Bible in 90 Days
Misión de los setenta y dos
10 Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos, y de dos en dos los envió delante de él a todas las ciudades y lugares adonde él tenía que ir. 2 Les dijo: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores. Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies.(A) 3 Y ustedes, pónganse en camino. Pero tengan en cuenta que yo los envío como a corderos en medio de lobos.(B) 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni calzado; ni se detengan en el camino a saludar a nadie. 5 En cualquier casa adonde entren, antes que nada digan: “Paz a esta casa.” 6 Si allí hay gente de paz, la paz de ustedes reposará sobre esa gente; de lo contrario, la paz volverá a ustedes. 7 Quédense en esa misma casa, y coman y beban lo que les den, porque el obrero es digno de su salario.(C) No vayan de casa en casa. 8 En cualquier ciudad donde entren, y los reciban, coman lo que les ofrezcan. 9 Sanen a los enfermos que allí haya, y díganles: “El reino de Dios se ha acercado a ustedes.” 10 Pero si llegan a alguna ciudad y no los reciben, salgan a la calle y digan: 11 “Hasta el polvo de su ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra ustedes.(D) Pero sepan que el reino de Dios se ha acercado a ustedes.”(E) 12 Yo les digo que, en aquel día, el castigo para Sodoma será más tolerable(F) que para aquella ciudad.(G)
Ayes sobre las ciudades impenitentes(H)
13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Y ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón(I) se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, ya hace tiempo que, sentadas en cilicio y cubiertas de ceniza, habrían mostrado su arrepentimiento. 14 Por tanto, en el día del juicio, el castigo para Tiro y para Sidón será más tolerable que para ustedes. 15 Y tú, Cafarnaún, que te elevas hasta los cielos, ¡hasta el Hades caerás abatida!(J)
16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí.(K) El que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.»
Regreso de los setenta y dos
17 Cuando los setenta y dos volvieron, estaban muy contentos y decían: «Señor, en tu nombre, ¡hasta los demonios se nos sujetan!» 18 Jesús les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Miren que yo les he dado a ustedes poder para aplastar serpientes y escorpiones,(L) y para vencer a todo el poder del enemigo, sin que nada los dañe. 20 Pero no se alegren de que los espíritus se les sujetan, sino de que los nombres de ustedes ya están escritos en los cielos.»
Jesús se regocija(M)
21 En ese momento Jesús se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque estas cosas las escondiste de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. ¡Sí, Padre, porque así te agradó! 22 Mi Padre me ha entregado todas las cosas,(N) y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo,(O) y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.»
23 Jesús se volvió a los discípulos, y aparte les dijo: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24 Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»
El buen samaritano
25 En ese momento, un intérprete de la ley se levantó y, para poner a prueba a Jesús, dijo:(P) «Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» 26 Jesús le dijo: «¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees allí?» 27 El intérprete de la ley respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente,(Q) y a tu prójimo como a ti mismo.»(R) 28 Jesús le dijo: «Has contestado correctamente. Haz esto, y vivirás.»(S)
29 Pero aquél, queriendo justificarse a sí mismo, le preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?» 30 Jesús le respondió: «Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones, que le robaron todo lo que tenía y lo hirieron, dejándolo casi muerto. 31 Por el camino descendía un sacerdote, y aunque lo vio, siguió de largo. 32 Cerca de aquel lugar pasó también un levita, y aunque lo vio, siguió de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, se acercó al hombre y, al verlo, se compadeció de él 34 y le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura y lo llevó a una posada, y cuidó de él. 35 Al otro día, antes de partir, sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada, y le dijo: “Cuídalo. Cuando yo regrese, te pagaré todo lo que hayas gastado de más.” 36 De estos tres, ¿cuál crees que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?» 37 Aquél respondió: «El que tuvo compasión de él.» Entonces Jesús le dijo: «Pues ve y haz tú lo mismo.»
Jesús visita a Marta y a María
38 Mientras Jesús iba de camino, entró en una aldea, y una mujer llamada Marta, lo hospedó en su casa. 39 Marta tenía una hermana que se llamaba María,(T) la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. 40 Pero Marta, que estaba ocupada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!» 41 Jesús le respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. 42 Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.»
Jesús y la oración(U)
11 En cierta ocasión, Jesús estaba orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.» 2 Jesús les dijo: «Cuando ustedes oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 4 Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación.”»
5 También les dijo: «¿Quién de ustedes, que tenga un amigo, va a verlo a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, 6 porque un amigo mío ha venido a visitarme, y no tengo nada que ofrecerle”? 7 Aquél responderá desde adentro y le dirá: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mis niños están en la cama conmigo. No puedo levantarme para dártelos” 8 Yo les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sí se levantará por su insistencia, y le dará todo lo que necesite. 9 Así que pidan, y se les dará. Busquen, y encontrarán. Llamen, y se les abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, en lugar del pescado le da una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le da un escorpión? 13 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!»
Una casa dividida contra sí misma(V)
14 Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un hombre, y cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar y la gente quedó asombrada. 15 Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios.»(W) 16 Otros, para ponerlo a prueba, le pedían alguna señal del cielo.(X) 17 Pero él, que sabía lo que ellos pensaban, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda devastado. No hay casa que permanezca, si internamente está dividida. 18 Ya que ustedes dicen que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿cómo podrá permanecer el reino de Satanás, si él está dividido contra sí mismo? 19 Porque, si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿por el poder de quién los expulsan los hijos de ustedes? Por tanto, ellos mismos serán los jueces de ustedes. 20 Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a ustedes. 21 Cuando un hombre fuerte está bien armado y protege su palacio, lo que posee no corre peligro. 22 Pero cuando otro más fuerte que él viene y lo derrota, le quita todas las armas en las que confiaba, y reparte el botín. 23 El que no está conmigo, está contra mí;(Y) y el que conmigo no recoge, desparrama.
