: Todavía dejaré que me busquen los israelitas, de modo que yo los multiplique como si fueran un rebaño humano, 38 un rebaño de reses consagradas, como el rebaño que se concentra en Jerusalén con ocasión de las grandes festividades. De manera parecida, las ciudades arruinadas se llenarán de un rebaño humano. Y reconocerán que yo soy el Señor.
La llanura de los huesos secos
37 El Señor puso su mano sobre mí, me sacó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la llanura, que estaba llena de huesos. 2 Me hizo pasar por entre ellos, de aquí para allá, y pude ver que eran muchísimos; cubrían la superficie de la llanura y estaban completamente secos. 3 Me dijo:
— Hijo de hombre, ¿volverán a vivir estos huesos?
Yo respondí:
— Señor Dios, tú lo sabes.
4 De nuevo me dirigió la palabra:
— Profetiza sobre estos huesos. Diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! 5 Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Voy a infundir en ustedes un espíritu que los hará revivir. 6 Les pondré nervios y haré que les crezca carne; los cubriré de piel y les infundiré un espíritu que los hará revivir. Y reconocerán que yo soy el Señor.
7 Yo profeticé conforme me fue ordenado. Mientras estaba profetizando, oí un ruido y sentí que todo temblaba. Entonces los huesos se ensamblaron entre sí. 8 Pude ver cómo les crecían nervios y carne, y cómo se cubrían de piel de abajo arriba. Pero no tenían espíritu. 9 Entonces me dijo:
— Habla al espíritu, hijo de hombre, habla al espíritu y dile: “Esto dice el Señor Dios: Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla en estos muertos para que revivan”.
10 Yo hablé conforme me fue ordenado. Entonces el espíritu penetró en ellos, recobraron la vida y se pusieron de pie. Era un ejército enorme, inmenso. 11 Después me dijo:
— Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo entero de Israel. Andan diciendo: “Nuestros huesos están secos, hemos perdido la esperanza, todo ha acabado para nosotros”. 12 Por eso, profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Voy a abrir sus tumbas y a sacarlos de ellas, pueblo mío; los llevaré a la tierra de Israel. 13 Y sabrán que yo soy el Señor cuando abra sus tumbas y los saque de ellas, pueblo mío. 14 Les infundiré un espíritu para que vivan y los estableceré en su tierra. Yo, el Señor, lo digo y lo hago. —Oráculo del Señor—.
Reunificación de Israel y de Judá
15 El Señor me dirigió la palabra:
16 — En cuanto a ti, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Judá y los israelitas asociados a él”. Toma otra vara y escribe en ella: “José, vara de Efraín, y todos los israelitas asociados a él”. 17 Júntalas después de modo que, cuando las agarres, parezcan una sola vara. 18 Y, cuando tus compatriotas te digan: “¿No nos vas a decir qué es eso que tienes ahí?”, 19 les responderás: “Esto dice el Señor Dios: Voy a tomar la vara de José, que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel asociadas a él, y pondré encima de ellas la vara de Judá: así los convertiré en una sola vara; serán una sola cosa en mi mano”. 20 Sujetarás con la mano las varas en las que has escrito, de modo que las vean, 21 y les dirás: Esto dice el Señor Dios: Voy a recoger a los israelitas de entre las naciones por las que han vagado, los reuniré de los países limítrofes y los traeré a su tierra. 22 Los convertiré en una nación en el país, en los montes de Israel, y seré para todos un rey único; no volverán a ser dos naciones ni se escindirán de nuevo en dos reinos. 23 No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus imágenes y sus crímenes; los pondré a salvo de las infidelidades que cometieron y los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24 Mi siervo David será su rey: será un único pastor para todos ellos; se conducirán según mis leyes y respetarán y cumplirán mis normas. 25 Se instalarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, donde estuvieron instalados vuestros antepasados; en ella vivirán siempre ellos, sus hijos y sus nietos, y mi siervo David será su príncipe para siempre. 26 Haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna, y haré que se multipliquen. Pondré mi santuario en medio de ellos para siempre; 27 mi morada estará junto a ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Las naciones reconocerán que yo soy el Señor, que santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.
Oráculos contra Gog, rey de Magog
38 El Señor me dirigió la palabra:
2 — Hijo de hombre, ponte mirando hacia Gog, del país de Magog, príncipe supremo de Mésec y Túbal, y profetiza contra él. 3 Le dirás: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Túbal. 4 Te haré dar la vuelta, sujetaré tus fauces con garfios y te haré salir con tu ejército, caballos y jinetes, equipados con sus pertrechos, una gran muchedumbre con adargas y escudos, todos diestros con la espada. 5 Los acompañan Persia, Cus y Put, todos pertrechados de escudo y casco. 6 Contigo están Gómer y todas sus tropas, Bet Togarmá, del extremo norte, y todas sus tropas; en fin, pueblos numerosos. 7 Prepárate sin falta, tú y toda la muchedumbre unida a ti, y ponte a mi servicio. 8 Al cabo de mucho tiempo recibirás órdenes; después de muchos años atacarás el país que escapó a la espada, cuyos habitantes fueron reunidos, de entre pueblos numerosos, en los montes de Israel, que tanto tiempo habían estado en ruinas. Desde que la gente fue sacada de entre esos pueblos, viven todos tranquilos. 9 Subirás como un huracán, llegarás como un nubarrón para cubrir todo el país, tú y todas tus tropas, pueblos numerosos.
