Bible in 90 Days
Nacimiento de Jesús
2 Aconteció en aquellos días que salió un edicto de César(A) Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado[a](B). 2 Este fue el primer censo que se levantó[b] cuando Cirenio era gobernador de Siria(C). 3 Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. 4 También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David(D), 5 para inscribirse junto con María, comprometida para casarse con él, la cual estaba encinta.
6 Sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su Hijo primogénito(E); lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Los pastores y los ángeles
8 En la misma región había pastores que estaban en el campo[c], cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche. 9 Y un ángel del Señor se les presentó(F), y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: «No teman(G), porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; 11 porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador(H), que es Cristo[d](I) el Señor(J). 12 Esto les servirá de señal(K): hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
13 De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo:
14 «Gloria a Dios en las alturas(L),
Y en la tierra paz entre los hombres[e] en quienes Él se complace[f](M)».
15 Cuando los ángeles se fueron[g] al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber».
16 Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. 17 Cuando lo vieron, dieron a saber lo[h] que se les había dicho acerca de este Niño. 18 Y todos los que lo oyeron se maravillaron de las cosas que les fueron dichas por los pastores. 19 Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón(N). 20 Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios(O) por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño(P), le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno(Q).
Jesús presentado en el templo
22 Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, lo trajeron a Jerusalén para presentar al Niño al Señor(R), 23 (como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón[i] que abra la matriz(S) será llamado santo para el Señor)», 24 y para ofrecer un sacrificio conforme a lo que fue dicho en la Ley del Señor: «Un par de tórtolas o dos pichones(T)».
25 Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo(U) y piadoso, esperaba la consolación de Israel(V), y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y por el Espíritu Santo se le había revelado(W) que no vería la muerte(X) sin antes ver al Cristo[j] del Señor. 27 Movido por[k] el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron para cumplir por Él[l] el rito de la ley(Y), 28 Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo:
29 «Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya
En paz, conforme a Tu palabra(Z);
30 Porque mis ojos han visto Tu salvación(AA)
31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 Luz de[m] revelación a los gentiles(AB),
Y gloria de Tu pueblo Israel».
33 Y los padres del Niño[n](AC) estaban asombrados de las cosas que de Él se decían. 34 Simeón los bendijo, y dijo a Su madre(AD) María: «Este Niño ha sido puesto para caída y levantamiento[o] de muchos(AE) en Israel, y para ser señal de contradicción, 35 y una espada traspasará aun tu propia alma, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones».
36 Y había una profetisa(AF), Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser(AG). Ella era de edad muy avanzada[p], y había vivido con su marido(AH) siete años después de su matrimonio[q], 37 y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones(AI). 38 Llegando ella en ese preciso momento[r], daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén(AJ).
Crecimiento de Jesús
39 Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret(AK). 40 Y el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios(AL) estaba sobre Él.
El niño Jesús discute con los maestros
41 Los padres de Jesús acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua(AM). 42 Y cuando Él cumplió doce años, subieron allá conforme a la costumbre de la fiesta. 43 Al regresar ellos, después de haber pasado todos los días de la fiesta(AN), el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran Sus padres, 44 y suponiendo que iba en la caravana, anduvieron camino de un día, y comenzaron a buscar a Jesús entre los familiares y conocidos.
45 Cuando no lo encontraron, volvieron y lo buscaron en Jerusalén. 46 Después de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Todos los que le oían estaban asombrados de Su entendimiento y de Sus respuestas(AO). 48 Cuando Sus padres lo vieron, se quedaron maravillados; y Su madre(AP) le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, Tu padre(AQ) y yo te hemos estado buscando[s] llenos de angustia».
49 Entonces Él les dijo: «¿Por qué me buscaban? ¿Acaso no sabían que me era necesario estar en la casa de Mi Padre(AR)?». 50 Pero ellos no entendieron(AS) las palabras que Él les había dicho. 51 Descendió con sus padres y vino a Nazaret(AT), y continuó sujeto a ellos. Y Su madre(AU) atesoraba todas estas cosas[t] en su corazón(AV). 52 Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura[u] y en gracia para con Dios(AW) y los hombres.
Predicación de Juan el Bautista
3 En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato(AX) gobernador de Judea, y Herodes tetrarca(AY) de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, 2 durante el sumo sacerdocio de Anás(AZ) y Caifás(BA), (BB)vino la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y Juan fue por toda la región alrededor del Jordán(BC), predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados; 4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías:
«Voz del que clama en el desierto:
“Preparen el camino del Señor,
Hagan derechas Sus sendas(BD).
