Bible in 90 Days
1 Profecía que el profeta Habacuc recibió en una visión
2 «¿Hasta cuándo, Jehová, gritaré
sin que tú escuches,
y clamaré a causa de la violencia
sin que tú salves?
3 ¿Por qué me haces ver iniquidad
y haces que vea tanta maldad?
Ante mí sólo hay destrucción y violencia;
pleito y contienda se levantan.
4 Por eso la Ley se debilita
y el juicio no se ajusta a la verdad;
el impío asedia al justo,
y así se tuerce la justicia.
5 »Mirad entre las naciones,
ved y asombraos,
porque haré una obra en vuestros días,
que, aun cuando se os contara, no la creeríais.
6 Porque yo levanto a los caldeos,
nación cruel y presurosa,
que camina por la anchura de la tierra
para poseer las moradas ajenas.
7 Formidable es y terrible;
de ella misma proceden
su justicia y su dignidad.
8 Sus caballos son
más ligeros que leopardos,
más feroces que lobos nocturnos,
y sus jinetes se multiplicarán.
Vienen de lejos sus jinetes,
vuelan como águilas
que se apresuran a devorar.
9 Toda ella acude a la violencia;
el terror va delante de ella,
y recoge cautivos como arena.
10 Se mofa de los reyes,
y de los príncipes hace burla;
se ríe de las fortalezas,
levanta terraplenes y las toma.
11 Luego pasa como el huracán,
y peca porque hace de su fuerza su dios.
12 »¿No eres tú desde el principio,
Jehová, Dios mío, Santo mío?
No moriremos.
Jehová, para juicio lo pusiste;
y tú, Roca, lo estableciste para castigar.
13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal,
ni puedes ver el agravio;
¿por qué, pues, ves a los criminales
y callas cuando destruye el impío
al que es más justo que él?
14 Tratas a los hombres como a peces del mar,
como a reptiles que no tienen dueño.
15 A todos los pesca con anzuelo,
los recoge con su red,
los junta en sus mallas;
por lo cual se alegra y se regocija.
16 Por eso ofrece sacrificios a su red
y quema incienso a sus mallas,
porque gracias a ellas su porción es abundante
y sabrosa su comida.
17 ¿Vaciará sin cesar su red
y seguirá aniquilando sin piedad a las naciones?»
2 «En mi puesto de guardia estaré,
sobre la fortaleza afirmaré el pie.
Velaré para ver lo que se me dirá
y qué he de responder tocante a mi queja.
2 »Jehová me respondió y dijo:
“Escribe la visión, grábala en tablas,
para que pueda leerse de corrido.
3 Aunque la visión tarda en cumplirse,
se cumplirá a su tiempo, no fallará.
Aunque tarde, espérala,
porque sin duda vendrá, no tardará.
4 Aquel cuya alma no es recta se enorgullece;
mas el justo por su fe vivirá.”
5 »Además, el que es dado al vino es traicionero,
hombre orgulloso, que no prosperará;
ensancha como el seol su garganta
y es insaciable como la muerte,
aunque reúna para sí todas las naciones
y acapare para sí todos los pueblos.
6 »¿No entonarán todos estos contra él
refranes y sarcasmos?
Dirán: “¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo!
¿Hasta cuándo seguirá acumulando
prenda tras prenda?”
7 »¿No se levantarán de repente tus deudores
y se despertarán los que te harán temblar?
Tú serás como despojo para ellos.
8 Por cuanto has despojado a muchas naciones,
todos los otros pueblos te despojarán a ti,
a causa de la sangre de los hombres,
y de las violencias hechas a la tierra,
a las ciudades y a todos los que en ellas habitaban.
9 »¡Ay del que codicia
injusta ganancia para su casa,
para poner en alto su nido,
para escaparse del poder del mal!
10 Tomaste consejo vergonzoso para tu casa,
asolaste muchos pueblos
y has pecado contra tu vida.
11 Porque la piedra clamará desde el muro
y la tabla del enmaderado le responderá.
12 »¡Ay del que edifica con sangre la ciudad
y del que la funda sobre la maldad!
13 ¿No viene esto de Jehová de los ejércitos?
Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego,
y las naciones se fatigarán en vano.
14 Porque la tierra se llenará
del conocimiento de la gloria de Jehová,
como las aguas cubren el mar.
15 »¡Ay del que da de beber a su prójimo!
¡Ay de ti, que le acercas tu hiel
y lo embriagas para mirar su desnudez!
16 Te has llenado de deshonra más que de honra;
bebe tú también y serás descubierto;
el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti
y convertirá en humillación tu gloria.
17 Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti
y la destrucción de las fieras te quebrantará,
a causa de la sangre de los hombres,
y de las violencias hechas a la tierra,
a las ciudades y a todos los que en ellas habitaban.