El espíritu impuro que vuelve(Z)
24 »Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares áridos en busca de reposo, pero al no encontrarlo dice: “Volveré a mi casa, de donde salí.” 25 Y cuando llega y la encuentra barrida y adornada, 26 va y trae otros siete espíritus peores que él, y todos entran y allí se quedan a vivir. ¡Y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero!»
Los que en verdad son dichosos
27 Mientras Jesús decía esto, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: «¡Dichoso el vientre que te dio a luz, y los senos que te amamantaron!» 28 Jesús respondió: «Más bien, dichosos los que escuchan la palabra de Dios, y la obedecen.»
La gente perversa demanda señal(AA)
29 Como la multitud que lo rodeaba iba en aumento, Jesús comenzó a decir: «¡Qué malvada es esta generación! Demanda una señal,(AB) pero no tendrán más señal que la del profeta Jonás. 30 Porque así como Jonás fue una señal para los ninivitas,(AC) también el Hijo del Hombre será una señal para esta generación. 31 En el día del juicio, la reina del Sur se levantará con la gente de esta generación, y la condenará; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón,(AD) y aquí hay alguien que es más grande que Salomón. 32 En el día del juicio, los habitantes de Nínive se levantarán con esta generación, y la condenarán; porque al oír la predicación de Jonás se arrepintieron,(AE) y aquí hay alguien que es más grande que Jonás.
La lámpara del cuerpo(AF)
33 »Nadie esconde la luz que se enciende, ni la pone debajo de un cajón, sino en el candelero,(AG) para que los que entran vean la luz. 34 La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo esta lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, también tu cuerpo estará a oscuras. 35 Ten cuidado, no sea que la luz que hay en ti resulte ser oscuridad. 36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.»
Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley(AH)
37 Después de que Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a que comiera con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. 38 Al fariseo le extrañó ver que Jesús no se hubiera lavado antes de comer, 39 pero el Señor le dijo: «Ustedes los fariseos limpian por fuera el vaso y el plato, pero por dentro están llenos de robo y de maldad. 40 ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera, no hizo también lo de adentro? 41 Den limosna de lo que está adentro, y así todo quedará limpio para ustedes.
42 »¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan el diezmo de la menta y de la ruda, y de toda clase de hortalizas,(AI) pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios. Esto es necesario que lo hagan, sin dejar de hacer aquello. 43 ¡Ay de ustedes, fariseos!, que aman los primeros lugares en las sinagogas, y los saludos en las plazas. 44 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Son ustedes como sepulcros que no se ven, y los que pasan por encima no lo saben.»
45 Uno de los intérpretes de la ley, le dijo: «Maestro, cuando dices esto, nos insultas también a nosotros.» 46 Y Jesús dijo: «¡Ay de ustedes también, intérpretes de la ley! Porque imponen a los otros cargas muy difíciles de llevar, pero ustedes ni siquiera con un dedo las tocan. 47 ¡Ay de ustedes, los que erigen los sepulcros de los profetas que mataron los antepasados de ustedes! 48 Con ello, no sólo son ustedes testigos sino cómplices de lo que hicieron sus antepasados, pues ellos los mataron y ustedes les erigen sus sepulcros. 49 Por eso, Dios en su sabiduría dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles. De ellos, a unos matarán y a otros perseguirán.” 50 Por lo tanto, a la gente de esta generación se le demandará la sangre de todos los profetas, que desde la fundación del mundo ha sido derramada, 51 desde la sangre de Abel(AJ) hasta la sangre de Zacarías,(AK) que murió entre el altar y el templo. Sí, les aseguro que será demandada de esta generación. 52 ¡Ay de ustedes, intérpretes de la ley! Porque se han apoderado de la llave del conocimiento, ¡y ni ustedes entraron, y a los que sí querían entrar se lo impidieron!»
53 Como Jesús les decía todo esto, los escribas y los fariseos comenzaron a hostigarlo en gran manera, y a provocarlo para que hablara de muchas cosas, 54 y le tendían trampas para atraparlo en sus propias palabras.
La levadura de los fariseos
12 Mientras tanto, la gente se había reunido por millares. Era tal la multitud que se atropellaban unos contra otros. Jesús comenzó entonces a hablar, y en primer término les dijo a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos,(AL) que es la hipocresía. 2 Porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse.(AM) 3 Por tanto, todo lo que ustedes digan en la oscuridad, se oirá a plena luz, y lo que ustedes musiten en la alcoba, se dará a conocer desde las azoteas.
A quién se debe temer(AN)
4 »Amigos míos, yo les digo a ustedes que no deben temer a los que matan el cuerpo, pero más de eso no pueden hacer después. 5 Yo les voy a enseñar a quién deben temer: Teman a aquel que, después de quitar la vida, tiene el poder de arrojarlos en el infierno. Sí, a él ténganle miedo. 6 ¿Acaso no se venden cinco pajarillos por un par de monedas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7 Lo mismo pasa con ustedes, pues hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. Así que no teman, pues ustedes valen más que muchos pajarillos.