10 Esto dice el Señor Dios: Aquel día te vendrán a la mente ciertos proyectos y concebirás un plan perverso. 11 Pensarás: “Voy a atacar un país lleno de brechas, a gente confiada que vive en ciudades sin murallas, cerrojos ni puertas. 12 Me dedicaré al pillaje y al saqueo, hurgando entre ruinas repobladas, actuando contra un pueblo reunido de entre las naciones, que ha adquirido ganado y otras propiedades, y que habita en el ombligo del mundo”. 13 Sabá, Dedán, los mercaderes de Tarsis y todos sus comerciantes te preguntarán: “¿Has venido para dedicarte al pillaje? ¿Has reunido a tu ejército para saquear, para llevarte la plata y el oro, para robar el ganado y el resto de las propiedades; en suma, para llevarte con un botín incalculable?”. 14 Por eso, profetiza, hijo de hombre. Comunica lo siguiente a Gog: Esto dice el Señor Dios: Aquel día, cuando mi pueblo Israel se establezca confiado, seguro que te enterarás 15 y llegarás desde tu tierra, del extremo norte, acompañado de pueblos numerosos, todos montados a caballo: una enorme muchedumbre, un ejército inmenso. 16 Atacarás a mi pueblo Israel, desplegándote como un nubarrón para cubrir el país. Sucederá que al final de los días te convocaré contra mi tierra para que otras naciones me reconozcan al ver que me sirvo de ti, Gog, para manifestar mi santidad.
17 Esto dice el Señor Dios: ¿No eres tú aquel de quien hablé antiguamente a través de mis siervos, los profetas de Israel, que en aquellos días profetizaron que yo te traería para atacarlos? 18 Aquel día, cuando Gog llegue para atacar la tierra de Israel —oráculo del Señor Dios—, se excitarán mi furor, mi cólera 19 y mi pasión. Afirmo, enardecido por la ira, que aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel. 20 Mi presencia hará temblar a los peces del mar, a las aves del cielo, a las fieras del campo, a todos los animales que reptan y a todos los habitantes de la tierra. Los montes se derrumbarán, se desplomarán las rocas y las murallas caerán por tierra. 21 Convocaré contra Gog toda clase de terrores —oráculo del Señor Dios—; cada cual volverá la espada contra su compañero. 22 Mi pleito con él acabará en peste y sangre; desencadenaré sobre él lluvias torrenciales, granizo, fuego y azufre; y sufrirán las consecuencias sus tropas y los numerosos pueblos aliados con él. 23 Así me revelaré en mi grandeza y mi santidad, numerosas naciones percibirán mi presencia y reconocerán que yo soy el Señor.
39 En cuanto a ti, hijo de hombre, profetiza contra Gog. Le dirás:
— Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Túbal. 2 Te haré dar la vuelta, te guiaré y te haré subir del extremo norte para que ataques los montes de Israel. 3 Pero romperé el arco que empuñas con la mano izquierda y haré que caigan al suelo las flechas que sujetas con la derecha. 4 Caerás en los montes de Israel junto con tus tropas y los pueblos aliados; te entregaré como alimento a toda clase de aves carroñeras y a las bestias del campo. 5 Quedarás tendido en el campo, yo soy quien lo digo —oráculo del Señor Dios—. 6 Lanzaré fuego contra Magog y los confiados habitantes de las costas, y reconocerán que yo soy el Señor. 7 Daré a conocer mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel y no permitiré que vuelva a ser profanado, y las naciones tendrán que reconocer que yo soy el Señor, el santo en Israel. 8 Ya está llegando todo esto y va a realizarse —oráculo del Señor Dios— el día que yo predije. 9 Los habitantes de las ciudades de Israel saldrán y prenderán fuego a las armas: escudos y adargas, arcos y flechas, mazas y lanzas; y harán fuego con ellas durante siete años. 10 No necesitarán traer leña del campo ni hacer talas en los bosques, pues harán fuego con las armas. Saquearán a sus saqueadores y harán pillaje entre sus depredadores —oráculo del Señor Dios—.
11 Aquel día proporcionaré a Gog una tumba allí, en Israel, en el valle de Abarín (al este del Mar Muerto), que quedará inutilizable cuando Gog y su ejército sean enterrados allí. Lo llamarán valle del Ejército de Gog. 12 La comunidad de Israel tardará siete meses en enterrarlos, para poder purificar el país. 13 Toda la gente del país tomará parte en el enterramiento, y redundará en su honor el día en que yo aparezca en mi gloria —oráculo del Señor Dios—. 14 Elegirán a un grupo de personas dedicadas exclusivamente a recorrer el país y a enterrar a los que hayan quedado esparcidos por el suelo, para purificarlo. Comenzarán la búsqueda al cabo de siete meses. 15 Cuando el grupo elegido recorra el país, si alguien ve huesos humanos, pondrá una señal junto a ellos para que los sepultureros los entierren en el valle del ejército de Gog 16 y así purifiquen el país. También una ciudad recibirá el nombre de Hamoná.
17 En cuanto a ti, hijo de hombre, esto dice el Señor Dios: Di a las aves de todas las clases y a todas las bestias del campo: reúnanse, vengan, júntense de los alrededores y participen en el sacrificio de proporciones gigantescas que voy a ofrecerles en los montes de Israel: comerán carne y beberán sangre. 18 Comerán carne de militares y beberán sangre de los príncipes de la tierra: todos son carneros, corderos, machos cabríos y rollizos toros de Basán. 19 Comerán grasa hasta hartarse; beberán sangre hasta emborracharse cuando participen en el sacrificio que voy a ofrecerles. 20 Se hartarán en mi mesa de caballos, jinetes, oficiales y soldados. —Oráculo del Señor Dios—.
Conclusión
21 Manifestaré mi gloria entre las naciones; todas las naciones serán testigos del juicio que voy a celebrar, cuando descargue mi mano sobre ellos. 22 Y, a partir de aquel día, Israel reconocerá que yo soy el Señor su Dios. 23 Y las naciones reconocerán que Israel padeció el destierro a causa de sus pecados, pues me fueron infieles. Tuve que privarlos de mi presencia y los entregué en manos de sus enemigos: todos cayeron víctimas de la espada. 24 Los traté como merecían su conducta inmoral y sus rebeldías: tuve que privarlos de mi presencia. 25 Por eso, así dice el Señor Dios: Ahora cambiaré la suerte de Jacob, me compadeceré de toda la comunidad de Israel y defenderé con pasión mi santo nombre. 26 Una vez que se instalen en su tierra y vivan tranquilos sin que nadie los inquiete, se tomarán en serio la deshonra que tuvieron que padecer y la infidelidad que me demostraron. 27 Cuando los haga volver de entre los pueblos y los reúna de los países de sus enemigos, pondré de manifiesto mi santidad por medio de ellos, a la vista de numerosas naciones. 28 Y reconocerán que yo soy el Señor su Dios cuando, tras haberlos desterrado entre las naciones, los reúna en su tierra sin que falte ninguno de ellos. 29 Y ya no los privaré de mi presencia, una vez que derrame mi espíritu sobre Israel. —Oráculo del Señor Dios—.