18 »¿De qué sirve la escultura
que esculpió el que la hizo,
la estatua de fundición que enseña mentira,
para que el artífice confíe en su obra
haciendo imágenes mudas?
19 »¡Ay del que dice al palo:
“Despiértate”;
y a la piedra muda: “Levántate”!
¿Podrán acaso enseñar?
Aunque está cubierto de oro y plata,
no hay espíritu dentro de él.
20 Mas Jehová está en su santo Templo:
¡calle delante de él toda la tierra!»
3 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot
2 «¡Jehová, he oído tu palabra, y temí!
¡Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
en medio de los tiempos hazla conocer;
en la ira acuérdate de la misericordia!
3 Dios viene de Temán;
el Santo, desde el monte Parán. Selah
»Su gloria cubrió los cielos,
la tierra se llenó de su alabanza.
4 Su resplandor es como la luz.
Rayos brillantes salen de su mano;
allí está escondido su poder.
5 Delante de su rostro va la mortandad,
y tras sus pies salen carbones encendidos.
6 Se levanta y mide la tierra;
mira, y se estremecen las naciones.
Los montes antiguos se desmoronan,
los collados antiguos se derrumban;
pero sus caminos son eternos.
7 »He visto las tiendas de Cusán en aflicción;
las tiendas de la tierra de Madián tiemblan.
8 ¿Te has airado, Jehová, contra los ríos?
¿Contra los ríos te has airado?
¿Arde tu ira contra el mar
cuando montas en tus caballos,
en tus carros de victoria?
9 »Tienes tu arco preparado;
los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah
»Has hendido la tierra con los ríos.
10 Te ven los montes y temen;
pasa la inundación;
el abismo deja oír su voz
y alza sus manos a lo alto.
11 El sol y la luna se detienen en su lugar,
a la luz de tus saetas que cruzan,
al resplandor de tu refulgente lanza.
12 Con ira pisas la tierra,
con furor pisoteas las naciones.
13 Has salido para socorrer a tu pueblo,
para socorrer a tu ungido.
Has abatido la cabeza de la casa del impío,
has descubierto el cimiento hasta la roca. Selah
14 »Traspasaste con sus propios dardos
las cabezas de sus guerreros,
que como tempestad acometieron para dispersarme,
regocijados como si fueran a devorar
al pobre en secreto.
15 »Caminas en el mar con tus caballos,
sobre la mole de las muchas aguas.
16 Oí, y se conmovieron mis entrañas;
al oír la voz temblaron mis labios.
Pudrición entró en mis huesos,
y dentro de mí me estremecí.
Tranquilo espero el día de la angustia
que vendrá sobre el pueblo que nos ataca.
17 »Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya frutos,
aunque falte el producto del olivo
y los labrados no den mantenimiento,
aunque las ovejas sean quitadas de la majada
y no haya vacas en los corrales,
18 con todo, yo me alegraré en Jehová,
me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 Jehová, el Señor, es mi fortaleza;
él me da pies como de ciervas
y me hace caminar por las alturas.»
Al jefe de los cantores. Para instrumentos de cuerdas.
1 Palabra que Jehová dirigió a Sofonías hijo de Cusi hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá:
2 «Destruiré por completo todas las cosas
de sobre la faz de la tierra,
dice Jehová.
3 Destruiré hombres y bestias,
destruiré las aves del cielo
y los peces del mar,
haré perecer a los malvados,
y extirparé a los hombres
de sobre la faz de la tierra,
dice Jehová.
4 »Extenderé mi mano contra Judá
y contra todos los habitantes de Jerusalén.
Exterminaré de este lugar
los restos de Baal
y el nombre de los ministros idólatras
junto con sus sacerdotes.
5 Exterminaré a los que sobre los terrados se postran
ante el ejército del cielo,
a los que se postran jurando por Jehová
y jurando por Milcom,
6 a los que se apartan de Jehová,
a los que no buscaron a Jehová ni lo consultaron.
7 »Calla en la presencia de Jehová, el Señor,
porque el día de Jehová está cercano,
porque Jehová ha preparado un sacrificio
y ha consagrado a sus convidados.
8 »En el día del sacrificio de Jehová
castigaré a los príncipes,
a los hijos del rey
y a todos los que visten como extranjeros.
9 Asimismo castigaré en aquel día
a todos los que saltan la puerta
y a los que llenan las casas de sus señores
de robo y de engaño.
10 »Así dice Jehová:
Habrá en aquel día voz de clamor
desde la puerta del Pescado,
aullido desde la segunda puerta
y gran quebrantamiento desde los collados.
11 Aullad, habitantes de Mactes,
porque todo el pueblo mercader ha sido destruido;
extirpados han sido todos los que trafican con dinero.