5 -”Todo valle[v] será rellenado,
Y todo monte y collado rebajado[w];
Lo torcido se hará recto,
Y las sendas ásperas se volverán caminos llanos(BE);
6 Y toda carne[x] verá(BF) la salvación de Dios(BG)”».
7 Por eso, Juan decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: «¡Camada de víboras(BH)! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que vendrá? 8 Por tanto, den frutos dignos de arrepentimiento; y no comiencen a decirse a ustedes mismos(BI): “Tenemos a Abraham por padre(BJ)”, porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. 9 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego(BK)».
10 Y las multitudes le preguntaban: «¿Qué, pues, haremos(BL)?». 11 Juan les respondía: «El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo(BM)». 12 Vinieron también unos recaudadores de impuestos[y] para ser bautizados(BN), y le dijeron: «Maestro, ¿qué haremos?». 13 «No exijan[z] más de lo que se les ha ordenado», les respondió Juan. 14 También algunos soldados le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué haremos?». «A nadie quiten dinero por la fuerza», les dijo, «ni a nadie acusen falsamente(BO), y conténtense con su salario(BP)».
15 Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos se preguntaban[aa] en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo[ab](BQ), 16 (BR)Juan les habló a todos: «Yo los bautizo con agua; pero viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de Sus sandalias. Él los bautizará con[ac] el Espíritu Santo y fuego. 17 El bieldo(BS) está en Su mano para limpiar completamente Su era y recoger el trigo en Su granero; pero quemará la paja en un fuego que no se apaga(BT)».
18 Y[ad] también con muchas otras exhortaciones Juan anunciaba las buenas nuevas[ae] al pueblo. 19 Pero Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él por causa de Herodías, mujer de su hermano(BU), y por todas las maldades que Herodes(BV) había hecho, 20 añadió además a todas ellas, esta: que encerró a Juan en la cárcel(BW).
Bautismo de Jesús
21 (BX)Y aconteció que cuando todo el pueblo era bautizado, Jesús también fue bautizado; y mientras Él oraba(BY), el cielo se abrió, 22 y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: «Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido(BZ)».
Genealogía de Jesús
23 Cuando Jesús comenzó Su ministerio(CA), tenía unos treinta años, siendo, como se suponía[af], hijo de José(CB), quien era hijo de Elí,
24 y Elí, de Matat; Matat, de Leví; Leví, de Melqui; Melqui, de Jana; Jana, de José;
25 José, de Matatías; Matatías, de Amós; Amós, de Nahúm; Nahúm, de Esli; Esli, de Nagai;
26 Nagai, de Maat; Maat, de Matatías; Matatías, de Semei; Semei, de José; José, de Judá;
27 Judá, de Joana; Joana, de Resa; Resa, de Zorobabel; Zorobabel, de Salatiel(CC); Salatiel, de Neri;
28 Neri, de Melqui; Melqui, de Adi; Adi, de Cosam; Cosam, de Elmodam; Elmodam, de Er;
29 Er, de Josué[ag]; Josué, de Eliezer; Eliezer, de Jorim; Jorim, de Matat; Matat, de Leví;
30 Leví, de Simeón; Simeón, de Judá; Judá, de José; José, de Jonán; Jonán, de Eliaquim;
31 Eliaquim, de Melea; Melea, de Mainán; Mainán, de Matata; Matata, de Natán; Natán, de David;
32 (CD)David, de Isaí; Isaí, de Obed; Obed, de Booz; Booz, de Salmón[ah]; Salmón, de Naasón;
33 Naasón, de Aminadab; Aminadab, de Admín; Admín, de Aram[ai]; Aram, de Esrom; Esrom, de Fares; Fares, de Judá;
34 Judá, de Jacob; Jacob, de Isaac; Isaac, de (CE)Abraham; Abraham, de Taré; Taré, de Nacor;
35 Nacor, de Serug; Serug, de Ragau; Ragau, de Peleg; Peleg, de Heber; Heber, de Sala;
36 Sala, de Cainán; Cainán, de Arfaxad; Arfaxad, de Sem; Sem, de (CF)Noé; Noé, de Lamec;
37 Lamec, de Matusalén; Matusalén, de Enoc; Enoc, de Jared; Jared, de Mahalaleel; Mahalaleel, de Cainán;
38 Cainán, de Enós; Enós, de Set; Set, de Adán; y Adán, de Dios.
Jesús es tentado
4 (CG)Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán(CH) y fue llevado por el[aj] Espíritu en el desierto 2 por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días(CI), pasados los cuales tuvo hambre.
3 Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan». 4 Jesús le respondió: «Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre[ak](CJ)”».
5 El diablo lo llevó a una altura(CK), y le mostró en un instante todos los reinos del mundo[al](CL). 6 «Todo este dominio y su gloria te daré», le dijo el diablo; «pues a mí me ha sido entregado(CM), y a quien quiero se lo doy. 7 Por tanto, si te postras delante de mí, todo será Tuyo».