IV.— EL NUEVO TEMPLO Y LA NUEVA CIUDAD DEL SEÑOR (40—48)
Plano ideal del nuevo Templo
40 El año vigésimo quinto de nuestra deportación, al comienzo del año, el día diez del mes, el año décimo cuarto después de que la ciudad fuese destruida, ese mismo día sentí sobre mí la mano del Señor, que me condujo allá. 2 Por medio de una visión divina me transportó a la tierra de Israel y me dejó en un monte altísimo, sobre el que había unas construcciones que parecían una ciudad, orientada hacia el sur. 3 Cuando me llevó allá, vi un hombre que parecía ser de bronce. Llevaba en su mano una cuerda de lino y una vara para medir; estaba de pie junto a la puerta. 4 El hombre me dirigió la palabra:
— Hijo de hombre, observa bien, escucha con atención y pon interés en todo lo que te voy a mostrar, pues te he hecho venir aquí para mostrarte algo; luego transmite a los israelitas todo lo que veas.
5 Vi un muro que señalaba el perímetro exterior del Templo. La vara de medir que tenía el hombre en la mano tenía una longitud de tres metros; con ella midió la construcción: tres metros de ancho y otros tres de alto. 6 Se dirigió luego al pórtico oriental, subió los escalones y midió el umbral del pórtico: tres metros de ancho. 7 Luego las alcobas, cada una de las cuales medía tres metros de largo por tres de ancho; la distancia entre alcoba y alcoba era de dos metros y medio; y el umbral del pórtico que estaba junto al vestíbulo interior medía tres metros. 8 Después midió el vestíbulo del pórtico por la parte interior: 9 tenía cuatro metros de profundidad, y sus pilastras medían un metro de espesor. 10 Había tres alcobas a cada lado del pórtico que daba al este. Las alcobas tenían las mismas dimensiones, así como las pilastras situadas a cada lado del pasillo.
11 Después midió la anchura del vano del pórtico, que resultó ser de cinco metros; el pórtico medía seis metros y medio de largo. 12 En la parte frontal de las alcobas había parapetos que medían medio metro por cada lado; y las alcobas tenían tres metros por cada lado. 13 Midió también la estructura del pórtico, desde el fondo de una alcoba hasta el fondo de la otra: y había doce metros y medio. 14 Midió después el vestíbulo, que tenía diez metros; el atrio rodeaba por todas partes al pórtico. 15 Desde la parte frontal del pórtico, justo a la entrada, hasta la parte frontal del vestíbulo en su parte interior había veinticinco metros. 16 Las alcobas tenían ventanas enrejadas todo alrededor del pórtico, por la parte interior; también el vestíbulo tenía ventanas todo alrededor, por la parte interior. Las pilastras del pórtico tenían palmeras esculpidas.
17 A continuación me condujo al atrio exterior, en el que pude ver habitaciones y un enlosado construido en torno al atrio; en frente del enlosado había treinta habitaciones. 18 El enlosado, es decir, el enlosado inferior, lindaba con los pórticos, y su anchura era la misma que la longitud de estos. 19 Después midió la distancia que había desde el frontal interior del pórtico inferior hasta el frontal exterior del pórtico interior, y resultó ser de cincuenta metros. 20 A continuación midió la longitud y la anchura del pórtico septentrional del atrio exterior. 21 Todas sus alcobas (tres a cada lado), pilastras y vestíbulo tenían las mismas dimensiones que las del primer pórtico: veinticinco metros de largo por doce y medio de ancho. 22 Las ventanas del vestíbulo y las palmeras ornamentales eran iguales que las del pórtico oriental. Conducía a él una escalinata de siete peldaños, y el vestíbulo estaba al fondo. 23 Lo mismo que en el pórtico oriental, había un pórtico que conducía al atrio interior. Midió entonces la distancia entre los dos pórticos y resultó ser de cincuenta metros.
24 Después me condujo en dirección sur, y pude ver el pórtico meridional. Entonces midió sus pilastras y su vestíbulo, y las dimensiones eran las mismas que las del primer pórtico. 25 Tanto el pórtico como su vestíbulo tenían ventanas alrededor, por la parte interior, lo mismo que en los otros pórticos. El pórtico medía veinticinco metros de largo por veinticinco de ancho. 26 Tenía una escalinata de siete peldaños, y su vestíbulo estaba al fondo. Tenía también palmeras esculpidas en sus pilastras, una a cada lado. 27 El atrio interior tenía un pórtico orientado hacia el sur; cuando midió la distancia que había entre los pórticos meridionales, resultó ser de cincuenta metros. 28 Después me condujo al atrio interior, a través del pórtico meridional, y midió el pórtico, que tenía las mismas dimensiones que los demás. 29 Sus alcobas, pilastras y vestíbulo medían lo mismo que las del primer pórtico. Al igual que su vestíbulo, tenía ventanas alrededor. Medía veinticinco metros de largo por doce y medio de ancho. 30 El perímetro del vestíbulo era de doce metros y medio de largo por dos y medio de ancho. 31 Su vestíbulo daba al atrio exterior, y llevaba esculpidas tres palmeras en sus pilastras; su escalinata tenía ocho peldaños.