12 »Acontecerá en aquel tiempo
que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna
y castigaré a los hombres
que reposan tranquilos como el vino asentado,
los cuales dicen en su corazón:
“Jehová ni hará bien ni hará mal”.
13 Por tanto, serán saqueados sus bienes
y sus casas asoladas;
edificarán casas, mas no las habitarán,
plantarán viñas, mas no beberán de su vino.
14 »¡Cercano está el día grande de Jehová!
¡Cercano, muy próximo!
Amargo será el clamor del día de Jehová;
hasta el valiente allí gritará.
15 Día de ira aquel día,
día de angustia y de aprieto,
día de alboroto y de asolamiento,
día de tiniebla y de oscuridad,
día de nublado y de entenebrecimiento,
16 día de trompeta y de alarido
sobre las ciudades fortificadas
y sobre las altas torres.
17 Llenaré de tribulación a los hombres,
y ellos andarán como ciegos,
porque pecaron contra Jehová.
Su sangre será derramada como polvo
y su carne como estiércol.
18 »Ni su plata ni su oro podrán librarlos
en el día de la ira de Jehová,
pues toda la tierra será consumida
con el fuego de su celo,
porque él exterminará repentinamente
a todos los habitantes de la tierra.»
2 «Congregaos y meditad,
nación sin pudor,
2 antes que tenga efecto el decreto
y el día se pase como el tamo;
antes que venga sobre vosotros
el furor de la ira de Jehová;
antes que el día de la ira de Jehová
venga sobre vosotros.
3 Buscad a Jehová
todos los humildes de la tierra,
los que pusisteis por obra su juicio;
buscad justicia, buscad mansedumbre;
quizá seréis guardados
en el día del enojo de Jehová.
4 »Porque Gaza será desamparada
y Ascalón asolada;
saquearán a Asdod en pleno día
y Ecrón será desarraigada.
5 ¡Ay de los que moran en la costa del mar,
del pueblo de los cereteos!
Jehová ha pronunciado esta palabra contra vosotros:
¡Canaán, tierra de filisteos,
te haré destruir hasta dejarte sin morador!
6 La costa del mar
se convertirá en praderas para pastores,
en corrales de ovejas.
7 Será aquel lugar
para el resto de la casa de Judá;
allí apacentarán.
En las casas de Ascalón dormirán de noche,
porque Jehová, su Dios, los visitará
y levantará su cautiverio.
8 »He oído los insultos de Moab
y las ofensas con que los hijos de Amón
deshonraron a mi pueblo
y se engrandecieron sobre su territorio.
9 Por tanto, vivo yo,
dice Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel,
que Moab quedará como Sodoma,
y los hijos de Amón como Gomorra:
serán un campo de ortigas,
una mina de sal,
un lugar desolado para siempre.
El resto de mi pueblo los saqueará
y el resto de mi pueblo los heredará.
10 »Esto les vendrá por su soberbia,
porque afrentaron al pueblo de Jehová de los ejércitos
y se engrandecieron contra él.
11 Terrible será Jehová con ellos,
porque destruirá a todos los dioses de la tierra,
y se inclinarán ante él, desde sus lugares,
todas las costas de la tierra.
12 También vosotros, los de Etiopía,
seréis muertos con mi espada.
13 Luego extenderá su mano contra el norte
y destruirá a Asiria,
y convertirá a Nínive en un lugar desolado,
árido como un desierto.
14 Rebaños de ganado se echarán en ella,
y todas las bestias del campo;
el pelícano y el erizo
dormirán en sus dinteles,
su voz resonará en las ventanas;
habrá desolación en las puertas,
porque su artesonado de cedro quedará al descubierto.
15 Ésta es la ciudad alegre
que estaba confiada,
la que decía en su corazón:
“Yo, y nadie más.”
¡Cómo fue asolada,
hecha guarida de fieras!
Todos los que pasen junto a ella
se burlarán y sacudirán la mano.»
3 «¡Ay de la ciudad rebelde,
contaminada y opresora!
2 »No escuchó la voz
ni recibió la corrección;
no confió en Jehová
ni se acercó a su Dios.
3 Sus príncipes son, en medio de ella,
leones rugientes;
sus jueces, lobos nocturnos
que no dejan ni un hueso para la mañana.
4 Sus profetas son altaneros,
hombres fraudulentos;
sus sacerdotes contaminaron el santuario,
falsearon la Ley.
5 Jehová es justo en medio de ella,
no cometerá iniquidad;
cada mañana, al despuntar el día,
emite sin falta su juicio;
pero el perverso
no conoce la vergüenza.
6 »Hice destruir naciones,
sus habitaciones están asoladas;
he dejado desiertas sus calles
hasta no quedar quien pase.
Sus ciudades han quedado desoladas,
no ha quedado ni un hombre ni un habitante.