8 Jesús le respondió: «Escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás(CN)”».
9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí(CO), 10 pues escrito está:
“A Sus ángeles te encomendará para que te guarden(CP)”,
11 y:
“En las manos te llevarán,
Para que Tu pie no tropiece en piedra(CQ)”».
12 Jesús le respondió: «Se ha dicho: “No tentarás al Señor tu Dios(CR)”».
13 Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se alejó de Él esperando[am] un tiempo oportuno.
Ministerio en Galilea
14 Jesús regresó a Galilea(CS) en el poder del Espíritu, y las nuevas[an] acerca de Él se divulgaron por toda aquella región(CT). 15 Y enseñaba en sus sinagogas(CU), siendo alabado por todos.
Jesús en Nazaret
16 Jesús llegó a Nazaret, donde había sido criado(CV), y según Su costumbre, entró en la sinagoga(CW) el día de reposo, y se levantó a leer(CX). 17 Le dieron el libro[ao] del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 «El Espíritu del Señor está sobre Mí,
Porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres.
Me ha enviado[ap] para proclamar libertad a los cautivos,
Y la recuperación de la vista a los ciegos;
Para poner en libertad a los oprimidos(CY) ;
19 Para proclamar el año favorable del Señor(CZ) ».
20 Cerrando el libro[aq](DA), lo devolvió al asistente y se sentó(DB); y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. 21 Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído[ar]». 22 Todos hablaban bien[as] de Él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: «¿No es este el hijo de José(DC)?».
23 Entonces Él les dijo: «Sin duda me citarán este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm(DD), hazlo también aquí en Tu tierra(DE)”». 24 Y Jesús añadió: «En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra(DF). 25 Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses(DG)y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra; 26 sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón(DH). 27 Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio(DI)».
28 Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, 29 y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad(DJ), y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí. 30 Pero Él, pasando por en medio de ellos(DK), se fue.
Jesús enseña en Capernaúm
31 Jesús descendió a Capernaúm(DL), ciudad de Galilea, (DM)y les enseñaba en los días de reposo. 32 Todos se admiraban de Su enseñanza(DN) porque Su mensaje[at] era con autoridad(DO). 33 Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu[au] de un demonio inmundo, y gritó a gran voz: 34 «Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros[av](DP), Jesús de Nazaret[aw]? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: el Santo de Dios(DQ)».
35 Jesús entonces lo reprendió(DR), diciendo: «¡Cállate y sal de él!». Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño. 36 Todos se quedaron asombrados[ax], y discutían entre sí: «¿Qué mensaje es este? Porque[ay] con autoridad(DS) y poder manda a los espíritus inmundos y salen». 37 Y Su fama[az] se divulgaba por todos los lugares de aquella región(DT).
Jesús sana a la suegra de Simón y a muchos otros
38 (DU)Levantándose, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta(DV), y le rogaron por ella. 39 Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió(DW) la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.
40 (DX)Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades(DY) se los llevaban a Él; y poniendo las manos(DZ) sobre cada uno de ellos, los sanaba(EA). 41 También de muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios(EB)!». Pero, reprendiéndolos(EC), no les permitía hablar, porque sabían que Él era el Cristo[ba](ED).
Jesús recorre otras ciudades
42 (EE)Cuando se hizo de día, Jesús salió y se fue a un lugar solitario. Las multitudes lo buscaban, y llegaron adonde Él estaba y procuraban detener a Jesús para que no se separara de ellos. 43 Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas[bb]del reino de Dios, porque para esto(EF)Yo he sido enviado».
44 Y predicaba en las sinagogas de los judíos[bc](EG).
Llamamiento de los primeros discípulos
5 Aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús(EH) junto al lago de Genesaret(EI), 2 vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara un poco de tierra; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca(EJ). 4 Al terminar de hablar, dijo a Simón: «Sal a la parte más profunda[bd]y echen sus redes para pescar[be](EK)».
5 Simón le contestó: «Maestro(EL), hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado[bf] nada(EM), pero porque Tú lo pides, echaré las redes». 6 Cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces(EN), de modo que sus redes se rompían. 7 Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
8 Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies[bg] de Jesús, diciendo: «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!». 9 Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho; 10 y lo mismo les sucedió también a Jacobo[bh] y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas(EO); desde ahora serás pescador de hombres(EP)». 11 Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús(EQ).
Curación de un leproso
12 (ER)Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». 13 Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: «Quiero; sé limpio». Y al instante la lepra lo dejó. 14 Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. «Pero anda», le dijo, «muéstrate al sacerdote(ES)y da una ofrenda[bi]por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio».