32 Después me condujo en dirección este, al atrio interior, y midió el llamado pórtico oriental. Tenía las mismas dimensiones que los demás. 33 Sus alcobas, pilastras y vestíbulo tenían las mismas medidas que los anteriores. Tanto el pórtico como su vestíbulo tenían ventanas alrededor. Medía veinticinco metros de largo por doce y medio de ancho. 34 Su vestíbulo daba al atrio exterior, y llevaba esculpidas palmeras a cada lado. Su escalinata tenía ocho peldaños.
35 Después me condujo al pórtico septentrional y lo midió. Se encontraron las mismas dimensiones que las anteriores, tanto para el pórtico 36 como para sus alcobas, pilastras y vestíbulo. Alrededor de él había ventanas. Medía veinticinco metros de largo por doce y medio de ancho. 37 Su vestíbulo daba al atrio exterior y llevaba esculpidas palmeras a cada lado. Su escalinata tenía ocho peldaños. 38 Con el vestíbulo del pórtico comunicaba una sala, donde se lavaban las víctimas de los holocaustos. 39 En el propio vestíbulo había unas mesas, dos a cada lado. Eran usadas para degollar a las víctimas de los holocaustos y de los sacrificios expiatorios y penitenciales. 40 En la parte de fuera, en dirección al pórtico septentrional, había dos mesas; otras dos estaban colocadas al otro lado, en dirección al vestíbulo del pórtico. 41 Había, pues, cuatro mesas en la parte interior del pórtico y otras cuatro fuera: un total de ocho mesas dedicadas a los sacrificios. 42 Las cuatro mesas destinadas a las víctimas de los holocaustos estaban construidas con piedras labradas; medían tres cuartos de metro de largo y de ancho, por medio metro de alto. 43 Las repisas que estaban empotradas en las murallas medían un palmo de ancho; 42b en ellas se colocaban los instrumentos utilizados para degollar las víctimas de los holocaustos y de las ofrendas sacrificiales. 43b La carne de las ofrendas debía ser colocada sobre las mesas. 44 Fuera del pórtico interior había dos salas, en el atrio interior: una daba al sur y la otra, al lado del pórtico meridional, estaba orientada al norte. 45 Entonces me dijo:
— Esta sala orientada al sur está destinada a los sacerdotes responsables del servicio del Templo, 46 mientras que la sala que da al norte está destinada a los sacerdotes responsables del servicio del altar. Estos últimos son los sadoquitas, descendientes de Leví, que pueden acercarse al Señor para servirlo. 47 Después midió el atrio central: era cuadrado, de cincuenta metros de lado; el altar estaba delante del Templo. 48 Después me condujo al vestíbulo del Templo y midió sus pilastras: dos metros y medio por cada lado. El pórtico medía siete metros de ancho, y sus paredes laterales metro y medio. 49 El vestíbulo tenía diez metros de ancho por doce de largo. Se ascendía a él por diez peldaños, y tenía una columna junto a cada una de las pilastras.
41 Después me introdujo en la nave del Templo y midió las pilastras: cada una medía tres metros de espesor. 2 La entrada era de cinco metros de ancho, y cada una de las paredes laterales de la entrada medía dos metros y medio. Después midió su longitud: veinte metros, y su anchura: diez metros. 3 Después penetró en el interior y midió las pilastras de la entrada: cada una medía un metro de espesor, mientras que la propia entrada tenía tres metros de ancho. Cada una de las paredes laterales próximas a la entrada medía tres metros y medio de ancho. 4 A continuación midió su longitud y su anchura; eran iguales: diez metros. Después me dijo:
— Este es el lugar santísimo.
5 Midió el muro del Templo, que resultó ser de tres metros de espesor. La anchura del pasillo anejo que rodeaba el Templo era de dos metros. 6 Las habitaciones anejas formaban una pieza de tres pisos, con treinta habitaciones cada uno. En el muro del Templo había unos salientes destinados a estribar las habitaciones anejas que lo rodeaban; de ese modo estas no penetraban en el muro del Templo. 7 Conforme se subía, las habitaciones anejas se iban ensanchando. El ensanchamiento se lograba ganando espacio al muro. En consecuencia, el Templo se iba ensanchando de abajo arriba. Desde el piso inferior se podía subir al intermedio y al superior. 8 El Templo estaba rodeado por una especie de talud, una construcción elevada que servía de base a las habitaciones anejas; medía tres metros. 9 El espesor del muro exterior del pasillo anejo era de dos metros y medio. Quedaba un solar entre las habitaciones anejas al Templo 10 y el resto de las habitaciones: rodeaba el Templo y medía diez metros de ancho. 11 El pasillo tenía puertas que daban al solar: una orientada al norte y otra al sur. El muro que rodeaba el solar medía dos metros y medio de espesor. 12 El edificio que bordeaba el patio por la parte occidental medía treinta y cinco metros y medio de ancho; estaba rodeado por un muro de dos metros y medio de espesor y cuarenta y cinco metros de longitud. 13 Después midió el Templo, que tenía cincuenta metros de largo, y el edificio con sus muros más el patio, que midió cincuenta metros. 14 La anchura de la fachada del Templo más el patio oriental era de cincuenta metros. 15 Después midió la longitud del edificio a lo largo del patio que tenía detrás: cincuenta metros.
La parte interior de la nave del Templo y su atrio exterior 16 estaban revestidos de paneles de madera. Las ventanas enrejadas y las galerías de los tres lados estaban guarnecidas de madera todo alrededor, excepto los alféizares. Desde el suelo hasta las ventanas había también un revestimiento, 17 hasta el paño que carga sobre la puerta. Dentro del Templo y por la parte exterior, cubriendo todo el muro por fuera y por dentro, 18 había representados querubines y palmeras, alternándose unos y otras. Cada querubín tenía dos caras, 19 una humana y otra de león, que miraban en direcciones opuestas, hacia las palmeras que tenía a ambos lados. El Templo ofrecía este tipo de ornamentación en todos sus muros: 20 estaban cubiertos de querubines y palmeras, desde el suelo hasta la parte superior de la puerta. La puerta de la nave del Templo 21 tenía jambas cuadradas.