Confesión de fe en Jesús
8 »Yo les digo que a todo aquel que me confiese delante de los hombres, también el Hijo del Hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios. 9 Pero al que me niegue delante de los hombres, se le negará delante de los ángeles de Dios. 10 Toda palabra que se diga en contra del Hijo del Hombre, será perdonada; pero toda blasfemia en contra del Espíritu Santo no será perdonada.(AO) 11 Cuando ustedes sean llevados a las sinagogas, y presentados ante magistrados y autoridades, no se preocupen de cómo o qué responder, o qué decir, 12 porque en ese mismo instante el Espíritu Santo les enseñará lo que deban decir.»(AP)
El rico insensato
13 Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia.» 14 Pero Jesús le dijo: «Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o mediador entre ustedes?» 15 También les dijo: «Manténganse atentos y cuídense de toda avaricia, porque la vida del hombre no depende de los muchos bienes que posea.» 16 Además, les contó una parábola: «Un hombre rico tenía un terreno que le produjo una buena cosecha. 17 Y este hombre se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? ¡No tengo dónde guardar mi cosecha!” 18 Entonces dijo: “¡Ya sé lo que haré! Derribaré mis graneros, construiré otros más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes. 19 Y me diré a mí mismo: ‘Ya puede descansar mi alma, pues ahora tengo guardados muchos bienes para muchos años. Ahora, pues, ¡a comer, a beber y a disfrutar!’” 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a quitarte la vida; ¿y para quién será lo que has guardado?” 21 Eso le sucede a quien acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios.»
El afán y la ansiedad(AQ)
22 Después, Jesús dijo a sus discípulos: «Por eso les digo que no se preocupen por su vida ni por lo que han de comer, ni por su cuerpo ni por lo que han de vestir. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo es más que el vestido. 24 Fíjense en los cuervos: no siembran, ni siegan; no tienen almacenes ni bodegas, y no obstante Dios los alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que las aves? 25 ¿Quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? 26 Pues si ustedes no pueden hacer ni lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por lo demás? 27 Fíjense en los lirios, cómo crecen, y no trabajan ni hilan; pero yo les digo que ni Salomón, con todas sus riquezas,(AR) llegó a vestirse como uno de ellos. 28 Y si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! 29 Así que no se preocupen ni se angustien por lo que han de comer, ni por lo que han de beber. 30 Todo esto lo busca la gente de este mundo, pero el Padre sabe que ustedes tienen necesidad de estas cosas. 31 Busquen ustedes el reino de Dios, y todas estas cosas les serán añadidas.
Tesoro en el cielo(AS)
32 »Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino. 33 Vendan lo que ahora tienen, y denlo como limosna. Consíganse bolsas que no se hagan viejas, y háganse en los cielos un tesoro que no se agote. Allí no entran los ladrones, ni carcome la polilla. 34 Porque donde ustedes tengan su tesoro, allí también estará su corazón.
El siervo vigilante
35 »Manténganse listos, con la ropa puesta y con su lámpara encendida.(AT) 36 Sean como los siervos que están pendientes de que su señor regrese(AU) de una fiesta de bodas: en cuanto su señor llega y llama, ellos le abren enseguida. 37 ¡Dichosos los siervos a los que su señor encuentra pendientes de su regreso! De cierto les digo que se ajustará la ropa, los hará sentarse a la mesa, y él mismo vendrá a servirles. 38 Dichosos los siervos a los que su señor encuentre así, aunque llegue a la medianoche o en la madrugada. 39 Pero esto deben saber: si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente y no permitiría que robaran su casa. 40 También ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando ustedes menos lo esperen.»(AV)
El siervo infiel(AW)
41 Entonces Pedro le dijo: «Señor, ¿esta parábola es para nosotros, o para todos?» 42 El Señor le respondió: «¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual su señor deja a cargo de los de su casa para que los alimente a su debido tiempo? 43 Dichoso el siervo al que, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. 44 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 45 Pero si aquel siervo cree que su señor va a tardar, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46 el señor de aquel siervo vendrá cuando éste menos lo espere, y a una hora que no sabe, y lo castigará duramente, y lo echará con los incrédulos. 47 El siervo que, a pesar de conocer la voluntad de su señor, no se prepara para cumplirla, se hace acreedor de muchos azotes. 48 Pero el que se hace acreedor a recibir azotes sin conocer la voluntad de su señor, será azotado poco. Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía.
Jesús, causa de división(AX)
49 »Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! 50 Hay un bautismo que debo recibir,(AY) ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! 51 ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. 52 Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. 53 El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra.»(AZ)
¿Cómo no reconocen este tiempo?(BA)
54 Jesús decía también a la multitud: «Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el poniente, dicen: “Va a llover”; y así sucede. 55 Cuando sopla el viento del sur, dicen: “Va a hacer calor”; y así sucede. 56 ¡Hipócritas! Si saben discernir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben discernir el tiempo en que viven?
Arréglate con tu adversario(BB)
57 »¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? 58 Cuando comparezcas con tu adversario ante el magistrado, procura arreglarte con él mientras vas de camino; no sea que te lleve ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado la última moneda.»
Arrepiéntanse o perecerán
13 En ese momento estaban allí algunos que le contaron a Jesús el caso de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios que ellos ofrecían. 2 Jesús les dijo: «¿Y creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que el resto de los galileos, sólo porque padecieron así? 3 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos. 4 Y en el caso de los dieciocho, que murieron aplastados al derrumbarse la torre de Siloé, ¿creen ustedes que ellos eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? 5 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos.»
Parábola de la higuera estéril
6 También les dijo esta parábola: «Un hombre había plantado una higuera en su viña, y cuando fue a buscar higos en ella no encontró ninguno. 7 Entonces le dijo al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar higos en esta higuera, y nunca encuentro uno solo. ¡Córtala, para que no se desaproveche también la tierra!” 8 Pero el viñador le dijo: “Señor, déjala todavía un año más, hasta que yo le afloje la tierra y la abone. 9 Si da fruto, qué bueno. Y si no, córtala entonces.”»