7 Me decía: “Ciertamente me temerá,
recibirá corrección
y no será destruida su morada
cuando yo la visite.”
Mas ellos se apresuraron a corromper
todos sus hechos.
8 Por tanto, esperadme, dice Jehová,
hasta el día en que me levante para juzgaros,
porque mi determinación es reunir las naciones,
juntar los reinos
para derramar sobre ellos mi enojo,
todo el ardor de mi ira,
hasta que el fuego de mi celo
consuma toda la tierra.
9 »En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos
pureza de labios,
para que todos invoquen el nombre de Jehová,
para que le sirvan de común consentimiento.
10 De la región más allá de los ríos de Etiopía
me suplicarán;
la hija de mis esparcidos
traerá mi ofrenda.
11 En aquel día no serás avergonzada
por ninguna de las obras
con que te rebelaste contra mí,
porque entonces quitaré
de en medio de ti
a los que se alegran en tu soberbia,
y nunca más te ensoberbecerás
en mi santo monte.
12 Y dejaré en medio de ti
un pueblo humilde y pobre,
el cual confiará en el nombre de Jehová.
13 El resto de Israel
no hará injusticia
ni dirá mentira,
ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa,
porque ellos serán apacentados y reposarán,
y no habrá quien los atemorice.
14 »¡Canta, hija de Sión!
¡Da voces de júbilo, Israel!
¡Gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!
15 Jehová ha retirado su juicio contra ti;
ha echado fuera a tus enemigos.
Jehová es Rey de Israel en medio de ti;
no temerás ya ningún mal.
16 En aquel tiempo se dirá a Jerusalén:
“¡No temas, Sión,
que no se debiliten tus manos!”
17 Jehová está en medio de ti;
¡él es poderoso y te salvará!
Se gozará por ti con alegría,
callará de amor,
se regocijará por ti con cánticos.
18 »Como en día de fiesta
apartaré de ti la desgracia;
te libraré del oprobio que pesa sobre ti.
19 En aquel tiempo yo apremiaré
a todos tus opresores;
salvaré a la oveja que cojea
y recogeré a la descarriada.
Cambiaré su vergüenza en alabanza y renombre
en toda la tierra.
20 En aquel tiempo yo os traeré;
en aquel tiempo os reuniré,
y os daré renombre y fama
entre todos los pueblos de la tierra,
cuando levante vuestro cautiverio
ante vuestros propios ojos,
dice Jehová.»
1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, fue dirigida esta palabra de Jehová, por medio del profeta Hageo, a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote:
2 «Así ha hablado Jehová de los ejércitos: Este pueblo dice: “No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.”» 3 Entonces llegó esta palabra de Jehová por medio del profeta Hageo: 4 «¿Es acaso para vosotros tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas? 5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto. 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. 8 Subid al monte, traed madera y reedificad la Casa; yo me complaceré en ella y seré glorificado, ha dicho Jehová. 9 Buscáis mucho, pero halláis poco; lo que guardáis en casa yo lo disiparé con un soplo. ¿Por qué?, dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi Casa está desierta, mientras cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10 Por eso los cielos os han negado la lluvia, y la tierra retuvo sus frutos. 11 Yo llamé la sequía sobre esta tierra y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de sus manos.»
12 Entonces Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo oyeron la voz de Jehová, su Dios, y las palabras del profeta Hageo, tal como le había encargado Jehová, su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová. 13 Entonces Hageo, el enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: «Yo estoy con vosotros, dice Jehová.»
14 Así despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo. Ellos fueron y comenzaron a trabajar en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios. 15 Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío.
2 En el mes séptimo, a los veintiún días del mes, llegó esta palabra de Jehová por medio del profeta Hageo: 2 «Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y al resto del pueblo, y diles: 3 ¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su antiguo esplendor? ¿Cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada ante vuestros ojos? 4 Pues ahora, Zorobabel, anímate, dice Jehová; anímate tú también, sumo sacerdote Josué hijo de Josadac; cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad, porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. 5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. 6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; 7 haré temblar a todas las naciones; vendrá el Deseado de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. 8 Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. 9 La gloria de esta segunda Casa será mayor que la de la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.»
10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, llegó esta palabra de Jehová por medio del profeta Hageo: 11 «Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la Ley, y diles: 12 Si alguno lleva carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella toca el pan o la vianda, el vino o el aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada?» Los sacerdotes respondieron diciendo que no. 13 Entonces Hageo continuó: «Si uno que está impuro por haber tocado un cadáver, toca alguna cosa de éstas, ¿quedará ella inmunda?» Los sacerdotes respondieron: «Inmunda quedará.» 14 Hageo respondió: «Así es este pueblo y esta gente que está delante de mí, dice Jehová; asimismo es toda la obra de sus manos: todo lo que aquí ofrecen es inmundo. 15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. 16 Antes que sucedieran estas cosas, venían al montón de veinte efas, y sólo había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y sólo había veinte. 17 Os herí con un viento sofocante, con tizoncillo y con granizo en toda la obra de vuestras manos, pero no os convertisteis a mí, dice Jehová. 18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. 19 ¿No está aún el grano en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; pero desde este día, yo os bendeciré.»