Delante del santuario había un objeto que parecía 22 un altar de madera; medía metro y medio de alto, uno de largo y otro de ancho. Tenía ángulos salientes, y su base y lados eran de madera. Entonces me dijo:
— Esta es la mesa que está en presencia del Señor.
23 La nave del Templo tenía una puerta doble; también el santuario 24 tenía una puerta doble. Cada puerta doble tenía hojas que se abrían a derecha y a izquierda, dos hojas por cada puerta. 25 Sobre las puertas de la nave había reproducciones de querubines y palmeras, iguales que las de los muros. En la fachada del vestíbulo, por el exterior, había una barandilla de madera. 26 A ambos lados del vestíbulo había ventanas enrejadas y palmeras. También las habitaciones anejas tenían barandillas.
Dependencias del Templo
42 Después me sacó de allí y me condujo en dirección norte, al atrio exterior. Me llevó a un conjunto de habitaciones situadas frente al patio y frente al edificio, por el norte. 2 Medía cincuenta metros de largo por la parte norte y tenía veinticinco metros de ancho 3 y constituía una construcción de tres galerías superpuestas que se levantaba entre el atrio interior de diez metros y el enlosado que forma parte del atrio. 4 Frente a las habitaciones había un corredor de cinco metros de ancho, que daba acceso al interior, y un muro de medio metro de espesor; sus puertas daban al norte. 5 Las habitaciones superiores no tenían la anchura normal, pues las galerías de los pisos bajo e intermedio les robaban espacio. 6 Ello se debía a que las habitaciones estaban construidas en tres alturas y, en vez de tener columnas como las demás que había en los atrios, se iban estrechando desde la base del edificio en relación con los pisos bajo e intermedio. 7 El muro exterior discurría paralelo a las habitaciones; iba en dirección al atrio exterior y medía veinticinco metros de largo, 8 pues esa era la longitud del conjunto de habitaciones que daban al atrio exterior, si bien las que miraban a la nave del Templo medían cincuenta metros. 9 En la parte baja de estas habitaciones había una entrada por el lado oriental, que daba acceso desde el atrio exterior, 10 en el arranque del muro del atrio.
En dirección sur, a lo largo del patio y del edificio, había otras habitaciones, 11 y un corredor frente a ellas. Tenían el mismo aspecto que las habitaciones de la parte norte: idéntica longitud, anchura, salidas, adornos y puertas. 12 Al final de un corredor, junto al muro de protección, había una entrada que daba acceso a ellas. 13 A continuación me dijo:
— Las habitaciones del norte y del sur, que están junto al patio, son las habitaciones sagradas donde comen las ofrendas consagradas los sacerdotes que pueden acercarse al Señor. Allí han de poner también las ofrendas consagradas: ofrendas de cereales, ofrendas expiatorias y penitenciales, pues el lugar es sagrado. 14 Una vez que los sacerdotes entran en el santuario, no pueden salir al atrio exterior sin antes quitarse las vestiduras litúrgicas, pues son sagradas. Tendrán que ponerse otra ropa antes de acercarse a un lugar público.
Medidas del atrio
15 Cuando acabó de medir el interior del Templo, me sacó por el pórtico oriental y midió su perímetro. 16 Utilizó la vara para medir el lado oriental, cuya longitud resultó ser de doscientos cincuenta metros. 17 Después cambió de dirección y midió el lado norte: también doscientos cincuenta metros. 18 A continuación se dirigió al lado sur, que medía asimismo doscientos cincuenta metros. 19 Finalmente tomó las medidas del lado occidental: doscientos cincuenta metros. 20 Lo midió por los cuatro lados: el muro que lo rodeaba tenía doscientos cincuenta metros de largo por otros tantos de ancho. Tenía como finalidad separar el espacio sagrado del espacio profano.
Vuelve la gloria del Señor
43 Después me condujo al pórtico oriental. 2 En aquel momento la gloria del Dios de Israel llegaba por el este: oí un ruido, como el estruendo de aguas caudalosas, y su gloria llenó de resplandor la tierra. 3 La visión se parecía a la que tuve cuando el Señor vino a destruir la ciudad y a la que había presenciado a orillas del río Quebar. Entonces caí rostro en tierra, 4 al tiempo que la gloria del Señor llegaba al Templo en dirección al pórtico oriental. 5 El espíritu me puso en pie y me llevó al atrio interior mientras la gloria del Señor llenó el Templo. 6 Oí entonces que alguien me hablaba desde el interior del Templo, y advertí que junto a mí había un hombre. 7 Me dijo:
— Hijo de hombre, este es el lugar donde se asienta mi trono, el estrado de mis pies, donde voy a habitar para siempre en medio de los israelitas. Ni los israelitas ni sus reyes volverán a profanar mi nombre santo con su conducta inmoral y con los mausoleos que erigen tras la muerte de sus reyes. 8 Cuando pusieron su umbral junto al mío y sus jambas junto a la mía, de modo que sólo había una pared que nos separase, profanaron mi santo nombre con sus abominaciones, y entonces los consumí con mi cólera. 9 De ahora en adelante alejarán de mí su conducta inmoral y sus mausoleos reales, y habitaré en medio de ellos para siempre. 10 En cuanto a ti, hijo de hombre, describe este Templo a los israelitas, para que se avergüencen de sus pecados. Cuando observen sus medidas y estructura, 11 se avergonzarán de todo lo que han hecho. Infórmales del plano y la estructura del Templo, de sus salidas y entradas, y de todas las instrucciones y disposiciones sobre él. Dibújalo ante ellos para que puedan respetar todas las instrucciones y disposiciones, y las cumplan. 12 Esta es la ley relativa al Templo situado en la cumbre de la montaña: todo el territorio que lo rodea es especialmente santo.