Jesús sana a una mujer en el día de reposo
10 Un día de reposo, Jesús estaba enseñando en una sinagoga, 11 y allí estaba una mujer que hacía ya dieciocho años sufría de un espíritu de enfermedad. Andaba encorvada, y de ninguna manera podía enderezarse. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» 13 Y en el mismo instante en que Jesús puso las manos sobre ella, la mujer se enderezó y comenzó a glorificar a Dios. 14 Pero el jefe de la sinagoga se enojó porque Jesús la había sanado en el día de reposo, así que le dijo a la gente: «Hay seis días en los que se puede trabajar. Para ser sanados, vengan en esos días; pero no en el día de reposo.»(BC) 15 Entonces el Señor le dijo: «Hipócrita, ¿acaso cualquiera de ustedes no desata su buey, o su asno, del pesebre y lo lleva a beber, aun cuando sea día de reposo? 16 Y a esta hija de Abrahán, que Satanás había tenido atada durante dieciocho años, ¿no se le habría de liberar, aunque hoy sea día de reposo?» 17 Ante estos razonamientos de Jesús, todos sus adversarios quedaron avergonzados, pero todo el pueblo se alegraba de las muchas maravillas que él realizaba.
Parábola de la semilla de mostaza(BD)
18 Jesús dijo también: «¿Semejante a qué es el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé? 19 Pues es semejante al grano de mostaza que alguien toma y siembra en su huerto, y ese grano crece hasta convertirse en un gran árbol, en cuyas ramas ponen su nido las aves del cielo.»
Parábola de la levadura(BE)
20 Y volvió a decir: «¿Con qué compararé el reino de Dios? 21 Pues es semejante a la levadura que una mujer toma y guarda en tres medidas de harina, hasta que toda la masa fermenta.»
La puerta estrecha(BF)
22 En su camino a Jerusalén, Jesús iba enseñando por ciudades y aldeas. 23 Alguien le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Y él respondió: 24 «Hagan todo lo posible para entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán hacerlo. 25 En cuanto el padre de familia se levante y cierre la puerta, y ustedes desde afuera comiencen a golpear la puerta y a gritar: “¡Señor, Señor; ábrenos!”, él les responderá: “No sé de dónde salieron ustedes.” 26 Entonces ustedes comenzarán a decir: “Hemos comido y bebido en tu compañía, y tú has enseñado en nuestras plazas.” 27 Pero él les responderá: “No sé de dónde salieron ustedes. ¡Apártense de mí todos ustedes, hacedores de injusticia!”(BG) 28 Allí habrá entonces llanto y rechinar de dientes,(BH) cuando vean a Abrahán, Isaac y Jacob, y a todos los profetas, en el reino de Dios, mientras que ustedes son expulsados. 29 Porque habrá quienes vengan del oriente y del occidente, del norte y del sur, para sentarse a la mesa en el reino de Dios.(BI) 30 Pero habrá algunos últimos que serán primeros, y algunos primeros que serán últimos.»(BJ)
Lamento de Jesús sobre Jerusalén(BK)
31 En ese preciso momento llegaron algunos fariseos, y le dijeron: «Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.» 32 Jesús les dijo: «Vayan y díganle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana voy a expulsar demonios y a sanar enfermos, y al tercer día terminaré mi obra.” 33 Pero es necesario que hoy, mañana, y pasado mañana, siga mi camino, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén. 34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como junta la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar desolada; y les digo que ustedes no volverán a verme hasta el día en que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»(BL)
Jesús sana a un enfermo
14 En cierta ocasión, Jesús fue a comer a la casa de un fariseo muy importante. Era un día de reposo, y ellos estaban acechándolo. 2 Delante de Jesús estaba un hombre enfermo de hidropesía, 3 y Jesús les preguntó a los intérpretes de la ley y a los fariseos: «¿Está permitido sanar en el día de reposo?» 4 Pero ellos no respondieron. Entonces Jesús tomó al hombre de la mano, lo sanó y lo despidió; 5 luego se dirigió a ellos, y les dijo: «¿Quién de ustedes, si su asno o su buey se cae en un pozo, no lo saca enseguida, aunque sea en día de reposo?»(BM) 6 Y nadie podía responderle.
Los convidados a las bodas
7 Cuando Jesús vio que los invitados a la mesa escogían los mejores lugares, les contó una parábola: 8 «Cuando te inviten a una boda, no vayas a sentarte en el mejor lugar, no sea que otro de los invitados sea más importante que tú, 9 y cuando venga el anfitrión te diga: “Dale tu lugar a este otro”; porque entonces, con toda vergüenza, tendrás que ir a ocupar el último lugar. 10 Así que, cuando seas invitado, ve más bien a sentarte en el último lugar, para que cuando venga el anfitrión te diga: “Amigo mío, ven y siéntate más adelante”. Así serás honrado delante de los otros invitados a la mesa.(BN) 11 Porque todo el que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.»(BO)
12 También le dijo a su anfitrión: «Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos, ni a tus parientes y vecinos ricos, no sea que ellos también te vuelvan a invitar, y quedes así compensado. 13 Al contrario, cuando ofrezcas un banquete, invita a los pobres y a los mancos, a los cojos y a los ciegos, 14 y así serás dichoso. Porque aunque ellos no te puedan devolver la invitación, tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos.»
Parábola de la gran cena
15 Uno de los que estaban sentados con él a la mesa oyó esto, y le dijo: «Dichoso el que participe del banquete en el reino de Dios.» 16 Entonces Jesús le dijo: «Un hombre ofreció un gran banquete, e invitó a muchos. 17 A la hora del banquete envió a su siervo a decir a los invitados: “Vengan, que la mesa ya está servida.” 18 Pero todos ellos comenzaron a disculparse. El primero dijo: “Acabo de comprar un terreno, y tengo que ir a verlo. Por favor, discúlpame.” 19 Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Por favor, discúlpame.” 20 Y otro más dijo: “Acabo de casarme, así que no puedo asistir.” 21 Cuando el siervo regresó, le comunicó todo esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó, y le dijo a su siervo: “Ve enseguida por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos.” 22 Cuando el siervo le dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste hacer, y todavía hay lugar”, 23 el señor dijo al siervo: “Ve entonces por los caminos y por los atajos, y hazlos entrar por la fuerza. ¡Quiero que se llene mi casa! 24 Quiero decirles que ninguno de los que fueron invitados disfrutará de mi cena.”»