15 Su fama[bj] se difundía cada vez más(ET), y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades. 16 Pero con frecuencia Él se retiraba a[bk] lugares solitarios y oraba(EU).
Curación de un paralítico
17 Y[bl] un día[bm] que Él estaba enseñando, estaban allí sentados algunos fariseos(EV) y maestros de la ley(EW) que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén(EX); y el poder del Señor(EY) estaba con Él para sanar. 18 (EZ)Y unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús. 19 No hallando cómo introducirlo debido a la multitud, subieron a la azotea(FA) y lo bajaron con la camilla a través del techo[bn](FB), poniéndolo en medio, delante de Jesús. 20 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te son perdonados(FC)».
21 Entonces los escribas y fariseos comenzaron a razonar(FD), diciendo: «¿Quién es Este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios(FE)?». 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: «¿Por qué razonan en sus corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? 24 Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados», dijo al paralítico(FF): «A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
25 Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios(FG). 26 El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios(FH); y se llenaron de temor(FI), diciendo: «Hoy hemos visto cosas extraordinarias».
Llamamiento de Leví y la cena en su casa
27 (FJ)Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos[bo] llamado Leví(FK), sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: «Sígueme». 28 Y él, dejándolo todo, se levantó y lo seguía(FL).
29 Leví(FM) le ofreció un gran banquete en su casa, y había un grupo grande de recaudadores de impuestos(FN) y de otros que estaban sentados[bp] a la mesa con ellos. 30 Y los fariseos y sus escribas(FO) se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: «¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?». 31 Jesús les respondió: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos(FP). 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento».
Pregunta sobre el ayuno
33 Ellos dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los fariseos también hacen lo mismo, pero los Tuyos comen y beben(FQ)». 34 Entonces Jesús les dijo: «¿Acaso pueden hacer que los acompañantes del novio[bq]ayunen mientras el novio está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando[br]el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquellos días(FR)».
36 También les dijo una parábola: «Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces[bs]romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres[bt]viejos, porque entonces[bu]el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, 38 sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos[bv]. 39 Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: “El añejo es mejor[bw]”».
Jesús, Señor del día de reposo
6 (FS)Aconteció que un día de reposo[bx] Jesús pasaba por unos sembrados, y Sus discípulos arrancaban y comían espigas(FT), restregándolas entre las manos. 2 Pero algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacen ustedes lo que no es lícito en el día de reposo(FU)?».
3 Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David(FV)cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; 4 cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes consagrados[by], que a nadie es lícito(FW)comer sino solo a los sacerdotes, y dio también a sus compañeros?». 5 También les decía: «El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo».
Jesús sana al hombre de la mano seca
6 (FX)Y[bz] en otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba(FY); y había allí un hombre que tenía la[ca] mano derecha seca[cb]. 7 A fin de encontrar de qué acusar a Jesús, los escribas y los fariseos lo observaban atentamente para ver si sanaba en el día de reposo(FZ). 8 Pero Él sabía lo que ellos estaban pensando[cc](GA), y dijo al hombre que tenía la mano seca[cd]: «Levántate y ven acá[ce]». Y él, levantándose, se puso de pie.
9 Entonces Jesús les dijo: «Yo les pregunto: ¿es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal; salvar una vida o destruirla?».
10 Después de mirarlos a todos a su alrededor, dijo al hombre[cf]: «Extiende tu mano». Y él lo hizo así, y su mano quedó sana[cg](GB). 11 Pero ellos se llenaron de ira[ch], y discutían entre sí qué podrían hacerle a Jesús.
Jesús escoge a los doce apóstoles
12 En[ci] esos días Jesús se fue al monte(GC) a orar(GD), y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Cuando se hizo de día, (GE)llamó a Sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles(GF): 14 Simón, a quien también llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo[cj] y Juan; Felipe y Bartolomé; 15 Mateo(GG) y Tomás; Jacobo[ck], hijo de Alfeo, y Simón, al que llamaban el Zelote; 16 Judas, hijo de Jacobo[cl], y Judas Iscariote, que llegó a ser traidor.
17 Descendió(GH) con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud(GI) de Sus discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón(GJ), 18 [cm]que habían ido para oír a Jesús y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos eran curados. 19 Y toda la multitud procuraba tocar a Jesús(GK), porque de Él salía un poder(GL) que a todos sanaba.
Las bienaventuranzas
20 Volviendo su vista hacia Sus discípulos, decía: «Bienaventurados(GM)ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios(GN).
21 »Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán.
22 »Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí(GO) , los colman de insultos(GP) y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Alégrense en ese día y salten(GQ)de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas(GR).
24 »Pero ¡ay de ustedes los ricos(GS) ! Porque ya están recibiendo todo su consuelo(GT) .