20 Hageo recibió por segunda vez esta palabra de Jehová, a los veinticuatro días del mismo mes: 21 «Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo haré temblar los cielos y la tierra; 22 trastornaré el trono de los reinos y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y a los que en ellos suben; caballos y jinetes caerán bajo la espada de sus propios hermanos. 23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar, porque yo te he escogido, dice Jehová de los ejércitos.»
Exhortación a volverse a Jehová
1 En el octavo mes del año segundo de Darío, llegó esta palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías hijo de Iddo:
2 «Se enojó mucho Jehová contra vuestros padres. 3 Diles, pues:
»Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos,
y yo me volveré a vosotros,
dice Jehová de los ejércitos.
4 »No seáis como vuestros padres, a quienes los primeros profetas clamaron diciendo: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras”; pero ellos no atendieron ni me escucharon, dice Jehová.
5 »Vuestros padres, ¿dónde están?;
y los profetas, ¿acaso han de vivir para siempre?
6 En cambio, mis palabras y mis ordenanzas,
que yo mandé a mis siervos los profetas,
¿no alcanzaron a vuestros padres?
»Por eso ellos se volvieron y dijeron: “Como Jehová de los ejércitos había decidido tratarnos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así nos ha tratado.”»
La visión de los caballos
7 A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, llegó esta palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías hijo de Iddo: 8 Tuve una visión durante la noche: Vi a un hombre que cabalgaba sobre un caballo alazán y estaba entre los mirtos que había en la hondonada, y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. 9 Entonces pregunté:
—¿Quiénes son estos, señor mío?
Y el ángel que hablaba conmigo me respondió:
—Yo te enseñaré quiénes son estos.
10 Y el hombre que estaba entre los mirtos dijo:
—Éstos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra.
11 Entonces ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y le dijeron:
—Hemos recorrido la tierra, y hemos visto que toda la tierra está tranquila y en calma.
12 El ángel de Jehová exclamó:
—Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado enojado por espacio de setenta años?
13 Jehová dirigió palabras buenas, palabras de consuelo, al ángel que hablaba conmigo. 14 Entonces el ángel que hablaba conmigo me dijo: «Proclama: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
»”Celé con gran celo a Jerusalén y a Sión.
15 Pero siento gran ira contra las naciones despreocupadas,
pues cuando yo estaba un poco enojado,
ellas se aprovecharon para agravar el mal.
16 Por tanto, así ha dicho Jehová:
Me vuelvo a Jerusalén con misericordia;
en ella será edificada mi Casa,
dice Jehová de los ejércitos,
y la plomada será tendida sobre Jerusalén.”
17 »Proclama también:
»“Así dice Jehová de los ejércitos:
Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien;
aún consolará Jehová a Sión
y aún escogerá a Jerusalén.”»
Visión de los cuernos y los carpinteros
18 Después alcé mis ojos y miré; y vi cuatro cuernos. 19 Y pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿Qué son estos?
Me respondió:
—Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
20 Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros. 21 Pregunté:
—¿Qué vienen estos a hacer?
Él me respondió:
—Aquellos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; pero estos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.
Llamamiento a los cautivos
2 Alcé después mis ojos y tuve una visión. Vi a un hombre que tenía en su mano un cordel de medir. 2 Y le dije:
—¿A dónde vas?
Él me respondió:
—A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.
3 Mientras se iba aquel ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro 4 y le dijo: «Corre, háblale a este joven y dile:
»“A causa de la multitud de hombres y de ganado que habitará en medio de ella,
Jerusalén no tendrá muros.
5 Yo seré para ella, dice Jehová,
un muro de fuego a su alrededor,
y en medio de ella mostraré mi gloria.”
6 »¡Eh, eh!, huid de la tierra del norte, dice Jehová,
pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová.
7 ¡Eh, Sión,
tú que moras con la hija de Babilonia, escápate!»
8 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
«Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron,
porque el que os toca, toca a la niña de mi ojo.
9 Yo alzo mi mano sobre ellos,
y serán saqueados por sus propios siervos».
Así sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.
10 «Canta y alégrate, hija de Sión,
porque yo vengo a habitar en medio de ti,
ha dicho Jehová.
11 Muchas naciones se unirán a Jehová en aquel día,
y me serán por pueblo, y habitaré en medio de ti»,
y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.
12 Jehová poseerá a Judá, su heredad en la tierra santa,
y escogerá aún a Jerusalén.