Lo que cuesta seguir a Cristo
25 Como grandes multitudes lo seguían, Jesús se volvió a ellos y les dijo: 26 «Si alguno viene a mí, y no renuncia a su padre y a su madre, ni a su mujer y sus hijos, ni a sus hermanos y hermanas, y ni siquiera a su propia vida, no puede ser mi discípulo.(BP) 27 Y el que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.(BQ) 28 Porque ¿quién de ustedes que quiera levantar una torre, no se sienta primero a calcular los costos, para ver si tiene todo lo que necesita para terminarla? 29 No sea que después de haber puesto los cimientos, se dé cuenta de que no puede terminarla, y todos los que lo sepan comiencen a burlarse de él 30 y digan: “Este hombre comenzó a construir, y no pudo terminar.” 31 ¿O qué rey que marche a la guerra contra otro rey, no se sienta primero a calcular si puede hacerle frente con diez mil soldados al que viene a atacarlo con veinte mil? 32 Si no puede hacerle frente, envía una embajada al otro rey cuando éste todavía está lejos, y le propone condiciones de paz. 33 Así también, cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.
Cuando la sal pierde su sabor(BR)
34 »La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿con qué puede recuperar su sabor? 35 No sirve ni para la tierra ni para el montón de abono, y hay que tirarla. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Parábola de la oveja perdida(BS)
15 Todos los cobradores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y los escribas comenzaron a murmurar, y decían: «Éste recibe a los pecadores, y come con ellos.»(BT)
3 Entonces Jesús les contó esta parábola: 4 «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, gozoso la pone sobre sus hombros, 6 y al llegar a su casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido!” 7 Les digo que así también será en el cielo: habrá más gozo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Parábola de la moneda perdida
8 »¿O qué mujer, si tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con cuidado la moneda, hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque he encontrado la moneda que se me había perdido!” 10 Yo les digo a ustedes que el mismo gozo hay delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.»
Parábola del hijo perdido
11 Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos le dijo a su padre: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde.” Entonces el padre les repartió los bienes. 13 Unos días después, el hijo menor juntó todas sus cosas y se fue lejos, a una provincia apartada, y allí dilapidó sus bienes llevando una vida disipada. 14 Cuando ya lo había malgastado todo, sobrevino una gran hambruna en aquella provincia, y comenzó a pasar necesidad. 15 Se acercó entonces a uno de los ciudadanos de aquella tierra, quien lo mandó a sus campos para cuidar de los cerdos. 16 Y aunque deseaba llenarse el estómago con las algarrobas que comían los cerdos, nadie se las daba. 17 Finalmente, recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen pan en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre! 18 Pero voy a levantarme, e iré con mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, 19 y no soy digno ya de ser llamado tu hijo; ¡hazme como a uno de tus jornaleros!’” 20 Y así, se levantó y regresó con su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó. 21 Y el hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo.” 22 Pero el padre les dijo a sus siervos: “Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Vayan luego a buscar el becerro gordo, y mátenlo; y comamos y hagamos fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado.” Y comenzaron a regocijarse.
25 »El hijo mayor estaba en el campo, y cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas. 26 Entonces llamó a uno de los criados, y le preguntó qué estaba pasando. 27 El criado le respondió: “Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha ordenado matar el becerro gordo, porque lo ha recibido sano y salvo.” 28 Cuando el hermano mayor escuchó esto, se enojó tanto que no quería entrar. Así que su padre salió a rogarle que entrara. 29 Pero el hijo mayor le dijo a su padre: “Aunque llevo tantos años de servirte, y nunca te he desobedecido, tú nunca me has dado siquiera un cabrito para disfrutar con mis amigos. 30 Pero ahora viene este hijo tuyo, que ha malgastado tus bienes con rameras, ¡y has ordenado matar el becerro gordo para él!” 31 El padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero era necesario hacer una fiesta y regocijarnos, porque tu hermano estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado.”»
Parábola del mayordomo infiel
16 Jesús también les dijo a sus discípulos: «Había un hombre rico, que tenía un mayordomo, el cual fue acusado de malgastar los bienes de su amo. 2 Ese hombre llamó al mayordomo, y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Ríndeme cuentas de tu mayordomía, porque no puedes seguir siendo mi mayordomo.” 3 Entonces el mayordomo se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer si mi amo me quita la mayordomía? ¿Cavar la tierra? ¡No soy capaz! ¿Pedir limosna? ¡Qué vergüenza! 4 ¡Ya sé lo que haré! Así, cuando se me quite la mayordomía, seré bien recibido en cualquier casa.” 5 Llamó entonces a cada uno de los deudores de su amo, y al primero le dijo: “¿Cuánto le debes a mi amo?” 6 Aquél respondió: “Cien barriles de aceite.” El mayordomo le dijo: “Toma tu cuenta y, enseguida, siéntate y anota cincuenta.” 7 A otro le dijo: “Y tú, ¿cuánto debes?” Y aquél respondió: “Cien sacos de trigo.” El mayordomo le dijo: “Toma tu cuenta, y anota ochenta.” 8 Y el amo elogió al mal mayordomo por haber actuado con tanta sagacidad, pues en el trato con sus semejantes los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz.
9 »Por tanto, les digo: Háganse de amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, sean ustedes recibidos en las mansiones eternas.