El altar y su servicio
13 Estas eran las medidas del altar: el foso que lo rodeaba tenía medio metro de hondo y otro tanto de ancho, mientras que el reborde que rodeaba la orilla era de un palmo. La base del altar, que sobresalía, estaba construida de la siguiente manera: 14 la distancia que iba desde el foso, a la altura del suelo, hasta el borde de la base inferior era de un metro, y la anchura del borde era de medio metro. Desde el borde de la base pequeña hasta el de la grande había una distancia de dos metros y una anchura de medio metro. 15 El hogar de la cremación tenía dos metros de altura, y desde él salían cuatro cuernos. 16 El hogar medía seis metros de largo por seis de ancho, es decir, un cuadrado perfecto. 17 La base tenía siete metros de largo por siete de ancho, es decir, un cuadrado perfecto. El reborde que lo rodeaba medía un cuarto de metro de ancho, mientras que el mencionado foso se extendía medio metro todo alrededor. Sus escalones estaban orientados al norte. 18 Después me dijo:
— Hijo de hombre, esto dice el Señor Dios: Estas son las normas relativas al altar, según las cuales deberá ser construido para ofrecer en él holocaustos y asperjarlo con sangre. 19 A los sacerdotes levitas de la estirpe de Sadoc, que tienen acceso a mi servicio —oráculo del Señor Dios—, les proporcionarás un novillo para que lo ofrezcan como sacrificio expiatorio. 20 Con parte de su sangre rociarás los cuatro salientes del altar, los cuatro ángulos de la base y el borde en todo su perímetro. Así lo purificarás y harás expiación por él. 21 Tomarás después el toro elegido para el sacrificio expiatorio y lo dejarás quemar fuera del santuario, en el lugar designado en el recinto del Templo. 22 Al día siguiente ofrecerás un cabrito sin defecto como sacrificio por el pecado y para purificar el altar; seguirás el mismo rito que con el novillo. 23 Cuando hayas acabado el rito de expiación, ofrecerás un novillo y un carnero, ambos sin defecto. 24 Los ofrecerás en presencia del Señor; los sacerdotes les echarán sal y los ofrecerán como holocausto al Señor. 25 Durante siete días ofrecerás diariamente un cabrito como ofrenda expiatoria; ofrecerán también un novillo y un carnero, ambos sin defecto. 26 Durante siete días expiarán y purificarán el altar, y así lo consagrarán. 27 Después de este período, a partir del día octavo, los sacerdotes ofrecerán sobre el altar los holocaustos y sacrificios de acción de gracias de ustedes, y yo los aceptaré gustoso —oráculo del Señor Dios—.
Servicio del pórtico oriental
44 Me hizo volver al pórtico exterior del santuario, el que está orientado hacia el este, pero estaba cerrado. 2 Entonces me dijo:
— Este pórtico permanecerá cerrado; nadie lo abrirá ni entrará por él, pues el Señor, Dios de Israel, ha entrado por él y debe permanecer cerrado. 3 Sólo el príncipe podrá sentarse en él para comer en presencia del Señor. Entrará por el vestíbulo del pórtico y saldrá por el mismo sitio.
Condiciones de admisión en el Templo
4 Después me llevó hacia el pórtico septentrional, frente al Templo. Me fijé y, al ver que la gloria del Señor llenaba el Templo, caí rostro en tierra. 5 Entonces me dijo:
— Hijo de hombre, pon interés, observa bien y escucha con atención todo lo que voy a decirte sobre todas las normas y disposiciones relativas al Templo. Fíjate bien en quiénes tienen acceso al Templo y en quiénes son excluidos del santuario. 6 Di a esos israelitas rebeldes: Esto dice el Señor Dios: ¿No tienen bastante con las abominaciones que han cometido, pueblo de Israel? 7 Han permitido que extranjeros incircuncisos de corazón y de cuerpo entren en mi santuario para profanarlo cuando me ofrecen pan, grasa y sangre. Ustedes han roto mi alianza con esas prácticas abominables 8 y han desatendido el servicio a mis cosas santas, cediéndoles a ellos el servicio que se me debe en el santuario. 9 Esto dice el Señor Dios: Ningún extranjero incircunciso de corazón y de cuerpo entrará en mi santuario, ningún extranjero que habite entre los israelitas.
Funciones de los levitas
10 Los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarrió abandonándome y yendo detrás de sus ídolos cargarán con su culpa. 11 Serán los responsables del servicio de seguridad en mi santuario, vigilando las puertas, y desempeñarán otras funciones en el área del Templo. Serán los encargados de degollar las víctimas de los holocaustos y las sacrificadas en favor del pueblo, a cuya disposición estarán para servirlo. 12 Por haber dado culto a los ídolos, siendo ocasión de pecado para la comunidad israelita, juro solemnemente —oráculo del Señor Dios— que tendrán que cargar con su culpa. 13 No se acercarán a mí para oficiar como sacerdotes ni tocarán nada que yo considere santo o santísimo. Tienen que soportar la vergüenza que merecen y las consecuencias de las abominaciones que cometieron. 14 Los responsabilizaré de las tareas del área del Templo y de todos los trabajos que haya que hacer en él.