13 ¡Que calle todo el mundo delante de Jehová,
porque él se ha levantado de su santa morada!
Visión del sumo sacerdote Josué
3 Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, mientras el Satán estaba a su mano derecha para acusarlo. 2 Entonces dijo Jehová al Satán: «¡Jehová te reprenda, Satán! ¡Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?» 3 Josué, que estaba cubierto de vestiduras viles, permanecía en pie delante del ángel. 4 Habló el ángel y ordenó a los que estaban delante de él: «Quitadle esas vestiduras viles.» Y a él dijo: «Mira que he quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala.» 5 Después dijo: «Pongan un turbante limpio sobre su cabeza.» Pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y lo vistieron de gala. Y el ángel de Jehová seguía en pie.
6 Después el ángel de Jehová amonestó a Josué diciéndole: 7 «Así dice Jehová de los ejércitos:
»Si andas por mis caminos y si guardas mi ordenanza,
entonces tú gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios,
y entre estos que aquí están te daré lugar.
8 Escucha pues, ahora, Josué, sumo sacerdote,
tú y tus amigos que se sientan delante de ti,
pues sois como una señal profética:
Yo traigo a mi siervo, el Renuevo.
9 Mirad la piedra que puse delante de Josué:
es única y tiene siete ojos.
Yo mismo grabaré su inscripción,
dice Jehová de los ejércitos,
y quitaré en un solo día el pecado de la tierra.
10 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
cada uno de vosotros convidará a su compañero,
debajo de su vid y debajo de su higuera.»
El candelabro de oro y los olivos
4 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó como a un hombre a quien se despierta de su sueño. 2 Y me preguntó:
—¿Qué ves?
Respondí:
—Veo un candelabro de oro macizo, con un depósito arriba, con sus siete lámparas y siete tubos para las lámparas que están encima de él. 3 Junto al candelabro hay dos olivos, el uno a la derecha del depósito y el otro a su izquierda.
4 Proseguí y pregunté a aquel ángel que hablaba conmigo:
—¿Qué es esto, señor mío?
5 Y el ángel que hablaba conmigo me respondió:
—¿No sabes qué es esto?
Le dije:
—No, señor mío.
6 Entonces siguió diciéndome:
«Ésta es palabra de Jehová para Zorobabel, y dice:
“No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi espíritu,
ha dicho Jehová de los ejércitos.
7 ¿Quién eres tú, gran monte?
Delante de Zorobabel serás reducido a llanura;
él sacará la primera piedra entre aclamaciones de:
¡Qué bella, qué bella es!”
8 »Después me fue dirigida esta palabra de Jehová:
9 »“Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta Casa,
y sus manos la acabarán.
Así conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.
10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces, se alegrarán
al ver la plomada en la mano de Zorobabel.”
»Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.»
11 Hablé una vez más y le pregunté:
—¿Qué significan estos dos olivos que están a la derecha y a la izquierda del candelabro?
12 Y aún le pregunté de nuevo:
—¿Qué significan las dos ramas de olivo que por los dos tubos de oro vierten su aceite dorado?
13 Él me respondió:
—¿No sabes qué es esto?
Yo dije:
—No, Señor mío.
14 Y él me respondió:
—Éstos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.
El rollo volador
5 De nuevo alcé mis ojos y tuve una visión: Vi un rollo que volaba. 2 Me preguntó:
—¿Qué ves?
Respondí:
—Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo y diez codos de ancho.
3 Entonces me dijo:
—Ésta es la maldición que se extiende sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (según está escrito en un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido.
4 »Yo la he enviado, dice Jehová de los ejércitos,
para que entre en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre;
permanecerá en medio de su casa y la consumirá
junto con sus maderas y sus piedras.
La mujer en el efa
5 Salió aquel ángel que hablaba conmigo, y me dijo:
—Alza ahora tus ojos y mira qué es esto que sale.
6 Pregunté:
—¿Qué es?
Él respondió:
—Éste es un efa que sale.
Además dijo:
—Ésta es la maldad de ellos en toda la tierra.
7 Entonces levantaron la tapa de plomo, y una mujer estaba sentada en medio de aquel efa. 8 Y él dijo:
—Ésta es la Maldad.
La arrojó dentro del efa y echó la masa de plomo en la boca del efa.
9 Alcé luego mis ojos y tuve una visión: Aparecieron dos mujeres que tenían alas como de cigüeña; el viento impulsaba sus alas, y alzaron el efa entre la tierra y los cielos.
10 Pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿A dónde llevan el efa?
11 Él me respondió:
—Le van a edificar una casa en tierra de Sinar; y cuando esté preparada, lo pondrán sobre su base.