10 »El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho; y el que no es confiable en lo poco, tampoco lo es en lo mucho. 11 Porque si en el manejo de las riquezas injustas ustedes no son confiables, ¿quién podrá confiarles lo verdadero? 12 Y si con lo ajeno no resultan confiables, ¿quién les dará lo que les pertenece? 13 Ningún siervo puede servir a dos señores, porque a uno lo odiará y al otro lo amará. O bien, estimará a uno y menospreciará al otro. Así que ustedes no pueden servir a Dios(BU) y a las riquezas.»[a]
14 Los fariseos, que eran avaros, también escuchaban estas cosas, y se burlaban de él. 15 Entonces Jesús les dijo: «Ustedes se justifican a ustedes mismos delante de la gente, pero Dios conoce su corazón; pues lo que la gente considera sublime, ante Dios resulta repugnante.
La ley y el reino de Dios
16 »La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se anuncian las buenas noticias del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él.(BV) 17 Pero más fácilmente pasarán el cielo y la tierra, a que deje de cumplirse una sola letra de la ley.(BW)
Jesús enseña sobre el divorcio(BX)
18 »Todo el que se divorcia de su mujer, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la divorciada, también comete adulterio.(BY)
El rico y Lázaro
19 »Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y cada día celebraba espléndidos banquetes. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que lleno de llagas pasaba el tiempo echado a la puerta de aquél, 21 ansioso de saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico, y hasta los perros venían y le lamían las llagas. 22 Llegó el día en que el mendigo murió, y los ángeles se lo llevaron al lado de Abrahán. Después murió también el rico, y fue sepultado. 23 Cuando el rico estaba en el Hades, en medio de tormentos, alzó sus ojos y, a lo lejos, vio a Abrahán, y a Lázaro junto a él. 24 Entonces gritó: “Padre Abrahán, ¡ten compasión de mí! ¡Envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y me refresque la lengua, porque estas llamas me atormentan!” 25 Pero Abrahán le dijo: “Hijo mío, acuérdate de que, mientras vivías, tú recibiste tus bienes y Lázaro recibió sus males. Pero ahora, aquí él recibe consuelo y tú recibes tormentos. 26 Pero, además, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de manera que los que quieran pasar de aquí a donde están ustedes, no pueden hacerlo; ni tampoco pueden pasar de allá hacia acá.” 27 Aquél respondió: “Padre, entonces te ruego que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 donde tengo cinco hermanos, para que les advierta, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.” 29 Pero Abrahán le respondió: “Pero ellos tienen a Moisés y a los profetas. ¡Que los escuchen!” 30 Y aquél contestó: “No lo harán, padre Abrahán. Pero si alguien de entre los muertos va a ellos, sí se arrepentirán.” 31 Abrahán le dijo: “Si no han escuchado a Moisés y a los profetas, tampoco se van a convencer si alguien se levanta de entre los muertos.”»
Ocasiones de caer(BZ)
17 Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vengan! 2 Más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo arrojaran al mar, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeñitos. 3 Así que, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.(CA) 4 Si en un solo día peca siete veces contra ti, y siete veces vuelve a ti el mismo día y te dice: “Me arrepiento”, perdónalo.»
Auméntanos la fe
5 Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.» 6 Entonces el Señor les dijo: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, podrían decirle a este sicómoro: “Desarráigate, y plántate en el mar”, y el sicómoro los obedecería.
El deber del siervo
7 »Si alguno de ustedes tiene un siervo que ara o apacienta el ganado, ¿acaso cuando él vuelve del campo le dice: “Pasa y siéntate a la mesa”? 8 ¡No! Más bien, le dice: “Prepárame la cena, y arréglate la ropa para servirme mientras yo como y bebo. Después podrás comer y beber tú.” 9 ¿Y acaso se le agradece al siervo el hacer lo que se le ordena? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: “Somos siervos inútiles, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Diez leprosos son limpiados
11 En su camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. 12 Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se quedaron a cierta distancia de él, 13 y levantando la voz le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» 14 Cuando él los vio, les dijo: «Vayan y preséntense ante los sacerdotes.»(CB) Y sucedió que, mientras ellos iban de camino, quedaron limpios. 15 Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió alabando a Dios a voz en cuello, 16 y rostro en tierra se arrojó a los pies de Jesús y le dio las gracias. Este hombre era samaritano. 17 Jesús dijo: «¿No eran diez los que fueron limpiados? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿No hubo quien volviera y alabara a Dios sino este extranjero?» 19 Y al samaritano le dijo: «Levántate y vete. Tu fe te ha salvado.»
La venida del Reino(CC)
20 Cuando los fariseos le preguntaron cuándo había de venir el reino de Dios, él les respondió: «El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni se dirá: “Aquí está”, o “Allí está”;(CD) porque el reino de Dios está entre ustedes.» 22 A sus discípulos les dijo: «Llegará el tiempo cuando ustedes querrán ver siquiera uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo verán. 23 Les dirán: “Está aquí”, o “está allí”, pero no vayan ni los sigan. 24 Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece de un extremo del cielo hasta el otro, así también será el día del Hijo del Hombre. 25 Pero primero es necesario que padezca mucho, y que sea desechado por esta generación. 26 Tal y como sucedió en los días de Noé,(CE) así también sucederá en los días del Hijo del Hombre. 27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los destruyó a todos.(CF) 28 Lo mismo sucedió en los días de Lot:(CG) la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba casas; 29 pero cuando Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. 31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en su casa, que no baje a tomarlos; y el que esté en el campo, que no regrese a su casa.(CH) 32 ¡Acuérdense de la mujer de Lot!(CI) 33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.(CJ) 34 Yo les digo que esa noche, si dos están en una cama, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado. 35 Si dos mujeres están moliendo juntas, una de ellas será tomada, y la otra será dejada. 36 Si dos están en el campo, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado.» 37 Entonces le preguntaron: «Y eso, Señor, ¿dónde ocurrirá?» Y Jesús les respondió: «Donde está el cadáver, allí se juntan los buitres.»