25 »¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados[cn] ! Porque tendrán hambre. ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen! Porque se lamentarán y llorarán.
26 »¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablen bien de ustedes! Porque de la misma manera trataban sus padres a los falsos profetas(GU) .
El amor verdadero y su recompensa
27 »Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos; hagan bien a los que los aborrecen(GV) ; 28 bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan(GW). 29 (GX)Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa[co], no le niegues tampoco la túnica. 30 A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.
31 »Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera(GY) . 32 Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores aman a los que los aman(GZ). 33 Si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Si prestan(HA)a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos la misma cantidad.
35 »Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien(HB) , y presten no esperando nada a cambio[cp] , y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo(HC) ; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. 36 Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.
El juicio hacia los demás
37 »(HD) No juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen[cq] , y serán perdonados(HE) . 38 Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos(HF). Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir(HG)».
39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo(HH)? 40 Un discípulo no está por encima de su maestro(HI); pero todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro[cr]. 41 ¿Y por qué miras la mota[cs]que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la mota[ct]que está en tu ojo”, cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota[cu]que está en el ojo de tu hermano.
43 »(HJ) Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa[cv] , árbol malo que produzca fruto bueno. 44 Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza(HK). 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo(HL); porque de la abundancia del corazón habla su boca(HM).
Los dos cimientos
46 »¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor(HN) ”, y no hacen lo que Yo digo? 47 (HO)Todo el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica, les mostraré a quién es semejante: 48 es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo[cw]y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente[cx]dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida. 49 Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente dio con fuerza contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquella casa».
Jesús sana al siervo del centurión
7 Cuando terminó todas Sus palabras[cy](HP) al pueblo que le oía[cz], (HQ)Jesús se fue a Capernaúm.
2 Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho[da], estaba enfermo y a punto de morir. 3 Al oír hablar de Jesús, el centurión(HR) envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiendo que viniera y salvara[db] a su siervo. 4 Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: «El centurión es digno de que le concedas esto; 5 porque él ama a nuestro pueblo y fue él quien nos edificó la sinagoga».
6 Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: «Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; 7 por eso ni siquiera me consideré digno de ir a Ti, tan solo di la[dc] palabra y mi siervo[dd] será sanado. 8 Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: “Ve”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace».
9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que lo seguía: «Les digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande(HS)». 10 Cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.
Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín
11 Aconteció poco después[de] que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y Sus discípulos iban con Él acompañados por[df] una gran multitud. 12 Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. 13 Al verla, el Señor(HT) tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores».
14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: «Joven, a ti te digo: ¡Levántate!». 15 El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. 16 El temor se apoderó de todos(HU), y glorificaban a Dios(HV), diciendo: «Un gran profeta(HW) ha surgido entre nosotros». También decían: «Dios ha visitado a Su pueblo». 17 Este dicho que se decía de Él, se divulgó por toda Judea y por toda la región circunvecina(HX).
Jesús y los discípulos de Juan
18 (HY)Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas. 19 Y llamando Juan a dos[dg] de sus discípulos, los envió a preguntar al Señor(HZ): «¿Eres Tú el que ha de venir, o esperamos a otro[dh]?».
20 Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado para que te preguntáramos: “¿Eres Tú el que ha de venir, o esperamos a otro?”». 21 En esa misma hora curó a muchos de enfermedades(IA), aflicciones(IB) y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. 22 Entonces Él les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio(IC). 23 Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí».
Jesús habla de Juan el Bautista
24 Cuando los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 25 Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que visten con esplendor y viven en deleites están en los palacios de los reyes. 26 Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y uno que es más que un profeta. 27 Este es aquel de quien está escrito:
“Mira, Yo envío Mi mensajero delante de Ti,
Quien preparará Tu camino delante de Ti(ID) ”.
28 Les digo que entre los nacidos de mujer[di] , no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él».
29 Al oír esto, todo el pueblo y los recaudadores de impuestos[dj] reconocieron la justicia(IE) de Dios[dk], y fueron bautizados(IF) con el bautismo de Juan(IG). 30 Pero los fariseos y los intérpretes de la ley[dl](IH) rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan[dm].
31 «¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? 32 Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y se llaman unos a otros, y dicen: “Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos endechas, y no lloraron”. 33 Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan, ni bebe vino(II), y ustedes dicen: “Tiene un demonio”. 34 Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores”. 35 Pero[dn]la sabiduría es justificada(IJ)por todos sus hijos».
Jesús perdona a una pecadora
36 Uno de los fariseos pidió a Jesús que comiera con él; y entrando Él en la casa del fariseo, se sentó[do] a la mesa. 37 Había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado[dp] a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume(IK); 38 y poniéndose detrás de Él a Sus pies, llorando, comenzó a regar Sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba Sus pies y los ungía con el perfume. 39 Pero al ver esto el fariseo que lo había invitado, dijo para sí[dq]: «Si Este fuera un profeta[dr](IL), sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, que es una pecadora».