Los cuatro carros
6 De nuevo alcé mis ojos y tuve una visión. Vi cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de bronce. 2 El primer carro iba tirado por caballos alazanes, el segundo carro por caballos negros, 3 el tercer carro por caballos blancos y el cuarto carro por caballos overos rucios rodados.
4 Pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo:
—Señor mío, ¿qué es esto?
5 El ángel me respondió:
—Éstos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra. 6 El carro con los caballos negros sale hacia la tierra del norte, los blancos salen tras ellos y los overos salen hacia la tierra del sur.
7 Los alazanes salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Les dijo:
—Id, recorred la tierra.
Y recorrieron la tierra.
8 Luego me llamó para decirme:
—Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi espíritu en la tierra del norte.
9 Me fue dirigida palabra de Jehová, que decía: 10 «Toma de los del cautiverio a Heldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia. Irás tú en aquel día y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías. 11 Tomarás, pues, plata y oro, harás coronas y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac. 12 Y le dirás: “Así ha hablado Jehová de los ejércitos:
»”Aquí está el varón cuyo nombre es el Renuevo;
él brotará de sus raíces y edificará el templo de Jehová.
13 Él edificará el templo de Jehová,
tendrá gloria, se sentará y dominará en su trono,
y el sacerdote se sentará a su lado;
y entre ambos habrá concordia y paz.
14 »”Las coronas servirán a Helem, a Tobías, a Jedaías y a Hen hijo de Sofonías, como memoria en el templo de Jehová.”»
15 Los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová. Así conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si escucháis obedientes la voz de Jehová, vuestro Dios.
El ayuno que Dios reprueba
7 Aconteció que en el año cuarto del rey Darío, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu, llegó palabra de Jehová a Zacarías. 2 En aquel tiempo el pueblo de Bet-el había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová, 3 y a preguntar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas: «¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia, como la hemos venido haciendo desde hace algunos años?»
4 Recibí, pues, esta palabra de Jehová de los ejércitos:
5 «Di a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes:
“Cuando ayunabais y llorabais en el quinto y en el séptimo mes
durante estos setenta años,
¿habéis ayunado para mí?
6 Y cuando comíais y bebíais,
¿no comíais y bebíais para vosotros mismos?”»
7 ¿Acaso no son éstas las palabras que proclamó Jehová por medio de los primeros profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y las ciudades de sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban también habitados?
La desobediencia, causa del cautiverio
8 Recibió también Zacarías esta palabra de Jehová:
9 «Así habló Jehová de los ejércitos:
Juzgad conforme a la verdad;
haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;
10 no oprimáis a la viuda,
al huérfano, al extranjero ni al pobre,
ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.»
11 Pero no quisieron escuchar, sino que volvieron la espalda y se taparon los oídos para no oír; 12 endurecieron su corazón como diamante, para no oír la Ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su espíritu, por medio de los primeros profetas.
Por tanto, Jehová de los ejércitos se enojó mucho. 13 «Y aconteció que, así como él clamó y no escucharon, también ellos clamaron y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos, 14 sino que los esparcí como con un torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuera ni viniera; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.»
Promesa de la restauración de Jerusalén
8 Recibí de Jehová de los ejércitos esta palabra:
2 «Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Celé a Sión con gran celo,
y con gran ira la celé.
3 »Así dice Jehová:
»Yo he restaurado a Sión
y habitaré en medio de Jerusalén.
Jerusalén se llamará ciudad de la Verdad,
y el monte de Jehová de los ejércitos, monte de Santidad.
4 »Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
»Aún han de morar ancianos y ancianas
en las calles de Jerusalén,
cada cual con un bastón en la mano
por lo avanzado de su edad.
5 Y las calles de la ciudad estarán llenas
de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.
6 »Así dice Jehová de los ejércitos:
»Si esto parece imposible
a los ojos del resto de este pueblo en aquellos días,
¿también será imposible para mí?,
dice Jehová de los ejércitos.
7 »Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
»Yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente
y de la tierra donde se pone el sol;
8 los traeré y habitarán en medio de Jerusalén.
Ellos serán mi pueblo,
y yo seré su Dios en verdad y en justicia.
9 »Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
»Cobrad ánimo, vosotros que oís en estos días
estas palabras de la boca de los profetas,
desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos,
para edificar el Templo.
10 Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre ni paga de bestia,
ni hubo paz para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo,
pues yo dejé que todos los hombres se enfrentaran unos con otros.
11 Mas ahora no haré con el resto de este pueblo
como en aquellos pasados días,
dice Jehová de los ejércitos.
12 Porque habrá simiente de paz:
la vid dará su fruto, la tierra, su producto, y los cielos, su rocío;
y haré que el resto de este pueblo posea todo esto.
13 Y así como fuisteis maldición entre las naciones,
casa de Judá y casa de Israel,
así os salvaré y seréis bendición.