Parábola de la viuda y el juez injusto
18 Además, Jesús les contó una parábola en cuanto a la necesidad de orar siempre y de no desanimarse. 2 Les dijo: «En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a nadie. 3 En esa misma ciudad había también una viuda, la cual acudía a ese juez y le pedía: “Hazme justicia contra mi adversario.” 4 Pasó algún tiempo, y el juez no quiso atenderla, pero después se puso a pensar: “Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, 5 esta viuda me molesta tanto que voy a hacerle justicia, no sea que siga viniendo y me agote la paciencia.”» 6 Dijo entonces el Señor: «Presten atención a lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles? 8 Yo les digo que sin tardanza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?»
Parábola del fariseo y el cobrador de impuestos
9 A unos que a sí mismos se consideraban justos y menospreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: 10 «Dos hombres fueron al templo a orar: uno de ellos era fariseo, y el otro era cobrador de impuestos. 11 Puesto de pie, el fariseo oraba consigo mismo de esta manera: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, injustos y adúlteros. ¡Ni siquiera soy como este cobrador de impuestos! 12 Ayuno dos veces a la semana, y doy la décima parte de todo lo que gano.” 13 Pero el cobrador de impuestos, desde lejos, no se atrevía siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “Dios mío, ten misericordia de mí, porque soy un pecador.” 14 Yo les digo que éste volvió a su casa justificado, y no el otro. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.»(CK)
Jesús bendice a los niños(CL)
15 La gente llevaba los niños a Jesús, para que él los tocara. Cuando los discípulos vieron esto, los reprendieron; 16 pero Jesús los llamó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos. 17 De cierto les digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
El joven rico(CM)
18 Un hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» 19 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios. 20 Conoces los mandamientos: No adulterarás,(CN) no matarás,(CO) no hurtarás,(CP) no dirás falso testimonio,(CQ) honra a tu padre y a tu madre.»(CR) 21 Aquél le dijo: «Todo esto lo he cumplido desde mi juventud.» 22 Al oír esto, Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» 23 Cuando aquel hombre oyó esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24 Y al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! 25 Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» 26 Los que oyeron esto dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» 27 Y Jesús les respondió: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.» 28 Pedro dijo entonces: «Nosotros hemos dejado nuestras posesiones, y te hemos seguido.» 29 Y Jesús les dijo: «De cierto les digo, que cualquiera que haya dejado casa, padres, hermanos, mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30 recibirá mucho más en este tiempo, y en el tiempo venidero recibirá la vida eterna.»
Nuevamente Jesús anuncia su muerte(CS)
31 Jesús llamó aparte a los doce, y les dijo: «Como pueden ver, ahora vamos camino a Jerusalén. Allí se cumplirá todo lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del Hombre. 32 Éste será entregado a los no judíos, los cuales se burlarán de él, lo insultarán y le escupirán, 33 y después de azotarlo, lo matarán. Pero al tercer día resucitará.» 34 Ellos no entendieron nada de esto, pues el mensaje no les resultaba claro ni podían comprenderlo.
Un ciego de Jericó recibe la vista(CT)
35 Cuando Jesús estuvo cerca de Jericó, junto al camino estaba sentado un mendigo ciego. 36 Al oír éste a la multitud que pasaba, preguntó qué era lo que sucedía, 37 y cuando le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí, 38 comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» 39 Los que iban al frente lo reprendían para que se callara; pero él gritaba más aún: «¡Hijo de David, ten misericordia de mí!» 40 Entonces Jesús se detuvo y mandó que lo llevaran a su presencia. Cuando el ciego llegó, Jesús le preguntó: 41 «¿Qué quieres que haga por ti?» Y el ciego respondió: «Señor, quiero recibir la vista.» 42 Jesús le dijo: «Ya la has recibido. Tu fe te ha sanado.» 43 Al instante, el ciego pudo ver y comenzó a seguir a Jesús, mientras glorificaba a Dios. Y al ver todo el pueblo lo sucedido, también alababa a Dios.
Jesús y Zaqueo
19 Jesús entró en Jericó, y comenzó a cruzar la ciudad. 2 Mientras caminaba, un hombre rico llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores de impuestos, 3 trataba de ver quién era Jesús, pero por causa de la multitud no podía hacerlo, pues era de baja estatura. 4 Pero rápidamente se adelantó y, para verlo, se trepó a un árbol, pues Jesús iba a pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a ese lugar, levantó la vista y le dijo: «Zaqueo, apúrate y baja de allí, porque hoy tengo que pasar la noche en tu casa.» 6 Zaqueo bajó de prisa, y con mucho gusto recibió a Jesús. 7 Todos, al ver esto, murmuraban, pues decían que Jesús había entrado en la casa de un pecador. 8 Pero Zaqueo se puso de pie y le dijo al Señor: «Señor, voy a dar ahora mismo la mitad de mis bienes a los pobres. Y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces más lo defraudado.» 9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues este hombre también es hijo de Abrahán. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.»(CU)
Parábola de los siervos