40 Y Jesús le dijo*: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro», le contestó. 41 «Cierto prestamista tenía dos deudores; uno le debía 500 denarios[ds](IM)y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar(IN), perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, lo amará más?».
43 «Supongo que aquel a quien le perdonó más», respondió Simón. Y Jesús le dijo: «Has juzgado correctamente».
44 Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: «¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no me diste agua para Mis pies(IO), pero ella ha regado Mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45 No me diste beso(IP), pero ella, desde que entré, no ha cesado[dt]de besar Mis pies. 46 No ungiste Mi cabeza con aceite(IQ), pero ella ungió Mis pies con perfume. 47 Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama». 48 Entonces Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados han sido perdonados(IR)».
49 Los que estaban sentados[du] a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: «¿Quién es Este que hasta perdona pecados(IS)?». 50 Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado(IT), vete en paz(IU)».
Mujeres que servían a Jesús
8 Poco[dv] después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas[dw] del reino de Dios(IV). Con Él iban los doce discípulos, 2 y también algunas mujeres(IW) que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena(IX), de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, mujer de Chuza, mayordomo(IY) de Herodes(IZ); Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.
Parábola del sembrador
4 (JA)Habiéndose congregado una gran multitud y los que de varias ciudades acudían a Jesús, entonces les habló por medio de una parábola: 5 «El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad. 7 Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno». Al hablar estas cosas, Jesús exclamaba: «El que tiene oídos para oír, que oiga(JB)».
Explicación de la parábola
9 (JC)Sus discípulos le preguntaban qué quería decir esta parábola, 10 y Él respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de Dios(JD), pero a los demás les hablo en parábolas, para que viendo, no vean; y oyendo, no entiendan(JE).
11 La parábola es esta: la semilla es la palabra de Dios(JF) . 12 Aquellos a lo largo del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arrebata la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. 13 Aquellos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero[dx]no tienen raíz profunda; creen[dy]por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben. 14 La semilla que cayó entre los espinos, son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura. 15 Pero la semilla en la tierra buena, son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno, y la retienen, y dan fruto con su perseverancia.
16 »Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz(JG) . 17 Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz(JH).
18 »Por tanto, tengan cuidado de cómo oyen; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene[dz] se le quitará(JI) ».
La madre y los hermanos de Jesús
19 (JJ)Entonces la madre y los hermanos de Jesús llegaron a donde Él estaba, pero no podían acercarse a Él debido al gentío. 20 «Tu madre y Tus hermanos están afuera y te quieren ver», le avisaron. 21 Pero Él les respondió: «Mi madre y Mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen(JK)».
Jesús calma la tempestad
22 (JL)Uno de aquellos días, Jesús entró en una barca con Sus discípulos, y les dijo: «Pasemos al otro lado del lago(JM)». Y se hicieron a la mar. 23 Pero mientras ellos navegaban, Él se durmió; y una violenta tempestad[ea] descendió sobre el lago(JN), y comenzaron a hundirse y corrían peligro.
24 Llegándose a Jesús, lo despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro(JO), que perecemos!». Y Él, levantándose, reprendió(JP) al viento y a las olas embravecidas, y cesaron y sobrevino la calma. 25 «¿Dónde está la fe de ustedes?», les dijo. Pero ellos estaban atemorizados y asombrados, diciéndose unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun a los vientos y al agua manda y lo obedecen?».
El endemoniado gadareno
26 (JQ)Entonces navegaron hacia la tierra de los gadarenos[eb] que está al lado opuesto de Galilea. 27 Cuando Jesús bajó a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por demonios, y que por mucho tiempo no se había puesto ropa alguna, ni vivía en una casa sino en los sepulcros. 28 Al ver a Jesús, gritó y cayó delante de Él, y dijo en alta voz: «¿Qué tienes Tú que ver conmigo[ec], Jesús, Hijo del Dios(JR) Altísimo? Te ruego que no me atormentes(JS)».
29 Porque Él mandaba al espíritu inmundo que saliera del hombre, pues muchas veces[ed] se había apoderado de él, y[ee] estaba atado con cadenas y grillos y bajo guardia; a pesar de todo rompía las ataduras y era llevado por el demonio a los desiertos. 30 Entonces Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?». «Legión(JT)», contestó; porque muchos demonios habían entrado en él.
31 Y le rogaban que no les ordenara irse al abismo(JU). 32 Había una manada de muchos cerdos paciendo allí en el monte; y los demonios le rogaron que les permitiera entrar en los cerdos[ef]. Y Él les dio permiso. 33 Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la manada se precipitó por el despeñadero al lago(JV) y se ahogaron.