¡No temáis! ¡Cobrad ánimo!
14 »Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí, 15 así en cambio he pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No temáis. 16 Éstas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. 17 Ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso, porque todas éstas son cosas que aborrezco, dice Jehová.»
18 Recibí esta palabra de Jehová de los ejércitos: 19 «Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Los ayunos del cuarto, el quinto, el séptimo, y el décimo mes, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en fiestas solemnes. Amad, pues, la verdad y la paz.
20 »Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
»Aún vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades.
21 Vendrán los habitantes de una ciudad a otra y dirán:
“¡Vamos a implorar el favor de Jehová
y a buscar a Jehová de los ejércitos!”
¡Yo también iré!
22 Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas
a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén
y a implorar el favor de Jehová.
23 »Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, y le dirán: “Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.”»
9 Profecía. Palabra de Jehová en la tierra de Hadrac y en Damasco: «A Jehová deben mirar los ojos de los hombres y todas las tribus de Israel. 2 También Hamat, que está en su frontera, y Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. 3 Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo y oro como lodo de las calles, 4 pero el Señor la empobrecerá, hundirá en el mar su poderío y será consumida por el fuego.
5 »Lo verá Ascalón y temerá; Gaza también, y se dolerá mucho; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida. Perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 Habitará en Asdod un extranjero, y pondré fin a la soberbia de los filisteos. 7 Quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes. Quedará también un resto para nuestro Dios; serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo. 8 Entonces montaré guardia alrededor de mi Casa, para que ninguno vaya ni venga. No pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora vigilo con mis propios ojos.»
9 ¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
pero humilde, cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna.
10 Él destruirá los carros de Efraín
y los caballos de Jerusalén;
los arcos de guerra serán quebrados,
y proclamará la paz a las naciones.
Su señorío será de mar a mar,
desde el río hasta los confines de la tierra.
11 Tú también, por la sangre de tu pacto, serás salva;
he sacado a tus presos
de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza,
prisioneros de la esperanza;
hoy también os anuncio
que os dará doble recompensa.
13 Porque he tensado para mí a Judá como un arco,
e hice a Efraín su flecha.
Lanzaré a tus hijos, Sión,
contra tus hijos, Grecia,
y te haré como espada de valiente.
14 Jehová será visto sobre ellos,
y su dardo saldrá como relámpago;
Jehová, el Señor, tocará la trompeta
y avanzará entre los torbellinos del sur.
15 Jehová de los ejércitos los amparará;
ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda.
Beberán y harán ruido
como si estuvieran bajo los efectos del vino;
se llenarán como tazón,
como los cuernos del altar.
16 Jehová, su Dios, los salvará en aquel día
como rebaño de su pueblo,
y como piedras de diadema
serán enaltecidos en su tierra.
17 Porque ¡cuánta es su bondad
y cuánta su hermosura!
El trigo alegrará a los jóvenes
y el vino a las doncellas.
10 Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía.
Jehová hará relámpagos,
y os dará lluvia abundante
y hierba verde en el campo a cada uno.
2 Porque los ídolos han dado vanos oráculos
y los adivinos han visto mentira,
predicen sueños vanos
y vano es su consuelo.
Por eso el pueblo vaga como un rebaño
y sufre porque no tiene pastor.
3 «Contra los pastores se ha encendido mi enojo,
y castigaré a los jefes.»
Pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño,
la casa de Judá,
y los pondrá como su caballo de honor en la guerra.
4 De él saldrá la piedra angular, de él la clavija,
de él el arco de guerra,
de él también todos los jefes.
5 Serán como valientes
que en la batalla pisotean al enemigo
en el lodo de las calles;
pelearán, porque Jehová estará con ellos,
y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
6 «Yo fortaleceré la casa de Judá
y guardaré la casa de José.
Los haré volver,
porque de ellos tendré piedad;
serán como si no los hubiera desechado,
porque yo soy Jehová, su Dios,
y los oiré.
7 Será Efraín como valiente
y se alegrará su corazón como con el vino;
sus hijos lo verán y también se alegrarán,
su corazón se gozará en Jehová.
8 »Yo los llamaré con un silbido y los reuniré,
porque los he redimido;
serán multiplicados
tanto como lo fueron antes.
9 Pero yo los esparciré entre los pueblos,
y aun en lejanos países se acordarán de mí;
vivirán con sus hijos y volverán.
10 Porque yo los traeré de la tierra de Egipto
y los recogeré de Asiria;
los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano,
y no les bastará.
11 La tribulación pasará por el mar:
él herirá en el mar las ondas
y se secarán todas las profundidades del río.
La soberbia de Asiria será derribada
y se perderá el cetro de Egipto.
12 Yo los fortaleceré en Jehová,
y caminarán en mi nombre,
dice Jehová.»
Copyright © 1995 by United Bible Societies