11 Al escuchar la gente estas cosas, Jesús les contó una parábola, pues ya estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios estaba por manifestarse. 12 Jesús les dijo: «Un hombre de alto rango se fue a un país lejano, para recibir un reino y luego volver. 13 Antes de partir, llamó a diez de sus siervos, les dio una buena cantidad de dinero,[b] y les dijo: “Hagan negocio con este dinero, hasta que yo vuelva.” 14 Pero sus conciudadanos lo odiaban, y enviaron tras él unos representantes para que dijeran: “No queremos que éste reine sobre nosotros.” 15 Cuando ese hombre volvió, después de recibir el reino, hizo comparecer ante él a los siervos a quienes había dado el dinero, para saber qué negocios había hecho cada uno. 16 Cuando llegó el primero, dijo: “Señor, tu dinero ha producido diez veces más”. 17 Aquel hombre dijo: “¡Bien hecho! Eres un buen siervo. Puesto que en lo poco has sido fiel, vas a gobernar diez ciudades.” 18 Otro más llegó y le dijo: “Señor, tu dinero ha producido cinco veces más.” 19 Y también a éste le dijo: “Tú vas a gobernar cinco ciudades.” 20 Llegó otro más, y le dijo: “Señor, aquí tienes tu dinero. Lo he tenido envuelto en un pañuelo, 21 pues tuve miedo de ti, porque sé que eres un hombre duro, que tomas lo que no pusiste, y recoges lo que no sembraste.” 22 Entonces aquel hombre le dijo: “¡Mal siervo! Por tus propias palabras voy a juzgarte. Si sabías que soy un hombre duro, que tomo lo que no puse, y que recojo lo que no sembré, 23 ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, ¡a mi regreso lo habría recibido con los intereses!” 24 Y dijo entonces a los que estaban presentes: “¡Quítenle el dinero, y dénselo al que ganó diez veces más!” 25 Pero ellos objetaron: “Señor, ése ya tiene mucho dinero.” 26 Y aquel hombre dijo: “Pues al que tiene, se le da más; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quita.(CV) 27 Y en cuanto a mis enemigos, los que no querían que yo fuera su rey, ¡tráiganlos y decapítenlos delante de mí!”»(CW)
La entrada triunfal en Jerusalén(CX)
28 Después de decir esto, Jesús siguió su camino en dirección a Jerusalén. 29 Cuando ya estaba cerca de Betfagué y de Betania, junto al monte que se llama de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: 30 «Vayan a la aldea que está ante ustedes. Al entrar en ella, van a encontrar atado un burrito, sobre el cual nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo aquí. 31 Si alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, respondan: “Porque el Señor lo necesita.”» 32 Los discípulos se fueron y encontraron todo tal y como él les había dicho. 33 Mientras desataban el burrito, sus dueños les dijeron: «¿Por qué lo desatan?» 34 Y ellos contestaron: «Porque el Señor lo necesita.» 35 Luego se lo llevaron a Jesús, echaron sus mantos sobre el burrito, e hicieron montar a Jesús. 36 Conforme Jesús avanzaba, la multitud tendía sus mantos por el camino. 37 Cuando se acercó a la bajada del monte de los Olivos, todo el conjunto de sus discípulos comenzó a gritar de alegría y a alabar a Dios por todas las maravillas que habían visto; 38 y decían: «¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor!(CY) ¡Paz en el cielo, y gloria en las alturas!» 39 Algunos de los fariseos que iban entre la multitud le dijeron: «Maestro, ¡reprende a tus discípulos!» 40 Pero Jesús les dijo: «Si éstos callaran, las piedras clamarían.»
41 Ya cerca de la ciudad, Jesús lloró al verla, 42 y dijo: «¡Ah, si por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos. 43 Porque van a venir sobre ti días, cuando tus enemigos levantarán un cerco a tu alrededor, y te sitiarán. 44 Y te destruirán por completo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no te diste cuenta del momento en que Dios vino a visitarte.»
Purificación del templo(CZ)
45 Después Jesús entró en el templo, y comenzó a echar de allí a todos los que vendían y compraban. 46 Les decía: «Escrito está: “Mi casa es casa de oración.”(DA) ¡Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!»(DB) 47 Todos los días Jesús enseñaba en el templo,(DC) pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarlo. 48 Sin embargo, no hallaban la manera de hacerlo, pues todo el pueblo estaba pendiente de lo que él decía.
La autoridad de Jesús(DD)
20 Un día, mientras Jesús estaba en el templo enseñando al pueblo y anunciándoles las buenas noticias, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, junto con los ancianos, 2 y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado esta autoridad?» 3 Jesús les dijo: «Yo también voy a hacerles una pregunta. Díganme: 4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de este mundo?» 5 Ellos empezaron a discutir entre sí: «Si decimos que era del cielo, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?” 6 Y si decimos que era de los hombres, todo el pueblo nos matará a pedradas, pues están convencidos de que Juan era un profeta.» 7 Y respondieron que no sabían de dónde era. 8 Entonces Jesús les dijo: «Pues yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.»
Los labradores malvados(DE)
9 Luego comenzó a contarle a la gente esta parábola: «Un hombre plantó una viña,(DF) se la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo. 10 A su debido tiempo, envió a uno de sus siervos para que los labradores le entregaran la parte de lo que la viña había producido; pero los labradores lo golpearon y lo mandaron con las manos vacías. 11 Volvió a enviar a otro siervo; pero ellos golpearon y humillaron también a éste, y lo enviaron con las manos vacías. 12 Envió entonces a un tercer siervo, pero también a éste lo hirieron y lo echaron de allí. 13 Entonces el dueño de la viña dijo: “¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo amado. Tal vez, cuando lo vean, le tendrán respeto.” 14 Pero cuando los labradores lo vieron, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Vamos a matarlo, para quedarnos con la herencia.” 15 Así que lo expulsaron de la viña, y lo mataron. ¿Qué creen ustedes que el dueño de la viña hará con ellos? 16 Pues irá y matará a esos labradores, y dará su viña a otros.»
Al oír esto, la gente exclamó: «¡Dios nos libre!» 17 Pero Jesús los miró fijamente y les dijo: «¿Qué significa esta escritura que dice:
»“La piedra que desecharon los constructores
ha venido a ser la piedra angular?”(DG)
18 Todo el que caiga sobre esa piedra, se hará pedazos; y si ella cae sobre alguien, lo aplastará por completo.»
La cuestión del tributo(DH)
19 En ese mismo instante los principales sacerdotes y los escribas trataron de echarle mano, pues comprendieron que, al contar esa parábola, Jesús se refería a ellos. Pero tenían miedo de la gente;
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