34 Cuando los que los cuidaban vieron lo que había sucedido, huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. 35 Salió entonces la gente a ver qué había sucedido; y vinieron a Jesús, y encontraron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús(JW), vestido y en su cabal juicio, y se llenaron de temor. 36 Los que lo habían visto, les contaron cómo el que estaba endemoniado(JX) había sido sanado[eg]. 37 Entonces toda la gente[eh] de la región alrededor de los gadarenos le pidió a Jesús que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de un gran temor. Y Él, entrando a una barca, regresó.
38 (JY)Pero el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera estar con Él[ei]; pero Jesús lo despidió, diciendo: 39 «Vuelve a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas[ej]Dios ha hecho por ti». Y él se fue, proclamando por toda la ciudad cuán grandes cosas[ek] Jesús había hecho por él.
Jairo ruega por su hija
40 Cuando Jesús volvió, la multitud lo recibió con gozo(JZ), porque todos lo habían estado esperando. 41 (KA)Entonces llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial[el] de la sinagoga(KB). Cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrara a su casa; 42 porque tenía una hija única[em], como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras Él iba, la muchedumbre lo apretaba.
Jesús sana a una mujer
43 Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía[en], sin que nadie pudiera curarla, 44 se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de Su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre. 45 Y Jesús preguntó: «¿Quién es el que me ha tocado?». Mientras todos lo negaban, Pedro dijo, y los que con él estaban[eo]: «Maestro(KC), las multitudes te aprietan y te oprimen».
46 Pero Jesús dijo: «Alguien me tocó, porque me di cuenta de que había salido poder(KD)de Mí». 47 Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de Él, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual lo había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y Él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado[ep](KE); vete en paz(KF)».
Jesús resucita a la hija de Jairo
49 Mientras Jesús estaba todavía hablando, vino* alguien de la casa de Jairo, oficial de la sinagoga(KG), diciendo: «Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro». 50 Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: «No temas(KH); cree solamente, y ella será sanada[eq]». 51 Al llegar Jesús a la casa, no permitió que nadie entrara con Él sino solo Pedro, Juan y Jacobo[er], y el padre y la madre de la muchacha. 52 Todos la lloraban y se lamentaban(KI); pero Él dijo: «No lloren, porque no ha muerto, sino que duerme(KJ)».
53 Y se burlaban de Él, sabiendo que ella había muerto. 54 Pero Él, tomándola de la mano, clamó, diciendo: «¡Niña, levántate!». 55 Entonces le volvió a ella su espíritu y se levantó al instante, y Jesús mandó que le dieran de comer. 56 Sus padres estaban asombrados, pero Él les encargó que no dijeran a nadie(KK) lo que había sucedido.
Misión de los doce
9 Reuniendo Jesús a los doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios(KL) y para sanar enfermedades. 2 Los envió a proclamar el reino de Dios(KM) y a sanar a los enfermos. 3 Y les dijo: «(KN)No tomen nada para el camino, ni bordón, ni alforja[es], ni pan, ni dinero; ni tengan dos túnicas cada uno(KO). 4 En cualquier casa donde entren, quédense allí, y sea de allí su salida. 5 En cuanto a los que no los reciban, al salir de esa ciudad, sacudan el polvo de sus pies en testimonio contra ellos(KP)».
6 Entonces salieron, e iban por las aldeas anunciando(KQ) el evangelio y sanando por todas partes.
Herodes oye hablar de Jesús
7 (KR)Herodes el tetrarca(KS) se enteró de todo lo que estaba pasando, y estaba muy perplejo, porque algunos decían que Juan(KT) había resucitado de entre los muertos, 8 otros, que Elías había aparecido, y otros, que algún profeta(KU) de los antiguos había resucitado. 9 Entonces Herodes dijo: «A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién es, entonces, Este de quien oigo tales cosas?». Y procuraba ver a Jesús(KV).
Alimentación de los cinco mil
10 Cuando los apóstoles regresaron, dieron cuenta a Jesús de todo lo que habían hecho(KW). Y (KX)tomándolos con Él, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida(KY). 11 Pero cuando la gente[et] se dio cuenta de esto, lo siguió; y Jesús, recibiéndolos, les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que tenían necesidad de ser curados.
12 El día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a las aldeas y campos de los alrededores, y hallen alojamiento y consigan alimentos[eu]; porque aquí estamos en un lugar desierto». 13 «Denles ustedes de comer», les dijo Jesús. Y ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos y compremos alimentos para toda esta gente». 14 Porque había como 5,000 hombres. Y Jesús dijo a Sus discípulos: «Hagan que se recuesten en grupos(KZ)como de cincuenta cada uno».