Funciones de los sacerdotes
15 Los sacerdotes levitas de la estirpe de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaron, podrán acercarse a mí para servirme; estarán en mi presencia para ofrecerme grasa y sangre —oráculo del Señor Dios—. 16 Entrarán en mi santuario, se acercarán a mi mesa para servirme y cumplirán con sus deberes. 17 Cuando entren por los pórticos del atrio interior vestirán ropa de lino y no se pondrán vestidos de lana cuando oficien en los pórticos del atrio interior o más adentro. 18 Llevarán en sus cabezas turbantes de lino y se pondrán calzones de lino; no vestirán ropa que les haga sudar. 19 Cuando salgan al atrio exterior, donde está la gente, se quitarán la ropa que llevaban durante el servicio litúrgico y la dejarán en las habitaciones del santuario; se pondrán otra ropa, y así no transmitirán a la gente la santidad de la ropa litúrgica. 20 No se afeitarán la cabeza, pero tampoco se dejarán melena; llevarán el pelo muy corto. 21 Ningún sacerdote beberá vino cuando penetre en el atrio interior. 22 No se casarán con viudas o divorciadas, sino sólo con vírgenes de estirpe israelita; podrán, sin embargo, casarse con viudas de sacerdotes. 23 Enseñarán a mi pueblo la diferencia que existe entre lo sagrado y lo profano, y los instruirán en la distinción entre lo puro y lo impuro. 24 Cuando haya un pleito, presidirán el juicio y decidirán de acuerdo con mis disposiciones. En todas las fiestas dedicadas a mí aplicarán mis leyes y mis normas; santificarán mis sábados. 25 No se acercarán a un cadáver para no contaminarse, a no ser que se trate del padre o de la madre, de un hijo o de una hija, o de una hermana soltera. 26 Después de la purificación deberán dejar pasar siete días. 27 El día en que vuelvan al santuario y entren en el atrio interior para desempeñar su tarea, ofrecerán un sacrificio de expiación por ellos mismos —oráculo del Señor Dios—. 28 No tendrán heredad alguna: yo seré su heredad. No se les dará en Israel propiedad alguna: yo seré su propiedad. 29 Se alimentarán de las ofrendas de cereales y de las víctimas de los sacrificios expiatorios y penitenciales; a ellos les pertenece también todo lo consagrado al exterminio en Israel. 30 Los sacerdotes podrán disponer de lo mejor de las primicias y de todas las ofrendas de ustedes. Al sacerdote le darán lo mejor de sus hornadas, para que la casa de ustedes se llene de bendiciones. 31 Los sacerdotes no podrán comer cadáveres o cuerpos destrozados de aves o de animales.
Reparto de la tierra. La parte del Señor
45 Cuando echen a suertes el reparto de la tierra, reservarán como ofrenda al Señor un terreno sagrado de doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. Será sagrado en toda su extensión. 2 De él se tomará para el santuario un cuadrado de doscientos cincuenta metros de lado, rodeado de una zona libre de veinticinco metros de ancho. 3 De todo el terreno acotaréis también un espacio de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho; allí se construirá el santuario, el lugar santísimo. 4 Será el terreno sagrado del país, destinado a los sacerdotes que ofician en el santuario y que se acercan al Señor para servirle. Les servirá para construir sus viviendas y de pasto para el ganado. 5 Los levitas que sirven en el Templo tendrán reservado un terreno de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, para que tengan una propiedad donde habitar. 6 Como área urbana fijarán un terreno de dos mil quinientos metros de ancho por doce mil quinientos de largo, junto a la parte reservada al santuario. Será propiedad de toda la comunidad de Israel.
La parte del príncipe
7 Al príncipe se le asignarán territorios a ambos lados del terreno reservado al santuario y al área urbana; ocuparán el espacio que discurre a lo largo de la linde del terreno reservado al santuario y del reservado al área urbana, y llegarán hasta el mar por occidente y hasta la frontera por oriente. Desde la frontera marítima a la frontera oriental habrá una longitud igual a cada una de las partes sorteadas para las tribus. 8 Esta será su propiedad en Israel y así mis príncipes no volverán a oprimir a mi pueblo; a los israelitas, por tribus, se les asignará el resto de la tierra. 9 Esto dice el Señor Dios: ¡Ya está bien, príncipes de Israel! ¡Ya está bien de violencia y rapiña! Practiquen el derecho y la justicia, dejen ya de expropiar a mi pueblo —oráculo del Señor Dios—. 10 Ocúpense de que las balanzas no estén trucadas y de que las pesas y las medidas sean las correctas. 11 La medida base será igual para líquidos y sólidos, a saber, de una capacidad de veintidós litros. 12 En cuanto al siclo equivaldrá a veinte gueras; veinte siclos más veinticinco siclos, más quince siclos equivaldrán a una mina.
Ofrendas y sacrificios para el culto
13 Esta será la ofrenda que harán: por cada doscientos kilos de trigo o de cebada, ofrecerán tres kilos y medio. 14 En cuanto a la cosecha de aceite, esta será la norma: por cada doscientos veinte litros, ofrecerán dos litros y cuarto de aceite. 15 Y por cada rebaño de doscientas cabezas que pasten en los prados de Israel se reservará una oveja para hacer ofrendas, holocaustos y sacrificios de comunión, que les sirvan de expiación. 16 Toda la población presentará esta ofrenda a favor del príncipe de Israel. 17 El príncipe será responsable de los holocaustos, las ofrendas de cereales y las libaciones en las fiestas, novilunios y sábados, así como en todas las solemnidades que celebren los israelitas; también él ofrecerá el sacrificio expiatorio, la ofrenda de cereales, el holocausto y los sacrificios de comunión, que servirán para expiar los pecados de Israel.
Sacrificios y fiestas específicos
18 Esto dice el Señor Dios: El día uno del primer mes tomarás un novillo sin defecto y lo sacrificarás para purificar el santuario. 19 El sacerdote tomará parte de la sangre de la víctima y untará con ella las jambas del Templo, los cuatro ángulos del zócalo del altar y las jambas del pórtico del atrio interior. 20 Lo mismo harás el día siete de cada mes por quien haya pecado por inadvertencia o irreflexión, y así harán la expiación del Templo. 21 El día catorce del primer mes celebrarán la fiesta de la Pascua; durante siete días comerán pan sin levadura. 22 Ese día el príncipe ofrecerá por él y por toda la gente del pueblo un novillo como sacrificio expiatorio. 23 Durante los siete días de la fiesta ofrecerá diariamente como holocausto al Señor siete novillos y siete carneros sin defecto, y un macho cabrío diario como víctima expiatoria. 24 Como oblación de cereales ofrecerá veintidós kilos de cereal por cada novillo y otro tanto por cada carnero, más cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 25 El día quince del séptimo mes, con ocasión del comienzo de la fiesta, ofrecerá lo mismo durante siete días: sacrificio expiatorio, holocausto, oblación de cereales y aceite.
Disposiciones anejas
46 Esto dice el Señor Dios: El pórtico del atrio interior orientado hacia el este permanecerá cerrado los seis días laborables; se abrirá el sábado y el día de novilunio. 2 Cuando el príncipe entre en el vestíbulo del pórtico, se parará en el umbral y los sacerdotes ofrecerán su holocausto y sus sacrificios de comunión; él se postrará en el zaguán del pórtico y después saldrá. El pórtico no se cerrará hasta la tarde. 3 La gente del pueblo se postrará a la entrada de este pórtico, en la presencia del Señor, los sábados y novilunios. 4 El holocausto que ofrezca el príncipe al Señor el sábado será de seis corderos y un carnero, todos sin defecto; 5 como oblación de cereales, ofrecerá veintidós kilos de cereal por el carnero, y por los corderos lo que buenamente pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 6 El día de novilunio las víctimas serán un novillo, seis corderos y un carnero, todos sin defecto. 7 Como oblación de cereales, ofrecerá veintidós kilos de cereal por el novillo y otro tanto por el carnero, y por los corderos lo que buenamente pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 8 Cuando el príncipe entre, lo hará por el vestíbulo del pórtico, y por él saldrá.
9 Cuando la gente del pueblo se presente ante el Señor con ocasión de las festividades, el que entre por el pórtico septentrional para adorar saldrá por el pórtico meridional, y el que entre por el pórtico meridional saldrá por el pórtico septentrional; no saldrá por el pórtico por el que entró, sino por el de enfrente. 10 El príncipe que acompañe a la gente entrará con ellos y saldrá con ellos. 11 En las fiestas y solemnidades, la ofrenda de cereales será de veintidós kilos de cereal para el novillo y otro tanto para el carnero; para los corderos lo que buenamente se pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 12 Cuando el príncipe haga una ofrenda voluntaria al Señor, sea holocausto o sacrificio de comunión, se le abrirá el pórtico que da al oriente para que pueda ofrecer su holocausto o sacrificio de comunión, como hace los sábados. Después de salir, se cerrará el pórtico.
13 Ofrecerás diariamente al Señor, como holocausto, un cordero añal sin defecto. Lo ofrecerás cada mañana. 14 Ofrecerás junto con él, cada mañana, como oblación de cereales, unos cuatro kilos de cereal y un litro de aceite para amasar con él la harina. Esta oblación de cereales al Señor será una de las normas permanentes. 15 El cordero, la oblación de cereales y el aceite serán ofrecidos cada mañana como holocausto habitual.
16 Esto dice el Señor Dios: Si el príncipe hace una donación de sus propios bienes a alguno de sus hijos, la donación pasará como herencia a sus hijos. 17 Pero si hace una donación de sus propios bienes a alguna de las personas que está a su servicio, el regalo pertenecerá a este hasta el año jubilar, y después pasará al príncipe. Después de todo, es posesión suya y deben heredarla sus hijos. 18 El príncipe no tomará nada de las propiedades hereditarias del pueblo, despojando a la gente de forma violenta. Dará a sus hijos como herencia sus propias posesiones, para evitar que mi pueblo sea expulsado de su propia heredad.
19 Después [el hombre que me guiaba] me hizo entrar por la entrada adyacente al pórtico y me condujo a las habitaciones sagradas de los sacerdotes, que están orientadas al norte, y pude ver allí, en el fondo, un espacio que daba al oeste. 20 Entonces me dijo:
— Este es el lugar en el que los sacerdotes han de cocer las víctimas de reparación y las expiatorias, y donde deben hornear las ofrendas de cereales, para no tener que sacarlas al atrio exterior y transmitir su santidad a la gente.
21 Después me sacó al atrio exterior y me hizo recorrer sus cuatro ángulos: en cada uno había un recinto menor. 22 Eran recintos adosados a los cuatro ángulos del atrio, todos de la misma medida: veinte metros de largo por quince de ancho. 23 Cada uno de los cuatro tenía un muro bajo alrededor, y en la parte inferior, siguiendo la línea de los muros, había unos hogares para cocinar. 24 Después me dijo:
— Estas son las cocinas, donde los que están al servicio del Templo deben cocinar las víctimas ofrecidas por la gente.
El agua regeneradora del Templo
47 Después me hizo volver a la entrada del Templo y vi que, por debajo de su umbral, fluía una corriente de agua en dirección este, hacia donde se orienta la fachada del Templo. El agua bajaba por la parte derecha del Templo, al sur del altar. 2 Me sacó después y me condujo hacia el pórtico septentrional; me hizo dar la vuelta hacia el pórtico exterior, hacia oriente, y vi que el agua fluía por el lado derecho. 3 El hombre salió hacia oriente con un cordón en la mano. Midió quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a los tobillos. 4 Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a las rodillas. De nuevo midió quinientos metros y me hizo atravesar: el agua me llegaba a la cintura. 5 Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no pude atravesar, pues el agua había crecido y sólo a nado se podía atravesar: era un torrente que no se podía vadear. 6 Me dijo entonces:
— ¿Has visto, hijo de hombre?
Después me hizo volver a la orilla del torrente. 7 Al llegar vi que a ambos lados del torrente había muchísimos árboles. Me dijo entonces:
8 — Estas aguas, que fluyen hacia la zona oriental, irán bajando hasta la Arabá. Después desembocarán en el Mar Muerto, el de las aguas sin vida, que quedarán saneadas. 9 Todos los animales que se muevan por donde pasa la corriente vivirán, y además habrá numerosos peces. Cuando el agua llegue allí, el mar quedará saneado y habrá vida en los lugares por donde pase el torrente. 10 En sus orillas se apostarán los pescadores, y desde Engadí hasta Egláin la gente tenderá redes. La pesca será como la del mar Grande, y además abundantísima. 11 Pero sus marismas y lagunas no quedarán saneadas: servirán de salinas. 12 A ambas orillas del torrente crecerán toda clase de árboles frutales, de hoja perenne y cargados siempre de fruta; todos los meses producirán nuevos frutos, pues el agua que los riega es la que sale del santuario. Sus frutos servirán de alimento, y sus hojas serán medicinales.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España