15 Así lo hicieron, haciendo recostar a todos. 16 Tomando Él los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, los bendijo, los partió y los iba dando a los discípulos para que los sirvieran a[ev] la gente. 17 Todos comieron y se saciaron; y se recogieron de lo que les sobró de los pedazos: doce cestas llenas(LA).
La confesión de Pedro
18 (LB)Estando Jesús orando a solas(LC), estaban con Él los discípulos, y les preguntó: «¿Quién dicen las multitudes que soy Yo?». 19 Entonces ellos respondieron: «Unos, Juan el Bautista, otros, Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado». 20 «Y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?» les preguntó. Y Pedro le respondió: «El Cristo[ew] de Dios(LD)».
21 Pero Jesús, advirtiéndoles severamente, les mandó que no dijeran esto a nadie(LE), 22 y les dijo: «(LF)El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos(LG), los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día».
23 Y a todos les decía: «Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame(LH). 24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, ese la salvará(LI). 25 Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si[ex]él mismo se destruye o se pierde(LJ)? 26 Porque el que se avergüence de Mí y de Mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en Su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles(LK). 27 Pero en verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean(LL)el reino de Dios».
La transfiguración
28 (LM)Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con Él a Pedro, a Juan y a Jacobo[ey](LN), y subió al monte(LO) a orar(LP). 29 Mientras oraba(LQ), la apariencia de Su rostro se hizo otra(LR), y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente[ez].
30 Y de repente dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías, 31 quienes apareciendo en gloria[fa], hablaban de la partida de Jesús(LS) que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño(LT), pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él. 33 Y al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: «Maestro(LU), es bueno quedarnos aquí; hagamos tres enramadas[fb], una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías(LV)». Pero Pedro no sabía lo que decía(LW).
34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y una voz salió de la nube, que decía: «Este es Mi Hijo, Mi Escogido[fc](LX); oigan a Él». 36 Después de oírse la voz[fd], Jesús quedó solo. Ellos mantuvieron esto en secreto; por aquellos días no contaron nada de lo que habían visto(LY).
Jesús sana a un muchacho endemoniado
37 (LZ)Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud le salió al encuentro. 38 En ese momento un hombre de la multitud gritó: «Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo[fe], 39 y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y el espíritu hace que caiga con convulsiones, echando[ff] espumarajos; y cuando lo estropea, a duras penas se aparta de él. 40 Entonces rogué a Tus discípulos que echaran fuera ese espíritu, y no pudieron».
41 Jesús les respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarlos? Trae acá a tu hijo». 42 Cuando este se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos estaban admirados de la grandeza[fg] de Dios(MA).
Jesús anuncia otra vez Su muerte
(MB) Mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a Sus discípulos: 44 «Hagan[fh]que estas palabras penetren en sus oídos, porque el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres(MC)». 45 Pero ellos no entendían(MD) estas palabras[fi], y les estaban veladas para que no las comprendieran; y temían preguntar a Jesús acerca de ellas[fj].
El mayor en el reino de los cielos
46 (ME)Y comenzó[fk] una discusión entre ellos, sobre quién de ellos sería el mayor. 47 Entonces Jesús, sabiendo lo que pensaban(MF) en[fl] sus corazones, tomó a un niño y lo puso a Su lado. 48 «El que reciba a este niño en Mi nombre», les dijo, «me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió(MG); porque el que es más pequeño[fm]entre todos ustedes, ese es grande(MH)».
49 (MI)Y Juan respondió: «Maestro(MJ), vimos a uno echando fuera demonios en Tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros». 50 Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan; porque el que no está contra ustedes, está con ustedes(MK)».
Jesús reprende a Jacobo y a Juan
51 Sucedió que cuando se cumplían los días de Su ascensión[fn](ML), Jesús, con determinación, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén(MM). 52 Y envió mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos(MN) para hacer los preparativos para Él. 53 Pero no lo recibieron, porque sabían que había determinado ir a[fo] Jerusalén(MO).
54 Al ver esto, Sus discípulos Jacobo[fp] y Juan(MP), dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma[fq](MQ)?». 55 Pero Él, volviéndose, los reprendió,[fr] y dijo: «Ustedes no saben de qué espíritu son, 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas». Y se fueron a otra aldea.
Lo que demanda el discipulado
57 Mientras ellos iban por el camino(MR), (MS)uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». 58 «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos», le dijo Jesús, «pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza(MT)».
59 A otro le dijo: «Ven tras Mí(MU)». Pero él contestó: «Señor[fs], permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». 60 «Deja que los muertos entierren a sus muertos», le respondió Jesús; «pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios(MV)».
61 También otro dijo: «Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa(MW)». 62 Pero Jesús le dijo: «Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás(MX), es apto para el reino de Dios».
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